Las pandemias nos afectan a todos de la misma forma, ¿cierto? ¿No somos todos igual de vulnerables?
No exactamente.
Al mismo tiempo que los primeros casos de coronavirus aparecen en el estado, las autoridades de los servicios sociales y de salud en Colorado dicen que están buscando asegurar que los habitantes con ingresos más bajos y las personas de color no se vean afectadas desproporcionadamente y que la economía no sufra algún impacto potencial. Todavía no se sabe con certeza cuánto afectará el virus a los habitantes de Colorado.
Estudios nacionales e internacionales de pandemias anteriores revelaron desigualdades entre grupos raciales, étnicos y socioeconómicos en todos los aspectos, desde el nivel de exposición al patógeno, hasta los resultados de la atención médica que recibieron durante y después del tratamiento y la pérdida de ingresos y vulnerabilidad a los gastos por servicios médicos de emergencia. Un estudio realizado durante el brote del virus H1N1 en 2009 publicado por la Revista Estadounidense de Salud Pública (en inglés: American Journal of Public Health) documentó diferencias importantes en las tasas de complicaciones y hospitalizaciones entre personas negras, hispanas, indígenas y blancas en áreas tan diseminadas como Boston, Chicago y Oklahoma.
Por ejemplo, en los casos de H1N1 en Oklahoma, se hospitalizó al 55 por ciento de los pacientes negros, en comparación con el 37 por ciento de las personas indígenas y el 26 por ciento de las personas blancas. El estudio menciona las posibles razones de estas diferencias en los niveles de exposición y gravedad durante brotes, entre ellas: las diferencias raciales en los niveles de personas sin seguro médico, una mayor representación de personas con bajos ingresos y de color que usan el transporte público y viven en viviendas de mayor densidad y que a las personas de color les recetan medicamentes antivirales con menos frecuencia.
Colorado en general ocupa un buen lugar en las evaluaciones que los expertos hacen sobre qué tan bien están preparados los estados para emergencias de salud pública (hablaremos más sobre esto en breve). Pero experiencias anteriores para encarar desafíos de salud generalizados muestran que existirán ciertos lugares en el estado que sufrirán amenazas adicionales en su salud y vida diaria, dijo Glen Mays, presidente del Departamento de Sistemas, Administración y Políticas de Salud en la Facultad de Salud Pública de Colorado. Las comunidades con ingresos más bajos y menos recursos públicos, además de tasas más altas de personas sin seguro, o los inmigrantes de color que temen ponerse en contacto con las autoridades por temas de indocumentación, son dos de los ejemplos.
“Se reduce a que estas comunidades están menos protegidas, con menos recursos disponibles para evaluar e identificar una amenaza”, Mays dijo. “Cuando algo nuevo sucede, tienes que elegir entre opciones a diario. Básicamente, eso significa que alguien no recibirá atención”.
Tan solo el cierre potencial de las escuelas plantea problemas de equidad, reconoció el doctor en medicina Mark Wallace, director de salud pública en el Condado de Weld y presidente del consejo de las clínicas de salud Sunrise, acreditadas a nivel federal, en el norte de Colorado. Alrededor del mundo, por lo menos 300 millones de niños están faltando a la escuela actualmente debido a cierres por el coronavirus.
“Tenemos que tomar en cuenta que dejaremos a un montón de niños en la intemperie en donde no recibirán una educación, no tendrán comida y no tendrán acceso a los centros de salud escolares. El efecto dominó es muy rápido”, Wallace dijo.
Es posible que haya muchas consecuencias desiguales si se produce una pandemia en Colorado:
“Una cosa es clara: estamos muy lejos de alcanzar el objetivo de protección igualitaria para proteger a las personas durante brotes masivos de enfermedades, como quizás suceda con el coronavirus”, Mays dijo. “El lugar donde vives determina en gran parte lo protegido que estás contra eventos nocivos como el nuevo coronavirus”.
Además de su puesto en la Facultad de Salud Pública de Colorado, Mays dirige el Índice Nacional de Preparación para la Seguridad de la Salud, creado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en EE. UU. con el apoyo de la Fundación Robert Wood Johnson. El índice examina varias medidas que los estados implementan para prepararse contra amenazas a la salud pública; sus evaluaciones muestran cómo varían los estados entre sí y mejoran o empeoran con el paso del tiempo.
El índice toma en cuenta varios factores como el número de epidemiólogos por cada 10,000 personas, lo estrechas que son las conexiones entre las agencias de salud pública, instituciones y organizaciones no lucrativas y si todos los hospitales participan en una coalición formal de preparación en caso de emergencias.
Colorado muestra un buen desempeño con un total de 7.1 en comparación con el promedio nacional de 6.7. El sistema de salud pública de Colorado recibió elogios durante situaciones anteriores, como el brote de listeria transmitida por melones producidos localmente y que mató a docenas de personas en 2011. Nuestros vecinos en el oeste, incluidos Utah y Nebraska, también obtuvieron más puntos que el promedio nacional, Mays señaló.
Sin embargo, el mapa nacional destaca inequidades importantes que amenazan futuros brotes, Mays dijo. Los estados con las tasas más altas de pobreza, más personas de color y comunidades rurales más grandes reciben un resultado más bajo en el índice de preparación y podrían enfrentar mayores desafíos durante una pandemia. Alaska y Nevada obtuvieron los resultados más bajos en todo el país.
“Existen patrones geográficos bastante definidos en los datos que corresponden con algunos de los factores demográficos que impulsan la inequidad en el acceso a la atención médica y en el acceso a los resultados de salud en general”, Mays dijo. Por ejemplo, los resultados de la Encuesta de Acceso a la Salud en Colorado 2019 destacaron las continuas disparidades que hay entre los habitantes de Colorado en relación con la cobertura médica y su habilidad de cubrir gastos médicas, según el lugar donde viven, su grupo racial, nivel de ingresos, estatus migratorio y otras variables.
“Las fronteras estatales esconden muchas desigualdades a nivel local”, Mays agregó. Usemos como ejemplo el Valle de San Luis en el sudoeste de Colorado, Mays dijo, en donde habita un mayor porcentaje de personas hispanas y con ingresos y presupuestos gubernamentales locales más bajos. Una fuerza laboral de salud pública carente de suficientes empleados ya está trabajando para combatir la adicción y sobredosis por los opioides, el vapeo entre adolescentes y las elevadas tasas de suicidios, entre otros problemas urgentes.
Los casos del coronavirus causarán que esta fuerza laboral se vea aún más presionada, Mays cree: “Hay muchas necesidades a la vez”. Comunidades como algunas en el Valle de San Luis “suelen tener múltiples amenazas de salud que son crisis continuas”.
Y mientras que las áreas rurales de Colorado tienen buenos planes para enfrentar emergencias de salud, no siempre tienen el personal de salud pública necesario para ejecutar esos planes con la misma rapidez que las zonas urbanas, dijo Theresa Anselmo, directora ejecutiva de la Asociación de Colorado de Funcionarios Locales de Salud Pública. La falta de personal empeoró en los años cuando se recortaron los presupuestos de salud pública después de la profunda recesión de 2008.
Los líderes en el campo de la salud pública esperan tener pronto la autorización para llevar kits de prueba para detectar el coronavirus en lugares remotos u hogares particulares, Anselmo dijo. Pero en la oficina de un condado con uno a tres empleados en total, ¿quién podrá hacer eso cuando el virus llegue a su comunidad?
“No tienen capacidad [para enfrentar] un aumento repentino. No hay suficientes personas para hacer eso”, explicó.
Quienes se dedican a planear situaciones de salud pública pasan mucho tiempo hablando sobre cómo cualquier emergencia podría resultar en “una diferencia en la carga de la enfermedad en diversas comunidades”, dijo el doctor en medicina Bill Burman, director de Denver Public Health. “¿Cómo pueden mitigar eso nuestras actividades? La equidad es un aspecto central de nuestra planeación e implementación”.
Un ejemplo más reciente en Denver sucedió durante el brote de la hepatitis A que afectó desproporcionadamente a las personas sin hogar o que estaban buscando espacio en un refugio, Burman dijo. Un puñado de casos en Denver a finales de 2019 indicó que el brote temido por largo tiempo había llegado finalmente. La hepatitis A se puede transmitir entre una persona y otra si comparten alimentos y otros objetos contaminados; la falta de higiene aumenta el riesgo de transmisión. Un reporte publicado por el diario The Denver Post dijo que la hepatitis A “había arrasado con los refugios y campamentos al aire libre de las personas sin hogar en otras ciudades de EE. UU. desde 2017 y enfermado a cerca de 22,000 personas matando a 216, especialmente a personas que ya eran vulnerables debido al abuso de sustancias y la falta de atención médica”.
Denver Public Health y organizaciones no lucrativas aliadas desplegaron unidades móviles de salud para administrar vacunas gratis contra la hepatitis A en lugares donde se reunían personas vulnerables, desde parques en el centro hasta los asentamientos junto al río y refugios diurnos y nocturnos. “Fuimos con la vacuna a cualquier lugar en donde alguien nos dijo que sería un lugar razonable para encontrar personas en riesgo”, Burman dijo.
Los grupos dedicados a la salud pública también trabajan duro en las iniciativas de comunicación y la creación de mensajes personalizados. Por ejemplo, durante el brote de la hepatitis A, no fue necesario diseminar una advertencia entre el público en general y Denver Public Health comunicó principalmente su mensaje durante visitas médicas individuales, a través de organizaciones no lucrativas aliadas y de boca en boca.
Otra pregunta imponente es el futuro costo de cualquier vacuna contra el coronavirus, la cual se está desarrollando ahora y se espera que esté disponible en el próximo año. Los líderes locales de salud pública no pueden prometer todavía que todas o algunas de las vacunas contra el coronavirus serán gratis, Burman dijo, pero que sea gratis para todas las personas que la necesiten es por supuesto un objetivo. Los funcionarios estatales avanzaron esfuerzos la semana pasada para asegurar que los análisis para detectar el virus fueran gratis para pacientes con casos presuntos. Líderes a nivel nacional y estatal también hablaron sobre medidas nuevas para que todas las pruebas y el tratamiento fueran gratis para el paciente.
Los problemas que podríamos enfrentar si se cierran las escuelas, la gente no puede ir a trabajar, la falta de días pagos por enfermedad y los servicios sociales para las familias que tengan que quedarse en casa se tomarán todos en cuenta si el coronavirus afecta fuertemente a Denver, Burman agregó. “Nosotros como comunidad en general tenemos que pensar sobre las ramificaciones específicas de aislar [a personas] o cerrar instituciones”, dijo. “Muchos de los problemas de equidad aumentan ahí muy rápidamente y eso no es algo que nuestra oficina puede enfrentar por sí sola. Estamos empezando a hacer esas preguntas y contactar [a otros]”.
Weld County Health está trabajando con los superintendentes de las escuelas y muchos otros líderes públicos y de organizaciones no lucrativas para abordar las inquietudes sobre equidad, Wallace dijo.
“Las escuelas son extremadamente vitales para nuestra nuestras poblaciones más vulnerables; ahí es donde los niños comen todos los días”, dijo. “Mira al distrito escolar más grande en el condado, una cantidad importante de nuestros niños está recibiendo dos comidas al día, de lunes a viernes, en la escuela”.
Las organizaciones que luchan contra la inseguridad alimentaria en Colorado dicen que tambien se están reuniendo desde ahora y con frecuencia para ser proactivas si llegara a producirse un brote. Sin embargo, señalan que ya hay personas que no están recibiendo suficientes servicios antes de una nueva emergencia.
Lynne Telford de Care and Share Food Bank en Colorado Springs, el cual proporciona productos a 267 bancos de alimentos y sitios donde se sirven comidas en 31 condados en el sur de Colorado, dice que sus empleados acaban de empezar a pensar sobre su repuesta ante un brote.
“Somos muy buenos reaccionando y quizás implementemos cambios que limiten el contacto humano, como dejar la comida afuera de las puertas del banco de alimentos”. Pero Telford también es realista y dice que “actualmente, no estamos llevándole comida a todo el que la necesita”.
El Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. recomienda que las personas compren una reserva de dos semanas de agua y comida antes que se produzca una pandemia. Pero para las familias en Colorado que ya están enfrentando inseguridad alimentaria, eso quizás sea difícil o hasta imposible.
“La gente está empezando a darse cuenta de la realidad de la situación”, dijo Joel McClurg, gerente de políticas y comunicaciones para Colorado Blueprint for Hunger, un programa que aboga a favor de la seguridad alimentaria con el respaldo de la Fundación de Salud de Colorado. “La mayoría de las personas que reciben SNAP [Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, antes conocido como cupones para alimentos] trabajan en tiendas o la industria del servicio; si llegaran a surgir efectos, los afectarían primero a ellos si las tiendas y los restaurantes cierran temporalmente y a los trabajadores no les pagan”.
Otros trabajadores que podrían dejar de recibir un salario incluyen empleados de pequeñas empresas y a quienes les pagan por hora, como las personas que cuidan a niños y ayudan a enfermos/ancianos en sus hogares.
Wallace dijo que dos claves para establecer políticas y prácticas eficaces durante una situación de rápido cambio como el coronavirus son la flexibilidad al responder y que todas las partes incluyan a los grupos vulnerables y sus potenciales reacciones cuando tomen decisiones. La clínica principal de Sunrise en Evans, por ejemplo, está junto a uno de los refugios principales para personas sin hogar en el condado, al igual que al Centro Global para Refugiados. Los profesionales médicos pueden trabajar con el personal del refugio identificando mejores prácticas para contener la enfermedad y comunicando cambios a clientes vulnerables.
Una reacción automática quizás sea cerrar un refugio donde se identifique un caso, Wallace dijo. Pero eso puede crear más problemas que soluciones. Las personas sin acceso al refugio quizás se dupliquen o tripliquen en otros espacios más pequeños, lo opuesto a lo que debe hacerse durante una pandemia.
“Si hay alguien enfermo, ve ahí y ayúdalos a mitigar [la situación] sin dejar a nadie a afuera en el frío durante la noche”, Wallace dijo. “Requiere que todos contribuyamos más. Tenemos que sentirnos más cómodos trabajando en un espacio ambiguo”.
Eso incluye que los funcionarios del condado organicen pláticas preliminares con empresas grandes y pequeñas que emplean a trabajadores con salarios más bajos y que las insten a no dejar de pagarles a los trabajadores que falten por enfermedad. No parece haber ninguna ley estatal que proteja a los trabajadores en casos como esos, pero líderes cívicos pueden pedirles a los empleadores que tengan paciencia y compasión, Wallace sugirió.
Las decisiones durante emergencias de salud pública tienen que hacerse tomando en cuenta problemas sociales en general, Wallace dijo. Él cree que los líderes de salud en Colorado están haciendo eso bien.
Las decisiones que se tomen con el coronavirus “debe ser relevantes”, señaló. “Tenemos una obligación con los habitantes de nuestras comunidades de que sean relevantes y no solo tomar decisiones frías y decir: ‘la vivienda no es mi problema’. Sí lo es”.
Fran Kritz contribuyó a este artículo.