Francisca sabe bien cuáles son las imágenes negativas asociadas con su estigmatizado vecindario, Elyria-Swansea en el norte de Denver:
Francisca ya tiene bastantes preocupaciones personales. Su hija sufre de asma y tose fuerte cada vez que termina de jugar afuera. Sus hijos entran en su habitación por las noches y le preguntan si podrán pagar el creciente alquiler, en un vecindario en donde las compañías constructoras quieren transformar el popular adjetivo “contaminado” al adjetivo “popular”.
Sin embargo, junto con un grupo de mujeres decididas vestidas con camisetas iguales de color rosado durante un reciente evento comunitario, Francisca está profundamente apegada a las conexiones generacionales y a la peculiar y aislada ubicación geográfica de su vecindario. Las camisetas decían en español: “La vida es más sabrosa en Globeville y Elyria-Swansea” y Francisca, hablando mediante una traductora, la usa orgullosamente.
“No nos toman mucho en cuenta”, Francisca dijo de la manera como los políticos tratan a los dos vecindarios cuyos habitantes son principalmente hispanos. “Es una zona industrial; piensan que tienen el derecho” de tirar aquí los desechos, agregó.
“Nuestros hijos no se quieren ir de este vecindario”, dijo Francisca, quien trabaja limpiando casas y ha vivido en Swansea por 18 años. Ella prefiere que no usemos su apellido pues no está segura de si su activismo resultará en alguna represalia. “Piensan que no levantaremos nuestras voces, pero más personas están dispuestas [a hacerlo]. Poco a poco, nos están viendo”.
Activistas comunitarios han estado trabajando para amplificar las voces a favor de la equidad en salud en Globeville y Elyria-Swansea en el norte de Denver. En 2017, una serie de informes y artículos en la prensa declararon la zona como “el código postal más contaminado en Estados Unidos”.
La contaminación urbana puede ser un contribuyente clave para los malos resultados de salud en vecindarios con bajos ingresos. Por ejemplo, un análisis de datos de pruebas de sangre que The Colorado Trust llevó a cabo en 2016, mostró que las concentraciones más altas de niveles de plomo en la sangre en niños que viven en el área de Denver se encuentran en lugares como Globeville, Elyria-Swansea y Montbello.
Informes sobre la contaminación y la equidad en salud publicados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) describen una “amenaza triple” entre grupos socialmente marginados: primero, se sabe que las comunidades de color o con menores ingresos “sufren efectos negativos para su salud debido a determinantes sociales y del comportamiento (p. ej. estrés psicosocial, malnutrición y acceso inadecuado a la atención médica)”; segundo, estas comunidades están más expuestas a la contaminación de diversas autopistas; y, por último, estos dos factores pueden multiplicarse mutuamente para que “los grupos socialmente marginados sufran desproporcionadamente de efectos nocivos para su salud debido a la exposición a la contaminación del aire”.
Los activistas en Globeville y Elyria-Swansea (con frecuencia abreviado por los vecinos como “GES”) siguen frustrados por el avance inexorable de proyectos conflictivos como la expansión de la autopista interestatal “Central 70” que costará $1.2 billones.
Pero han logrado algunas victorias con la inclusión de voces comunitarias en el proceso de supervisión de los proyectos. Funcionarios han prometido reducir la contaminación y preservar viviendas asequibles en uno de los últimos vecindarios menos desarrollados en Denver. Los activistas han forjado alianzas estratégicas entre vecinos y grupos raciales para iniciar demandas contra los proyectos. Y aunque estas demandas no han triunfado todavía, siguen avanzando en las cortes.
Líderes locales también esperan usar su reforzada voz colectiva para obtener más poder político directo, para tener más influencia en los proyectos futuros.
“Hemos puesto a Globeville-Elyria-Swansea en el mapa”, dijo Candi CdeBaca, nacida y criada a tres cuadras de la autopista I-70 y quien ahora está postulándose como candidata para el Consejo de la Ciudad de Denver mientras lidera el grupo de oposición contra la reurbanización de I-70, un proyecto que los críticos llaman “la zanja”. “Hace cinco años, nadie sabía lo que eran estas comunidades, y hemos logrado atraer la atención nacional y global hacia estos problemas”.
Los activistas también señalan que la ciudad misma evaluó los problemas de salud en GES y crearon un plan sobre cómo mejorarlos. Quieren que los líderes del proyecto pongan más atención a la Evaluación del Impacto en la Salud (HIA, por sus siglas en inglés) que el Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de Denver (DDPHE, por sus siglas en inglés) llevó a cabo en el área en 2014.
La HIA mencionó que Elyria-Swansea cuenta con una población 84 por ciento hispana, y la de Globeville es 68 por ciento hispana, en comparación con 32 por ciento en Denver en general. Los ingresos promedio por hogar en Elyria-Swansea son de $44,700, y de $39,200 en Globeville, en comparación con el promedio de $73,100 en Denver.
La evaluación, diseñada para guiar la planificación de los vecindarios, dijo que los niños en esos vecindarios visitaron la sala de emergencias debido al asma en porcentajes mucho más altos que en otras comunidades de Denver. Encontró que más de la mitad de los adultos en el área tiene sobrepeso u obesidad, en proporciones mayores que el resto de Denver; que los adultos son solo activos físicamente alrededor de la mitad del tiempo que el resto [de los adultos] en Denver; y, que los estudiantes en las escuelas locales hicieron menos ejercicio que el recomendado. Además de muchas calles sin veredas y cruzamientos llenos de camiones, el área tiene uno de los porcentajes más bajos de arboladas entre los vecindarios de Denver, agregando a la falta de oportunidades fáciles para hacer ejercicio y respirar aire puro.
La evaluación también documentó específicamente las preocupaciones de los residentes de GES sobre las décadas de contaminación ambiental de las que escuchan constantemente, ya sea debido a metales pesados gracias a un siglo de fundir metales en Globeville o al esmog moderno de los automóviles.
“La calidad medioambiental es una gran preocupación” en el área, reconoció Gretchen Armijo, administradora del ambiente construido para el DDPHE. “Los efectos de la mala calidad medioambiental durante décadas han resultado en muchas preguntas sobre el bienestar mental” entre los habitantes de la zona, incluidas preocupaciones sobre sus hijos, Armijo dijo.
Las recomendaciones de la HIA incluyeron más sitios para evaluar la contaminación del aire; cambiar la ruta de los camiones; mejorar las banquetas, los carriles para bicicletas y el alumbrado; disminuir la contaminación acústica; y, conectar las calles cortadas en la descuidada red vial del área.
En lugar de eso, los vecinos creen, la ciudad y el estado han “forzado” una autopista dos veces más grande y proyectos de drenaje en sitios Superfund, dijo Drew Dutcher, un arquitecto que vive cerca de I-70.
“El gobierno tiene la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos”, dijo Dutcher, ex director de la Asociación del Vecindario de Elyria y Swansea. “‘Todo está bien’; ya escuchamos eso muchas veces”.
La reciente solicitud para variar el ruido permitido toda la noche y todo el día durante los años que dure la construcción en I-70 es un ejemplo de cómo se están ignorando la HIA y las necesidades del vecindario, dijo Nola Miguel, directora de la Coalición de Globeville y Elyria-Swansea. “Se hizo la HIA, y fue muy clara: la ciudad necesita proteger a sus residentes”, Miguel dijo.
La lista de proyectos y molestias continuas que los vecinos mencionan incluyen:
Líderes de DDPHE dicen que pueden ofrecen detalles sobre sus esfuerzos para evaluar y mitigar esos problemas.
Se están llevando a cabo pruebas continuas de la tierra en la construcción del National Western Complex y en los proyectos de drenaje pluvial, especialmente en el área de Globeville Landing Outfall que cubre basurales antiguos junto al río. Las pruebas no han encontrado arsénico ni plomo sobrantes de las plantas fundidoras de antaño, dijo Andrew Ross, gerente de programas ambientales para North Denver Cornerstone Collaborative. En su lugar, han encontrado pequeñas áreas con asbesto perteneciente a desechos de construcciones anteriores y están sacando más de lo necesario para estar seguros, Ross dijo.
Como parte de una medida más amplia para evaluar la contaminación en el área metropolitana de Denver, se está monitorizando más el aire en la Escuela Primaria Swansea Elementary y en otras escuelas, y los resultadas se darán a conocer públicamente.
CDOT y la ciudad están contribuyendo a un esfuerzo para mitigar el polvo y ruido en un poco menos de 300 hogares ubicados a una cuadra o menos de la destrucción del viaducto de I-70. El trabajo ya se inició o completó en la mayoría de los hogares. Los residentes están recibiendo ventanas nuevas contra tormentas, aires acondicionados para dejar cerradas las ventanas, auditorías y remodelaciones para mejorar su eficiencia eléctrica y más.
Brenda Lovato pertenece a ese grupo de residentes y, como vive a menos de una cuadra de la autopista expandida, sabe que necesitará toda la protección posible. Su casa de 100 años de antigüedad, preservada y remodelada, está ubicada junto a una señal de ‘Alto’ en donde camiones de diésel aceleran cada dos segundos. Se demolerán las casas al final de su cuadra para darle espacio a la I-70 más amplia. Cinco años de construcción, incluida la del “parque tapa”, pasarán rugiendo por sus nuevas ventanas.
Las mejoras han disminuido el ruido del tráfico y ayudado a reducir el polvo, dijo Lovato, de 61 años. Lo que nunca podrá reducirse completamente son sus propias preocupaciones sobre el ambiente. Ella ha vivido 37 años en el vecindario y su difunto esposo trabajó en uno de los proyectos de la EPA para descontaminar un sitio Superfund. Se encargaba de hacer pruebas de la tierra en patios traseros y jardines y de remover la tierra contaminada.
Su propia tierra estaba limpia, pero el cáncer es una plaga en la familia. Su esposo se crio en 43rd Avenue y Josephine Street, y en su familia de 14 integrantes, cuatro murieron de cáncer y se ha diagnosticado a tres más.
“Fue entonces que me di cuenta de que algo no estaba bien en esta comunidad”, dijo Lovato, quien sin embargo se ha resistido a las invitaciones de sus hijos para mudarse a los suburbios donde ellos viven.
Al mencionar una lista de varios esfuerzos de mitigación, los funcionarios de DDPHE dicen que quieren que los habitantes de GES sigan diciendo lo que piensan, y hasta que se quejen más. Ross dijo que más personas deberían llamar al 3-1-1 para dirigir las quejas sobre el ruido, el polvo y los olores hacia las agencias de la ciudad.
Creen que han escuchado las inquietudes, ido a reuniones en el vecindario en lugar de solo invitar a los habitantes a reuniones “oficiales” y trabajado con las compañías constructoras para prepararse y responder a las quejas.
“Ha existido una falta de confianza durante décadas, y hoy día estamos haciendo todo lo posible por restablecer esas conexiones y renovar la confianza con la gente que quiere trabajar con nosotros y progresar y crear una comunidad más sana”, Armijo dijo.
Groundwork Denver es una organización no lucrativa que ha estado tratando de disminuir la desconfianza en GES. La organización está diseminando los resultados de las pruebas del aire entre los vecinos, y además está ofreciendo apoyo e información para interpretar los resultados. Durante los últimos 11 años, Groundwork también ha trabajado con defensores comunitarios en GES para tomar posesión de espacios abiertos abandonados como nuevos espacios verdes oficiales para el vecindario.
A finales de este año, la ciudad debe inaugurar oficialmente el espacio zigzagueante que ocupa varias cuadras alrededor de 49th Avenue y Grant Street bajo el nombre de Platte Farm Open Space, dijo Cindy Chang, directora ejecutiva de Groundwork.
“La parte realmente fuerte de la comunidad es que han estado aquí por generaciones, saben su historia y están orgullosos de ella, orgullosos de ser de aquí”, Chang dijo de GES y de sus residentes. “Siempre han tenido su voz, pero la comunidad empezó a recibir atención en los últimos cinco años, para mejor o para peor, y esto les ha dado la oportunidad de hablar aún más fuerte y de que la gente les preste atención como nunca lo había hecho”.
En la disputa del proyecto más visible, la reconstrucción de I-70, un juez federal se negó a otorgarles a los oponentes una orden judicial temporal para detener la obra. Las demandas judiciales continúan, pero algunos defensores comunitarios están aumentando el énfasis en los problemas del desplazamiento involuntario y la gentrificación.
Las mejoras y los esfuerzos de mitigación que la ciudad y el estado publican no importarán nada si los alquileres, los precios de las viviendas y los impuestos de la propiedad suben tanto que pocos residentes actuales podrán quedarse y recibir los beneficios, los activistas dicen.
“Tiene un efecto emocional negativo en la salud cuando vemos que el vecindario está bajo construcción y lo vemos cambiando, y al final no necesariamente será para nosotros”, dijo Liliana Flores Amaro, una residente que se crio en el vecindario y que también forma parte del consejo comunitario para el proyecto del National Western Complex. “La gente se pregunta si podrá quedarse en el vecindario, y ya hemos sido testigos del desplazamiento involuntario”.
Francisca y otras madres activistas de GES usaron sus camisetas rosadas un día caluroso de verano para apoyar una iniciativa de $2 millones para la vivienda que reúne a CDOT, Brothers Redevelopment y la Colaborativa para la Vivienda Asequible de Globeville/Elyria-Swansea. Los fondos se usarán para reparar los hogares de quienes quieren quedarse pero no tienen suficiente dinero para hacer renovaciones, al igual que para comprar hogares directamente y ponerlos en un fondo fiduciario protegido para mantenerlos asequibles cuando se revendan. Los organizadores dicen que este tipo de esfuerzos son clave para que los residentes de años puedan quedarse, y también para apoyar a aquellos que se han mantenido conectados con el vecindario durante décadas.
“Esta es una semilla que resultará en un esfuerzo permanente para crear estabilidad frente a una histórica falta de inversión”, Miguel de la Coalición de GES le dijo a la multitud reunida.
Albus Brooks, integrante del Consejo de la Ciudad de Denver y cuyo Distrito 9 incluye a GES y al centro de la ciudad, vive a seis cuadras de I-70. Se subió al podio durante el anuncio de la iniciativa de vivienda y la alabó, prometiendo trabajar con la ciudad y otros grupos para aumentar los fondos.
Más tarde, durante una entrevista, Brooks dijo que la ruta original de I-70 que dividió a los vecindarios en la década de 1960 fue una gran insulto con efectos prolongados. Los impactos ambientales de la reconstrucción son “inquietantes”, dijo, pero es fundamental aprovechar los esfuerzos de mitigación de CDOT a través de programas como el requisito de capacitación y contratación local para trabajos en la construcción de la autopista.
Y para defender a la comunidad en el futuro, Brooks dijo, está alentando a los vecinos para que implementen un proceso de evaluación a nivel local que tenga la misma gobernanza sobre la zonificación que un plan del vecindario.
“Queremos que el vecindario lo facilite y que la ciudad lo apruebe”, Brooks dijo. Los activistas “no quieren verlo como un plan de la ciudad; quieren verlo como un verdadero plan del vecindario”, agregó. “Existen muchos problemas de desconfianza”.
CdeBaca alega que los políticos actuales como Brooks son parte de ese problema de desconfianza entre los vecinos. Los residentes suelen culpar a los problemas individuales como la gentrificación o la construcción de I-70 o a la contaminación histórica, explicó.
Sin embargo, “lo que hemos demostrado es que estos [problemas] son sistémicos y basados en políticas, y pienso que la gente antes no estaba consciente de ello”, CdeBaca dijo. “Cuando las personas pueden identificar la fuerza que tiene poder en sus vidas, es empoderante, y entonces pueden hacer algo para abordarla”.
Corrección: Una versión anterior de este artículo indicó por error a cuántas cuadras de distancia Brooks le dijo al autor que vive de I-70. Brooks dijo que vive a seis cuadras de distancia de la autopista, no a tres.