Una publicación de The Colorado Trust
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Patricia Garcia-Nelson en el área de juegos de Bella Romero Academy en Greeley, Colorado. Al fondo, se puede ver un sitio para la extracción de petróleo y gas. Fotografía de Valerie Mosley / enviada especial de The Colorado Trust

Medioambiente

Municipalidades en Colorado deciden encargarse de monitorear la calidad del aire

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En septiembre de 2020, menos de seis meses después de que Sandra Duggan y su esposo se mudaran a vivir a su casa en un nuevo suburbio de Erie, Colorado, notaron las construcciones de grandes paredes grises al borde de su vecindario. Esa fue una señal obvia de que una planta petrolera y gasífera se estaba instalando.

Occidental Petroleum había empezado a desarrollar una serie de zonas de perforación en un terreno justo afuera de los límites de Erie, a media milla de la casa de los Duggan. Usando una técnica llamada fracturación hidráulica (fracking, en inglés), perforadoras horizontales rompen las capas rocosas en el subsuelo profundo con agua de alta presión, arena y sustancias químicas para liberar el petróleo y gas internos.

En abril 2021, cuando la fase de perforación empezó, la casa de Duggan tembló y un leve zumbido torturante la mantuvo despierta por las noches. Los vecinos dijeron que estaban sufriendo más ataques de asma, tos, migrañas y niebla cerebral, todos síntomas de estar expuestos a emisiones que despiden las plantas de fracturación hidráulica.

Duggan y su esposo, Eric, se conocieron en Seattle, pero decidieron mudarse a Colorado para vivir más cerca de la familia de Eric que vive en Boulder. Sin dinero suficiente para pagar por los precios tan altos de la vivienda en esa ciudad, buscaron un lugar más lejos y se establecieron en Erie, a 30 minutos en automóvil hacia nordeste. Duggan admite que tanto ella como su esposo eran “penosamente ignorantes” de lo que implicaría su nuevo y más barato hogar.

Poblaciones como Erie pueden prohibir de hecho las plantas de petróleo y gas adentro de sus límites mediante leyes estrictas de zonificación, pero eso no evita que una compañía como Occidental se establezca en terrenos no incorporados del condado junto a zonas residenciales. Eso es lo que le pasó a los Duggan. Su vecindario está junto al Condado de Weld, el cual tiene regulaciones mucho menos estrictas para controlar el sector petrolero y gasífero comparado con el Condado de Boulder.

A nivel estatal, las regulaciones son igual de disparejas. En 2019, Colorado modificó una propuesta de ley para aumentar las reglas de distanciamiento de plantas perforadoras y de fracturación hidráulica cerca de zonas residenciales. La distancia cambió de 500 a pies a 2,000 pies, pero la nueva ley no afectó los pozos ya autorizados, una omisión importante ya que las compañías de petróleo y gas con frecuencia obtienen permisos años antes de su intención de perforar la tierra.

Después de pasar meses sin dormir y gastar miles de dólares en purificadores de aire para su hogar, Duggan se enteró de que los pozos al borde de su vecindario probablemente estarían activos por otros 20 años.

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Los Duggan son parte de un grupo de coloradenses sin dinero suficiente para vivir en áreas más adineradas, donde la industria petrolera y gasífera usualmente enfrenta más regulaciones. Este grupo de personas sufre desproporcionadamente de los impactos de las plantas petroleras y de gas y otras industrias pesadas. Debido al aumento en las preocupaciones de los residentes sobre el impacto en la salud pública de las plantas perforadora, en años recientes comunidades por toda la Ladera Frontal han instalado sus propios sistemas para monitorear la calidad del aire. El objetivo es entender mejor lo que hay en el aire que respiran e informar las regulaciones que protegen la salud pública.

Pero los sistemas individuales no son integrales, lo que resulta en datos fragmentados y, en muchos casos, poca o ninguna acción por parte de las agencias reguladoras del estado.

En el Condado de Weld, el centro de la industria petrolera y gasífera de Colorado con 18,000 pozos activos, los comisionados del condado implementaron un sistema para monitorear la calidad del aire en 2020. Sin embargo, el sistema no calcula dos compuestos orgánicos volátiles (sustancias químicas dañinas liberadas por varias fuentes internas y externas, desde el humo del cigarro hasta las emisiones de los vehículos y las plantas de petróleo y gas), metano y benceno, este último un conocido cancerígeno.

“No puedes controlar lo que no puedes calcular”, dijo Patricia Garcia-Nelson, quien vive en el Condado de Weld y trabaja como promotora con el grupo de justicia medioambiental Green Latinos. “Si no están calculando estos, entonces según la perspectiva del Condado de Weld, nuestro aire aparentará estar muy bien”.

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En 2005, una técnica modernizada para extraer petróleo y gas llamada fracturación hidráulica, o fracking en inglés, apareció en escena, energizando la industria petrolera y gasífera en Estados Unidos al liberar nuevas fuentes de combustibles fósiles. Más de 1.7 millones de pozos por todo el país se han fracturado, produciendo más de siete billones de barriles de petróleo y 600 trillones de pies cúbicos de gas natural. En ese período de tiempo, un creciente número de estudios científicos que documentan el impacto del fracking en la salud pública también se ha acumulado, una carga que afecta desproporcionadamente a las comunidades con ingresos más bajos y a las comunidades de color.

Comparado con la perforación tradicional, la cual solo se hace verticalmente, la fracturación hidráulica se relaciona con niveles más altos de exposición a sustancias contaminantes en el aire y con la mala calidad del agua, al igual que contaminación por ruido y luz. En abril de 2022, los Médicos a favor de la Responsabilidad Social, un grupo de médicos promotores de la salud, publicó un informe analizando los hallazgos de más de 2,000 estudios científicos e informes gubernamentales sobre el impacto de la fracturación hidráulica en la salud pública y el medioambiente. Según el informe, múltiples estudios corroborantes muestran porcentajes elevados de cardiopatías congénitas, leucemia infantil, asma y nacimientos prematuros en vecindarios cercanos a sitios donde se realiza la fracturación hidráulica.

Colorado es el quinto estado en el país con más producción petrolera, y casi el 90% se realiza en el Condado de Weld. Pero esas operaciones están entrando en conflicto cada vez más con los centros poblacionales en crecimiento de la Ladera Frontal, cuya calidad del aire ya es una de las peores en el país. La exploración petrolera y gasífera representa entre el 30 y 40% del ozono producido a nivel local, una sustancia contaminante dañina.

Sin regulaciones estatales y federales más estrictas, los gobiernos locales han decidido actuar por cuenta propia en años recientes, implementando suspensiones o prohibiciones directas de la fracturación hidráulica e instalando sistemas para monitorear la calidad del aire. El Consejo de Administradores en Erie votó en mayo de 2021 para que compañías privadas instalaran dos sistemas diferentes que monitorean el aire, con un costo de alrededor de $700,000, la cuarta jurisdicción en la Ladera Frontal en hacerlo, según David Frank, quien supervisa el programa de monitoreo del aire en Erie.

“Esto es un poco como respuesta a que nuestros residentes quieren más de lo que el estado ha logrado hacer hasta ahora”, Frank dijo. “Tenemos la hipótesis de que hay sustancias químicas posiblemente dañinas emitiéndose en el aire, pero esa es una hipótesis”, dijo. También agregó que el objetivo del programa es recolectar datos sobre lo que se está emitiendo y en qué concentraciones y con cuánta frecuencia, y luego tratar de identificar algunas de las fuentes contaminantes.

En los meses desde que el sistema para monitorear la calidad del aire en Erie empezó a reunir datos, ha habido alzas periódicas de benceno, butano y tolueno, al igual que metano, un contribuyente importante al calentamiento global. En junio de 2022, hubo una situación en la que los monitores detectaron alzas de 11,000 partes por millón de metano, una cantidad cinco veces mayor que los niveles atmosféricos normales.

Según Frank, los funcionarios necesitan más datos y análisis para saber qué está causando las alzas de metano en Erie, pero señaló que el metano es completamente no tóxico (es explosivo en concentraciones mucho más altas que las detectadas por los monitores). Más preocupante para Frank son las emisiones secundarias de compuestos orgánicos volátiles como el benceno, pero por ahora los resultados no indican ninguna violación definitiva de los estándares estatales para la calidad del aire.

Parte del problema es que ni los gobiernos locales ni el estado saben si las regulaciones actuales que rigen las emisiones son adecuadas para proteger la salud pública. Un objetivo importante del programa para monitorear el aire en Erie y de la división estatal para controlar la contaminación del aire es saber si las leyes son adecuadas, Frank dijo.

“¿Dónde se debe establecer el límite? No es una tarea fácil”, agregó.

Frank señaló que ciertamente hay una fuente de metano al sur o sudoeste de la estación que monitorea el aire en el Centro Comunitario de Erie, pero advirtió que no se debe asignar la culpa por el aumento de metano a una u otra industria o fuente, ya que la calidad del aire es una combinación complicada de varias industrias, emisiones de vehículos, topografía, clima y tiempo.

“Erie tiene como doscientos pozos petroleros activos adentro del pueblo, lo cual es lo que más les preocupa a los residentes, pero creo que las personas subestiman las estaciones de gasolina y un basural regional importante” como otros contribuyentes a la mala calidad del aire, Frank dijo. “Entonces, aunque el petróleo y gas hayan precipitado la necesidad de [establecer] el programa, creo que abarca más que eso”.

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Esto no es suficiente consuelo para Duggan y otros que viven cerca de los pozos petroleros y gasíferos. Duggan y otros residentes ahora pueden citar fácilmente la cantidad creciente de datos que documentan los impactos negativos de las actividades de perforación en la salud pública.

En 2021, la ciudad de Broomfield, a menos de 10 millas de Erie, encuestó a residentes que estaban viviendo cerca de 84 pozos petroleros y gasíferos en el norte/centro de Broomfield. La ciudad encontró que quienes contestaron la encuesta y vivían a menos de una milla de un sitio con fracturación hidráulica dijeron sufrir con mucha mayor frecuencia de síntomas de las vías respiratorias superiores y otros síntomas graves, como náuseas, vómitos y sangrado de la nariz, que quienes respondieron la encuesta y vivían a más de dos millas de los pozos. Quienes vivían a menos de dos millas de un sitio de fracturación también dijeron que sus hijos sufrían con mucha mayor frecuencia de síntomas de las vías respiratorias inferiores, gastrointestinales y graves que aquellas que vivían a más de dos millas.

Patricia Garcia-Nelson se identifica con esos hallazgos. En octubre de 2019, la perforación empezó en un sitio de fracturación hidráulica propiedad de Civitas Resources (antes conocida como Extraction Oil and Gas) a menos de 700 pies del área de juegos en la escuela de su hijo, Bella Romero Academy, una escuela donde los estudiantes son en su mayoría hispanos y cumplen requisitos para recibir almuerzos gratis y a precio reducido. (The Colorado Trust produjo un video en 2019 que en parte destacó la proximidad de Bella Romero Academy a los pozos petroleros y gasíferos.) Originalmente, el proyecto de fracturación hidráulica iba a estar ubicado atrás de otra escuela, Frontier Academy, una escuela charter que atiende principalmente a estudiantes blancos, pero padres enojados lucharon en su contra y el proyecto se abandonó.

“Las [características] demográficas eran literalmente negras y blancas”, dijo Garcia-Nelson, quien ha estado luchando contra el proyecto desde 2017.

En los meses posteriores al inicio de la perforación, los monitores estatales de la calidad del aire detectaron frecuentes niveles elevados de benceno y otras emisiones, al igual que un aumento de benceno de 14.72 partes por billón, superando la norma federal de impactos a corto plazo en la salud de 9 partes por billón. El estado determinó que el benceno probablemente vino de una planta de petróleo y gas, pero su investigación no logró determinar su fuente exacta.

La compañía de petróleo y gas insistió que no era la causa del aumento, pero muchos padres, Garcia-Nelson dijo, no confían en que sus hijos estén seguros. “Creen que a las personas no les importan nuestros hijos porque son mexicanos”, acusó.

Un informe posterior que encargó el grupo ambientalista 350 Colorado y realizó Barrett Engineering de Evergreen volvió a analizar los datos sobre la calidad del aire usando un límite más preciso de benceno establecido por California y basado en la salud. El informe encontró que los niveles de benceno en Bella Romero son 113 veces más altos que ese límite.

La comunidad de Garcia-Nelson no solo tiene concentraciones altas de plantas de fracturación hidráulica, sino que también carga con la contaminación acumulada de varias unidades industriales de engorde y una empacadora de carne, un caso clásico de racismo medioambiental, Garcia-Nelson agregó.

En 2021, el Departamento de Salud Pública y Medioambiente de Colorado (CDPHE, por sus siglas en inglés) dejó de monitorear la calidad del aire en Bella Romero después de decidir que no existía una amenaza continua contra la salud pública. A principios de este año, una clase de estudiantes de posgrado de la Universidad Estatal de Colorado ofreció reiniciar los esfuerzos de monitoreo en la escuela, una propuesta respaldada por la División para el Control de la Contaminación del Aire de CDPHE. Pero el Distrito Escolar #6 de Greeley-Evans rechazó la oferta porque el nuevo plan de monitoreo iba a usar diferente equipo.

“No estábamos seguros de si sería una comparación de manzanas con manazas de los datos que el CDPHE estaba usando”, dijo Theresa Myers, la directora de comunicaciones del distrito escolar.

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Garcia-Nelson lidera una batalla con frecuencia solitaria contra el sitio de fracturación hidráulica cerca de la escuela de su hijo. En una comunidad donde muchas personas trabajan en la industria petrolera y gasífera o viven en familias con estatus migratorio mixto, la mayoría evita hablar públicamente, cree ella.

Sin embargo, Garcia-Nelson es optimista sobre el progreso que ella y otros activistas han alcanzado. A principios de este año, se aprobó una nueva propuesta de ley que obliga a que el estado establezca un sistema de informes y monitoreo públicos de las emisiones tóxicas de instalaciones industriales, especialmente en comunidades afectadas desproporcionadamente, y luego desarrolle regulaciones para reducir esas emisiones.

Frank también cree que el estado está empezando a aumentar sus esfuerzos. “Lleva tiempo”, dijo. “Idealmente, nos encantaría que la responsabilidad de este trabajo no recaiga en las comunidades individuales”.

Historia relacionada: Activistas y funcionarios buscan obtener más evidencia sobre la calidad del aire en Pueblo

Traducido por Alejandra X. Castañeda

Sarah Tory

Periodista
Carbondale, Colo.

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