Una publicación de The Colorado Trust
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La Planta Generadora Comanche domina el horizonte en Pueblo, Colorado, desde muchas direcciones. Fotografías de Mike Sweeney / enviado especial de The Colorado Trust

Medioambiente

Activistas y funcionarios buscan obtener más evidencia sobre la calidad del aire en Pueblo

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Las chimeneas de 500 pies de altura que definen la Planta Generadora Comanche en el sudeste de Pueblo son testimonio del legado industrial de este pueblo metalúrgico.

Visibles por millas, las chimeneas verticales también son un fuerte recordatorio para las 112,000 personas que viven en la ciudad de lo poco que saben sobre la contaminación que produce la central eléctrica a carbón más grande de Colorado y si contribuye a problemas crónicos de salud.

Esta central de Xcel Energy, la cual está programada para cerrarse a más tardar en 2031, emite más sustancias contaminantes tóxicas que cualquier otra fuente en la ciudad y es la productora más grande en el estado de gases de efecto invernadero, lo cual aumenta la contaminación que daña el aire a lo largo de la Ladera Frontal.

Pueblo sufre de porcentajes más altos de enfermedades respiratorias y cáncer en comparación con las tasas medias en el resto del estado, especialmente en comunidades de color cerca de Comanche. En 2020, residentes de la ciudad visitaron la sala de emergencias debido a enfermedades pulmonares crónicas obstructivas y asma en porcentajes mucho mayores que la media del estado, según demuestran las estadísticas.

“¿Ves esas chimeneas?” preguntó la doctora Velma Campbell, una médica especializada en salud pública, en un reciente día cálido. Estaba parada junto a un cerco al sur de la central Comanche señalando las chimeneas con líneas grises, blancas y rojas. “Escucharás que es principalmente vapor lo que emiten, pero dentro de esa nube de humo hay cientos de miles de libras de sustancias contaminantes tóxicas.

“Nuestro aire es un basurero”.

La doctora Velma Campbell, fotografiada en Pueblo en julio de 2022.

Campbell mencionó el Inventario de Emisiones Tóxicas de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés), el cual muestra que la central Comanche emitió más de un millón de libras de sustancias químicas tóxicas en 2020. Estas emisiones hicieron que fuera responsable de alrededor de dos tercios de la contaminación química tóxica de la región, según muestran las estadísticas del inventario. Campbell, junto con personas como Jamie Valdez, organizador comunitario con Mothers Out Front, una organización nacional sin fines de lucro enfocada en la justicia social, racial y medioambiental, han estado trabajando durante décadas para convencer a los legisladores de que deben evaluar mejor la contaminación en Pueblo.

Al responder a la pregunta sobre cómo el retiro planeado de dos de los tres generadores en Comanche podría afectar las emisiones, Michelle Aguayo, un vocero de Xcel, mencionó un informe sobre sostenibilidad publicado en 2021. Cuando las unidades 1 y 2 dejen de funcionar en 2022 y 2025, respectivamente, se espera que las emisiones de dióxido de sulfuro se reduzcan por la mitad; óxidos de nitrógeno casi en un 70%; y, mercurio y partículas en suspensión alrededor de un 40%, en comparación con los niveles de 2021, según dice el informe. (La tercera y última unidad generadora en Comanche está programada para cerrarse en o antes de 2031.)

El vapor producido al quemar el carbón en la planta Comanche alimenta una enorme caldera en Evraz Rocky Mountain Steel, donde se forjó casi todo el hierro que construyó el oeste del país. Esta enorme fábrica de tuberías de 141 años de antigüedad está ubicada a cinco millas al noroeste de una central generadora y libera una variedad de sustancias contaminantes—muchas de ellas causantes de efectos adversos documentados en la salud—en vecindarios de Pueblo, incluidos Salt Creek y Bessemer, según muestran documentos presentados ante el gobierno federal. Las personas de color constituyen más de la mitad de la población que vive ahí, una cantidad dos veces mayor que la media estatal.

Informes de la EPA muestran que la fábrica emite varias sustancias químicas “que se sabe son carcinógenos humanos”. Otras entidades industriales contaminantes contribuyen a la mezcla tóxica invisible en el aire de la ciudad, incluida Goodrich Corporation—ahora parte de Collins Aerospace—una fábrica de equipo de transporte ubicada en el nordeste de la ciudad, según datos de la EPA.

De acuerdo con los permisos de la División para el Control de la Contaminación del Aire del Departamento de Salud Pública y Medioambiente de Colorado (CDPHE, por sus siglas en inglés), las compañías que operan la central eléctrica, la fábrica de tuberías y la fábrica de equipo para el transporte están obligadas a monitorear y reportar emisiones varias veces al año. Estos permisos establecen límites de ciertas sustancias que las instalaciones pueden emitir anualmente.

Este tipo de estadísticas que las compañías mismas reportan son poco confiables y no proporcionan una perspectiva completa de los impactos cumulativos, dijo Rebecca Curry, abogada política en Colorado de la organización medioambiental sin fines de lucro Earthjustice. Las emisiones se liberan por toneladas, lo cual dificulta distinguir cómo esa contaminación está afectando a los residentes, agregó.

Brechas históricas en los datos sobre lo que hay en el aire que respiran hace que personas por todo Colorado no puedan exigir que los funcionarios públicos y las compañías monitoreen y minimicen adecuadamente la contaminación. Las comunidades afectadas desproporcionadamente se ven excluidas de las conversaciones sobre cómo la contaminación afecta la salud de sus familias.

A pesar de tener fuentes documentadas de contaminación del aire por todo Pueblo, al igual que resultados desproporcionados de salud que en otros sitios se han vinculado con la contaminación del aire, realmente no se sabe cuál es la calidad del aire en Pueblo en estos momentos. Pero eso está por cambiar.

Cuantificando la justicia medioambiental

Los residentes de Pueblo están a la vanguardia de una colaboración emergente entre activistas, conservacionistas y una unidad estatal recientemente creada para cuantificar los lugares foco relacionados con la justicia medioambiental en diversas comunidades y las sustancias contaminantes tóxicas que las atormentan.

La colaboración representa un cambio dramático para regular las toxinas en al aire, de la regulación federal, la cual depende de datos que las compañías mismas reportan, a la regulación en el estado. Una serie de leyes nuevas firmadas por el gobernador Jared Polis desde 2020 obligan a los funcionarios estatales a recolectar estadísticas más específicas sobre las toxinas en el aire y desarrollar un sistema para regularlas.

“En los próximos seis años, veremos un gran aumento en el monitoreo de [sustancias] tóxicas en el aire en Colorado, donde hemos estado dependiendo de datos reportados por las instalaciones que no nos dicen [cuáles] son las concentraciones que cualquier persona está respirando en un momento dado”, Curry dijo.

“El gobierno federal estableció pautas de salud para las [sustancias] tóxicas en el aire y realmente no son aplicables”, Curry agregó. También dijo que una ley de 2022 que Polis firmó en junio, “establece claramente que el estado necesita actuar más estrictamente que la Agencia de Protección Medioambiental”.

Los representantes del estado harán eso al establecer límites aplicables de sustancias contaminantes individuales. Por lo menos seis monitores se instalarán por todo Colorado para detectar cerca de 62 sustancias tóxicas en el aire, según la ley. (Actualmente, existe un monitor de toxinas en todo el estado, en Grand Junction, donde toma muestras de 20 sustancias químicas.) El estado no ha decidido todavía exactamente dónde se instalarán los nuevos monitores.

El trabajo está sucediendo a la par con un esfuerzo de la presidencia de Biden para tomar en cuenta los impactos cumulativos de la contaminación con los cuales han cargado las comunidades de color con bajos ingresos debido a las consecuencias negativas de la revolución industrial en Estados Unidos.

Vivir cerca de una central eléctrica se “correlaciona con más resultados adversos de salud”, según dijeron investigadores en un informe publicado en julio en la revista PLOS ONE. Además, la exposición a sustancias tóxicas contaminantes liberadas por operaciones industriales “se distribuye desigualmente dependiendo de la clase [social] y el [grupo] racial”, según un estudio publicado en 2019 en GeoHealth.

En Colorado, el primer paso fue crear una herramienta de mapeo para identificar a las comunidades en riesgo de estar expuestas a altos niveles de contaminación. Los sistemas federales de identificación no incorporan información específica según el estado y sus residentes, dijo Joel Minor, gerente de programas para la justicia medioambiental en CDPHE. La base de datos recientemente implementada, conocida como EnviroScreen, muestra lo que muchas personas enfrentan en Pueblo día con día: mayores riesgos medioambientales para su salud que otros coloradenses.

Científicos ciudadanos

Datos incompletos para evaluar la cantidad de contaminación por el ozono y las partículas en suspensión hizo que la Asociación Americana del Pulmón no pudiera calificar la calidad del aire en el Condado de Pueblo en su informe de la Situación del Aire 2022. El informe encontró que “137 millones de estadounidenses están expuestos a niveles insanos de contaminación en el aire”.

Existe un monitor estatal en la ciudad, en la Escuela Primaria Fountain, alrededor de seis millas al norte de la planta Comanche, tres millas al nordeste de la fábrica de tuberías y a seis millas de las instalaciones de Goodrich. El monitor representa un molesto misterio para los funcionarios de salud: como solo identifica las partículas en suspensión en el aire en un solo lugar, el monitor frecuentemente muestra que Pueblo cuenta con uno de los aires más limpios en el estado. Pero el monitor no está detectando sustancias contaminantes tóxicas en el aire, ozono ni otras sustancias químicas que dañan la salud.

El monitor de la calidad del aire en la Escuela Primaria Fountain en Pueblo.

“Nos faltan grandes series de datos”, dijo Aaron Martinez, un gerente de programas con el Departamento de Salud Pública y Medioambiente de Pueblo e integrante del Consejo Asesor para la Justicia Medioambiental del estado. “Y tenemos cantidades más altas de asma y enfermedades pulmonares crónicas obstructivas que el resto del estado”.

“Hasta que tengamos monitores y datos, no tendremos suficiente información para desarrollar una hipótesis sobre lo que está contribuyendo a esto”, agregó. “Cuando examinas los números que tenemos, se ven bien”.

Los funcionarios estatales esperan empezar a obtener los datos que faltan en los próximos dos años, cuando instalen nuevos monitores que evaluarán las toxinas en el aire de Pueblo, especialmente en los vecindarios alrededor de la fábrica de Goodrich.

El esfuerzo es obligatorio bajo una ley de 2021 que requiere que la compañía, al igual que tres otras en el norte de Denver, instalen monitores en los cercos que las delimitan para calcular las emisiones de toxinas en el aire. Estos sistemas están diseñados para identificar posibles fugas o aumentos de sustancias químicas que podrían afectar a los residentes.

Una unidad sobre toxinas en el aire recientemente creada en CDPHE está comprando monitores móviles y trabajando con residentes para mapear dónde las camionetas de laboratorio tomarán muestras de aire.

“Podemos conducir en cualquier carretera pública; el aire no se queda solamente en perfectos círculos pequeños”, dijo Dan Bon, el supervisor de la unidad de detección de toxinas en el aire, durante una reunión virtual de la División para el Control de la Contaminación del Aire el 16 de agosto.

“Estamos planeando conducir fuera de esos círculos y movernos alrededor de toda el área”, Bon agregó, y dijo que 83 instalaciones con permisos para emitir toxinas se encuentran a menos de 10 millas de Goodrich. Las rutas se mapearán según las condiciones del viento y los límites de comunidades desproporcionadamente afectadas en EnviroScreen, dijo.

Bon reunió información de los integrantes de la comunidad como Campbell sobre los mejores lugares para circular con las camionetas, e instalar monitores nuevos, en comunidades alrededor de la fábrica de Goodrich y las instalaciones en el norte de Denver.

Sistemas de monitoreo terrestre se instalarán en tres sitios a menos de tres millas de la planta de Goodrich. Se espera que los datos recolectados a través de este esfuerzo estén disponibles en un lugar central que se desarrollará después de una serie de reuniones con integrantes de la comunidad, dijo Michael Ogletree, director de la División para el Control de la Contaminación del Aire.

Valdez, de Mothers Out Front, le dijo a Bon durante la reunión de agosto que la organización sin fines de lucro creó un equipo llamado “Aire Limpio en Pueblo” para desarrollar una red comunitaria de monitoreo y que “nos encantaría asociarnos con ustedes lo más posible”.

“Nuestro enfoque es llevar un mejor [sistema] para monitorear la calidad del aire en la comunidad de Pueblo, porque en este momento decir que nuestro monitoreo de la calidad del aire es inadecuado es quedarse corto; casi no existe”, dijo Valdez en una entrevista.

Jamie Valdez, fotografiado en Pueblo en julio de 2022.

El equipo planea solicitar un subsidio para comprar seis monitores iniciales, y aumentar el total a una docena. Algunos negocios y organizaciones sin fines de lucro ofrecieron sus edificios para instalar monitores y recolectar datos, Valdez dijo.

Valdez es integrante del Grupo de Trabajo para la Justicia Medioambiental del estado. Creado por otra ley en 2021, este grupo con 27 integrantes tiene la obligación de crear un plan a nivel estatal enfocado en abordar las “brechas de datos”.

Valdez y Campbell reconocen que, aunque no pueden comprobar definitivamente que las toxinas en el aire están causando problemas para la salud respiratoria, datos disponibles muestran una correlación entre los problemas para respirar y la contaminación de fuentes industriales.

“Crecí en el lado este [de Pueblo] y sufrí de asma en la infancia”, Valdez dijo durante una reciente conversación afuera de una cafetería en el centro de la ciudad. “El radio de impacto de la central Comanche es de 12 millas y los límites de la ciudad de Pueblo abarcan solo 11 millas”, dijo, citando datos del Grupo de Trabajo para el Aire Limpio, una organización nacional medioambiental sin fines de lucro.

Campbell asintió con la cabeza y le contestó a Valdez: “Sé que me doy cuenta de cuando estamos teniendo un día con mala [calidad] del aire, y sé que tú también”.

Historia relacionada: Municipalidades en Colorado deciden encargarse de monitorear la calidad del aire

Traducido por Alejandra X. Castañeda

Jennifer Oldham

Reportera
Denver, Colo.

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