Taylor Taylor (su nombre es igual a su apellido) vive en Thorton y no piensa que tiene germifobia. Pero cuando los primeros casos de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus (COVID-19, por sus siglas en inglés) se detectaron en Colorado hace casi dos semanas, la mujer de 27 años cambió significativamente sus prácticas de higiene personal. Empezó a llevar pañitos húmedos desinfectantes en su bolso; implementó una norma de “no abrazar, no tener contacto personal” con amigos que recientemente habían viajado dentro del país; y, ella y su esposo, Jimmy Taylor, cancelaron un viaje a Texas para la boda de un amigo.
“Estoy un poco preocupada con lo rápido que se está propaganda y las personas sin saber si la tienen”, Taylor dijo el jueves pasado sobre la enfermedad. Al momento de publicarse este artículo en inglés el número de casos de COVID-19 confirmados era más de 200 personas en Colorado, más de 5,880 en Estados Unidos y más 201,000 en todo el mundo.
Los temores de Taylor, y las precauciones resultantes que está tomando, se deben, en parte, al que tiene 18 semanas de embarazo.
Taylor es una de las miles de habitantes embarazadas en Colorado durante la pandemia de la COVID-19, una situación que puede añadir más inquietudes al temor colectivo que todos estamos sintiendo en estos momentos: ¿corren más riesgos de enfermarse con el virus las mujeres embarazadas? Si una mujer contrae el virus durante el embarazo, ¿corre riesgos de salud el bebé dentro del útero? ¿Hay peligro de dar a luz en un hospital donde quizás haya pacientes enfermos con CODVID-19? ¿Cuáles son las alternativas?
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), la respuesta a esas dos preguntas es un frustrante “no sabemos”.
Porque la COVID-19 todavía se está estudiando, no se sabe actualmente si las mujeres embarazadas corren un mayor riesgo de enfermarse que el público en general; tampoco se sabe si es más probable que se enfermen gravemente debido al virus. Aunque los CDC no mencionan a las mujeres embarazadas en la lista de personas con alto riesgo de contraer el virus, existen razones para creer que son más susceptibles que la gente en general.
“Las mujeres embarazadas pasan por cambios corporales que podrían aumentar su riesgo de contraer ciertas infecciones”, explica una página web de los CDC sobre el embarazo y la COVID-19. “Con virus de la misma familia que COVID-19 y otras infecciones respiratorias virales, como la influenza, las mujeres corren un riesgo mayor de desarrollar una enfermedad grave”.
Tampoco se sabe si podría causar problemas durante el embarazo que una madre tenga COVID-19 o afectar la salud del bebé después del parto. Por ahora, ningún bebé nacido de una mujer con COVID-19 ha tenido resultados positivos después de hacerle la prueba del virus, según los CDC. Pero la agencia advierte que esta información proviene de una pequeña cantidad de casos y no se sabe todavía si las mujeres pueden transferir el virus al bebé ya sea durante el embarazo o parto.
Entonces, ¿qué deben hacer mientras tanto las mujeres embarazadas en Colorado? Por ahora, los CDC recomiendan que las mujeres embarazadas tomen las mismas precauciones que el público en general: lavarse las manos frecuentemente con jabón durante por lo menos 20 segundos; evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca con las manos no lavadas; evitar el contacto cercano con gente enferma; y, mantenerse alejadas de otras personas mientras más comunidades enfrentan la propagación local del virus.
Erin Cuzzoni, de 28 años, vive en Westminster y está embarazada con casi 27 semanas con su primer hijo. El jueves pasado, tenía boletos para un concierto de Post Malone en Pepsi Center. [Nota del editor: anteriormente informamos sobre la controversia relacionada con este concierto que se realizó a pesar de temores sobre la transmisión comunitaria del virus y el riesgo para quienes trabajan en Pepsi Center.] Pero después de imaginarse estando con “toda la gente” y pasando por seguridad en donde tocarían su bolsa y las de todos los demás, Cuzzoni decidió que “probablemente lo mejor era no ir”. (Al día siguiente, el gobernador Jared Polis anunció una prohibición de eventos donde se reunieran 250 personas o más; y, el lunes, la Casa Blanca recomendó que la gente en EE. UU. evitara reunirse en grupos de 10 personas o más.)
Más allá de las decisiones individuales e instrucciones del gobierno, los hospitales y centros locales están implementando nuevas normas para tratar de proteger a todos sus pacientes, incluidas las mujeres embarazadas.
Por ejemplo, según nuevos protocolos implementados en Rose Medical Center en Denver, se evalúa a todos los visitantes antes que entren en el hospital, dijo el viernes Julie Hogan, subvicepresidenta de mercadeo en Rose. Esta evaluación se realiza en dos filas separadas: una para madres embarazadas y sus acompañantes; una para los pacientes que van a tener cirugía; y, una para pacientes que se piensa tienen COVID-19 además de cualquier otra persona que esté visitando el hospital. Si alguien obtiene un resultado positivo, por ejemplo, si tiene catarro o tos, o recientemente viajó a un área con una alta cantidad de casos de COVID-19, entonces se decide si es apropiado dejar que la persona entre en el hospital, Hogan dijo.
“Si es un paciente y el paciente necesita atención médica, obviamente atenderemos al paciente”, Hogan explicó. “Pero, de nuevo, estamos tratando de limitar la entrada innecesaria [de personas]”.
Después de la evaluación, se dirige a las mujeres embarazadas y sus acompañantes al departamento de obstetricia, el cual tiene su propia unidad aparte a la que solo se puede entrar después de pasar por seguridad, Hogan dijo. También mencionó que, durante el parto, solo dos invitados pueden estar en la sala de partos a la vez. El hospital, donde nacen cerca de 75 bebés por semana, suspendió las reuniones del grupo de apoyo para el amamantamiento y las visitas guiadas en persona; cambió las clases para padres primerizos y ahora las ofrece por internet; y, eliminó las salas de espera compartidas y otras áreas para reunirse, como las cafeterías.
“O estás en la habitación de un paciente o no estás en el edificio”, Hogan dijo. Rose Medical Center forma parte de HealthONE, un sistema de hospitales y proveedores en el área metropolitana de Denver; todos los hospitales en su red están sujetos a estos protocolos y restricciones, según dijo Stephanie Sullivan, una vocera de HealthONE.
UCHealth, la cual administra hospitales y clínicas en Colorado, Wyoming y Nebraska, también está limitando las visitas en todas las áreas del hospital, como las salas de trabajo de parto y parto. “Por su seguridad y la seguridad de otros, los padres nuevos solo pueden tener dos visitas al mismo tiempo”, una vocera de UCHealth dijo por correo electrónico el viernes. El domingo, 15 de marzo, actualizaron sus normas para permitir solamente un visitante cada 24 horas.
Good Samaritan Medical Center, un hospital del sistema SCL Health ubicado en Lafayette, también parece estar tomando medidas preventivas.
“Había mucho gel antiséptico [y] pañitos húmedos disponibles”, Taylor dijo hablando sobre una visita que hizo a principios de marzo. También dijo que durante esa visita tuvo que contestar varios cuestionarios sobre viajes que tomó en el pasado, si había estado en contacto con personas que habían viajado a áreas de alto riesgo y si había tenido algún síntoma. Ver que se implementen estas medidas “me hace sentir bien que estén tratando de hacer lo más posible para prevenir [la infección], en lo razonable”, dijo.
Sin embargo, a pesar de estas precauciones que hospitales en el área metropolitana están tomando, algunas mujeres embarazadas en Colorado están pensando en usar otros lugares para dar a luz. Sienten que quizás sean más seguros.
El jueves, Candace McCollett, una asistente administrativa en Beginnings Birth Center en Colorado Springs, dijo que recibió varias llamadas de mujeres interesadas en transferir sus cuidados de un hospital al centro de partos debido a temores relacionados con el virus.
Renee Clark, MSN, CNM, enfermera partera y directora de un nuevo programa para estudiantes de posgrado en The Birth Center of Boulder, dijo que el jueves una paciente expresó tener miedo de ir a un hospital para recibir una ecografía de rutina. Su temor se debía a que el área donde debía registrarse para la ecografía estaba ubicada cerca de la sala de emergencias y sentía que quizás estaría cerca de pacientes potencialmente enfermos de COVID-19.
“Estamos recordándoles a nuestros clientes que ahora tenemos un espacio mucho más contenido para que tengan a sus bebés”, dijo Miki Tynan, cofundadora de Hygge Birth and Baby, un centro de partos ubicado en Denver. “Realmente solo tenemos bebés dentro del centro y [pacientes] que reciben atención prenatal, en comparación con un hospital en donde quizás se expongan a las salas de emergencias o a otras áreas”.
El 18 de marzo al mediodía, Hygge Birth and Baby estaba evaluando a todos sus clientes y visitantes para ver si tenían síntomas de COVID-19 y tomando su temperatura. Tynan dijo que el acceso solo está disponible para empleados esenciales y pacientes, “con todos obviamente conscientes de observar cualquier tipo de señales de advertencia que pudieran mostrar”, agregó. El centro también canceló algunas clases y ahora pide que las personas se anoten antes a sus clases de apoyo con el amamantamiento para que se pueda evaluar a las participantes antes del curso.
Tynan dijo que ciertamente han recibido más interés de gente que quiere cambiarse de un hospital a un centro de partos. De hecho, durante una entrevista telefónica al mediodía, Tynan dijo que solo en los últimos 20 minutos, dos pacientes habían transferido sus cuidados de un hospital a Hygge.
Jennifer Dossett, una partera independiente certificada en Colorado que ofrece servicios en el hogar, dijo el 12 de marzo que todavía no había recibido llamadas de madres embarazadas interesadas en transferir sus cuidados de un hospital a un parto en el hogar. Sin embargo, dijo que no le sorprendería que el interés aumentara en las próximas semanas, dependiendo de cuánto se contenga el virus.
En estos momentos, Taylor, cuya fecha de parto está programada en agosto, sigue planeando tener a su bebé en Good Samaritan Medical Center. Pero reconoce que “eso podría cambiar” si el número de casos sigue aumentando.
Stephanie Palmer LeBlanc vive en Lafayette y tiene 17 semanas de embarazo. Planea dar a luz en Avista Adventist Hospital de Centura Health en Louisville y no ha pensado mucho en cambiarse a un centro independiente de partos. “Si es algo de lo que tengo que preocuparme, me parece que en una fecha más adelante es lo prudente ya que las cosas están cambiando muy rápidamente”, dijo.
Pero LeBlanc, de 33 años y médica asociada en Pediatrics West, una clínica de atención general en Wheat Ridge, describió a una familia que vino a su oficina el 14 de marzo con un recién nacido: “Dijeron sentir algo de ansiedad estando en un hospital mientras tantas citas se cancelaban, para que la gente dejara de ir al hospital” debido al riesgo por el coronavirus, LeBlanc dijo. Agregó que otras familias dijeron sentir lo mismo.
El viernes, Hogan dijo que no sabía de ningún paciente que hubiera pedido cambiarse del hospital a un centro independiente de partos debido al virus. “Creemos que un hospital es el lugar más seguro para tener un bebé y la mamá estará atendida”, dijo. “Cualquier decisión sobre el transporte de cualquier paciente, esa es la decisión del médico y se [hace] según cada paciente”.
McCollett mencionó que una paciente de Beginnings Birth Center eligió cambiarse del centro de partos al hospital porque sintió que el hospital estará mejor preparado para cuidar a su bebé si este llegase a contraer el coronavirus.
Clark dijo que las parteras en Birth Center of Boulder y en Boulder Community Hospital tienen planes de reunirse para hablar sobre lo que podría suceder en las próximas semanas y desarrollar métodos compartidos para cuidar a mujeres embarazadas temerosas de ir tanto a hospitales como a centros de parto debido al brote.
Sin embargo, quizás no haya suficientes parteras para cubrir el aumento en la demanda de centros de partos o partos en el hogar. Obstáculos financieros y otras barreras limitan la disponibilidad de estas opciones, especialmente para familias con Medicaid. Múltiples centros de partería en el área metropolitana de Denver cerraron este último año.
Además de los temores evidentes de salud, COVID-19 está creando más estrés entre las familias de Colorado que esperan el nacimiento de un hijo.
“Estoy tratando mucho de no entrar en pánico, pero está empezando a ponerse un poco enloquecedor”, Erin Kirk, quien vive en Aurora, dijo el jueves pasado. Kirk, de 32 años, está embarazada de 33 semanas con su primer hijo. “Estoy teniendo dificultades sintiéndome preparada para tener al bebé, a la vez que me trato de preparar para esta situación pandémica. Es mucho con qué lidiar al mismo tiempo”.
El esposo de Kirk, Casey Kirk, administra Lowry Beer Garden en Denver y a ella le preocupa que el virus afecte el negocio. “Definitivamente no es el mejor momento para perder dinero”, dijo. “Eso también es estresante”.
Estresada es como LeBlanc se siente en general por el virus.
“El sentimiento de lo desconocido cuando estás embarazada ya produce un poco de ansiedad”, dijo. “¿Estará sano mi bebé? ¿Será el parto como quiero que sea? Y si le agregas ansiedad a eso, si me enfermo, ¿qué tan enferma estaré?
“Afecta mi embarazo en un momento en el que todos estamos sintiendo este tipo de ansiedad comunitaria. Es difícil. No es divertido”.
Para combatir el estrés, les pidió a sus seres queridos que dejaran de mandarle artículos por mensaje de texto. En lugar de eso, ahora solo lee contenido como el que aparece en el sitio web de los CDC.
“Es tan aburrido y seco”, dijo. “Pero también se basa en los hechos”.