Como muchas adolescentes, cuando Françoise Mbabazi era una niña pequeña en Uganda, sufría de acné. A los 14 años, la hermana de Mbabazi la llevó a ver a un dermatólogo y le dieron una crema llamada Pimplex. Se ponía la crema suave y blanca sobre el acné y, al poco tiempo, empezó a notar que la crema estaba aclarando ligeramente su piel.
Esta fue la primera vez que Mbabazi se vio expuesta al mundo del blanqueamiento de la piel. Pronto se dio cuenta de que esta práctica era increíblemente común entre las niñas jóvenes en su pueblo natal, quienes llevaban consigo pequeños tubos de cremas como Pimplex para ponerse en la cara. La gente también compraba concocciones mezcladas por mujeres locales para aclararse la piel, muchas de las cuales contenían productos blanqueadores, Mbabazi dijo.
“Se las ponían en su cara y se mantenían bajo la sobra de sus cobertizos o en su casa por los próximos tres días y, cuando salían, se pelaban esta capa y podías ver a través de su piel”, recuerda.
El blanqueamiento de la piel, o un tratamiento cosmético para reducir la melanina en la piel, se practica ampliamente por todo el mundo. Hay miles de productos, desde cremas blanqueadoras y esteroides, hasta pomadas naturales, que la gente usa para que su piel sea más blanca.
Sin embargo, estos tratamientos conllevan riesgos importantes, incluida una mayor posibilidad de desarrollar cáncer de piel, infecciones, acné, mala cicatrización de heridas y reacciones alérgicas. Muchos de estos productos cosméticos también contienen niveles peligrosos de mercurio, según un informe de la Organización Mundial de la Salud.
Este es un gran problema para las personas negras y marrones, dijo Mbabazi, quien también trabaja como organizadora comunitaria principal en The Colorado Trust. Esto es lo que la impulsó el año pasado a establecer MySkinGlobal, una organización no lucrativa basada en Denver que se dedica a cambiar la conversación sobre el color de la piel. Al asociarse con otras activistas, escuelas y compañías de belleza, Mbabazi tiene como objetivo establecer a MySkinGlobal como la organización defensora principal de la salud de la piel y disminuir la cantidad de jóvenes que se blanquean la piel en todo el mundo.
“No tiene que ver con avergonzar a la gente que está usando estos productos; realmente tiene que ver con normalizar esta conversación”, Mbabazi dijo. “Tiene que ver con hablar sobre quiénes somos como personas, hablar sobre el valor de la piel más obscura, establecer valores apropiados para las futuras generaciones al estudiar sobre la piel en la que existimos”.
La práctica de blanquearse la piel ha existido desde alrededor del año 200 A.C. Según un escrito sobre la historia y los orígenes del blanqueamiento de la piel publicado en 2021 en la revista Dermatology, los antiguos egipcios, romanos y griegos solían usar miel con aceite de oliva para aclararse la piel. Las sociedades chinas antiguas usaban gis y polvo de arroz para blanquearse la cara. Muchas poblaciones también se ponían mascarillas con plomo, una práctica que continuó hasta la Edad Media y el período del Renacimiento en Europa y que con frecuencia causaba desfiguración y envenenamiento con plomo. Durante los años 1800, las personas mascaban obleas con arsénico durante todo el día para aclararse la piel y eliminar cualquier peca, espinilla y otras marcas faciales.
“Blanquearse la piel no es un solo fenómeno con un único origen”, dijo Nina Jablonski, PhC, PhD, antropóloga en la Universidad de Penn State que estudia la evolución del color de la piel en los seres humanos.
Por ejemplo, en las sociedades agrícolas tradicionales de Europa y Asia, existía una preferencia por las personas de piel más clara: “A las personas se las admiraba si no tenían piel bronceada, porque [se asumía que] debían ser más pudientes porque no tenían que trabajar en los campos”, Jablonski dijo. La piel más blanca en India se asocia con el sistema de castas y la creencia de que las personas con pieles más claras tienen mejores cualidades morales y están más cerca de la santidad.
El colonialismo y la trata transatlántica de esclavos también desempeñó un papel significativo en el blanqueamiento de la piel en lugares como India, África subsahariana y Estados Unidos. Durante la época de la esclavitud en EE. UU., “la piel clara se empezó a asociar, entre los afroamericanos con privilegio, con la posibilidad de liberarse del látigo de los amos en los campos, liberarse del duro trabajo rompehuesos”, Jablonski dijo.
En la actualidad, la industria para blanquear la piel es multibillonaria con bases de consumidores especialmente numerosas en Asia y África. Se calcula que hasta el 75 por ciento de la mujeres en Nigeria, el 60 por ciento de las mujeres en Senegal y el 50 por ciento de las mujeres en Mali usan cremas blanqueadoras regularmente. Además, alrededor del 40 por ciento de los coreanos del sur usan sustancias para aclararse la piel y, en India, la mitad de todo el dinero que se gasta en la industria para el cuidado de la piel se gasta en productos blanqueantes. Aunque no es tan prevalente en EE. UU., el blanqueamiento de la piel es increíblemente común en las comunidades negras y marrones, Jablonski dijo. Sin embargo, no hay suficientes estudios sobre la propagación de esta práctica en EE. UU.
Como resultado, se calcula que la industria tuvo un valor de $8.6 billones en 2020, y se pronostica que llegará a los $12.3 billones en 2027, según una compañía dedicada a estudios de mercado.
“Todavía existe esta impresión persistente, histórica y cultural de que la piel clara es preferible, y se ha visto fuertemente reafirmada por la publicidad moderna”, Jablonski dijo.
Mbabazi ha visto la influencia de la industria dedicada al blanqueamiento de la piel en gente joven e impresionable. Recuerda una vez cuando su hermana dijo que no era bella porque tenía piel negra y oscura, en comparación con Mbabazi, quien tiene la piel más clara.
“No hay razón para que vaya a la escuela, nunca lograré conseguir un trabajo que yo elija, nunca me casaré con un hombre de mis sueños,” recuerda Mbabazi que su hermana exclamó. “Nadie querrá casarse conmigo jamás porque soy negra”.
Para combatir este prejuicio, Mbabazi y los integrantes de MySkinGlobal están creando un plan de estudios para las escuelas donde se habla sobre la piel, el colorismo, la presión de los compañeros y la autoestima. Esto tiene particular relevancia entre los adolescentes que están en proceso de descubrir quiénes son y cómo quieren presentarse ante la sociedad actual, Jablonski dijo.
“Es tan importante que a la gente joven en escuelas medias y preparatorias les digan que son bellas, [con] su belleza original, su color de piel original, su cabello original. Son bellas como son”, Jablonski señaló.
Christina Jones, quien es integrante de MySkinGlobal y trabaja para las Escuelas Públicas de Denver, está desarrollando actualmente el plan de estudios. Este plan se inspira en una serie de cursos de kindergarten a 12º grado sobre la biología evolucionaria creada por Jablonski y Henry Lewis Gates, Jr., director del Centro Hutchins para la Investigación Africana y Afroamericana en la Universidad de Harvard. Llamados Encontrando tus raíces, estos cursos buscan conectar a los estudiantes con sus ancestros.
“Una de las preguntas más fundamentales que todos nos hacemos es algo así como: ‘¿Quién soy?’ y ‘¿Quiénes somos?’” dijo Brandon Ogbunu, PhD, un biólogo evolucionario de la Universidad de Yale que trabajó como instructor en el campamento de Encontrando tus raíces para niños de 10 a 13 años. “Es una pregunta natural que como seres humanos nos hemos hecho desde el principio de los tiempos”.
La serie también incluye lecciones sobre cómo funcionan los genes y la evolución del color de la piel. “Es importante que las personas se den cuenta de que no existe un grado mayor o menor de color de piel”, Jablonski dijo. “El color de piel es un reflejo de la adaptación de nuestros ancestros a la radiación ultravioleta, y punto. No existe un valor conectado con él”.
Hacer que las escuelas aprueben un nuevo plan de estudios tomará tiempo. MySkinGlobal está actualmente en pláticas con un par de escuelas en el área de Denver, y el plan es implementar un estudio piloto en tres escuelas diferentes para evaluar la eficacia del programa antes de implementarlo más ampliamente. Las escuelas están emocionadas, Mbabazi dijo, ya que nunca habían visto un plan de estudios que realmente profundice en amar tu propio color de piel.
La organización no lucrativa también tiene la intención de asociarse con organizaciones que producen productos naturales de belleza y apoyan los cuerpos de las personas como son. Mientras tanto, el objetivo es difundir entre el público, con cualquier herramienta posible, el mensaje sobre el blanqueamiento de la piel.
Jackie Pilgrim, una de las portavoces de MySkinGlobal, está trabajando para enseñarles a otras personas que su valor no se basa en el color de su piel. “Cuando quieres destruir a alguien, lo diseccionas, así que ya no somos un ser humano completo, somos solo nuestra piel”, Pilgrim dijo.
Pilgrim aprecia que las tácticas y los mensajes de MySkinGlobal van más allá de mencionar solamente una lista de los peligros de blanquearse la piel. En lugar de eso, la organización está trabajando para curar el dolor mental y emocional de las personas en relación con sus características físicas. Lo compara con cuando estaba tratando de dejar de fumar: todos los mensajes del mundo para dejar de fumar “no conseguían que yo dejara de fumar”, Pilgrim dijo. “Tuve que abordar el dolor interno”.
Jablonski también está intentando educar a las masas a través de las redes sociales. “Las personas están viendo videos. Quieren ver realmente buena información. Y si la pones en YouTube o TikTok, o si tienes una cuenta en Instagram o lo que sea, puedes alcanzar a miles personas y obtener algunas respuestas realmente buenas”, dijo Jablonski.
Todavía queda mucho por hacer, pero Mbabazi y su equipo están decididas a cambiar la conversación sobre la piel y la belleza. Las personas negras y marrones quieren tanto encajar en una sociedad definida por lo que no somos, que arriesgarían su salud para hacerlo, Mbabazi dijo: “¿A qué precio podemos seguir intentando ser blancas?”
Traducido por Alejandra X. Castañeda