Una publicación de The Colorado Trust
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Una vigilia en Cheesman Park de Denver para las víctimas del tiroteo el 12 de junio que mató a 49 personas en una discoteca gay en Orlando. Fotografía de Alexander Perez

Identidad y prejuicios

El tiroteo en Orlando y sus consecuencias para la salud de las personas LGBT

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El lunes por la noche se reunieron miles de personas en Cheesman Park de Denver para velar a las 49 víctimas de la matanza del domingo por la mañana en una discoteca de Orlando. La mayoría de ellas eran gay y latinas. Un arco iris completo se extendió a través del crepúsculo antes que empezara a llover otra vez.

Para muchos integrantes de la comunidad LGBT de Colorado, el ataque en el club nocturno Pulse fue personal. “Nuestro equipo está aturdido”, dice Dave Montez, director ejecutivo del grupo de defensa LGBT One Colorado. “Me siento agotado, tanto física como personalmente. En parte es por la falta de sueño y en parte es por el hecho de saber que podría haber pasado aquí, que cualquiera de nosotros podría haber estado en un club así un sábado cualquiera”.

El tiroteo ocurrió tras años de avance en la lucha de la comunidad LGBT por el respeto, la igualdad de derecho y la protección bajo la ley. Para algunos también fue un recordatorio de que la violencia es una amenaza constante.

Montez fue uno de los pocos oradores que habló ante la multitud en Cheesman Park. Dice que le habían preguntado muchas veces ese día si el tiroteo había aumentado la sensación de inseguridad entre las personas de la comunidad queer.

“Para muchos de nosotros, la seguridad es una preocupación diaria”, dice.

Más tarde, en una conversación telefónica, Montez explicó con detalles su respuesta. La amenaza del rechazo, incluidos el acoso y la violencia, es una causa de estrés constante. Recientemente, recuerda, un automóvil se detuvo a su lado mientras caminaba por la calle en Denver. El conductor bajó la ventanilla y le gritó un insulto homofóbico.

Algunos en la comunidad lo viven más intensamente que otros.

“Los individuos de la comunidad transgénero enfrentan riesgos desde el momento en que salen del hogar, especialmente las mujeres transgénero y las mujeres de color”, dice Montez.

Algunas personas se destacan de inmediato como personas transgénero y temen sufrir violencia a manos de desconocidos. O pueden ser objeto de acoso por algo tan básico como mostrar una identificación que no coincide con su identidad de género, dice Daniel Ramos, subdirector de One Colorado.

“Las personas gay y lesbianas de color enfrentamos mayores índices de violencia y discriminación porque no solo lidiamos con el racismo, sino también con la homofobia”, agrega Montez. Él y Ramos son latinos.

Según una encuesta realizada por One Colorado, el 18 por ciento de las personas LGBT de color en Colorado ha sufrido abuso físico por ser LGBT, comparado con el 16 por ciento de las personas LGBT blancas.

Montez dice que la experiencia del rechazo fomenta resiliencia dentro de la comunidad LGBT. Pero el estrés tiene un costo alto. Un informe de One Colorado realizado en 2014 encontró que un 36 por ciento de las personas transgénero en Colorado había contemplado morir por suicidio en el último año, en comparación con el 4 por ciento de la población en general. Ese año, un 10 por ciento intentó suicidarse, comparado con el 1 por ciento de la población en general.

Según una encuesta estatal, en comparación con los estudiantes heterosexuales, es cuatro veces más probable que los adolescentes homosexuales en Colorado piensen en suicidarse, dos veces más probable que sean acosados y cuatro veces más probable que reporten faltar a la escuela por sentirse inseguros.

La Dra. Sarah Burgamy es una psicóloga clínica que trabaja en Denver especializada en ofrecer apoyo con los desafíos de la orientación sexual y la identidad de género.

Burgamy dice que en los últimos días habló con clientes que se sentían profundamente tristes, asustados y ansiosos después del tiroteo en Orlando. Pero dice que también se sorprendió al ver surgir otro tema en muchos de sus diálogos: una sensación de empoderamiento. Un sentimiento de orgullo. Una determinación de asistir al PrideFest de Denver ese fin de semana.

“Es una especie de paradoja”, dice. A medida que salen las imágenes de las vigilias en todo el mundo y las personas en la comunidad queer se buscan para darse apoyo, la reacción que ve Burgamy es: “No solo no voy a volver a esconderme en el armario, voy a salir aún más”.

Los cambios políticos en los últimos años impulsaron cambios prácticos para aquellas personas LGBT que desean visitar a sus parejas en el hospital o agregarlas a su seguro médico. Pero igual de importante, Burgamy dice, es que estos cambios políticos reforzaron el sentimiento de apoyo que las personas LGBT sienten por sus comunidades. Y el apoyo familiar y social es un importante elemento predictor de la salud.

“La gente se siente validada por la política”, para bien o para mal, Burgamy dice. “Nuestra psicología colectiva dice que si esa es la política, significa que la mayoría de la gente la apoya. Puedo existir sin explicación. Soy valioso”.

El tiroteo en Orlando nos sacudió porque fue en contra de esta tendencia, Burgamy dice.

En la vigilia del lunes, Montez ofreció consejos prácticos para las personas que quieren ayudar: Acércate a un amigo LGBT para ver cómo se encuentra. Dona sangre. Y recibió un aplauso enfático cuando sugirió, “seamos amables con nuestros vecinos y colegas musulmanes”.

En la oficina de One Colorado, algunas personas perdieron amigos en Orlando, Ramos dice. Están buscando el consuelo de sus amigos y parejas para poder apoyarse mutuamente. Están tratando de de comer bien, hacer ejercicio y dormir lo suficiente.

“El equipo se acercó”, Ramos agrega. “Nos ha servido para unirnos durante un momento muy difícil”.

El profesor de Berkeley john a. powell, un líder en materia de equidad y salud, explica que los determinantes sociales de la salud tienen como principio el sentido de pertenencia a una sociedad. El acceso de un niño a la educación, la capacidad de un adulto de obtener un trabajo que desea o de vivir en un vecindario seguro, todo esto se reduce al hecho de pertenecer, o no.

Las personas en la comunidad LGBT, especialmente las personas de color, han luchado arduamente para desarrollar este sentido de pertenencia. Una de las ironías más brutales del ataque en Orlando fue que sucedió en un supuesto refugio: un club gay. Durante la noche latina.

“El hecho de que esto haya ocurrido en un espacio seguro, un espacio que pertenece a las personas LGBT, es la máxima violación de la creencia de que el mundo es justo”, Burgamy dice. De ahora en adelante, anticipa que algunas personas se esforzarán para sentirse seguras otra vez en los lugares donde antes se sentían inviolables.

Nic García, un periodista de Denver que escribe sobre temas LGBT, publicó esto en su página personal de Facebook. Lo comparto con su permiso:

La matanza en Orlando es singularmente estadounidense. No por nuestro problema con las armas, aunque sí, también es parte de ello.

Sino porque este país se construyó sobre la opresión del otro. Blanco, negro, nativo, inmigrante, gay, heterosexual, trans, con o sin discapacidades, cristiano, musulmán. Somos demasiados los que encontramos forma de excluir al “otro” de nuestras vidas ordenadas.

“No te puedes sentar con nosotros”, a pesar de ser grosera es una actitud muy común en EE. UU., incluso dentro de la comunidad LGBT.

Tal vez, solo tal vez, si permitiéramos que la intersección de todas nuestras identidades floreciera, como en la noche latina en un bar gay, habría menos odio y menos sangre derramada en nuestro país.

Fotografía de Ruben Ramirez-Castillo

Fotografía de Ruben Ramirez-Castillo

Fotografía de Ruben Ramirez-Castillo

 

Kristin Jones

Escritora y editora independiente
Denver, Colo.

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