Una publicación de The Colorado Trust
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Pat Coyle, director ejecutivo de Atlantis Community Foundation, ofrece una visita guiada de las nuevas unidades de vivienda que Atlantis está construyendo en Denver para personas con discapacidades. Fotografía de Joe Mahoney / enviado especial para The Colorado Trust

Poder comunitario

Atlantis aborda la crisis de viviendas accesibles en Denver

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Hace 45 años, Atlantis Community lanzó uno de los movimientos de derechos para personas con discapacidades más poderosos en el mundo al demandar la vivienda independiente para personas jóvenes con discapacidades atrapadas en los asilos deprimentes y descuidados de los años 70.

A pesar de todo el éxito que alcanzaron para que las personas con discapacidades gozaran de más equidad en la vivienda, el transporte público, el acceso a edificios y los derechos laborales, Atlantis y el grupo de agencias de servicio y defensa en el estado siguen frustrados con un porcentaje obstinado: menos del 1 por ciento de las viviendas en Colorado son accesibles para las personas con discapacidades.

Si nadie más lo está haciendo bien, entonces hazlo tú misma. Atlantis ahora está expandiendo esa filosofía de “no aceptes nada menos” a la construcción de viviendas. Actualmente está terminando el cuarto piso de su primera comunidad residencial construida desde los cimientos en el terreno de las oficinas centrales que ha ocupado por largo tiempo entre Cherokee Street y Cedar Avenue en la zona central de Denver.

La primera fase de este esfuerzo creará 60 unidades de vivienda accesibles y económicamente asequibles y asegurará que un 25 por ciento estén disponibles para residentes de muy bajos ingresos con discapacidades; el otro 75 por ciento serán para individuos o familias pequeñas con ingresos del 30 al 60 por ciento de los ingresos medios en el área. Atlantis calcula que los ingresos anuales del 30 al 60 por ciento serán de $16,800 a $33,600 para hogares de una persona y hasta $43,260 para familias de tres integrantes.

La segunda fase del proyecto valuado en $20 millones empezará tan pronto como los residentes y las oficinas de Atlantis se muden al nuevo edificio. En la fase 2, las oficinas actuales y la bodega de Atlantis se demolerán y 60 unidades residenciales más se construirán en 2021.

Más allá de las unidades mismas, la ubicación ofrece acceso a todo tipo de servicios integrales que la mayoría de las compañías constructoras no pueden planear o no planean: espacios comunitarios y para oficinas dentro del edificio; cercanía a la organización Bayaud Enterprises, la cual ofrece capacitación y trabajos para muchas personas con discapacidades; y, acceso fácil a la central de tranvías y autobuses de RTD en Cherokee y Alameda.

Una vez más, Atlantis está dando el primer paso para resolver los problemas que enfrentan las personas con discapacidades al usar nuevas técnicas, dijo Adam Ballard, analista de políticas para la vivienda y el transporte con Access Living en Chicago. Esta organización no lucrativa de servicio y promoción también monitorea las tendencias nacionales.

Aunque menos del uno por ciento de las unidades de vivienda en la nación son accesibles, Ballard dijo, “hasta el 20 por ciento de las personas en Estados Unidos tienen algún tipo de discapacidad motriz que requiere una adaptación para facilitar el acceso a su hogar. Por eso tenemos la crisis [de viviendas accesibles] que tenemos”.

“Existe en todas partes del mundo”, Ballard dijo del déficit de viviendas accesibles. “La concienciación sobre las personas con discapacidades [que viven] en nuestras comunidades sigue siendo tan nueva que nuestro ambiente construido no se ha puesto al día”.

Julie Reiskin, directora ejecutiva de Colorado Cross-Disability Coalition (una organización beneficiaria de The Colorado Trust) e integrante de la mesa directiva de Atlantis Community cuando se empezó a hablar sobre el desarrollo residencial, dijo que la necesidad es urgente y la ubicación, perfecta.

“La crisis de la vivienda ha golpeado muy fuerte a nuestra comunidad y esto es algo que podemos hacer”, Reiskin dijo. “Sabemos que esto es solo una gota en el océano, pero continuaremos trabajando en ello”.

Cualquier vivienda que se agrega al mercado de unidades accesibles en Colorado se recibe positivamente y llega retrasada, dijo Regan Linton, directora artística de Phamaly Theatre Company. Lipton usa una silla de ruedas y tuvo que mudarse a vivir otra vez con su familia después de darse cuenta de que las viviendas independientes disponibles eran costosas o estaban mal configuradas.

“Realmente es necesario en Denver; me han llamado personas que están saliendo del [hospital de rehabilitación] Craig después de una lesión y, es como que, buena suerte atravesando por esa maraña para encontrar vivienda”, Linton dijo. Las personas con lesiones o discapacidades siempre parecen estar lidiando con el costo o acceso, dijo.

“Muchas personas encuentran un lugar que no es accesible y fuerzan algo para que funcione o invierten mucho de su propio dinero. Se merecen más [que eso]”.

Atlantis Community Foundation, la organización hermana del grupo de promoción y defensa, actualmente administra 100 apartamentos distribuidos en seis propiedades que ha ido adquiriendo a lo largo del tiempo. Construir desde los cimientos, una rareza entre las agencias que atienden a gente con discapacidades, según Ballard, se convirtió en una opción cuando los líderes de la fundación vieron que la cantidad de viviendas accesibles y económicas en Denver no aumentaba.

La ley federal requiere que las compañías constructoras designen solo el dos por ciento de sus unidades nuevas como accesibles para personas con discapacidades, dijo Pat Coyle, director ejecutivo de la fundación. “En un proyecto con 100 unidades, eso es solo dos unidades; no es mucho”, dijo. “Ese límite no es bueno para la producción”.

El otro motivo principal, Coyle dijo, fue el principio fundador de Atlantis de vivir independientemente con el apoyo de una comunidad con una misma mentalidad. Eso puede ser desde puertas electrónicas sin picaportes, hasta duchas que permiten el acceso en sillas de ruedas y un espacio comunitario para poner pesas que usen los residentes que quieran evitar la atrofia muscular.

“La versión resumida es que quieren vivir como todos los demás”, Coyle dijo. “La tecnología actual y las características de diseño actuales lo permiten”.

Otras características del edificio en la primera fase incluyen:

  • Cocinas accesibles pero con características integradas para cualquier usuario, como mesadas que se parecen más a islas para sillas de ruedas que quepan abajo
  • Hornos que se abren hacia un lado y elementos en la estufa que se alinean al frente para que quienes cocinen sentados no tengan que cruzar los brazos arriba de superficies calientes
  • Umbrales ubicados en diagonal para que los pasillos largos no parezcan pasillos de hospital
  • Administradores capacitados para trabajar con residentes que tienen discapacidades del comportamiento en problemas potenciales como el cumplimiento de las reglas, el ruido y el mantenimiento.

Cortesía de Atlantis Community Foundation

Tanto estudios locales como nacionales han expuesto los desafíos que enfrentan las viviendas accesibles. El informe en inglés Home Equity: A Vision of Housing Security, Health & Affordability (“Equidad en el hogar: una visión para la seguridad, la salud y la asequibilidad en la vivienda”) publicado por el Instituto de Salud de Colorado en 2019 destacó que “del 11 por ciento de las personas con una discapacidad en Colorado, el 35 por ciento vive en hogares que ocasionan una carga por el costo [es decir, gastan más del 30 por ciento del ingreso neto en la vivienda] y el 18 por ciento sufren de una carga severa por el costo. Es mucho menos probable que las personas sin discapacidades en Colorado sufran una carga por el costo (el 27 por ciento) o una carga severa por el costo (el 10 por ciento)”. Además, el informe señaló que “el 19 por ciento de los hogares en el cual vive una persona con una discapacidad mostró indicios de ratones o ratas en el último año, en comparación con el 11 por ciento de otros hogares”.

Los prejuicios contra las personas discapacitadas es otro obstáculo importante, según señaló en 2015 un estudio en inglés del Instituto Urbano para el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de EE. UU. Investigadores llevaron a cabo pruebas de campo con personas que usan sillas de ruedas y aquellas con problemas de audición que estaban buscando vivienda. Las personas sordas o con problemas de audición que estaban buscando vivienda recibieron menos respuestas a sus indagaciones que las personas sin problemas de audición; cuando sí les contestaron sus indagaciones, les dijeron que había menos opciones disponibles. A las personas con sillas de ruedas les negaron citas, les mostraron menos opciones y les dieron explicaciones confusas o negaron directamente las modificaciones de adaptación, según el estudio.

Cuando los representantes de Phamaly Theatre Company estaban buscando recientemente nuevas oficinas, encontraron un lugar con un espacio interior accesible. Pero las áreas para estacionarse no estaban techadas, lo cual es indispensable durante una tormenta con un pie de nieve como la que tuvimos en Denver justo después del Día de Acción de Gracias.

“Eso no es gran cosa para otras personas, pero para mí intentar limpiar mi automóvil, o que las veredas tengan nieve… Todos nos enfrentamos a desafíos similares, pero el impacto es más profundo y significativo cuando tienes necesidades específicas”, Linton dijo.

Para que ese tipo de complejos residenciales económicamente asequibles sobrevivan cobrando alquileres razonables a residentes con bajos ingresos, grupos como Atlantis Community Foundation están aprovechando un programa federal de créditos fiscales. La organización no lucrativa vende millones de dólares en créditos fiscales a inversionistas que pueden legalmente ganar dinero con ellos y construyen la mayor parte del edificio de departamentos sin endeudarse. Atlantis agrega algunos fondos y subsidios de fundaciones y del programa para viviendas asequibles de la Ciudad y el Condado de Denver.

En otros ejemplos de financiamiento creativo para desarrollar unidades asequibles y alternativas, Second Chance Center, el cual ofrece oportunidades para personas previamente encarceladas en Colorado, está usando $10 millones en créditos fiscales federales para construir unidades de vivienda asequibles y con servicios de apoyo en Aurora. Un porcentaje se dedicará para exprisioneros, algunos de los cuales enfrentan desafíos para evitar la reincidencia. Además, Denver recientemente seleccionó a Brothers Redevelopment para construir y administrar 72 unidades de vivienda en East Colfax Avenue específicamente para personas con lesiones cerebrales e ingresos de menos del 30 por ciento en comparación con los ingresos medios en el área, o alrededor del $19,500.

La segunda fase del complejo de Atlantis Community Foundation en Cherokee y Cedar usará financiamiento más tradicional para aprovechar el dinero recibido de compañías constructoras lucrativas por un terreno vecino que se convirtió en los apartamentos SoBo Station. Atlantis también tiene otras propiedades, obtenidas en aquellos tiempos cuando Baker y South Broadway eran vecindarios con dificultades; Coyle quiere que la organización siga buscando financiamiento y colaboraciones creativas para desarrollar más viviendas.

El principio de Atlantis sostiene que la vivienda independiente es mejor para el cliente y además una forma de que el gobierno ahorre dinero. La misma idea corresponde a muchas otras categorías, Atlantis y otras agencias de desarrollos residenciales como Second Chance dijeron. El impulso original en la década de 1970 era salirse de los asilos costosos y degradantes. De igual forma, apoyar a los exprisioneros con vivienda comunitaria es más barato que administrar prisiones, estudios han encontrado. Además, los hospitales de rehabilitación a largo plazo para lesiones cerebrales traumáticas, como ejemplo adicional, son algunas de las instituciones más costosas.

“Si puedes darle vivienda independiente a alguien, realmente estás ahorrándole al público mucho dinero”, Coyle dijo. “No nos estamos engañando, existe la necesidad de hogares grupales y asilos, pero es un hecho que algunas personas en esas instalaciones podrían estar viviendo vidas más independientes y esa es la historia de Atlantis”.

Atlantis parece haber pensado cuidadosamente en las partes constituyentes para la integración del nuevo desarrollo, dijo Ballard de Chicago. Por mucho tiempo ha existido tensión dentro de las comunidades de residentes con discapacidades entre segregarse y manejar las cosas a su manera o integrarse y supuestamente beneficiarse de la interacción con la sociedad en general. Access Living luchó por abrir los beneficios federales de vivienda de la Sección 811 que tendían a segregar la vivienda para personas con discapacidades; ahora esos proyectos no permiten que más del 25 por ciento de las unidades se designen para residentes con discapacidades.

“Creo que es un punto óptimo”, Ballard dijo de ese porcentaje. “Mi preferencia personal sería vivir en una vivienda totalmente integrada, pero teniendo suficientes personas como yo a mi alrededor para darnos cierto apoyo mutuo. A veces, la independencia también significa interdependencia; al final del día, queremos que las personas tengan opciones”.

El dinero nuevo para la vivienda subvencionada ha dejado de fluir hasta tal punto que las unidades disponibles en Colorado con frecuencia se encuentran en comunidades segregadas para personas con discapacidades o ancianas, Reiskin dijo. Los proyectos exitosos que integran la vivienda accesible no tratan de limitar el alquiler a un solo tipo de persona, ni fuerzan que todos sus residentes usen un menú de servicios de apoyo, dijo: “No asumimos que todos necesitan apoyo ni que lo necesitan de un solo lugar”.

Mientras tanto, el vecindario de Baker, el cual ha estado acostumbrado por mucho tiempo a los servicios e integrantes de Atlantis en su comunidad, ha “acogido muy bien” el proyecto, Reiskin dijo. En este momento, con el proyecto de construcción a tiempo, el trabajo más difícil será para quienes tengan que organizar una ola de solicitudes para el espacio.

“Podría llenarlo hoy mismo solo con las personas que conozco; pregúntale a cualquier defensor de las personas con discapacidades y te dirían lo mismo”, Reiskin dijo. “Me siento tan mal por quien deba tomar esas decisiones”.

 

Michael Booth

Escritor
Denver, Colo.

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