Si hay algo en lo que todos estaban de acuerdo en Craig a principios de marzo, fue que predecir un futuro sin carbón era imposible.
Dos meses antes, la compañía operadora de la central eléctrica Craig Station dijo que cerraría una de sus unidades en 2025, y las otras dos en 2030. La central eléctrica de carbón es el motor económico de esta ciudad de 9,000 habitantes ubicada en el noroeste de Colorado. La decisión de la compañía Tri-State Generation and Transmission amenazó con destruir 300 puestos conectados directamente con la central y más de 400 puestos de personas que trabajan indirectamente para ella, como camioneros y trabajadores del ferrocarril. Dos minas de carbón que alimentaban la central también se clausurarían.
Pero esa no sería una lista completa de las pérdidas.
Jennifer Holloway, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio de Craig, dijo que empezaron a hacer una lista de los negocios locales que se verían afectados: hoteles, restaurantes, proveedores de servicios de salud y cuidados infantiles. “Y nos detuvimos, porque serían todos”.
Los residentes de Craig llenaron un auditorio escolar para compartir sus inquietudes ante un comité asesor de la Oficina de Transiciones Justas, una iniciativa estatal diseñada para aliviar los problemas de los trabajadores y comunidades en Colorado afectadas por la disminución mundial del carbón. Sus trabajos de sindicato estaban esfumándose; sus beneficios de salud desaparecerían por completo. Había una intensa crisis de salud mental.
Días después, otra profunda conmoción azotó a la comunidad; esta sin previo aviso. En Craig, como en otras comunidades en el resto del país, la propagación nacional del coronavirus causó el cierre de las escuelas, los restaurantes y los negocios. Craig Memorial Hospital, el otro empleador principal en la ciudad, sufrió una precipitada caída de sus ingresos debido a la cancelación de procedimientos no esenciales.
Craig se veía destinada al fracaso.
Pero las sorpresas de este año no solo fueron esas. Quizás la sorpresa más grande durante los últimos meses es la manera como Craig se ha adaptado a las conmociones de 2020. Algunas personas en la ciudad consideran que ha sido una lección en resiliencia relacionada tanto con la reducción del carbón como con la pandemia global.
Tiempo para el duelo
“Soy del gobierno y estoy aquí para ayudar” es un mensaje que la mayormente conservadora comunidad del Condado de Moffat está preparada para rechazar sin ningún titubeo.
Wade Buchanan, director de la Oficina de Transiciones Justas, tenía la tarea poco envidiable de entregar precisamente ese mensaje sin usar esas palabras.
Solo obtuvo un triunfo parcial.
“Estamos aquí para ayudarles a pensar sobre cómo debe ser su futuro, y estamos aquí para descubrir cómo el estado puede ser útil en ese proceso”, Buchanan le dijo a la multitud de varios cientos de residentes de Craig que se habían reunido ese 4 de marzo.
Su oficina, creada el año pasado por una ley estatal, tiene un mandato de proteger a los trabajadores y promover un nuevo desarrollo económico en las áreas de Colorado más afectadas por el cierre de centrales y minas de carbón. A pesar de las promesas de la administración de Trump de revivir las comunidades carboneras en el país, la competencia del gas natural a bajo precio y un cambio en la demanda de energía renovable han destruido la industria.
Muchas personas en Craig culpan totalmente a las políticas que salen de Denver, en donde el gobernador Jared Polis ha establecido un objetivo de tener energía 100 por ciento renovable para el año 2040.
La visita a Craig de un comité asesor de la Oficina de Transiciones Justas, compuesto de legisladores, representantes del departamento de trabajo, representantes del sindicato, expertos en desarrollo económico y trabajadores y líderes comunitarios afectados, presentó la oportunidad de expresar esa perspectiva.
“Las personas en Denver no están haciendo nada con el CO2 que están creando con la contaminación del caño de escape. Crean más contaminación con el caño de escape que esta central, y no están haciendo nada al respecto. Menos del 4 por ciento de las personas que viven en Denver usan transporte público masivo en el cual acabamos de gastar $6 billones”, dijo Ran MacDonald, residente de Craig. “Alguien tiene prioridades equivocadas”.
(En realidad son $7.5 billones. Y aunque el 40 por ciento de las personas que trabajan en el centro de Denver fueron a trabajar usando transporte público en 2019, la cifra del 4 por ciento es relativamente correcta si se considera el área metropolitana combinada de Denver-Aurora-Lakewood. Eso fue antes de la pandemia, por supuesto. Ahora el número de personas que usan transporte público es mucho menor.)
La reunión tenía como objetivo proporcionar ideas al comité asesor para respaldar un futuro sin carbón. Pero la gente de Craig seguía estando de luto por una industria que había alimentado a la comunidad durante décadas. ¿Qué industria nueva o iniciativa económica podría igualar lo que los trabajos de sindicato en las minas de carbón y la central eléctrica había proporcionado aquí?
Allan Brown había dejado de asistir a la universidad y acumulado $30,000 en deudas en tarjetas de crédito, préstamos de estudiante y otras deudas cuando empezó a trabajar como minero de carbón en 2011. Empezó ganando $18 por hora, pero pronto descubrió que podía trabajar horas extras casi ilimitadas, y su salario aumentó rápidamente.
“Puedes ganarte la vida bastante bien con $30 por hora”, Brown dijo. Eso, más los días de vacaciones, marcan una enorme diferencia en la calidad de vida de una persona, señaló. “No conozco ninguna otra compañía por aquí dispuesta a pagarte $35 a $50 la hora”.
Y luego están los beneficios. En un momento en el que la mayoría de las personas en Estados Unidos se preocupan por las mensualidades, copagos y otros gastos relacionados con los cuidados de salud, Amanda Ott, casada con un minero de carbón, dijo que no pagaba nada por la cobertura de salud de su familia de cinco integrantes.
Si sacas el tapete de una, se espera que las cosas caigan.
Jade Wilhite, quien trabaja en recursos humanos en la central eléctrica, lo observó directamente.
“He visto lágrimas. He escuchado inquietudes. Hemos visto a personas comportándose de forma diferente a como lo harían normalmente”, Wilhite dijo. “Las relaciones se están rompiendo”.
Además, los trabajadores no fueron los únicos afectados.
“No pensamos sobre el impacto en la salud mental”, dijo Janelle K. Hoaglund, enfermera psiquiatra practicante que trabaja en una clínica privada en Steamboat Springs. A ella le preocupaban los niños que estaban viendo a sus padres lidiar con la incertidumbre de no saber dónde trabajarían, o si tendrían que mudarse. S
Las personas que se presentaron a la reunión tenían bastantes ideas sobre nuevas industrias para iniciar aquí. ¿Y si albergamos un centro de investigaciones agrícolas enfocado en la agricultura con poca agua? ¿Fabricamos fibra de carbón? Mejoramos el malecón frente al rio y promovemos a Craig para el turismo de aventura? ¿Usamos subsidios disponibles para el desarrollo de la energía solar?
Kendre DiPietro, una ingeniera en la central eléctrica, ofreció toda una lista: Mejorar la conexión ferroviaria entre Craig y Steamboat Springs para promover los trenes de pasajeros; usar los derechos acuíferos que le pertenecen al proveedor eléctrico, en lugar de venderlos a quien pague más en la Ladera Frontal; rehabilitar el terreno que ahora ocupa la central eléctrica para que esté limpio y sea usable y atractivo.
Sin embargo, no estaba segura de lo realista que esto sería. “Todo es costoso”, me dijo más tarde.
Era difícil saber si esta lluvia de ideas resultaría en algo concreto. Era difícil saber si la ciudad sobreviviría en absoluto.
Las conmociones de 2020
El hotel Candlewood Suites en Craig es precisamente el tipo de lugar que probablemente se vea más afectado por el cierre de la central eléctrica, y las personas que trabajan ahí lo saben.
Craig nunca ha sido un gran destino turístico, a pesar de sus lindos paisajes y los 2 millones de hectáreas de tierras públicas que hay en el Condado de Moffat. Los huéspedes que se quedan en Candlewood Suites son en su mayoría contratistas de la central eléctrica y otros tipos de trabajadores visitantes a quienes les gusta que las habitaciones tengan cocina, y no les importa que la estadía no incluya desayuno.
Cuando la pandemia llegó, a muchos de los empleados los suspendieron de inmediato sin goce de sueldo.
Kimberly Davis, gerenta de recepción, fue uno de esos empleados. Decidió aceptar la suspensión voluntariamente debido a problemas de salud que la ponían nerviosa de estar en el hotel. “Sentí que fue la mejor decisión que pude haber tomado en ese momento”, dijo.
Durante casi dos meses, se quedó en casa y ayudó a su hijo de 11 años con el aprendizaje a distancia. Regresó a trabajar el día después del Día de las Madres, cuando finalmente se sintió segura de hacerlo. Cuando regresó, la dinámica laboral se sentía diferente.
“Todos estamos estresados al máximo”, dijo. “Son las cosas de las que [los huéspedes] se quejan, cosas que nunca habíamos observado. La gente está nerviosa, asustada, estresada. Me calificaron muy mal [en una encuesta de huéspedes] porque alguien no tenía jabón en su habitación. Hubiera tomado cinco segundos solicitar uno, y hubiéramos llevado cinco. Hemos tenido que volver a capacitar a nuestro personal de recepción sobre cómo ser empático”.
A finales del verano, cuatro personas murieron por suicidio en el Condado de Moffat, según reportó el diario The Colorado Sun. Algunos culpan a las crisis gemelas del deterioro de la industria del carbón y la pandemia.
En medio de todo eso, Davis no sabe exactamente cómo explicar otro hecho curioso de este año: al hotel le está yendo muy bien.
“Estamos viviendo un año récord”, dijo, “lo cual es increíblemente ridículo debido a lo que está pasando”.
Un nuevo proyecto de construcción para una conexión de internet de alta velocidad y obras en las carreteras han causado una nueva ola de trabajadores. Trabajo que se había programado en la central eléctrica para marzo y abril se atrasó hasta finales de verano y principios de otoño. La temporada de caza de alces ya empezó, y el hotel ha tenido que negarle la estadía a personas interesadas porque no tiene habitaciones disponibles.
Y hay señales de que esto no es solo una coincidencia. En junio, el grupo hotelero internacional Valor Hospitality le compró el hotel a Mars Hospitality. Valor se había enfocado anteriormente en mercados urbanos como Cape Town, en Sudáfrica, y Brooklyn, en Nueva York, y consideró su entrada al área de las Montañas Rocosas, incluido el hotel Candlewood Suites en Craig, como una oportunidad para “enfocarse en las necesidades inmediatas mientras luchamos para regresar después de COVID-19”, según el comunidad de prensa de la compañía.
Las Asociación de Turismo del Condado de Moffat ha estado tratando por años de hacer que los secretos naturales del área sean menos secretos. (¿A alguien se le antoja ver manadas de caballos salvajes en Sand Wash Basin?) Al principio, la pandemia hizo que los ingresos de hospedaje que financia la asociación turística se redujeran a casi cero, dijo Tom Kleinschnitz, presidente de la asociación. El sistema de reservación programada del Monumento Nacional de Dinosaurios, impuesto para responder al coronavirus, presentó un obstáculo inmediato.
Pero en meses recientes, con los traslados por avión atrofiados a nivel mundial, el área ha visto más turistas regionales que buscan explorar lugares remotos y nuevas aventuras accesibles por automóvil. El Refugio Silvestre de Browns Peak ha atraído a una cantidad récord de visitantes, Kleinschnitz dijo.
La recaudación de impuestos a la venta ha aumentado. Los precios de las propiedades están subiendo.
Los sentimientos de la comunidad local han variado, desde “al fondo del montón” hasta “a veces sentimos que quizás nos irá bien”, Kleinschnitz dijo.
“Ahora, me estoy sintiendo bien sobre el futuro”, dijo Andrew Daniels, director ejecutivo de Craig Memorial Hospital, en donde los ingresos se han recuperado en comparación de los primeros días de la pandemia. “Llegaremos sin perder ni ganar al final del año. En marzo, no estaba seguro de si seguimos abiertos”.
“No somos víctimas”
En agosto, el comité asesor de la Oficina de Transiciones Justas presentó su plan borrador para que el público comentara.
Las reuniones comunitarias en el noroeste de Colorado en marzo crecieron en importancia porque fueron las últimas de su tipo; reuniones similares planeadas en el Condado de Morgan y Pueblo se cancelaron debido a la pandemia, Dennis Dougherty, director ejecutivo de AFL-CIO en Colorado y presidentes del comité asesor.
El plan aconseja ofrecer capacitación y apoyo, al igual que ayuda para reemplazar los salarios y beneficios de salud perdidos, de quienes trabajan en la industria del carbón. Para comunidades afectadas, aconseja invertir en infraestructura y establecer un fondo estatal de inversión enfocado en las comunidades donde se explota carbón.
El comité no redujo ninguna de sus recomendaciones debido a COVID-19 o las grandes disminuciones de ingresos que causó, Dougherty dijo.
“Este será un proceso a largo plazo”, dijo. “Esto tardará varios años. Hay personas que piensan que quizás haya una manera rápida de arreglarlo, pero no la hay”.
Dougherty dijo que espera que debido a la pandemia, la gente “tome más consciencia del hecho de que se necesita un apoyo básico más fuerte. Algunas personas están diciendo: ‘Nadie me ayudó cuando mi trabajó se automatizó o lo transfirieron al extranjero’. Empatizo, pero también les digo, que los deberían haber ayudado. Estamos tratando de ver que eso no ocurra otra vez”.
El Colegio Comunitario del Noroeste de Colorado está preparado para desempeñar un papel importante en la transición, dijo John Anderson, vicepresidente de asuntos estudiantiles y presidente del campus en Craig. La institución está empezando a ofrecer un programa en ciberseguridad como respuesta a la demanda de los trabajadores de la central eléctrica para tener acceso a cursos técnicos. También está ampliando su programa de enfermería. Ambas industrias son del tipo que se pueden estudiar en cualquier lugar, incluso en Craig.
Holloway, presidenta de la Cámara de Comercio de Craig, ve los prospectos de la ciudad con optimismo. Los peores efectos de la pandemia se han evitado, por ahora, en la ciudad, señaló.
“Cuando esto empezó, pensé, chispas, vamos a perder la mitad de nuestros ingresos”, dijo.
Pero a los mineros y trabajadores de la central eléctrica se los considera como empleados esenciales, y nunca dejaron de trabajar. Varios negocios en la ciudad lograron aprovechar los préstamos del Programa de Protección de Pago, parte de los esfuerzos federales para estimular la economía. La comunidad reunió fondos para que el único bar real en la ciudad, Popular Bar, pudiera empezar a ofrecer comida y se mantuviera abierto a pesar de las restricciones estatales.
Aunque el colegio comunitario calculó una reducción del 20 por ciento en inscripciones debido a las predicciones pesimistas de marzo, esa reducción no se hizo realidad. Aunque muchos colegios comunitarios en áreas metropolitanas se han visto afectados negativamente por la pandemia, el número de estudiantes inscritos aquí solo disminuyó en un 0.5 por ciento, Anderson dijo.
La cámara de comercio tuvo suerte inesperada cuando el distrito local de mercadotecnia aprobó un subsidio que permitió que la cámara y el Centro de Visitantes del Condado de Moffat se instalaran en un edificio de 100 de antigüedad en el centro de la ciudad, el cual se remodelara como un espacio para el trabajo conjunto.
La mesa directiva del hospital, la cual espera que tengan que contratar o ampliar sus servicios fuera del condado debido a la transición en la industria del carbón, también ha notado las tendencias positivas, Daniels dijo.
“Antes de COVID, creo que la gente no se daba cuenta que las zonas rurales son excelentes lugares para vivir”, dijo. Ahora, más personas están comprando casas aquí: “Quizás no nos vaya tan mal como pensamos. Quizás las personas se den cuenta de que las zonas rurales tienen un buen acceso a internet de banda ancha y se puede trabajar a distancia. Quizás esa tendencia continúe y no veamos un deterioro. Es difícil saber. Es inesperado”.
Más importante aún, ha habido relativamente pocos casos de COVID-19 en el condado.
“Hemos tenido suerte”, dijo Holloway recientemente. Sabe lo rápido que eso podría cambiar.
Es la certeza de que las cosas pueden cambiar que también le da esperanza.
“Cuando hablé contigo en marzo, todavía observábamos mucha resistencia en la manera de pensar de la gente. Todavía muchos se negaban a aceptar, pensaban que podíamos salvar al carbón. Creo que eso está cambiando”, Holloway dijo.
También dijo que se enojó cuando, durante un reciente debate entre el senador republicano Cory Gardner y su contrincante demócrata, el exgobernador John Hickenlooper, Gardner mencionó una conversación que había tenido con alguien en Craig.
Gardner dijo que esta persona le preguntó: “¿Qué hice de malo para perder mi trabajo, para que el gobierno me dijera que no me merezco este trabajo?”
“Estoy harta de que nos pinten de víctimas”, Holloway dijo. “No somos víctimas. La realidad es que nuestra industria está cambiando. Necesitamos cambiar ese diálogo a: ‘Hemos tenido exito proporcionando electricidad, un trabajo muy, muy importante, y podemos hacer eso otra vez’” en una industria diferente, dijo.
La gente sin duda se irá de Craig, Holloway dijo. Pero el enfoque debería ser en que la mayoría de ella permanezca aquí lo más posible durante la transición, mientras trabajan para fortalecer las diferentes industrias que tendrán que implementarse para reemplazar al carbón: el turismo, por supuesto, pero también el colegio comunitario y las pequeñas empresas.
“Las personas están pensando más allá del carbón en Craig”, Holloway dijo. “Me siento muy optimista por eso”.