Por Helen Santoro
El consultorio de Alessandra Bullis se ubica en la esquina de Cripple Creek, un pequeño poblado de cerca de 1,200 personas a una hora en coche, aproximadamente, de Colorado Springs. Como enfermera practicante, Bullis ha estado atendiendo a pacientes aquí por casi tres años. “Principalmente es un pueblo con casinos y una población de edad avanzada”, Bullis dijo.
En la facultad de enfermería, a Bullis no le enseñaron sobre la atención para la reafirmación del género, y se dio cuenta de que los niños que viven en Cripple Creek y que no encajan en la división binaria del género no tenían ningún proveedor médico a quien acudir. “A la sexualidad y el género de esta población de niños rurales no se les presta mucha atención”, dijo.
Más y más personas se están identificando como transgénero o rechazando el binarismo de género. Según el Instituto Williams en la Facultad de Leyes de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, por sus siglas en inglés), aproximadamente 1.4 millones de adultos en EE. UU., o el 0.6 por ciento de la población, se identifica como transgénero, o casi el doble de lo que se calculó hace una década. Y según una encuesta realizada por GLAAD en 2017, el 12 por ciento de los milenarios se identifican como transgénero o de género no conforme.
Sin embargo, estudio tras estudio demuestran que los profesionales de salud como Bullis no están recibiendo la capacitación adecuada para atender a personas transgénero.
En Colorado, hay una organización que está trabajando para resolver este problema. Llamada la Extensión para Resultados de Salud Comunitaria (en inglés: Extension for Community Health Outcomes o ECHO), esta organización no lucrativa ofrece cursos virtuales e interactivos sobre temas de salud complejos a proveedores que trabajan afuera de grandes áreas metropolitanas.
En 2020, ECHO Colorado lanzó un curso mensual enfocado en enseñar sobre la atención que reafirme el género. El curso atrajo a 45 proveedores, incluida Bullis, que practican en Colorado y estados circundantes. Las clases incluyeron temas como terminología apropiada, creación de un ambiente acogedor y control de las hormonas de un paciente. La esperanza en el futuro es que un mayor número de proveedores en áreas rurales de Estados Unidos aprendan estas lecciones y así se expanda el acceso a la atención médica de reafirmación de género.
El doctor Sanjeev Arora, un especialista en enfermedades hepáticas en la Universidad de Nuevo México en Albuquerque, creó el método de ECHO en 2003. Su objetivo era asesorar a proveedores en áreas rurales sobre cómo atender a pacientes con hepatitis C que no estaban recibiendo la atención adecuada y no podían trasladarse a la ciudad. Casi dos décadas después, el programa se ha expandido a muchos otros estados y ofrece cursos sobre diversas condiciones de salud, incluida la adicción a los opioides, la diabetes y el VIH.
Usando los fundamentos establecidos por Arora, ECHO Colorado ofreció cursos de capacitación sobre la reafirmación de género. Los cursos mensuales fueron tan populares que este año expandieron el programa para incluir un curso intensivo de cuatro semanas enfocado en la terminología apropiada, el manejo de terapias hormonales, opciones quirúrgicas y cómo apoyar la salud mental de los pacientes.
Además de asistir a clases, los proveedores compartieron sus propios casos clínicos y recibieron asesoría de especialistas sobre cómo manejar ciertas situaciones. “Quieren que participes”, dijo Sara Gallo, médica asociada, quien asistió al curso intensivo y trabaja en Care on Location, una compañía emergente basada en Denver que trabaja para mejorar el acceso a la telemedicina entre comunidades que reciben Medicaid, rurales y otras áreas marginadas. “Fue un ambiente muy seguro para hablar y hacer preguntas sin sentir que quizás te juzgarían”.
En el curso, el cual terminó a finales de febrero, participaron 90 proveedores de estados como Colorado, Kansas y Wyoming.
“Datos sugieren que los proveedores médicos primarios no se sienten cómodos proporcionando hasta atención de rutina [a personas] transgénero”, dijo la doctora Micol Rothman, endocrinóloga en el Programa Transgénero Integrado en UCHealth. Rothman ayuda a enseñar algunas clases de ECHO Colorado. Por ejemplo, los hombres transgénero que todavía tienen una cérvix necesitan una prueba de Papanicolaou para detectar cáncer, algo que algunos proveedores no se sienten cómodos haciendo: “Muchos pacientes han pasado por la experiencia de tener que enseñarles a los proveedores estas cosas. Es agotador”.
Tori Gleason ha observado directamente esta falta de conocimientos, como proveedora y como paciente. Gleason es especialista en quiropráctica deportiva en el pequeño poblado de Goodland, Kansas, ubicado como a 19 millas al este de la frontera con Colorado. A los seis años de edad, se dio cuenta de que era diferente, y describe su experiencia como algo similar a saberse zurda pero que le dijeran constantemente que usara su mano derecha. “Te la pasas buscando cualquier cosa que te haga congruente con el mundo”, Gleason dijo.
Gleason descubrió que era transgénero en la escuela media, pero no se dio a conocer públicamente hasta que tenía 36 años de edad, lo cual le costó su casa y su matrimonio. Otra pérdida que sufrió fue el acceso a atención médica de calidad.
“Si vives en un área rural de Estados Unidos, es difícil conseguir atención”, Gleason dijo. Además de la falta de proveedores competentes en la atención que reafirme el género, se están presentando o aprobando propuestas legislativas en estados como Alabama, Kansas y Oklahoma que penalizarían a los menores de edad por recibir tratamiento como la terapia de reemplazo hormonal. A finales de marzo, Arkansas aprobó legislación que prohíbe la atención médica para reafirmar el género de personas transgénero menores de 19 años. Por su parte, Misisipi y Tennessee recientemente restringieron la participación en actividades deportivas escolares de las niñas y mujeres transgénero.
Las personas transgénero en todo el país también enfrentan lo que se conoce como el “trastorno trans del brazo roto”, en el cual los proveedores médicos asumen que cualquier padecimiento es el resultado de ser transgénero. Debido a este nivel de discriminación, junto con los costos exorbitantes y seguro médico inadecuado, el 40 por ciento de las personas transgénero o de género no conforme en Colorado dicen que deciden retrasar su tratamiento médico, según resultados de la Encuesta de Salud Transgénero en Colorado publicados en mayo de 2018.
Como integrante de la Coalición de Salud LGBT+ y Equality Kansas, Gleason se dedica a educar a las personas en todo el estado de Kansas sobre la salud de las personas queer. Así que cuando descubrió a ECHO, supo que era algo que los proveedores en el estado necesitaban. Se inscribió al curso intensivo, corrió la voz, y logró reclutar a nueve proveedores adicionales.
“Me emociona ver que hay muchos proveedores a quienes les importa, que quieren saber más”, Gleason dijo. “ECHO es una organización que salva vidas, y el proyecto que están haciendo realmente está cambiando el paradigma que teníamos”.
La pandemia de COVID-19 solo ha servido para reafirmar lo necesaria que ECHO es. Antes de la pandemia, manejar para ver a un especialista en salud transgénero en una ciudad más grande como Denver era costoso y difícil para muchos pacientes. Ahora, existe el temor adicional de trasladarse sin riesgos durante una pandemia, lo cual está causando que las personas solo visiten clínicas locales, o que potencialmente no obtengan o retrasen tratamiento.
“El objetivo del modelo de ECHO es aumentar el acceso”, dijo Leah Willis, directora de programas para ECHO Colorado. “COVID realmente ha iluminado la necesidad de asegurar que los proveedores médicos primarios, dondequiera que estén, tengan el apoyo que quieran de especialistas y centros médicos académicos para proporcionar atención médica de gran valor a sus pacientes”.
En la actualidad, 153 proveedores se han inscrito a las clases mensuales de ECHO Colorado sobre la atención de reafirmación del género que continuarán ofreciéndose el resto del año. Debido a la popularidad del programa, la organización planea ofrecer pronto otro curso intensivo.
A Bullis le causa emoción ver crecer al programa. “Creo absolutamente que más proveedores querrán aprender más sobre estas cosas”, dijo. “Es tan necesario en la atención [médica] primaria. Quiero que esta sea una experiencia accesible y segura para todos los pacientes”.
Traducido por Alejandra X. Castañeda