Una publicación de The Colorado Trust
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Debido a las condiciones récord de sequía, Ute Mountain Ute Tribe Farm & Ranch Enterprise en el sudoeste de Colorado está funcionando con solo una pequeña parte del agua necesaria para sus cultivos, lo cual resulta en campos y sistemas de irrigación inactivos. Fotografías de Corey Robinson

Medioambiente

Conforme la sequía en el oeste empeora, los utes de la montaña Ute tienen acceso a cada vez menos agua

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A finales de junio, Simon Martinez manejó a lo largo de una de las carreteras de tierra que cruzan los terrenos de matorrales secos y rocosos de la compañía Ute Mountain Ute Tribe Farm & Ranch Enterprise, un negocio agrícola de 7,700 acres propiedad de la tribu ute de la Montaña Ute en la lejana esquina sudoeste de Colorado. En tiempos normales, Martinez estaría pasando en su automóvil por enormes campos circulares de maíz y alfalfa irrigados por 110 dispositivos de riego rotantes llamados pivotes. Pero este año la mayoría de los campos están vacíos, víctimas de una sequía sin precedentes: “la peor en 30 años”, dijo Martinez, gerente general de Farm & Ranch Enterprise y su subsidiaria, Bow & Arrow Brand LLC, la cual produce productos de maíz.

Nacido en Grants, Nuevo México, Martinez ha estado aquí desde el comienzo de la granja hace tres décadas, cuando la tierra todavía era estéril y el recientemente creado canal Towaoc empezó a distribuir agua de la presa McPhee, 40 millas al norte, a su punto final en una colina con vistas a Farm & Ranch Enterprise. Pero los efectos acumulativos de una sequía de 20 años en la Ladera Occidental, combinados con dos años de poco manto de nieve en el invierno en las montañas de San Juan y la ausencia de lluvias monzónicas, han afectado mucho los niveles de agua en la presa.

Este año, se espera que el río Dolores tenga su cuarto caudal más bajo registrado, lo cual resulta en recortes significativos en el agua que las granjas y los ranchos reciben de McPhee. Farm & Ranch Enterprise está recibiendo solo el 10% de su asignación de 24,000 acre-pies de la presa McPhee, lo cual significa que Martinez ha tenido que disminuir la producción de maíz de 2,000 acres a 500 acres y la producción de heno de 30,000 a 40,000 pacas (cada una pesando tres cuartos de una tonelada) a solo 2,000.

Pájaros se posan encima de un pivote inactivo en Farm & Ranch Enterprise.

Para la comunidad tribal circundante, estas cifras significan la pérdida de trabajos, ingresos y sustento. Martinez tuvo que despedir al 50 por ciento de los empleados de Farm & Ranch Enterprise; la mitad de ellos son integrantes de la tribu y viven en la comunidad cercana de Towaoc, la sede y poblado principal de la reserva de los utes de la Montaña Ute.

Como muchas comunidades indígenas, los utes ocupan la primera línea de defensa frente al cambio climático. Conforme el sudoeste se pone más caluroso y seco, la tribu está enfrentando su amenaza más reciente en una lucha prolongada para conseguir una asignación de agua que les garantizaron cuando el gobierno federal estableció reservas de tribus indígenas y prometió una tierra madre permanente y vivible para quienes había desplazado de sus tierras ancestrales, una lucha marcada por la privación y, por último, la resiliencia.

“Este es uno de los años más duros que he visto, pero sobreviviremos”, dijo Eric Whyte, gerente del heno en Farm & Ranch Enterprise e integrante de la tribu ute de la montaña Ute. “Regresará; o si no lo hace, tendremos que adaptarnos”.

Un granero con heno en Farm & Ranch Enterprise se encuentra solo parcialmente lleno después de otro año de sequía.

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Por miles de años los utes, una colección de 13 grupos cazadores-recolectores, se trasladaban con las estaciones a través de 130,000 millas cuadradas de montañas altas, abundantes valles pluviales y desiertos altos en lo que ahora es Colorado, el este de Utah y el norte de Nuevo México. Pero conforme los colonos blancos se expandieron hacia el oeste, forzaron a los utes a abandonar las mejores y más grandes partes de su territorio mediante varios tratados con el gobierno estadounidense. Esto los encajonó en tres pequeñas reservas, dos en el sudoeste de Colorado y una en el nordeste de Utah.

El grupo weeminuche de los utes, compuesto de la tribu ute de la montaña Ute, terminó en un área de desierto alto al sur de Cortez, Colorado, al pie de la montaña Ute dormida. La precipitación anual tiene un promedio de solo cinco a siete pulgadas, pero la decisión histórica de la Suprema Corte Winters v. Estados Unidos en 1908 aclaró los derechos de las naciones tribales en EE. UU. a suficiente agua para que sus tribus satisficieran el “propósito” de la reserva, el cual por lo general incluía la agricultura. Como parte de su dictamen, la Suprema Corte incluyó que los derechos tribales al agua se remontaban al establecimiento de un tratado o una reserva (1868 para ambas reservas ute en Colorado) y no se podían perder aunque no se usaran.

Sin embargo, para la tribu de la montaña Ute, pasaron 86 años desde que el dictamen de Winters se publicara y el agua realmente llegara a la reserva. Aunque el siglo XX trajo consigo una época de construcción de represas por todo el oeste, lo cual permitió que las ciudades y la agricultura prosperaran en tierras áridas, la tribu no recibió nada, aunque tenía algunos de los derechos de agua más antiguos en la región, los cuales se remontaban al Tratado de Kit Carson que estableció la reserva.

Hasta finales de los años 1980, las casas en Towaoc no tenían agua potable ni cañerías adentro. Manuel Heart, el presidente tribal, recuerda ir manejando con su abuelo, quien lo crio, a una lavandería en Cortez, a 15 millas de distancia, para bañarse y lavar su ropa. “Somos los habitantes vivientes más antiguos en el estado de Colorado”, Heart dijo. “Hemos estado aquí por 10,000 años o más, pero estábamos viviendo en el equivalente de un país del tercer mundo”.

Con la necesidad de tener agua, la tribu empezó a presionar a los legisladores para que les proporcionaran el agua a la cual tenían derecho legal. Al tener los derechos de agua más antiguos en la región, los utes podían reclamar agua del río Mancos, donde ya se habían construido represas, pero eso hubiera tomado agua de granjas y comunidades existentes. Además, no había infraestructura para transportar el agua a Towaoc.

Así que la tribu negoció: a cambio de fondos federales para construir una presa en el río Dolores e infraestructura para distribuir agua a la reserva, la tribu renunció a sus derechos de agua más antiguos en el río Mancos. En 1988, el Congreso ratificó la Ley del Acuerdo de los Derechos de Agua de los Indios Ute de Colorado; esto estableció los derechos pendientes de las tribus del agua en los ríos Mancos, Animas y La Plata.

Sin embargo, el acuerdo no tuvo un final feliz para el desafío prolongado de los utes para obtener agua. Como muchas tribus con poco dinero contante, durante las negociaciones los utes se vieron forzados a aceptar menos cantidades de agua y fechas prioritarias más lejanas a cambio de obtener ayuda para llevar agua a su reserva, agua que se les debía legalmente. Bajo el acuerdo, los derechos de agua de la tribu en el río Dolores se subordinaron a derechos de agua más antiguos que el proyecto Dolores y, por lo tanto, eran más susceptible a recortes en caso de una sequía.

“Tribus indígenas por todo el país siempre han renunciado a muchas cosas pero nunca han obtenido nada a cambio”, Heart dijo. “Ellos [el gobierno de EE. UU.] siguen agarrando y agarrando y luego tenemos que negociar con ellos. Terminamos sacrificando algo para obtener algo”.

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Heart era un adolescente cuando la presa McPhee se llenó en 1986. Ocho años después, el agua circuló de la presa a través de una tubería a casas en Towaoc. Ahora la casa de Heart tenía una llave afuera, atrás, pero pasarían un par de años más para que las cañerías llegaran hasta el interior de su hogar.

El agua del proyecto de Dolores también creó nuevas oportunidades económicas para la tribu, como el Casino de la Montaña Ute y Ute Mountain Farm & Ranch Enterprise, la cual, además de maíz y alfalfa, incluye una operación de 650 cabezas de ganado vacuno y la marca del molino Bow & Arrow. El molino empezó en 2014 como una forma de diversificar las operaciones de la granja con productos de mayor valor agregado que duran más en las tiendas y generaran más ingresos continuos durante años secos. Este año, por ejemplo, el molino aprovechará el maíz almacenado de la cosecha del año pasado para producir 15 variedades diferentes, incluido maíz amarillo, blanco y azul molido; sémola; polenta; harina de maíz amarillo; elote limpio y sin cáscara; y, alimento animal con maíz rajado. Todos sus productos son certificados sin OGMs, integrales, sin gluten y kosher.

Adentro del molino, costales de maíz pesando 2,000 libras o más están ordenados sobre tarimas de madera en el cuarto trasero donde Ethan Summa, de 28 años de edad, trabaja entre el rugir de la maquinaria capaz de producir 1,500 costales de maíz a diario, lo suficiente como para llenar dos camiones de carga.

Summa, un integrante de la tribu ute, empezó a trabajar en Farm & Ranch Enterprise casi hace un año y medio, primero con el equipo de irrigación antes de obtener un trabajo en el molino. Summa se crio en Towaoc, pero se fue de la reserva para estudiar high school, y tuvo diferentes trabajos la primera mitad de sus años 20: bombero, voluntario de búsqueda y rescate, guarda de seguridad en el casino tribal.
“Perdí mi trabajo y terminé en una situación difícil”, Summa dijo. “Esta fue mi segunda oportunidad”.

Ethan Summa trabaja en el molino Bow & Arrow en Towaoc, Colorado.

Más recientemente, la combinación de las consecuencias causadas por la pandemia y la sequía reafirmaron para Summa que Farm & Ranch Enterprise es más que un trabajo o hasta un negocio. Por lo contrario, es una fuente esencial de apoyo para su comunidad. Cuando el Casino de la Montaña Ute cerró durante la peor parte de la crisis por COVID-19, la tribu perdió una parte importante de sus ingresos y un empleador clave. Pero como un negocio esencial, Farm & Ranch Enterprise permaneció abierta y donó carne de res y maíz para ayudar a la comunidad local.

“Eso fue lo mejor de todo”, Summa dijo. “La gente se ayudó entre sí para sobrellevar [la situación]”.

Aunque el recorte del agua ha forzado a Martinez a despedir a muchos de los empleados de Farm & Ranch Enterprise, pudo mantener a todos los 12 empleados contratados del molino. Summa es uno de los suertudos, pero le preocupa el futuro.

“A todos nos afectará la sequía”, dijo.

Simon Martinez, gerente general de Farm & Ranch Enterprise.

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Por toda la cuenca del río Colorado, otras tribus también enfrentan dificultades para asegurar un suministro de agua debido al cambio climático y la negligencia federal. Un reciente informe de la Iniciativa del Agua y las Tribus documenta la inseguridad de agua en comunidades indígenas en la cuenca del río Colorado, a pesar de varios tratados y leyes que abarcan las responsabilidades del gobierno federal hacia estas comunidades.

Gracias al proyecto de Dolores, la mayoría de los integrantes de la tribu ute de la montaña Ute que viven en Towaoc tienen agua potable en sus hogares. Pero los líderes tribales temen que el clima cambiante de la región disminuya los recursos de agua necesarios para el futuro. Los manantiales se están secando por toda la reserva ute de la montaña Ute, y el río Mancos es “apenas un chorrito”, dijo Scott Clow, director de programas medioambientales para la tribu ute de la montaña Ute.

De manera frustrante, la tribu es dueña de 16,000 acre-pies de agua en el lago Nighthorse, una presa a 60 millas al este de Towaoc, pero no tiene acceso al agua. El lago es parte del proyecto de Animas-La Plata, construido para cumplir los derechos de agua de las tribus ute sur y ute de la montaña Ute (y pagado en parte por ambas tribus). Durante las negociaciones del proyecto en la década de los 90, medioambientalistas opuestos a la construcción de otra represa lograron que se redujera el tamaño del proyecto, el cual bombea agua del río Animas al lago Nighthorse. El presupuesto final eliminó fondos que hubieran pagado por un sistema de distribución del lago Nighthorse a la reserva ute de la montaña Ute.

Estos tipos de recortes de fondos forman parte de los factores identificados en el informe de la Iniciativa del Agua y las Tribus que contribuyen a la inseguridad de agua en comunidades tribales por toda la cuenca del río Colorado.

“El acceso al agua se manifiesta de muchas formas”, dijo Heather Tanana (Diné), autora principal del informa de la Iniciativa del Agua y las Tribus. “La mayoría de la gente piensa [sobre el acceso al agua] en términos de tuberías que no llegan hasta los hogares, lo cual definitivamente existe en muchas partes de las reservas en la cuenca del río Colorado, pero también se puede manifestar de otras formas”, dijo. Señaló que la contaminación y la infraestructura en deterioro son algunos de los principales factores que contribuyen a la inseguridad de agua entre las tribus.

Según Heart, la tribu ute de la montaña Ute tenía esperanza de construir otra comunidad en tierras tribales en Nuevo México, o al este de la reserva debajo del poblado de Hesperus, para expandir la infraestructura y viviendas para integrantes de la tribu. También quería desarrollar algunos proyectos que ayudaran a ampliar Farm & Ranch Enterprise. “Pero no podemos desarrollar estos proyectos si no tenemos el agua”, dijo.

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Martinez paró junto a uno de los campos verdes con mazorcas de maíz y un pivote moviéndose lentamente sobre su superficie, seguido por una columna de rocío. Con la asignación de agua de este año, solo pueden regar una pulgada por semana: “dar de comer con cucharita”, segú Martinez dice. Tienen 22 pulgadas (lo suficiente como para 3 a 4 semanas más de cultivo) antes que las válvulas de agua se apaguen.

Con una cosecha tan pequeña, Farm & Ranch Enterprise no podrá vender suficiente heno ni maíz para cubrir el cargo anual de cerca de $500,000 por operaciones y mantenimiento que le paga al Distrito de Conservación del Agua de Dolores para poder usar el canal de riego de Towaoc, sin importar si recibe o no su asignación completa de agua. Actualmente, Farm & Ranch Enterprise y el equipo legal de la tribu están trabajando con la Oficina de Recuperación o Rehabilitación (Bureau of Reclamation, en inglés) para idear algún tipo de asistencia que ayude a aliviar la carga financiera debido a la sequía.

En el futuro, Martinez sabe que Farm & Ranch Enterprise tendrá que adaptarse a un clima cambiante para sobrevivir. “Si tenemos que cultivar menos acres porque tenemos menos agua, tendremos que convertirnos en mejores usuarios de nuestra agua”, dijo. El cultivo de semillas de cáñamo es una posibilidad. Otra sería usar lo aprendido con el molino Bow & Arrow: cultivar menos maíz por más dinero y desarrollar otros productos.

De regreso en la oficina central de Farm & Ranch Enterprise, Whyte, el gerente del heno, señaló una colina rocosa y desierta justo afuera de la cochera. Como Martinez, Whyte ha estado aquí desde el principio.

“Solía verse así”, dijo, en referencia a la tierra que Farm & Ranch Enterprise ocupa ahora. A Whyte, ser parte de un negocio exitoso le ha permitido ayudar a pagar para que sus hijos vayan a la universidad, y también ha visto cómo el negocio ha creado una comunidad al reunir a personas que son parte de la tribu y a personas que no lo son.

Recientemente, Whyte estuvo en Denver, donde había estado lloviendo. Le hubiera gustado llevar lluvia de regreso al oeste a su esquina seca de Colorado. Mientras tanto, Whyte dijo: “estamos todos juntos en esto; un barco sin agua”.

Traducido por Alejandra X. Castañeda.

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