En octubre, al mismo tiempo que las llamas del incendio de Decker iluminaban las laderas montañosas arriba de Salida High School en la zona rural central de Colorado, se nombraba a Zakiah Berry como reina del baile de bienvenida de 2019. Usando pantalones de vestir, una camisa abotonada, corbata de moño y un cinturón de arcoíris, Berry fue la primera adolescente gay en recibir ese honor.
Las gradas en el campo de fútbol americano estaban totalmente llenas y sostenían el peso de los compañeros de clase de Berry y sus familias, muchas de las cuales habían tenido que evacuar cuando el incendio se acercó a sus vecindarios. Gritaron en aprobación de su reina selecta, radiante con una sonrisa deslumbrante y rizos marrones alrededor de su corona. Todos vieron a Berry esa noche.
Y ella también los vio. Cuando Berry miró hacia la multitud, entrecerrando los ojos debido a las luces del estadio, dijo que sintió alegría.
“Todas las personas en las gradas estaban animándome”, dijo después. “Me sentí muy apoyada”.
La aceptación es difícil de evaluar y expresar numéricamente. Sin embargo, lo que sí es cierto es que la vida rural puede amplificar la aceptación o el rechazo y las reacciones se propagan dentro de una comunidad.
En septiembre de 2019, Movement Advancement Project (MAP), una organización intelectual no lucrativa con base en Boulder y enfocada en la igualdad, publicó un informe nacional que encontró que las personas lesbianas, gay, bisexuales y transgénero, incluida la gente de color, que viven en zonas rurales son más vulnerables a la discriminación. El informe dijo que la opinión pública en áreas rurales, aunque diversa, apoya menos a las personas LGBTQ que en las zonas urbanas. Además, las organizaciones y comunidades LGBTQ en esos lugares tienen menos poder organizativo y político. MAP señaló que en zonas rurales, debido a un número menor de residentes, eso puede resultar en que las diferencias se noten enseguida.
Además, las personas LGBTQ de color que están teniendo dificultades para que las acepten o dando a conocer su orientación sexual tienen menos lugares para recibir apoyo social o legal o hasta para obtener información básica. El informe encontró que, por lo general, los espacios que sí existen quizás no pueden ofrecer apoyo para los diferentes aspectos entrelazados de la identidad de alguien; por ejemplo, es menos probable que las zonas rurales tengan recursos específicamente diseñados para adolescentes LGBTQ de color.
El porcentaje de adolescentes LGBTQ en zonas rurales y áreas urbanas es aproximadamente igual. En otro informe publicado en abril de 2019, MAP mencionó estudios nacionales que muestran, aproximadamente, que el 10 por ciento de los adolescentes rurales se identifican como LGBTQ, igual que en áreas urbanas.
Salida, una pequeña ciudad de cerca de 5,700 personas, es solo una de muchas comunidades rurales en el estado, todas diferentes. Los fanáticos del turismo de aventura han encontrado un paraíso en esta antigua estación de tren y antiguo pueblo minero. No faltan galerías de arte, restaurantes y tiendas en el pintoresco centro victoriano con edificios de ladrillo rojizo. Las personas con un segundo hogar descubrieron Salida e hicieron que los precios de bienes raíces se dispararan. Pero también hay áreas de gran pobreza en la ciudad; y, una cantidad mínima de viviendas asequibles.
Grupos progresistas y conservadores luchan por el espíritu de la comunidad. Salida, en la esquina sur del condado, por lo general es más progresista que Buena Vista, a 24 millas hacia el norte, en donde las iglesias funcionan como conectoras sociales. El presidente Trump ganó en el condado en 2016.
Si examinamos los datos demográficos en el condado rural de Chaffee, reflejan un lugar con poca diversidad racial. De sus 20,027 residentes, el 85.2 por ciento son blancos, no hispanos; el 10.1 por ciento son hispanos o latinos; el 1.7 por ciento es negro o afroamericano; y, el 1.7 por ciento es de dos o más grupos raciales, según datos de la Oficina del Censo de EE. UU.
Muchos residentes del condado están aceptando vez más a los adolescentes LGBTQ y desempeñando el papel de aliados. Sin embargo, a nivel estatal, la Encuesta 2017 “Healthy Kids Colorado” encontró desigualdades significativas en temas de salud entre los estudiantes gay, lesbianas y bisexuales en high school en comparación con sus compañeros heterosexuales: el 42 por ciento de los adolescentes gay, lesbianas y bisexuales dijeron que han sido víctima del acoso escolar (bullying), en comparación con el 22 por ciento de sus compañeros heterosexuales.
Casi dos tercios de los adolescentes gay, lesbianas y bisexuales dijeron sentirse triste o sin esperanzas casi todos los día por los menos durante dos semanas, en comparación con el 27 por ciento de sus compañeros heterosexuales. Uno de cada cinco estudiantes gay, lesbianas y bisexuales había intentado suicidarse el año anterior, en comparación con uno de cada 20 estudiantes heterosexuales. La lista continúa e incluye un riesgo mayor de abusar las drogas y el alcohol.
Sin embargo, esos datos no cuentan toda la historia. después de todo, existe Berry, quien se ganó el corazón de los estudiantes de Salida High School y fue elegida reina del baile de bienvenida.
Más y más espacios seguros están surgiendo en Salida gracias el trabajo que iniciaron los artistas Jimmy Sellars y Mark Monroe, quienes se mudaron de Denver a Salida en 2015. El matrimonio estableció la organización Sellars Project Space’s Partnership for Community Action donde se realizan eventos populares como Salida Soup. Durante este evento, los comensales votan (y aprueban fondos) para proyectos en el Valle Superior del río Arkansas que los integrantes de la comunidad presentan para su aprobación.
En 2016, Sellars y Monroe organizaron el primer desfile del orgullo en F Street, la calle principal que atraviesa Salida. En 2017, crearon Teen Night, un espacio donde no se permite el acoso ni las drogas, para que adolescentes pasen tiempo juntos viendo películas, jugando juegos y conversando.
“Y [coman] muchas papas fritas”, Monroe dijo. “Es decir, muchas”.
En Teen Night se aceptan a todos los adolescentes, sin importar su identidad de género ni su identidad sexual.
“Empezamos a darnos cuenta de que era necesario enfocarse en que la gente se viera entre sí y supiera que existen [otros]”, Sellars dijo. “Las personas suelen recluirse mucho más en una comunidad rural, especialmente si piensan que no las aceptarán”.
Para los jóvenes en zonas rurales que no están listos para declarar su identidad, el aislamiento puede ser aún más profundo. En microcomunidades, como en iglesias y ranchos, el miedo a no pertenecer puede agudizarse mucho más. El rechazo puede dar lugar al distanciamiento.
Sellars y Monroe lograron conocer a más adolescentes cuando llevaron una colectividad de diseño, una clase extracurricular, a la high school para mostrar cómo el arte puede predominar en los negocios. Se invitó a los adolescentes a que escribieran, pintaran, ilustraran o hicieran otras actividades creativas. Diseñaron logotipos y filmaron videos. Al trabajar con los estudiantes, Sellars y Monroe notaron la necesidad de que existiera un club para adolescentes gay y heterosexuales. Pero el distrito escolar pidió el patrocinio de un maestro y que los estudiantes lideraran el club.
Jane McBride, exestudiante de Salida High School y quien ahora cursa su primer año de estudios en la Universidad de Columbia en la Ciudad de Nueva York, tomó la iniciativa hace un par de años para convertirse en la primera presidenta de la Alianza de Género y Sexualidad (GSA, por sus siglas en inglés) en la escuela.
“Al principio, había solo dos chicos”, McBride dijo. “Pero para mi último año, cerca de 15 estudiantes se aparecían cada semana. Durante el segundo año, muchos de los chicos ya habían declarado su identidad a sus amigos pero no a sus familias. La GSA ofreció una excelente comunidad para ellos”.
Algunos maestros también registraron sus salones de clase como espacios acogedores.
Reece White tiene 16 años y está cursando su penúltimo año de estudios en la escuela. Es presidenta actual de la GSA y está expandiendo el club mediante coordinaciones con otros clubes en Buena Vista y Leadville. La GSA está abierta a cualquier estudiante que quiera apoyarla y respete las normas de confidencialidad, White dijo.
“Algunos estudiantes, incluida yo, nos hemos quejado sobre el acoso escolar con base en la sexualidad”, White dijo. Los estudiantes van a la GSA para sentirse seguros y obtener el apoyo emocional que no se ofrece en otros lugares.
Este es un proceso tangible en la escuela. Pero era importante que el resto de la comunidad también acogiera a los adolescentes LGBTQ.
“Sentíamos que no entendían bien qué lugares eran seguros para visitar”, Sellars dijo. Él y Monroe se comunicaron con dueños de negocios y les preguntaron si se comprometerían a ofrecerles un lugar acogedor a los jóvenes LGBTQ. Así se compiló una lista de restaurantes y negocios seguros en Ark Valley Equality Network. Se hicieron promesas para ofrecer protección.
Sin embargo, según los resultados de la encuesta estatal de 2017, el número de adolescentes LGBTQ que puede hacer esto en Colorado no es suficiente. La cantidad de adolescentes LGBTQ que sienten que pertenecen en sus propias comunidades es insuficiente.
No existe una experiencia rural única, así como no existe una experiencia LGBTQ única.
Zeke Hersch, de 17 años y cursando su último año en Salida High School, se identifica como gay y dijo: “La única vez que tuve problemas aquí fue cuando montaba a caballo y practiqué un poco de rodeo”. A los otros jinetes “no les caía bien porque yo hacía lo que ellos hacían y no era como ellos. De vez en cuando escuché ‘marica’ en los pasillos, pero para mí esa palabra no significa nada. Los ignoré y eso sucedió principalmente en mi primer año como estudiante”.
Hersch es una persona curiosa que toca la guitarra, hace ejercicio y disfruta comprar en tiendas de segunda mano. Vivió un año en Copenhagen y espera viajar a España o México para aprender español después de graduarse. Este verano, está planeando un viaje en automóvil con su algo así como novio que conoció en Holanda.
Hersch dijo que su experiencia declarando su identidad como hombre gay en Salida fue sorprendentemente intrascendente.
“Pensé que todos estarían muy sorprendidos o tendrían estas fuertes reacciones”, dijo. “Pero en su mayoría, solo dijeron ‘bueno’ o ‘te quiero’ y continuamos en lo que estábamos”.
Hersch le dijo primero a su abuela que era gay.
“El sentimiento de alivio cuando declaras [tu identidad] es miles de veces mejor que guardar el secreto”, dijo. “Sabía que tenía que decirles a mis padres, pero no lograba hacerlo. Casi me vi forzado a hacerlo cuando mi papá encontró imágenes de los mensajes de texto que le había enviado a mi abuela. Por casualidad, el mismo día, mi hermana le dijo a mi mamá”.
Hersch dijo que sus padres se sorprendieron y tardaron en acostumbrarse.
“Pero me han apoyado mucho”, dijo. Cuando publicó una mensaje en sus redes sociales “fue oficial”, agregó.
Hersch dijo sentirse seguro en Salida.
“Claro que me gustaría que hubiera más opciones para salir con alguien”, dijo. “Pero no puedo tenerlo todo, ¿verdad?”
No es coincidencia que los adolescentes LGBTQ que reciben apoyo, cariño y aceptación sean más sanos. Tienen la oportunidad de brillar.
“Todos nuestros programas en el campo de LGBTQ+ se inspiran en los jóvenes de Salida High School,” Sellars dijo.
El objetivo de Sellars y Monroe es un tipo de normalización: de que los vean y recibir a gente aliada. Esto resultó en que la pareja lanzara Spectrum Alliance, la cual organiza reuniones mensuales casuales para familias y amigos de la comunidad LGBTQ.
Sellars y Monroe también se convirtieron en capacitadores de la iniciativa Safe Zone. Enseñaron este programa de sensibilidad con la comunidad LGBTQ en lugares de trabajo y municipalidades en Chaffee y los condados vecinos. Además capacitaron a más de 20 facilitadores quienes educaron a 300 personas adicionales.
“Apoyamos totalmente permitir que las personas tengan diferentes perspectivas que sean positivas”, Monroe dijo. “Le damos la bienvenida a que tu cerebro cambie”.
¿Pero en dónde estaban las familias de los adolescentes LGBTQ en zonas rurales? Sellars y Monroe no estaban alcanzado a las personas con las que tenían que conectarse más.
“Las familias se declaran después de que sus hijos lo hacen”, Sellars dijo. “Empiezas a entender la situación. La gente funciona con temor y trata de encontrar su camino a través [de la experiencia] sin destruir su estructura familiar”.
Y hay bastante temor. Sellars mencionó a un adolescente, a quien no identificaremos aquí, que estaba viviendo en casa. Esto es un triunfo. Antes de hablar con sus padres, el adolescente podría haber terminado viviendo en la calle, dijo. Pero la familia alcanzó un nuevo nivel de entendimiento.
Sellars dijo: “Todos nos vemos el uno al otro. Sabemos que no estamos solos”.
Para cualquier persona que conoce a Berry, no es sorprendente que la eligieran reina del baile de bienvenida. Juega fútbol soccer y básquetbol y es una de las gerentas del equipo de fútbol americano. Su madre es blanca y su padre es afroamericano. Después de recoger la bandeja con su almuerzo en la cafetería de la escuela, Berry puede mirar a su alrededor y sentirse acogida en cualquier cantidad de mesas. Se mueve fácilmente entre un grupo social y otro. Le gusta hablar pero también puede ser callada. Y cuenta con un tipo de seguridad en sí misma que hace que otros adolescentes se sientan atraídos a ella.
Berry se crio en una familia con siete hijos en total y se vio “casi forzada a hablar con la gente”, dijo. “Eso hizo que me sintiera cómoda. Mis padres nos criaron para que seamos nosotros mismos. Siempre nos han apoyado”.
Después de la coronación, Berry dejó que las otras candidatas se probaran la corona. Se la pasaron y rieron por lo pesada que era. Luego Berry le dio la corona a su mamá, Heather, para que la guardara. Al final de medio tiempo, Berry regresó al campo de fútbol americano para ocupar su puesto gerencial, con cámara en mano en la zona de anotación.
Esa noche, los Piratas de Pagosa Springs derrotaron a los Espartanos de Salida, 40 a 7. Arriba del partido de bienvenida, las llamas del incendio de Decker competían por su atención. El incendio terminaría consumiendo casi 9,000 hectáreas y sigue ardiendo. Y aunque nadie salió herido, el incendio fue una gran amenaza. Destruyó un par de cabañas, arruinó la calidad del aire montañoso, forzó a los pumas y osos a que se acercaran a la ciudad y mantuvo muy alarmados a los residentes.
Pero la noche del baile de bienvenida permitió que todos tomaran un descanso. Y esa noche le perteneció a Berry. Se veía radiante. De hecho, era imposible no verla.