Una publicación de The Colorado Trust
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Organizaciones como la Alianza Juvenil de Montezuma están trabajando para aumentar la participación, conexión y sentido de bienestar de los jóvenes en esta comunidad del sudoeste de Colorado. Fotografías de Shannon Mullane

Poder comunitario

La prevención del suicidio en Mancos empieza con soluciones que los jóvenes impulsan

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Es la última semana completa en las vacaciones de verano para los estudiantes de Mancos, un pueblo ubicado entre Durango y Cortez en el sudoeste de Colorado, y hojas de acero poniendo grava en cubetas de plástico producen sonidos industriosos en el parque para patinetas.

Las piedras son un problema. Quizás alguien las esté regando en la superficie de cemento para que la gente no use el parque. Ya sea a propósito o no, la grava no es buena para las ruedas de poliuretano de las patinetas ni para los patinadores.

Un grupo de adolescentes llega con palas, escobas y carretillas. Paran de vez en cuando para picotear una variedad de pizzas, tostadas y fruta fresca. Empieza a oscurecer. Relámpagos forman nubes espesas sobre el Parque Nacional de Mesa Verde.

Los estudiantes tienen como líder a la activa Jorie McCann. McCann tiene puestos unos shorts de mezclilla y una camiseta verde con el logotipo de la Alianza Juvenil de Montezuma.

El trabajo en el parque para patinetas es parte del esfuerzo comunitario multifacético de conectar con la juventud de Mancos. Tiene que ver con la participación de los jóvenes. Tiene que ver con erradicar las reconocidas grietas donde los jóvenes se desconectan y no se sienten queridos.

“Tiene que ver con los niños que enfrentan dificultades en su hogar”, McCann dijo. “Es para los niños que están en esa situación de, ‘No sé por qué estoy viniendo a la escuela; a esta gente no le importo’. No se sienten apoyados”.

Jorie McCann en el parque para patinetas en Mancos.

A finales de julio de 2021, un adolescente de 15 años en Mancos murió por suicidio. La población de Mancos incluye un poco más de 1,000 personas; cualquier pérdida como esa puede golpear fuerte a una comunidad pequeña.

Pero esa no fue la primera tragedia reciente. Trece meses antes, un adolescente de 17 años también murió por suicidio.

Según reportó el Instituto de Salud de Colorado, el estado cuenta con una prevalencia mayor de problemas relacionados con la salud mental y tasas más bajas de acceso a atención para la salud mental en comparación con otros estados. Un informe publicado en 2021 por Mental Health America ubicó a Colorado en el puesto #47 entre 50 estados y el Distrito de Columbia, con base en 15 categorías de salud mental y la prevalencia en el uso de sustancias entre adultos y adolescentes, al igual que acceso a atención. (Los datos de 2022 muestran una mejora significativa entre los adolescentes, aunque el mismo informe ahora ubica a Colorado en el último lugar con respecto a la salud mental de los adultos.)

La muerte de 2021 en Mancos provocó un movimiento. Y una organización. Un póster apareció inmediatamente por todo el pueblo: “Nuestra comunidad ha sido afectada por el suicidio”, decía. “Hablemos”. El póster invitó a la comunidad a una reunión unos días después de la muerte del adolescente.

Varias personas clave se aseguraron de que esa plática se convirtiera en acción. Y un tema común surgió casi inmediatamente: los adolescentes deben ser quienes dirigen la conversación y los adultos deben ser quienes escuchan sus elecciones y deseos.

Un elemento crucial era el trabajo de Jorie McCann con la Alianza Juvenil de Montezuma, la cual ya estaba funcionando en el verano de 2021. Después del suicidio, la alianza organizó el Proyecto para el Bienestar de Mancos: “La conexión previene el suicidio. Así que hacemos cosas para aumentar la conexión en nuestra comunidad. Eso es todo”, dice el sitio web de la alianza sobre el programa. También empezó a trabajar en colaboración con la Coalición SAFE (Conciencia para Todos Sobre el Suicidio, por sus siglas en inglés), con sede en los condados de Dolores y Montezuma. McCann tenía conexiones con personas y negocios, como la tienda local Zuma Natural Foods que donó comida para ayudar a que los jóvenes fueran a las reuniones.

Otra persona clave fue Katie McClure. Antes de mudarse a Mancos hace tres años, McClure había pasado varios años como ejecutiva dedicada a los cuidados de salud en Oregón. Había liderado la Campaña del Estado Más Sano de Oregón. Estaba muy familiarizada con un estudio revolucionario, realizado de 1995 a 1997 por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y Kaiser Permanente, que encontró un conexión científica entre el trauma durante la infancia y las enfermedades crónicas de personas adultas, el encarcelamiento y los desafíos para tener un empleo. Más importante aún, a McClure la criaron con la creencia de que ayudar a otros es lo que haces.

El verano pasado, días antes del segundo suicidio de un adolescente, McClure había programado dar una presentación en la Biblioteca de Mancos para compartir sus conocimientos sobre la prevención del suicidio. Veintisiete personas se reunieron en la sala comunitaria de la biblioteca. Cuando les preguntaron en una encuesta si les gustaría aprender más sobre el tema y cómo, 10 de las 27 dijeron que querían aprender rápidamente y tener una conversación “de varios días”.

McClure ahora es directora ejecutiva de Mancos United, una organización que surgió en septiembre de 2021. McClure tiene una junta directiva con 14 integrantes y, en los próximos tres años, un compromiso de $40,000 de las Escuelas de Mancos. Mancos United enfatiza las conexiones para expandir el bienestar social, emocional y mental en todo el valle de Mancos.

McClure está desarrollando proyectos que los jóvenes identifican, como empezar un podcast para hablar sobre la salud mental. Este verano, una artista local y la maestra de arte de la escuela trabajaron con estudiantes que querían iniciar una revista para la autoexpresión. Están platicando sobre el lanzamiento de un proyecto culinario, o quizás un café que los estudiantes manejen. Mancos United sueña con tener una “central” para el verano de 2023 que ofrezca programas deportivos y de arte, o coordinar con un estudio local para tallar madera (Turning Wild Studio and School) o con Mancos Collective, un espacio en el centro que ofrece clases de arte, danza y yoga.

McClure sabe que apoyar programas es una cosa, pero asegurar que la gente participe es otra. Los adolescentes quizás tengan que cuidar a hermanos menores mientras su padre o madre (o ambos) trabajan. Una familia quizás esté enfrentando dificultades para obtener comida, agua y vivienda y no necesariamente esté pensando sobre cómo enriquecer las vidas de sus hijos. También hay desafíos con el transporte. McClure quiere que el trabajo del grupo se reconozca como algo no oficial y nacido en la comunidad para que sea lo más acogedor posible.

Cada dos semanas, reuniones con comida gratis en el Parque Boyle en Mancos ofrecen a McCann y a otros la oportunidad de conectar con los adolescentes. La comida se coloca estratégicamente a lo largo de la ruta que los niños tomarían normalmente para ir a la gasolinera Conoco y a su tienda con refrigerios empaquetados.

“No quiero que se excluya a los jóvenes”, dijo Nicolai Charley de 16 años mientras descansaba durante un juego improvisado de básquetbol en una de esas reuniones. Charley es un estudiante de tercer año en Mancos High School y planea ir a Fort Lewis College para estudiar ingeniería mecánica.

Esta es la segunda vez que Charley ha vivido en Mancos. Ha notado mejoras. “El Proyecto para el Bienestar de Mancos tendrá un impacto en nuestra comunidad y atraerá a más jóvenes, y creo que eso es bueno”. Funcionará, agregó, “solo si hacemos que [los jóvenes] se sientan más cómodos estando con los adultos y que tengan más oportunidades para fortalecer sus habilidades y conocimientos”.

Nicolai Charley y Damon Starr, ambos estudiantes en Mancos High School, juegan básquetbol durante una reunión del Proyecto para el Bienestar de Mancos el 15 de sept. en Boyle Park en Mancos.

Otra persona clave en la organización de la respuesta del pueblo fue Breeah Kinsella. Kinsella perdió a su esposo debido al abuso de sustancias y al suicidio en 2012, cuando estaba viviendo en Durango, cerca de ahí. Kinsella dijo que la pérdida de su esposo sirvió como impulso para aceptar un trabajo en Celebrando Comunidades Saludables en 2016. Terminó convirtiéndose en directora ejecutiva de la organización, la cual trabaja en cinco condados en el sudoeste de Colorado para prevenir el suicidio y tratar el abuso de sustancias.

Kinsella dice que la combinación de los programas y la participación comunitaria es “totalmente increíble”. Esos esfuerzos, los cuales pueden atraer tanto a adolescentes con perspectivas sanas sobre la vida como a aquellos que enfrentan desafíos, ayudan a reducir los factores de riesgo y aumentan la protección para todos. Los factores de riesgo incluyen la falta de acceso a comida y vivienda, y una falta de conexión a la escuela y la comunidad.

La Academia Americana de Pediatría y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades citan varios factores que contribuyen al suicidio entre los adolescentes: factores individuales como el aislamiento social y el abuso de sustancias, factores relacionales como las experiencias infantiles adversas y el conflicto en la familia, y factores comunitarios como obstáculos para obtener atención médica y el estigma relacionado con obtener tratamiento para la salud mental.

Las estrategias comunitarias para reducir el riesgo del suicidio en la adolescencia son variadas. La Academia Americana de Pediatría enfatiza la importancia de “colaboraciones intersectoriales” en las iniciativas para prevenir el suicidio de los adolescentes, y destaca la importancia de “alcanzar a una amplia variedad de participantes en la vida de un niño e incorporarlos en los cuidados proporcionados”.

“Tenemos que empezar a abordar los costos de la vivienda, tenemos que empezar a abordar el empleo y los salarios. Tenemos que abordar la comida y el agua. Tenemos que empezar a abordar por qué en nuestro estado continuamos teniendo incendios, porque estos son todos los [elementos estresantes] que aumentan el riesgo”, Kinsella dijo.

El suicidio de un adolescente en 2021, Kinsella dijo, la llevó a mudarse a Denver con su hija de 14 años para aceptar un trabajo con la Asociación de Proveedores de Colorado, una organización estatal que trabaja para mejorar el acceso equitativo de cualquier persona con trastornos en el uso de sustancias y necesidades relacionadas con la salud del comportamiento, incluida una “serie continua” de prevención, tratamiento y recuperación. Al pensar en su primer año viviendo en Denver, Kinsella dijo que el estado debería aumentar la prioridad de la atención para la salud rural, especialmente en lo relacionado con la salud mental. Las comunidades como Mancos, dijo, también tienen que aumentar sus esfuerzos e invertir en soluciones locales.

Todd Cordrey, superintendente del Distrito Escolar de Mancos, dijo que el compromiso del distrito con la organización no lucrativa Mancos United es parte de su esfuerzo para apoyar más a sus estudiantes. Y el distrito escolar, el cual solo tiene 40 puestos dedicados a la enseñanza e instrucción, este año designó un empleado de tiempo completo para que trabaje individualmente con los estudiantes y sus necesidades socioemocionales.

Ese empleado es Brad Higinbotham, quien aceptó el puesto en Mancos después de trabajar durante 21 años en la Escuela Abierta del Sudoeste en la cercana ciudad de Cortez. En sus primeras dos semanas trabajando en Mancos, Higinbotham dijo que su enfoque es trabajar para aumentar la confianza con los estudiantes, uno por uno. Las escuelas, dijo, necesitan hacer más para reconocer que los salones con cuatro paredes quizás no sean la mejor opción para los adultos jóvenes que quieren ser activos y moverse. Se siente animado por el enfoque de Mancos High School en las profesiones, en el aprendizaje basado en proyectos y en ayudar a los estudiantes para que estén expuestos al trabajo en la vida real.

En la Escuela Abierta del Sudoeste, Higinbotham dijo, enseñar habilidades sociales y emocionales se hace de forma intencionada. A los estudiantes se les enseña cómo resolver conflictos, dijo, y a que ayuden a crear un ambiente acogedor.

“No importa su aspecto físico, quiénes son, se sienten aceptados”, Higinbotham dijo. “Creo que eso es realmente importante”. En sus 21 años en esa escuela, dijo, no hubo ningún suicidio.

El Distrito Escolar de Mancos, por primera vez, asignó $40,500 para los estudiantes que necesitan terapia clínica. Estos servicios se proporcionan a través de Southwest Medical Group o The Grief Center of Southwest Colorado. El superintendente Cordrey dijo que el dinero se está usando de forma constante y probablemente se acabe. Si es así, dijo, encontrará más.

Las escuelas de Mancos ofrecen clases solo de lunes a jueves. Los maestros se reúnen los viernes para hablar sobre las necesidades de cada estudiante. Durante esas pláticas, los maestros a veces sugieren que Higinbotham conecte con un estudiante para averiguar si hay algún problema en la familia o el hogar con el cual necesita apoyo.

Las escuelas de Mancos también están iniciando un club al aire libre con un subsidio estatal del Centro de Aprendizaje Comunitario Siglo XXI. Los planes de programas incluyen hacer senderismo, andar en bicicleta de montaña, el rastreo de animales y fortalecer las habilidades para sobrevivir en la naturaleza. Ed Whritner, director de la escuela media y de la high school, dijo que la clave es seguir centrándose en los estudiantes. Las actividades deben ser accesibles, Whritner dijo; una aventura caminando por la montaña quizás esté a 15 minutos de distancia en automóvil, pero no ofrece ningún beneficio si no tienes cómo llegar ahí.

“Los niños saben lo que quieren”, Whritner dijo. Adultos “bien intencionados” usualmente piensan que lo que se necesita es un programa de mentoría, Whritner agregó, pero esos programas con frecuencia “se hunden” aún antes de empezar. Eso envía el mensaje equivocado, dijo, porque “hacen sentir a los niños que necesitan ayuda”. La clave, enfatizó, es escuchar las necesidades de los jóvenes.

Alrededor de Mancos, las oportunidades se están ampliando. El 11 de noviembre del año pasado, el ayuntamiento de Mancos se llenó de adolescentes que tomaron turnos para votar sobre actividades y mejoras en la infraestructura. Esa fue la noche en la que las mejoras para el parque de patinetas se resaltaron. Debido a esto, Jorie McCann decidió buscar $9,000 en subsidios de United Way of Southwest Colorado. Los estudiantes también están participando en la planeación de los parques en el pueblo.

McCann organiza un programa semanal de “Amigos Lectores” (los viernes, cuando no hay escuela) que anima a los estudiantes mayores para que lean con los más pequeños. Usualmente recibe 15 a 20 estudiantes interesados. McCann está decidida a ayudar a las escuelas de Mancos para que los estudiantes lean a nivel de grado. Los niveles de los estudiantes que no leen a ese nivel se conocen bien y son desalentadores. Un estudio realizado en 2021 por la Universidad John Hopkins encontró que los niños que no pueden leer a nivel de grado cuando llegan al tercer grado tienen una probabilidad cuatro veces menor de graduarse de high school a los 19 años que un niño que lee adecuadamente a esa edad.

Para McCann, la participación es clave. Y la actividad. Con ese fin, una maestra local ha ofrecido que los artistas adolescentes usen una parte de su cochera como lienzo. McCann está desarrollando planes para instalar obras de arte públicas en el pueblo o integrarlas en el parque para patinetas. Sueña con comprar un autobús para ayudar con el transporte. McCann solicita subsidios que la ayudan a reunir su salario de $20,000, además de un presupuesto modesto para comprar comida en las reuniones, el programa de Amigos Lectores y proyectos como la renovación del parque para patinetas.

Si sigues a McCann por el pueblo durante una hora o dos, observarás que constantemente se topa con personas de la comunidad que le ofrecen diferentes herramientas, espacios u oportunidades. La clave, dicen todos los que participan en los diversos esfuerzos, es seguir escuchando a y reconociendo las circunstancias que los adolescentes enfrentan en estos momentos.

En el parque para patinetas, dos amigos toman turnos en una rampa mientras ayudan a barrer la grava del cemento. Hayden Anderson solo ha estado usando la patineta por un par de semanas. Está trabajando en perfeccionar un truco conocido en inglés como “fakie front side”. Anderson y su amigo Logan Hawkins están por empezar su tercer año en Mancos High School.

Anderson planea estudiar quinesiología en la universidad y quiere ser entrenador personal. Hawkins no sabe bien todavía. Quizás una escuela técnica. Quizás ser soldador.

“Si escuchas sus historias…y no solo hablo de los niños con los que me voy a reunir, sino los niños con los que he estado trabajando toda la vida a quienes les está yendo muy bien en la escuela y tienen una buena actitud y son bastante productivos”, Higinbotham dijo. “Te cuentan estas historias descabelladas, y creo que muchos de nosotros, quienes leemos los periódicos, participamos en la política y ponemos atención en la comunidad, no tenemos idea alguna de cómo es la experiencia cuando cargas con cómo ayudar a tu familia, cuando te dicen que te cuides a ti mismo, y [tienes que] ir a la escuela y terminar la escuela, graduarte y ser alguien en el mundo y todas esas diferentes presiones. No tenemos idea alguna”.

Katie McClure, directora ejecutiva de Mancos United, abraza a su hijo Clive de 6 años durante la reunión comunitaria.

Traducido por Alejandra X. Castañeda

Mark Stevens

Escritor independiente
Mancos, Colo.

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