Belen Roof pareciera estar bastante protegida de la rápida propagación del vapeo entre los adolescentes a la cual los funcionarios de salud llaman una epidemia.
Roof es una adolescente de 15 años que vive en Silverton, Colorado. A ella le encanta esquiar y jugar fútbol. Habrá seis personas graduándose en su clase de preparatoria en Silverton (“si nadie se muda”, Roof dijo); el hermoso poblado entre las Montañas de San Juan es tan pequeño que todos saben lo bueno y lo malo que te pasa tan pronto sucede.
Pero Roof, escondida en su lejana esquina en el sudoeste de Colorado, ha sido testigo de la precipitada popularización del vapeo entre sus compañeros. Silverton es demasiado pequeño para tener 11 jugadores iniciales en su equipo de fútbol, así que ella debe trasladarse a Durango para entrenar y jugar partidos. Ahí fue que notó cuántos adolescentes estaban probando los cigarrillos electrónicos con nicotina, y lo fácil que era esconder esos pequeños dispositivos para que los adultos no los vieran.
Roof se unió a un grupo antitabaco en Silverton respaldado con subsidios del Departamento de Salud Pública y Medioambiente de Colorado (CDPHE, por sus siglas en inglés). Ella sabe que quienes se oponen al tabaco tienen mucho por hacer para educar y persuadir a los adolescentes de su generación.
“Muchos jóvenes dicen: ‘los cigarrillos [tradicionales] son un asco’, pero luego están vapeando”, Rood dijo “Y mientras tanto yo pienso que eso no tiene ningún sentido”.
Los estudiantes de high school en Colorado son nuevamente el blanco principal de la batalla constante contra los productos con nicotina. Los funcionarios dedicados a la salud pública siguen considerando el consumo de cigarrillos tradicionales como la amenaza prevenible más mortal en Estados Unidos, y los datos demuestran que ha estado disminuyendo admirablemente por años entre todos los grupos. Sin embargo, su decadencia ha sacado a relucir continuas desigualdades en el consumo de nicotina y sus riesgos, al igual que disparidades en quiénes son el blanco de las campañas publicitarias y de mercadeo de esos productos.
“La epidemia del vapeo realmente aminoró mucho el progreso que habíamos alcanzado”, dijo Alison Reidmohr, especialista de comunicaciones sobre el tabaco para CDPHE.
Los líderes en la lucha antitabaco están renovando sus esfuerzos para implementar regulaciones y empleando a nuevos grupos de jóvenes para convencer a sus compañeros y a los funcionarios gubernamentales locales. Las palancas gubernamentales que creen poder utilizar más incluyen añadir el vapeo y el consumo de cigarrillos electrónicos a las prohibiciones para no fumar, aumentar a 21 años la edad para comprar cualquier producto con tabaco o nicotina y prohibir la producción de productos saborizados que atraen a grupos demográficos específicos y que podrían acelerar la adicción.
“Si agregáramos a los cigarrillos electrónicos a las áreas en donde se prohíbe consumir tabaco aquí en Silverton, eso sería muy bueno”, Rood dijo, ya que piensa que transmitiría un mensaje más claro a su generación sobre los peligros del vapeo.
Además de la perturbadora popularidad del vapeo, recientes encuestas demuestran que en los vecindarios con menos ingresos se consume una alta cantidad de tabaco entre pacientes de Medicaid, personas indígenas, jóvenes LGBT y personas con problemas de salud mental y del comportamiento.
“Hemos progresado mucho en general reduciendo el número de personas que fuman en EE. UU., lo cual es una excelente noticia para la salud pública, pero existen grandes diferencias entre quienes todavía fuman”, dijo Vince Willmore, vicepresidente de comunicaciones con la Campaña nacional para Niños Sin Tabaco en Washington, D.C. “El progreso ha sido desigual y la batalla definitivamente continúa”.
Entre los jóvenes en Colorado, mientras que las tendencias generales contra el tabaco siguen siendo positivas, varias zonas con disparidades persistentes están atrayendo la atención de los grupos antitabaco.
La iniciativa Healthy Kids Colorado Survey, la herramienta de evaluación más integral disponible para quienes trabajan a favor de la salud pública, muestra un enorme éxito desalentando el consumo de cigarrillos tradicionales. El porcentaje de jóvenes en Colorado que dicen fumar cigarrillos en la actualidad disminuyó del 11 al 7 por ciento entre la encuesta de 2013 y la de 2017. Esa reducción es aún más pronunciada que la reducción constante de los adultos que dicen consumir cigarrillos en Colorado y a nivel nacional.
Las desigualdades que los defensores de la salud pública están tratando de atacar incluyen tasas mucho más altas de jóvenes que fuman cigarrillos y que se identifican como gay, lesbianas, bisexuales o transgénero. Mientras que el 6 por ciento de los estudiantes que se identifican como heterosexuales dijeron que consumen cigarrillos, el porcentaje aumentó a 17 por ciento entre estudiantes gay o lesbianas y a 33 por ciento entre los adolescentes transgénero.
El problema más grande es el vapeo o los cigarrillos electrónicos. Los estudiantes en Colorado están vapeando con productos que contienen nicotina en un porcentaje dos veces mayor al promedio nacional y al nivel más alto entre los 37 estados encuestados por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) en 2018. Veintisiete por ciento de estudiantes de high school en Colorado dijeron que vapean actualmente.
Quienes trabajan a favor de la salud pública ven una oportunidad en otra sorprendente estadística que aparece en las encuestas: mientras que el 87 por ciento de los estudiantes de high school en Colorado dicen que fumar cigarrillos [tradicionales] es riesgoso, lo cual indica que mensajes anteriores enfocados en la salud pública funcionaron, solo el 50 por ciento dicen lo mismo sobre el vapeo con nicotina.
Estudios han encontrado que la nicotina afecta negativamente al cerebro en desarrollo de los adolescentes, y que puede causar problemas para concentrarse en la escuela. Además de la nicotina, las nubes de humo producidas al vapear pueden contener numerosos metales, sustancias químicas y toxinas asociados con problemas de salud. Y otros estudios han encontrado que vapear cuadruplica el riesgo de que los estudiantes de 12º grado empiecen a fumar cigarrillos tradicionales.
La examinación de estadísticas sobre las personas adultas también revela desafíos y oportunidades para los grupos antitabaco.
Colorado mantuvo el mismo ritmo que la continua reducción nacional del número de personas que fuman cigarrillos tradicionales. En 2017, el 14.6 por ciento de los adultos dijeron fumar, en comparación con el 14 por ciento a nivel nacional. Los funcionarios de salud pública en Colorado han empezado a enfocarse en las categorías preocupantes como los adultos jóvenes que salen de high school y empiezan a trabajar directamente o los que no cursan estudios universitarios. En la encuesta más reciente, el 28 por ciento de ellos dijeron que fuman. Más de un millón de habitantes en Colorado ahora tienen cobertura médica a través de Health First Colorado (Medicaid), y la tasa de fumadores en ese grupo es del 34 por ciento.
Las tasas de fumadores también son más altas entre los habitantes de Colorado con menores ingresos. El 22 por ciento dicen fumar si ganan menos del 250 por ciento del nivel federal de la pobreza (o alrededor de $31,225 para una persona).
Los investigadores señalan que las estrategias publicitarias de las compañías tabacaleras pueden contribuir a estas desigualdades, con métodos que incluyen la inclusión de cupones con descuentos junto con los cupones para alimentos. Los grupos antitabaco en Colorado también señalan que las compañías tabacaleras se enfocaron en atraer a las comunidades LGBT al convertirse en patrocinadoras iniciales de publicaciones y eventos organizados con esos grupos en mente. Además, algunos funcionarios de salud pública en Colorado han sospechado por años que estas compañías de tabaco usaron históricamente a Colorado como un mercado de prueba para sus productos, lo cual podría explicar la mala fortuna que tiene Colorado de ocupar el primer lugar por su porcentaje de adolescentes que dicen vapear.
Los efectos sobre la salud de estas disparidades se documentan una y otra vez en el tipo de estudios de salud localizados que han surgido en la última década.
Los investigadores creen que tasas más altas de personas que fuman es uno de los factores que contribuyen a las diferencias en las tasas de cáncer y otras enfermedades que existen en los vecindarios con menos ingresos de ciudades norteamericanas. En un informe de fumadores según zonas censales que publicó el Diario de la Asociación Médica Americana, investigadores encontraron que en vecindarios en donde las tasas de fumadores figuraban dentro del percentil 90, las tasas de personas con asma eran 39 por ciento más altas que en los vecindarios en los que la tasa de fumadores figuraba dentro del percentil 10. Entre otras condiciones, el porcentaje de enfermedades pulmonares obstructivas crónicas aumentó el 120 por ciento y el de enfermedades cardíacas, el 27 por ciento.
Fumar y consumir tabaco “son factores principales que contribuyen a las disparidades de salud en nuestro país”, Willmore dijo.
Los nuevos esfuerzos para combatir el consumo de productos con tabaco en Colorado incluyen concentrarse en áreas geográficas y analizar cuidadosamente los resultados geográficos disponibles mediante encuestas continuas.
El estado anima a los líderes locales de salud pública para que soliciten subsidios comunitarios de la Enmienda 35, la última vez que se aumentaron los impuestos al tabaco en Colorado en 2005. (Una propuesta electoral en 2016 para aumentar los impuestos al tabaco no se aprobó.) Reidmohr mencionó un esfuerzo en el banco local de alimentos del Condado de Weld que ofrece la inscripción gratuita a Colorado QuitLine con voluntarios que ayudan a las personas para que se inscriban. Rachel Freeman, una especialista en control del tabaco con el Departamento de Salud Pública y Medioambiente del Condado de Weld, dijo que el condado está usando un subsidio estatal de julio de 2018 para examinar los datos con mayor profundidad e implementar otras iniciativas.
El equipo de Freeman aprendió que, aunque el 17 por ciento de los residentes consumen tabaco en el Condado de Weld en general, el porcentaje en Fort Lupton es del 30 por ciento. “Eso fue bastante asombroso”, Freeman dijo.
Si se examinan más cuidadosamente las características demográficas de Fort Lupton, se descubre que 1 de cada 3 residentes no se graduó de high school, 4 de cada 10 viven con ingresos menores al nivel federal de la pobreza, y el nivel de ingresos medio es más bajo que en el resto del condado.
El equipo de Freeman sabe que es peligroso entrar en una comunidad y declarar, de hecho: “están rezagados y necesitan ayuda”.
“No sabíamos bien cómo nos iban recibir”, dijo. “Nos encantan nuestras bases de evidencia y nuestras evaluaciones, pero llega un punto en el que debes reconocer la humanidad de la situación y que estamos llegando como personas de afuera y necesitamos ir a escuchar”.
El equipo del Condado de Weld está trabajando duro, Freeman explicó, para hablar con una amplia variedad de integrantes de la comunidad provenientes de muchos grupos socioeconómicos, al mismo tiempo que busca las opiniones del alcalde, los integrantes del consejo escolar y otros líderes comunitarios. En abril, el equipo organizará una reunión pública para presentar todos los datos, “para que la comunidad los vea e interactúe, y para seguir conversando”.
Heather Kennedy siente una gran pasión por llevar esa lucha antitabaco a niveles locales a través de grupos de jóvenes y pláticas relacionadas con la justicia social.
Kennedy, una proveedora de asistencia técnica en el Centro para la Práctica de Salud Pública de la Facultad de Salud Pública de Colorado, cree que la siguiente fase de la lucha antitabaco debe considerar el consumo de tabaco como “el síntoma de un problema en lugar del problema mismo”.
Kennedy nos insta para que examinemos qué grupos sobresalen en las estadísticas: los jóvenes LGBT, los habitantes de vecindarios con menos ingresos, los adolescentes que dicen sufrir discriminación. “Se observan las causas río arriba”, Kennedy dijo. “Entonces, ¿cómo desarrollamos cambios río arriba que no solo aborden el consumo de tabaco, sino que también mejoren las vidas de los jóvenes?”
Kennedy y otros propusieron formar una coalición de jóvenes llamada UpRISE usando $1.8 millones de un subsidio estatal y que busca incluir a representantes para consejos juveniles en todo el estado. UpRISE (Resistir, Informar, Aceptar el reto o Step-up, Empoderar) ahora está funcionando en 21 comunidades, desde el Condado de San Juan donde vive Belen Roof en el sudoeste, hasta el área metropolitana de Denver y los condados de Las Animas, Logan y Moffat en zonas rurales de Colorado.
El grupo de jóvenes al que pertenece Roof apenas está empezando, haciendo su propia investigación y aprendiendo el plan de estudios relacionado con la justicia social que UpRISE emplea. El plan de estudios se enfoca en los sistemas de poder social y la industria del tabaco. Roof está de acuerdo con que la tarea antivapeo será más eficaz si se implementa a través de un consejo centrado en los jóvenes. “Si se hace a través de un adolescente, será más poderoso; si se hace con un adulto, se querrán revelar, pero si un montón de adolescentes están diciendo algo, quizás lo respeten más”, dijo.
Una de las primeras políticas que se podrían implementar es prohibir el vapeo en los espacios verdes/parques abiertos de Silverton, parecida a la política actual que prohíbe fumar. Eso ayudaría a diseminar el mensaje de que la adicción a la nicotina que produce el vapeo puede ser igual de peligrosa que consumir tabaco, Roof dijo.
Khalid Shahba es un adolescente de 16 años cursando su penúltimo año de estudios en Poudre High School en Fort Collins, y también forma parte del grupo Youth Action for Health en el Condado de Larimer. Shahba ha viajado a Egipto con su familia y visto cómo las compañías tabacaleras implementan campañas publicitarias explotadoras ahí, y ahora le preocupa el mercadeo de los productos para vapear en EE. UU.
“He visto un acceso muy fácil para obtener productos para vapear, como estudiantes mayores en edad legal vendiéndoselos a adolescentes menores en high school”, dijo Shahba, quien juega fútbol. “Algunos hasta los venden con bolígrafos abajo: el mercado te está entrenando para que los escondas, como si supieran que lo que están haciendo no es legal. No es moral ni éticamente correcto que se explote así a los niños”.
Encuestas de adolescentes en Colorado revelan que el 40 por ciento de ellos dicen haber comprado productos para vapear ellos mismos, por internet o en almacenes que debieron haberles pedido una identificación demostrando que tenían 18 años de edad.
El grupo de jóvenes en Larimer está trabajando en el diseño y costo para un centro de consejería y tratamiento contra la adicción enfocado en los adolescentes, Shahba dijo.
Para los activistas tratando de implementar políticas antitabaco, la mejor estrategia continúa siendo aumentar el precio de los productos con tabaco, lo cual ha demostrado una y otra vez que reduce el consumo, Reidmohr dijo. Un efecto similar ahora también está apareciendo entre los productos con nicotina y sin tabaco: Reidmohr mencionó un informe publicado en 2016 por la oficina del Cirujano General que dice que “se calcula que un aumento del 10 por ciento en el precio de los cigarrillos electrónicos reduce las ventas de cigarrillos electrónicos desechables aproximadamente el 12 por ciento y de productos reusables alrededor del 19 por ciento”. Los jóvenes en particular responden al aumento en los precios; un aumento del 10 por ciento en el precio de los cigarrillos puede resultar en una reducción del 5 al 15 por ciento en su consumo entre los jóvenes, según concluyó un informe federal.
Desde el fracaso en 2016 de la propuesta electoral para aumentar impuestos en Colorado, los esfuerzos políticos se han enfocado en aumentar la edad para comprar tabaco más allá de 18 años y en crear un sistema de permisos para vendedores de tabaco que facilite el cumplimiento de leyes relacionadas con la edad. (En Colorado, necesitas una licencia para cortar cabello en un salón de belleza pero no para vender tabaco en una tienda.) En la actualidad, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) y el Departamento de Ingresos del estado tienen recursos limitados para enviar a tiendas a personas que verifiquen que los vendedores estén comprobando edades, y las multas son demasiado bajas para tener un efecto disuasorio, Reidmohr dijo.
A nivel local, Aspen aprobó un aumento en el licenciamiento y los impuestos en 2017, y el consejo de la ciudad subió la edad para comprar tabaco a 21 años. Sin embargo, uno de los desafíos para que las comunidades locales acepten nuevas restricciones en el tabaco, como otorgar licencias a las tiendas que venden tabaco, es la “preferencia local”. Según las leyes estatales actuales, las comunidades locales que tienen reglas más restrictivas pierden su porción de los impuestos que otorga la Enmienda 35, Reidmohr dijo. El aumento de los impuestos al tabaco en Aspen se diseñó para llenar ese vacío en ingresos tributarios. La legislatura estatal está considerando este año hacer modificaciones que eliminen esa sanción.
A nivel nacional, los activistas antitabaco quieren que la FDA cumpla sus recientes advertencias de que está interesada en prohibir los productos saborizados con nicotina, incluidos los cigarrillos mentolados y los productos para vapear con sabores como sandía y mango, al igual que en limitar la nicotina a niveles no adictivos. Hay estudios que demuestran que la publicidad de cigarrillos mentolados con frecuencia se han enfocado en las comunidades afroamericanas, mientras que los productos para vapear con sabor a caramelo son muy atractivos en el mercado ilícito para adolescentes.
El doctor Scott Gottlieb, director de la FDA, amenazó a los fabricantes de cigarrillos electrónicos durante una audiencia en enero y dijo que tendrían que enfrentarse a regulaciones severas si no dejaban de usar todo tipo de publicidad dirigida a menores o si no ponían más restricciones en los sistemas de venta por internet.
“Estas son propuestas innovadoras que realmente pueden acelerar el descenso en las tasas de fumadores y abordar las desigualdades entre las personas que todavía fuman”, dijo Willmore de la Campaña para Niños Sin Tabaco.