“Es el día perfecto para esto”, dijo un hombre envuelto por un abrigo largo y grueso, sin siquiera una gota de sarcasmo.
La nieve caía diagonalmente, cubriendo City Park en Denver y a las personas que llegaban temprano para el “marade” anual (una mezcla de marcha y procesión) en honor al Dr. Martin Luther King, Jr. El brazo izquierdo elevado de la estatua del ícono de los derechos civiles estaba cubierto de blanco. El aire se sentía frío y húmedo, dando lugar a una mañana tranquila y sombría.
Sin embargo, la multitud que se reunía trajo calor y risas. Al poco tiempo, empezó la música y los bailes y cánticos.
Desde gente joven hasta personas mayores, de tez negra, morena y blanca, estudiantes y ancianos, unionistas y profesionales vestidos de traje, dignatarios y funcionarios, todos ahí para celebrar no solo el sueño del Dr. King, sino también la idea del activismo y la importancia de estar presentes.
Una de las personas que dio un discurso invocó la memoria del Dr. King y palabras más recientes del expresidente Obama diciendo que “nosotros” es la palabra más importante en nuestra democracia.
Conforme el marade fue haciéndose camino hacia el oeste para la caminata de 2.1 millas desde la Avenida Colfax hasta el Civic Center Park, el ambiente se asemejaba más a una fiesta de cumpleaños que a un funeral, más celebración que conmemoración.
La gente parada a los costados aplaudía a lo largo de la ruta, los niños saludaban desde las ventanas de sus apartamentos, y los voluntarios distribuían agua y chocolate caliente. Representantes de la organización Padres & Jóvenes Unidos (un beneficiario de The Colorado Trust a través de la Estrategia para promover la equidad en salud, o HEAS, por sus siglas en inglés) lideraban cánticos sobre la justicia e igualdad, y personas de todo tipo de religión mostraban sus carteles. Una tienda local de Starbucks repartía café gratis entre los participantes, con la ayuda de estudiantes de la Fundación “I Have a Dream” de Colorado.
El sentido de pertenencia ese día contrastaba en grande con el trastorno que muchos sintieron después de las elecciones presidenciales de 2016. Todas las elecciones son importantes, pero para muchos habitantes de Colorado esta tuvo un impacto personal. Los cambios agresivos posteriores en el ambiente político ponen en duda quiénes exactamente están incluidos en ese “nosotros”.
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“El problema de ‘los otros’ es el problema del Siglo 21”, john a. powell dijo durante el Foro Fiscal 2017 del Instituto Fiscal de Colorado, unos días antes de la celebración para Martin Luther King. “La solución yace en la pertenencia”.
(Las palabras de powell recordaron las que usó durante su discurso en 2015 para la Serie de aprendizaje sobre la equidad en salud de The Trust, disponible para ver en línea en su totalidad. El Instituto Fiscal de Colorado también es un beneficiario de HEAS.)
El Foro Fiscal usualmente se enfoca en temas sobre impuestos y presupuestos en Colorado, y este año todavía tuvieron muchos asuntos fiscales de qué hablar. El programa incluye oradores expertos y análisis profundos de la situación fiscal en el estado, al igual que pláticas sobre los esfuerzos del Congreso para revocar la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA, por sus siglas en inglés) y otras amenazas a la red de seguridad federal.
La presentación de powell, un profesor de la Universidad de California en Berkeley y director del Instituto Haas para una sociedad justa e inclusiva, resaltó las conexiones entre las políticas impositivas y económicas y el racismo y la discriminación estructurales que han existido por cientos de años. A través de la regulación económica, programas educativos, políticas de vivienda, prácticas de préstamos y otros mecanismos, se han saqueado desigualmente los derechos y recursos de la gente de color, y de las personas que viven en la pobreza.
Las estructuras de poder mantienen estas divisiones, powell alegó, en gran parte a través del concepto del “otro”. Esto se refiere al papel que desempeñan los procesos, las políticas, las estructuras y las dinámicas que marginan a las personas a lo largo de “todas las diferencias humanas”—raza, clase, religión, género, ingresos, orientación sexual, discapacidad y más—creando y manteniendo una desigualdad persistente.
La idea de “los otros” ocupó la página central de la campaña presidencial en 2016. Se acosó, menospreció e intimidó constantemente a las mujeres, las familias de bajos recursos, los afroamericanos, los latinos, los inmigrantes, las personas con discapacidades, los refugiados, los gays, las lesbianas, la gente transgénero y a muchos más. Y ahora estas comunidades se ven amenazadas por cambios abruptos en las políticas federales que afectan sus vidas diarias.
Como powell lo describió, el nuevo Presidente es un maestro transmitiendo el miedo de que “existe ‘un otro’ que quiere sacarte el dinero del almuerzo, que quiere apoderarse de tu identidad”.
Los efectos no son abstracciones, y tampoco los daños que ocasiona.
En el sudoeste de Colorado, varios estudiantes latinos—residentes legales—trataron de salirse de la escuela para trabajar y ganar tanto dinero como fuera posible antes de la inauguración presidencial, asumiendo que después de ella se les deportaría, esto según dijeran durante una entrevista representantes de la organización Tri-County Health Network (otro beneficiario de HEAS).
Por fortuna, el personal de la escuela intervino e impidió que los estudiantes dejaran sus estudios. Sin embargo, el miedo sigue existiendo.
En otro distrito escolar, el superintendente escribió una carta abierta a los estudiantes y las familias después de las elecciones para reafirmar que sus escuelas son un lugar donde todos son bienvenidos.
“Nuestra misión esencial es asegurar que nuestras escuelas sean lugares seguros en donde la raza, etnia, religión y situación migratoria de un estudiante no presente obstáculos para la educación de ese niño”, escribió Michael Gass, superintendente de las Escuelas de Telluride, en una carta bilingüe.
En Denver, las organizaciones que trabajan con las comunidades de inmigrantes y refugiados están viendo un aumento en situaciones de intimidación y acoso.
“Va más allá de tener miedo”, dijo Harry Budisidharta, subdirector del Centro para el Desarrollo Pacífico Asiático (APDC, por sus siglas en inglés), otro beneficiario de HEAS. “Hemos recibido más y más reportes de algunos de nuestros clientes diciendo que ahora, cuando caminan por la calle, están siendo acosados por personas que pasan manejando y gritan: ‘¡Regresa a tu casa, regresa al lugar de donde viniste, terrorista!’”
El diario The Gazette en Colorado Springs reportó que por lo menos 15 crímenes motivados por prejuicios ocurrieron en Colorado en las dos semanas después de las elecciones.
“Aunque las personas quieren decir que este es un estado acogedor, creo que parte de ese análisis es mirar si realmente estamos implementando políticas que hacen que sea un lugar seguro, sano y acogedor”, agregó Justin Valas, un promotor de políticas de salud para el APDC.
Ser marginado y encasillado como “otro” constantemente es corrosivo y tóxico. Es una de las muchas razones por las que las personas se retraen. Ya sea que esto se manifieste al no renovar el seguro médico, no ir a la escuela o al trabajo, o al no participar en la comunidad y en los eventos cívicos como las elecciones, es malo para la salud.
“Muchas de las comunidades con las que trabajamos ya estaban luchando para mantener una buena salud debido a la falta de estabilidad financiera en sus vidas. Y ahora, con nuestra nueva administración [federal], estamos viendo más temor y confusión sobre lo que les espera en el futuro”, dijo Felicia Griffin, directora ejecutiva de FRESC: Trabajos buenos Comunidades fuertes, otro beneficiario de HEAS.
Ese es el peso con el que muchas personas de diferentes comunidades están cargando después de las elecciones que desenmascararon partes del electorado que no piensan que pertenecen, y no quieren hacerles sentir bienvenidos. Para los “otros”, desde un punto de vista de salud, esto puede tener más importancia que otras variables.
“Sentir que pertenecemos es más importante que lo que comemos”, dijo el profesor powell durante el Foro Fiscal.
Los líderes y promotores comunitarios están contrarrestando parte de este miedo y confusión organizando reuniones y talleres para “saber tus derechos” y encontrando diversas maneras de apoyarse unos a otros.
“Está reuniendo a muchas personas para luchar contra lo que muchos temen va a suceder”, dijo Lynn Borup, directora ejecutiva del Tri-County Health Network. La organización recientemente participó en una reunión con otras organizaciones locales e integrantes de la comunidad para platicar sobre opciones para responder a políticas potencialmente antiinmigrantes.
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“Muchas más personas van a morir debido a la reducción en cobertura y acceso”, dijo Joe Sammen, director ejecutivo de la Coalición de Colorado para las Personas con Acceso Limitado a Servicios Médicos, sobre los prospectos de revocar la ACA. La Coalición es un beneficiario de HEAS.
Es una declaración franca en un mundo usualmente ponderado de políticas de salud. Pero según la evaluación de la mayoría, el impacto de revocar totalmente la ACA sería desastroso para cientos de miles de personas en Colorado.
Según el análisis del Centro de Prioridades Presupuestales y Políticas, el número de personas sin seguro médico en Colorado por lo menos se duplicaría con la revocación, de 438,000 ahora a 1,026,000 sin la ACA. Colorado perdería $33.3 miles de millones en fondos federales, forzando un aumento desbocado en el costo de los cuidados no compensados.
Aunque es mucho lo que está en juego con los cuidados de salud, y revocar la ACA es algo que muchos líderes del Congreso y el presidente prometieron durante su campaña, no es lo único que corre peligro.
“Es muy fácil hablar como si fuera una ‘Olimpíada de opresión’, en donde puedes decir que la vivienda es lo más importante, o la comida es lo más importante, o los cuidados de salud son lo más importante”, Sammen dijo, “cuando en realidad sabemos que todo está conectado, y si una parte sufre todo lo demás sufre. Lo que esto implica no puede subestimarse”.
El clasicismo, el racismo y el sexismo no suceden por sí solos. La desigualdad económica no puede separarse de las inequidades raciales.
“En realidad, sabemos que esas cosas suceden simultáneamente”, Sammen agregó. “En este país, no ocurren en aislamiento”.
Y si las estructuras e instituciones de poder no se controlan, tienen la tendencia a normalizarse, sistematizarse y codificarse como ley.
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“Estamos por pasar por una inmensa prueba de nuestras instituciones”, dijo Ezra Klein de Vox en una entrevista por podcast que se transmitió en diciembre. “Sé cómo hablar al respecto, porque suena alarmista, pero la variedad de resultados posibles en la política estadounidense es más amplia de lo que pensamos”.
La nueva realidad de lo que es y no es posible en nuestra política causa que las fundaciones y promotores imagine nuevas formas de involucrarse en las estructuras cívicas, los procesos democráticos y las comunidades mismas. Sin más resiliencia y equidad en la democracia, la política y los cambios sociales y culturales que muchas de las organizaciones filantrópicas buscan alcanzar simplemente no podrán mantenerse.
Las elecciones presidenciales de 2016 demuestran cómo puede suceder esto—cómo un candidato históricamente impopular puede ganar con propuestas ampliamente impopulares y políticas demostrativamente regresivas. Sucedió, por lo menos en parte, debido a la marginación, la erosión de los derechos a votar y la apatía política generalizada.
“Ser marginado, silenciado e ignorado afecta directamente cuántos años vives, lo cual es un ataque directo en los resultados de salud de una persona”, dijo Felicia Griffin.
No es fácil deshacer las conexiones complejas entre la marginación política y los resultados de salud, pero es algo real.
Mientras que Colorado tiene suerte de contar con políticas y prácticas de votación modernizadas para que el proceso sea más accesible y seguro, muchas comunidades históricamente marginadas continúan teniendo una baja representación en el electorado. Hasta entre los votantes que se registraron por primera vez en Colorado en 2016, los latinos, afroamericanos y asiático americanos tuvieron una representación más baja en comparación con la población en general, según un análisis realizado después de las elecciones por Project New America.
Un ciclo más amplio de falta de participación puede surgir cuando los obstáculos para votar resultan en menos personas que votan, y menos personas que votan lleva a una reducción del poder político. La desconexión con el proceso político y con las decisiones políticas que toman los funcionarios electos puede llevar a indiferencias profundas y a un sentimiento de “nada de esto importa”.
Pero todo importa, especialmente cuando la diferencia en votos que obtuvo el ganador de las elecciones presidenciales es de 79,646 personas en tres estados—un número de personas que podría caber en Mile High Stadium. El escasísimo margen del triunfo de Trump no fue una aplastante victoria, como lo demuestra su derrota en el voto popular por 2.9 millones de votos. Por lo contrario, fue lo que el analista político de CBS News y corresponsal político a cargo Jamelle Bouie llamó “una distribución geográfica ideal de votantes”.
La gente no se presentó—o no pudo presentarse—a votar.
“Todos queremos pertenecer, y yo creo que todos quieren ser escuchados”, dijo Griffin. “Tenemos que invertir tiempo para construir comunidades fuertes, sanas y resilientes que estén trabajando no solo por parchar el sistema, sino también por destruir las barreras estructurales y sistémicas”.
“Gran parte de la participación política no es exactamente amigable para [muchas] personas”, agregó Justin Valas, mencionando obstáculos como el idioma, la cultura, el transporte y el tiempo, en lo relacionado con la participación en asambleas o testificar en la legislatura estatal.
Para las organizaciones filantrópicas y de promoción comunitaria enfocadas en la equidad, esta población que no vota presenta una oportunidad convincente para aumentar la participación. La gente que no está registrada para votar—o aquella que sí lo está, pero no vota—usualmente es más joven, más pobre y más diversa racialmente que la población que vota activamente. En 2016, según un análisis de FiveThirtyEight de una encuesta post-electoral de 100,000 votantes registrados, era menos probable que votara la gente de color que estaba registrada que los votantes blancos; y, era menos probable que votara la gente más joven registrada que los votantes mayores.
Igualmente, según estudios anteriores del Centro Pew de Investigación y la Oficina del Censo de Estados Unidos, las personas que no votan tienen menos probabilidad de estar interesadas en la política, pensar en cuestiones que las afectan o creer que votar importa.
Sin embargo, cuando se descartan o directamente niegan tus derechos a tener acceso a cuidados de salud, ganar un salario suficiente para vivir, poner un techo sobre tu cabeza, casarte con quien quieras, practicar tu religión o hasta simplemente existir sin peligro en tu propia comunidad, votar importa mucho.
Esto no es solo un desafío de comportamiento en donde las motivaciones personales previenen la participación democrática más amplia. Existen elementos estructurales que crean desigualdades extensas en el número de personas que se presentan a votar a lo largo de divisiones económicas y raciales.
En el informe Por qué votar importa, Sean McElwee señala el legado histórico de las elecciones en Estados Unidos que originalmente solo incluían a los terratenientes blancos, hasta que los trabajadores, las mujeres y los afroamericanos eventualmente ganaron el derecho a votar después de luchar mucho para obtenerlo. Este legado sigue resultando en una “presencia desigual” con más probabilidad de dejar a la gente de color y que vive en la pobreza fuera del proceso democrático.
“Esta desigualdad de voto se subestima en su impacto social y en los debates políticos más amplios sobre la dirección [que debe tomar] nuestro país”, McElwee escribe. “Nuestra democracia no incluye demasiadas voces, especialmente entre aquellos que ya sufren mayores desventajas debido a barreras raciales y de clase en nuestra sociedad”.
Las elecciones presidenciales de 2016 fueron las primeras en 50 años que no ofrecieron la protección total de la Ley del Derecho al Voto, resultado de la decisión Shelby en 2013 de la Corte Suprema. Esto permitió que 14 estados aplicaran nuevas restricciones al votante, como fechas límites estrictas para registrarse, requisitos para presentar una identificación con foto, reducción de lugares para votar, reorganización de distritos con base en diferencias raciales y otros obstáculos que parecen afectar desproporcionalmente a los votantes negros y latinos.
Según lo reportado en The Nation y otros medios de comunicación, en Wisconsin, Carolina del Norte y otros estados en donde se empezaron a aplicar las nuevas restricciones disminuyó el número de votantes en áreas predominantemente negras y latinas que, en muchos casos, también vieron una disminución drástica en el número de sitios para votar.
Aunque el número de personas que se presentan a votar en Colorado es mayor al del resto del país, y no se han establecido nuevas restricciones aquí, estos ejemplos de barreras raciales, de clase y estructurales igual meritan preguntarse a quién se incluye en el “nosotros” en relación con la participación democrática.
Aunque no existe una sola solución, se puede empezar poniendo más atención en la capacidad cívica, la educación de los votantes y en la organización comunitaria.
“Creo que necesitamos más inversiones, especialmente en Colorado, para organizar a la comunidad”, dijo Griffin. “No más iniciativas de alcance y participación, pero de organización que incluya componentes sólidos para desarrollar líderes”.
Algunos expertos en filantropía destacan a la capacidad cívica como un ámbito listo para recibir más apoyo, ya que existe la oportunidad de que las fundaciones participen en fortalecerla.
“Con un par de excepciones notables, las fundaciones que ofrecen subsidios no han puesto suficiente atención en la salud cívica de nuestra nación”, escribió Ben Soskis en la revista The Chronicle of Philanthropy después de las elecciones. “No importa cuánta más atención han puesto las organizaciones sin fines de lucro y las fundaciones en el trabajo de promoción comunitaria, estas elecciones señalan la necesidad de hacer inversiones estructurales mayores en la infraestructura cívica en la cual se basa la promoción”.
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Pero no todo se ha perdido después de 2016. Los votantes de Colorado pasaron un aumento al salario mínimo, y el estado está bien preparado para progresar en muchos otros temas. Colorado continúa liderando al país en el número de mujeres elegidas para la legislatura estatal. Y una mujer latina, la representante Crisanta Duran (demócrata-Denver), es presidenta de la Cámara por primera vez en la historia del estado.
Coaliciones extensas se están movilizando para proteger el acceso y la cobertura a los cuidados de salud. Los promotores de derechos civiles están ampliando sus mecanismos de defensa y operaciones de respuesta rápida. Y en algunos lugares, hasta se siente un poco de optimismo a pesar de las inquietantes elecciones.
“Este optimismo existe en las personas y en la comunidad, porque seguimos estando aquí”, dijo Valas. “Las cosas no han sido fáciles, pero hay resiliencia en la comunidad, y una abundante historia de organización y solidaridad comunitaria en la cual apoyarse, y nuevas personas que involucrar”.
“No es todo celebración y sentarse alrededor tocando tambores”, dijo Budisidharta. “Algunas coaliciones están fracturándose porque hay un pasado de resentimiento entre diferentes organizaciones o personalidades. Definitivamente existe la oportunidad, pero ahora el desafío es realmente realizar el trabajo”.
Esos desafíos se están formando rápidamente, ya que los primeros días de la administración de Trump han incluido órdenes ejecutivas alarmantes y cambios políticos previstos que afectarán la cobertura de salud, vivienda, inmigración, salud reproductiva, normas financieras y más.
Sin embargo, a pesar de la naturaleza abrumadora de estos cambios, la velocidad y amplitud con que se han unido las comunidades afectadas y aliadas para resistir las políticas federales dañinas es una muestra impresionante del activismo cívico. Desde las muestras locales de apoyo hasta la movilización nacional de la Marcha de Mujeres, se viven momentos de esperanza cuando tantas personas se levantan para apoyar y defender derechos civiles y constitucionales fundamentales.
“Si nos apoyamos en nuestros valores, nos organizamos y actuamos, el cargo recae en nosotros y estaremos bien”, remarcó powell en el Foro Fiscal. “Y no quiero decir en 20 años. Quiero decir antes que eso”.
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Durante el marade del Día de Martin Luther King, mientras la nieve seguía cayendo, un niño negro vio al camarógrafo de un noticiero de TV encima de una camioneta.
“¡Oiga, señor! Póngame en las noticias”, le pidió, mientras brincaba moviendo las manos con una gran sonrisa en el rostro.
El niño pertenecía. Pero quería que también lo vieran y escucharan.
Un par de minutos más tarde, pasó otra vez con un cartel escrito a mano que incluía la famosa frase del Dr. King: “El momento siempre es correcto para hacer lo correcto”.
“¿Me filmaste?”, le preguntó el niño al camarógrafo, quien movió la cabeza asintiendo. “¿Estás seguro? No me estás mintiendo, ¿verdad?”
No era solo esperanza lo que el niño tenía. Era determinación.
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Si te interesa obtener más detalles sobre la Estrategia para promover la equidad en salud de The Trust, o conectarte con una de las 18 organizaciones participantes, haz clic aquí.
Nota del editor: Scott Downes fue director de programas en The Colorado Trust y ayudó a crear la primera fase de la Estrategia para promover la equidad en salud.