Cuando Jaid Redmon-Greene rompió aguas en septiembre de 2021, fue al Hospital UCHealth de la Universidad de Colorado en Aurora, en el cual nacen cerca de 3,700 bebés al año. Ella y su pareja estuvieron sin vivienda durante su embarazo, y Redmon-Greene había estado usando cocaína y alcohol.
Cuando llegaron al hospital, Redmon-Greene tenía mucho dolor. Su pareja, el padre de su hijo, pidió una silla de ruedas. Dijo que le dijeron que tendría que encontrar una él mismo.
“Dijo: ‘Ya que somos negros y ella tiene mucho dolor y tenemos la apariencia que tenemos, ¿no nos vas a ayudar’” Redmon-Greene recordó. “Alguien ahí me dijo: ‘Solo cálmate, cálmate, cálmate. Estás siendo dramática’”.
Redmon-Greene dijo que no le sorprendió esa respuesta. Había visitado la sala de emergencia en el hospital intermitentemente durante su embarazo, pero dijo que nunca la conectaron con recursos—ni de asistencia con la vivienda, ni para el tratamiento por uso de sustancias ni para ayuda con la comida.
“Parecía que los estaba molestando todo el tiempo. Estaba haciendo preguntas. No sabía cómo sentirme, y pedí ayuda, y solo me daban de alta y no me daban ningún recurso, y descaradamente solo me dejaban en la calle”, dijo. “Fue muy triste. Fue un embarazo realmente horrible”.
Cuando ya estuvo sola en su sala de parto, Redmon-Greene pidió comida pero le dijeron que la cafetería estaba cerrada. Quería algo diferente al fentanilo para controlar el dolor, pero dice que le dieron la droga de todas formas. Finalmente, dio a luz a su bebé, un varón.
Redmon-Greene dice que el personal le preguntó si podían llevarse al bebé para bañarlo. Aceptó y luego se durmió—pero cuando despertó, su hijo ya no estaba. Una trabajadora social de los servicios de bienestar infantil le dijo a Redmon-Greene que la consideraron como un peligro y que le sacaron a su hijo de su cuidado.
Una vocera de UCHealth se rehusó a comentar específicamente sobre la historia o experiencia de Redmon-Greene, y dijo que “los trabajadores sociales, especialistas en medicina de adicción y consejeros para la salud del comportamiento [del hospital] proporcionan atención envolvente tanto antes como después del parto”. La vocera también señaló que existe un equipo de transición para la vivienda y un programa perinatal con doulas de apoyo entre pares disponibles para los pacientes.
En 2021, cerca del 20 por ciento de las personas embarazadas alrededor del país dijeron que usaron sustancias durante el embarazo, según la Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas y la Salud. Aproximadamente el 11 por ciento de los nacimientos ese año se vieron afectados por la exposición prenatal al alcohol, y cerca del 8 por ciento se vieron afectados por la exposición prenatal a drogas ilícitas.
Las personas embarazadas que usan alcohol y sustancias ilícitas enfrentan mayores obstáculos en la atención prenatal, postnatal y por uso de sustancias. Temen que les saquen a su hijo y el riesgo de enfrentar acusaciones penales por usar alcohol o drogas durante el embarazo.
En Estados Unidos, uno de cada tres niños formará parte de una investigación de los servicios de bienestar infantil antes de los 18 años, y a los padres de 700 niños les quitan la custodia cada día, según un informe de septiembre de 2023 publicado por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés). Más de 200,000 niños ingresan al sistema de custodia temporal cada año.
Las familias negras e indígenas tienen mayor probabilidad de que los servicios de bienestar infantil las reporten e investiguen en comparación con las familias blancas, según el informe. Por lo tanto, los niños negros, quienes representan el 14 por ciento de la población infantil en EE. UU., constituyen el 24 por ciento de los reportes por abuso y negligencia infantil y el 21 por ciento de los niños que ingresan al sistema de custodia temporal. Los niños negros también tienen mayor probabilidad de que los saquen de sus familias, sigan separados por períodos más largos, y que el sistema de bienestar infantil los convierta en huérfanos legales.
“El problema entero del uso de sustancias durante el embarazo está totalmente enredado con el estigma y el miedo”, dijo Jade Woodard, directora ejecutiva de Illuminate Colorado, una organización sin fines de lucro que trabaja para abordar el maltrato infantil. “Existe un temor real sobre lo que puede significar para el desarrollo de tu bebé. Existe un temor real sobre lo que puede significar con el involucramiento del sistema”.
La exposición prenatal al alcohol y las drogas puede tener impactos físicos, cognitivos y socioemocionales para el desarrollo de un niño, desde su infancia hasta que se convierte en adulto joven. Los efectos del uso de sustancias dependen de varios factores, incluida la exposición a una o múltiples sustancias, el momento en que se está expuesto en el útero y el tipo de sustancia. Esa exposición puede resultar en la pérdida del embarazo, discapacidades congénitas o discapacidades en el desarrollo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
A pesar de estos riesgos para un bebé, muchos expertos están de acuerdo con que la mejor estrategia es que la persona embarazada reciba apoyo y tratamiento con el uso de sustancias y que la familia se mantenga unida, siempre y cuando el uso de sustancias de la madre no imponga una amenaza directa para el bienestar del bebé. Un trabajador social de los servicios de bienestar infantil usualmente decide si existe una amenaza directa; esa decisión puede depender de factores como el apoyo familiar, la situación de vivienda y la voluntad de la madre de obtener tratamiento. Estudios demuestran que los niños obtienen mejores resultados en sus propios hogares en comparación con la custodia temporal.
Para que las familias tengan una mayor probabilidad de quedarse juntas y que los padres biológicos obtengan más acceso a programas y recursos para el tratamiento de trastornos por el uso de sustancias, Colorado cambió su definición de abuso infantil y creó Planes para la Atención Segura en 2020.
Durante la atención prenatal y el parto, los integrantes del personal médico son denunciantes obligados según la Ley federal de Abuso Infantil y Tratamiento de Prevención. Esta ley de 1974 orienta a los estados sobre cómo prevenir e investigar el abuso y la negligencia infantil y crea órdenes que los estados deben cumplir para recibir fondos para las agencias de bienestar infantil.
En 2016, la Ley federal de Adicción y Recuperación Integral obligó que los sistemas estatales de bienestar infantil desarrollaran Planes de Atención Segura para los bebés afectados por el uso de sustancias, los síntomas de abstinencia o el trastorno del espectro alcohólico fetal. La ley federal no define “afectados por el uso de sustancias” ni requiere que los estados sigan un plan estándar; los estados deben desarrollar su propio plan.
Hasta el año 2020, los denunciantes obligados reportaban el uso prenatal de sustancias y la exposición infantil a las sustancias en Colorado a los servicios de bienestar infantil. Ese año, una nueva ley estatal modificó cómo se determina el abuso y la negligencia—ahora, un niño debe verse “afectado por la exposición al alcohol o a las sustancias”, y “la salud o el bienestar [del niño recién nacido] está amenazada por el uso de sustancias”.
“Anteriormente, básicamente era que las pruebas biológicas positivas equivalían abuso y negligencia”, dijo Lauren Bruns, doctora en medicina y profesora adjunta de pediatría en el Campus Médico Anschutz de la Universidad de Colorado. “Podía haber sido que una persona daba a luz [y] estaba estable usando metadona por un trastorno de uso de opioides, pero entonces el bebé nacía y, si le hacían pruebas, obtenía resultados positivos de metadona y por lo tanto se clasificaba como abuso y negligencia.
“Creo que todos vieron el error en eso”.
Bruns formó parte de un comité que la División del Bienestar Infantil del Departamento de Servicios Humanos de Colorado reunió para ayudar a redefinir el abuso y la negligencia cuando la legislatura estatal desarrolló y examinó la nueva ley. A lo largo de muchas reuniones, Bruns dijo que el comité estableció una amplia definición para permitir que un denunciante obligado interpretara si el bebé corría riesgos; esto ya no depende en las pruebas como la única consideración.
“Creo que, al evaluar si la salud o el bienestar de un recién nacido se ve amenazada por el trastorno de uso de sustancias de esa [persona que lo cuida], definido con base en cuándo esas necesidades no se cubran apropiadamente, creo que puede ser difícil”, Bruns dijo.
A fecha de agosto de 2023, 25 estados y Washington, D.C. todavía consideran abuso infantil que alguien use sustancias durante el embarazo, según el Instituto Guttmacher, un grupo de investigación sobre salud y políticas. Esos estados requieren que los profesionales de salud reporten cualquier sospecha de uso prenatal de drogas ante las autoridades.
Junto con el cambio en la definición de abuso y negligencia, el Departamento de Servicios Humanos de Colorado desarrolló Planes de Atención Segura en colaboración con hospitales para ayudar a las familias con trastornos por el uso de sustancias a crear una red comunitaria de seguridad. Idealmente, el plan se establece durante la atención prenatal, antes que se involucren los servicios de bienestar infantil, y luego se da seguimiento durante el parto y el período de posparto. El plan aborda la salud física de la familia; la salud mental, como los planes de tratamiento; la salud y el desarrollo infantil, incluidos programas de atención y educación temprana; y, apoyo para los padres, como con planes para la vivienda y el cuidado de niños.
“La familia puede trabajar con sus socios comunitarios, puede trabajar con sus parientes o recursos comunitarios, el hospital, y no tiene que estar involucrada para nada con [el sistema de] bienestar infantil”, dijo April Jenkins, gerenta de la Unidad de Protección y Prevención Infantil en el Departamento de Servicios Humanos de Colorado.
Los Planes de Atención Segura son distintos a los acuerdos del “plan de seguridad” que se establecen entre la División de Bienestar Infantil y una familia y que requieren que la familia haga cosas como buscar tratamiento para mantener o recuperar la custodia de su hijo. Para mejorar los Planes de Atención Segura, la división está capacitando a sus trabajadores de casos y colaborando de cerca con hospitales de parto y socios comunitarios para educarlos sobre los planes y asegurar que se usen bien.
“Cada familia es singular y tiene sus propias fortalezas y desafíos, así que trabajar con los trabajadores de casos para pensar sobre cómo interactuar con las familias, cómo identificar los servicios comunitarios que podrían serles útiles a las familias en diferentes situaciones” es importante, dijo Shannon Bryan, una especialista en trastornos por uso de sustancias y recién nacidos expuestos a las sustancias en la División de Bienestar Infantil. Bryan agregó que la división está “trabajando con nuestros trabajadores de casos para que también entiendan mejor la experiencia de vida y la preparación de las familias con las que estamos trabajando, y para entender el uso de sustancias y la adicción y su impacto en las [personas individuales] en el sistema de la familia”.
Sin embargo, puede ser difícil para el personal de un hospital implementar un Plan de Atención Segura en los pocos días que una persona está en el hospital para dar a luz si el plan no se inició antes durante el embarazo, según Kaylin Klie, doctora en medicina y una proveedora en UCHealth que ha trabajado por mucho tiempo en medicina de adicción para personas embarazadas y en el período de posparto. Klie está trabajando para asegurar que los Planes de Atención Segura empiecen antes que una persona tenga a su bebé.
“Mi objetivo sería que disminuya el trauma de tener estas pláticas justo alrededor del momento del parto si ya estamos preparados con anticipación”, dijo Klie, directora adjunta de la Beca de Investigación de Medicina de Adicción en el Hospital de UCHealth de la Universidad de Colorado. “Les digo a mis pacientes: ‘[la división de] protección infantil me hace la misma serie de preguntas cada vez, así que no es un misterio’”.
Klie dijo que habla sobre las opciones de tratamiento con sus pacientes, quién más vive con ellos y si esas personas están usando sustancias, y qué necesidades de salud mental o del comportamiento los padres u otras personas que cuidarán al niño tienen. Si esas cosas se abordan con anticipación, prepara a las familias no solo para que den los pasos necesarios hacia la recuperación si están listas, sino también para trabajar con los servicios de bienestar infantil en caso de que el recién nacido haya estado expuesto a sustancias.
En los cuatro años desde que la ley estatal se aprobó, ha sido difícil determinar el éxito de los Planes de Atención Segura, pero reportes ante los servicios de bienestar infantil han disminuido en un 25 por ciento, según datos del Departamento de Servicios Humanos de Colorado.
De 2020 a 2021, reportes de infantes expuestos a drogas antes de nacer en Colorado aumentaron alrededor del 7 por ciento, pero luego disminuyeron un 25 por ciento en los dos años siguientes, según los datos.
Entre los infantes que están expuestos a sustancias y cuyas familias crearon un Plan de Atención Segura pero no fueron reportados a los servicios de bienestar infantil, ni hospitales ni el estado actualmente registra el plan. Esto también es verdad a nivel nacional. Las familias que fueron reportadas a los servicios de bienestar infantil y que tienen un Plan de Atención Segura se ingresan en un sistema de rastreo estatal. Sin embargo, los representantes estatales se rehusaron a divulgar los datos de ese sistema, citando la pequeña cantidad de Planes de Atención Segura registrados y otros “factores distorsionantes”.
Pero los representantes estatales sí dijeron que hay un programa piloto en desarrollo para identificar todos los Planes de Atención Segura, sin importar si existe un reporte a los servicios de bienestar infantil, al igual que para estudiar los resultados de los Planes de Atención Segura.
“Creo que es fascinante que sea un mandato federal, pero realmente no tenemos buenos datos publicados sobre los resultados”, Bruns dijo. Espera investigar pronto los resultados de los Planes de Atención Segura, a los cuales se refiere como “la pregunta de un millón de dólares”.
“Estamos haciendo todo esto, ¿pero marca la diferencia y tiene impacto?” dijo.
Después de que le quitaron a su hijo, Redmon-Greene trabajó con los Servicios de Protección de Niños y Adultos en el Condado de Arapahoe en un plan de seguridad para tratar de recuperarlo. Tuvo que asistir a tratamiento y logró ingresar al programa de Nuevas Direcciones para Familias en el centro de tratamiento Valley Hope.
Redmon-Greene descubrió que estaba embarazada otra vez solo un par de meses después de dar a luz. Se mantuvo encaminada, trabajando para tratar su adicción y conseguir vivienda después del programa de Nuevas Direcciones. Pero en agosto de 2022 tuvo una recaída.
“Sé que metí la pata. Recaí como 36 días antes del parto”, dijo. “Tenía miedo de que también se llevaran a este bebé, y no podía pasar por eso otra vez”.
Redmon-Greene pensó en huir del estado antes de dar a luz. En lugar de eso, acudió nuevamente a los recursos que la había ayudado a mantenerse sobria después de que naciera su primer hijo. Se anotó para mudarse a comunidades de vivienda sobria después del parto, y esta vez, tuvo el apoyo de un equipo de atención en el Centro Médico Lutheran, quienes dijo que la trataron con dignidad y respeto.
“Me dijeron que estaba bien, y estuvieron ahí para las mujeres en recuperación. No me trataron de forma diferente. … La trabajadora social en Lutheran fue maravillosa, no me hostigó”, Redmon-Greene dijo. “Luego me llevé a [su varón recién nacido] de regreso al tratamiento conmigo, y todo estuvo perfectamente bien”.
Nunca perdió la custodia de su segundo hijo. Después de 18 meses de estar separada de su primer hijo, finalmente recuperó la custodia temporal en abril de 2023 y luego la custodia completa en septiembre cuando se cerró su caso con los servicios de bienestar infantil.
Redmon-Greene tuvo experiencias completamente distintas entre un parto y otro, solo con un año de diferencia. Es difícil saber si los cambios en las leyes de Colorado o las políticas de los hospitales desempeñaron un papel en ese cambio. Sin embargo, promotores comunitarios dicen que han observado cambios marcados en la experiencia de los pacientes, especialmente en relación con el prejuicio y estigma en hospitales.
En 2022 y 2023, la Colaborativa de Atención Perinatal de Calidad en Colorado (CPCQC, por sus siglas en inglés) realizó encuestas entre el personal de enfermería en salas de parto en hospitales de Colorado y les pidió que compartieran cómo responden sus colegas ante pacientes con trastornos por el uso de sustancias, tanto en relación con su actitud como con su comportamiento. En ambas encuestas, más de la mitad de los participantes dijeron que sus colegas demuestran una actitud negativa hacia tales pacientes. Sin embargo, solo alrededor de un tercio de los participantes dijeron que eso resultaba en cambios en el comportamiento de los proveedores de atención durante el parto.
“He observado un cambio en los últimos tres años y medio en cuestión de la percepción del uso de sustancias [en el período] perinatal como un problema entre los proveedores de atención perinatal y una reducción en el estigma por uso de sustancias [en el período] perinatal”, dijo Katie Breen, vicepresidenta de programas para CPCQC. “Todavía hay un montón de estigma, pero creo que se está hablando [sobre eso] más y más”.
CPCQC ha colaborado por años con el programa de la Sobredosis Materna Importa Plus (MOMs+, por sus siglas en inglés), un programa para prevenir la sobredosis materna, y con Hard Beauty, una organización que usa asesores pares para asesorar a personas con trastornos por el uso de sustancias y a educar al personal de hospitales sobre el uso de sustancias en el período perinatal a través de talleres de capacitación que destacan a personas con experiencias de vida con el uso de sustancias y el embarazo.
Los cambios en Colorado se han enfocado principalmente en los padres que dan a luz y el tratamiento por uso de sustancias. Sin embargo, los hospitales también han realizado cambios para mejorar el tratamiento y apoyo para los bebés expuestos a sustancias. En 2017, profesionales médicos en hospitales alrededor del estado formaron la Colaborativa de Hospitales en Colorado para Recién Nacidos Expuestos a Sustancias (CHoSEN, por sus siglas en inglés), una iniciativa estatal para mejorar métodos, aumentar la transparencia y compartir mejores prácticas para el cuidado de los recién nacidos expuestos a sustancias.
Quizás, de más significancia, los hospitales que forman parte de esta colaborativa han modificado su uso de metadona u otras drogas para ayudar con los síntomas de abstinencia en los recién nacidos expuestos a los opioides y en lugar de eso dependen de un modelo conocido como “comer, dormir, consolar”. Si un bebé no puede comer más de una onza de leche de fórmula o materna, no puede dormir más una hora sin interrupciones, o no puede ser consolado después de 10 minutos, entonces necesita tratamiento—pero en lugar de terapia farmacológica, el bebé recibe medidas de confort que idealmente un padre le proporcionaría. El tratamiento puede incluir contacto de piel a piel, alimentación a pedido, o simplemente reducir la iluminación, todas medidas que buscan reducir la estimulación y aumentar la comodidad para el recién nacido.
“Creo que con mucha frecuencia a nuestras personas que daban a luz con trastornos por el uso de sustancias se las trataba frecuentemente sin respeto y sin centrarlas en la atención de sus propios bebés después del parto”, dijo Susan Hwang, doctora en medicina, doctora en filosofía, con una maestría en salud pública, quien fundó CHoSEN y es médica neonatóloga en el Hospital de Niños de Colorado. “Creo que lo que ‘comer, dormir, consolar’ y CHoSEN QIC [la colaborativa para mejora la calidad en el grupo] realmente hicieron fue cambiar el paradigma en cuestión de cuál es el papel que desempeña la persona que da a luz en esa atención del bebé en el hospital de partos”.
En la actualidad, Redmon-Greene ha estado sobria más de un año y cuenta con un apartamento propio. Tiene la custodia de sus dos hijos, quienes ahora tienen 1 y 2 años de edad. Cuida de tiempo completo a su hijo mayor, quien desarrolló un trastorno para tragar mientras estaba en custodia temporal, y pasa el tiempo hablando en instalaciones de tratamiento y en grupos de mujeres sobre su experiencia para ayudar a otras mujeres a guiarse a través de la adicción y ser madres.
“Mi enfoque principal es tener a mis hijos y estar bien”, dijo. “Quiero ayudar a otras mujeres en mi situación”.
Traducido por Alejandra X. Castañeda
1ª parte de la serie: Mientras la epidemia de los opioides empeora en Colorado, personas mueren durante el embarazo y posparto
3ª parte de la serie: Los centros de rehabilitación para tratar el uso de sustancias pueden salvar la vida de personas embarazadas, pero no hay suficientes