Si les pides a las personas dedicadas a promover el desarrollo infantil en Colorado Spring que señalen en un mapa y mencionen la primera desigualdad entre vecindarios que les venga a la mente, las respuestas llegan rápida y marcadamente.
A diferencia de otras ciudades principales en Colorado, señaló Zachary McComsey del Legacy Institute, una organización educativa y comunitaria no lucrativa, Colorado Springs se divide en un puñado de distritos escolares. Aunque es fácil trabajar y jugar a la sombra del hermoso Pikes Peak y asumir que todo está bien, McComsey dijo que las diferencias entre los acaudalados Distrito 20 (Academy) y Distrito 12 (Cheyenne Mountain) y los Distritos 2 (Harrison) y 11 (Central) son muy perceptibles.
El Distrito 20 acaba de salir en las noticias lamentando que su tasa de matriculación universitaria había disminuido al 71 por ciento. Sin embargo, la tasa de ingreso a la universidad en el Distrito 2 de Harrison probablemente es del 20 por ciento, McComsey dijo. Pero no saben exactamente ya que no han tenido fondos para darle seguimiento al porcentaje.
Mientras tanto, en el centro de empoderamiento para vecinos de la organización Urbanites Leading the Pikes Peak Region, ubicada justo al sur del centro, los líderes tienen dificultades para mantener redes en las canastas de básquetbol y que la maleza no se apodere de la cancha. En el distrito de Cheyenne Mountain, más del 80 por ciento de los estudiantes terminan yendo a la universidad; campeones perenes de lacrosse y tenis entrenan en instalaciones de primera categoría.
J.J. Frazier, de Urbanites, ayuda a recaudar $1,000 en becas para estudiantes con bajos ingresos en el distrito de Harrison. Sin embargo, con frecuencia no logra encontrar los domicilios para enviar cheques a las familias transitorias que se mudan varias veces.
“Y cuando los estudiantes tienen dificultades en la escuela, es muy difícil que los padres vengan a las conferencias, porque quizás tengan dos o tres trabajos”, Frazier agregó.
Un nuevo estudio nacional intenta cuantificar e iluminar estas diferencias entre vecindarios en las ciudades más grandes de Estados Unidos, incluidas Colorado Springs y Denver. El estudio asigna puntajes de “oportunidades” a cada zona censal y resalta las diferencias radicales que a veces existen entre los puntajes de niños que a veces viven a solo un par de millas de distancia.
El Índice de Oportunidades Infantiles 2.0, publicado en enero y liderado por la Facultad de Políticas y Administración Social de la Universidad Brandeis, muestra con detalles las diferencias que afectan la vida de los niños dependiendo del código postal en el que nacen o a donde siguen a sus padres. Los autores dicen que “La geografía de oportunidades infantiles: por qué los vecindarios importan para la equidad” (The Geography of Child Opportunity: Why Neighborhoods Matter for Equity) es “la primera vez que obtenemos una evaluación única y constante de oportunidades infantiles contemporáneas en cada vecindario de EE. UU.”
“La inequidad racial, cuando examinas las condiciones para los niños, es muy notable”, dijo una de las autoras, Dolores Acevedo-Garcia, PhD, profesora de desarrollo humano y políticas sociales en Brandeis y directora del Instituto de Políticas para el Niño, el Joven y la Familia.
Los puntajes del índice de oportunidades en Colorado Springs y Denver, las únicas ciudades de Colorado suficientemente grandes para incluirse en el estudio, no son tan desalentadores como en otras ciudades más antiguas de EE. UU. con pasados más largos de pobreza más arraigada.
Colorado Springs, por ejemplo, obtuvo un puntaje en la zona metropolitana en general de 55 de 100, con resultados según varios factores (y determinantes sociales de la salud) como tasas de graduación, proporción de espacios verdes, acceso a una educación infantil temprana, desiertos alimentarios, propiedad de la vivienda y más. En general, la ciudad no tiene tan buen puntaje como Minneapolis, la cual obtuvo un total de 80, o San Jose, con 82. Colorado Springs ocupa un lugar justo en medio de la lista, acompañada por San Diego, Detroit y Charlotte. Bakersfield, en California, Memphis y Tucson obtuvieron algunos de los puntajes de oportunidades más bajos.
Pero Acevedo-Garcia prefiere examinar las diferencias entre vecindarios para contar una historia más compleja sobre cada ciudad. Las zonas censales (las cuales corresponden aproximadamente con los límites tradicionales de los vecindarios) con los puntajes más bajos en el índice de oportunidades en Colorado Springs obtuvieron un resultado medio de 24. Estas zonas están ubicadas principalmente al sur y al este del centro, según los mapas que acompañan el índice de oportunidades. Los vecindarios con los puntajes más altos en la ciudad obtuvieron un resultado medio de 87; esto es si examinamos Cheyenne Mountain y el área cercana al Broadmoor. El resultado es lo que Brandeis denomina una “brecha de oportunidades infantiles” de 63 puntos en Colorado Springs.
Esta diferencia obviamente no es ideal. Pero comparémosla con una ciudad industrial devastada como Detroit, Acevedo-Garcia dijo, en donde a primera vista el puntaje es igual al de Colorado Springs, con 55. Sin embargo, en Detroit, señaló, algunos vecindarios solo tienen un puntaje de 2, mientras que las zonas censales más pudientes marcan 95. Eso hace que Detroit tenga una brecha de oportunidades de 93 puntos, lo cual indica que la ciudad está aún más segregada por nivel de pobreza, grupo racial y oportunidades que otras áreas metropolitanas, con familias que se sienten atadas a sus circunstancias.
“Una brecha mucho menor indica cuánta desigualdad enfrentan las personas día a día”, Acevedo-Garcia dijo en una entrevista. “Lo que enfrentas en Detroit es una tasa muy alta de pobreza, un desempleo mucho mayor, tasas altas de desocupación en la vivienda, menos acceso a espacios verdes, tasas mucho menores en la aptitud escolar y maestros sin experiencia en las escuelas”.
El estudio de Brandeis y su sitio web permiten que los resultados de cada ciudad se filtren según grupos raciales. Si examinamos los resultados de Colorado Springs usando ese lente, una proporción mucho mayor de niños hispanos y afroamericanos viven en vecindarios con pocas oportunidades. Los vecindarios con muchas oportunidades, como Air Force Academy o Cheyenne Mountain, son en su mayoría blancos. Tales diferencias raciales entre vecindarios se observan en casi todas las ciudades principales de EE. UU.
Sin embargo, Acevedo-Garcia dijo, existen importantes diferencias entre lugares como Colorado Springs y Detroit, un contraste que se menciona específicamente en el informe nacional. Los niños hispanos quizás se concentren en los vecindarios con menos oportunidades, pero su puntaje de oportunidades es de 46; a nivel nacional, el puntaje que se atribuye a los niños hispanos es de 33. Eso indica que los niños hispanos en Colorado Springs tienen de alguna forma más oportunidades para progresar que los niños que viven en la ciudad de Milwaukee o Buffalo, por ejemplo.
“No hay manera de escapar el problema de inequidad entre grupos raciales, pero lo que sí podemos decirte es que el panorama de la inequidad tanto en relación con la brecha como con las diferencias raciales no es tan marcado [en Colorado Springs] como en otras partes del país”, Acevedo-Garcia dijo.
McComsey coincide con que la historia de equidad en Colorado Springs es compleja, pero también señala que la conclusión de “no estás tan mal” incluida en el informe de oportunidades no ayuda a las familias que están luchando por disminuir las diferencias económicas a diario. Colorado Springs es una ciudad en expansión, con algunos de los límites más amplios en la nación; ir de las escuelas de alto nivel en el distrito 20 de Academy a una escuela en el vecindario al sudeste del centro es desconcertante.
El transporte a lugares con más oportunidades es un gran problema para los niños que viven en el centro, McComsey dijo, con opciones limitadas de transporte público, distritos con presupuestos bajos y padres que trabajan.
“Un [residente que vive al norte de Colorado Springs] no sabe sobre el distrito de Harrison y no viene al centro y nunca votaría por un impuesto de $10 al mes para el transporte porque lleva él mismo a sus hijos en automóvil a la escuela”, dijo McComsey, cofundador de la escuela charter Atlas Prep que se enfoca en las necesidades urbanas.
Frazier, de Urbanites, está de acuerdo y menciona que el transporte es una de las razones por las cuales los estudiantes no asisten constantemente a la escuela o a programas extracurriculares en Colorado Springs.
“Durante el verano, ofrecemos un programa de enriquecimiento en el edificio que otra organización administra”, Frazier dijo, “y hay entre 25 o 26 niños inscritos, pero es esporádico. Quizás vengan un día pero no el resto de la semana. No tienen transporte o tienen que quedarse en casa y cuidar a sus hermanos”.
En Denver, los resultados han cambiado algo pero siguen reflejando una amplia brecha entre un vecindario y otro; la brecha es enorme entre grupos raciales.
El índice medio de oportunidades en los vecindarios de Denver con resultados más bajos es de 21. Estos vecindarios están ubicados principalmente al sudoeste y nordeste del centro de la ciudad, según muestra el mapa. Mientras tanto, los vecindarios con puntajes más altos tienen un índice medio de 95 (como Cherry Creek, Crestmoor y Hilltop). Eso resulta en una brecha de oportunidades de 74 puntos, una brecha mayor que la de Colorado Springs pero no tan alta como en ciudades que el informe destaca, como Detroit, St. Louis o Filadelfia.
Pero si examinamos las tablas según grupos raciales, la historia es más perturbadora. Más del 58 por ciento de los niños blancos de Denver viven en vecindarios con oportunidades “altas” o “muy altas”, según el índice. Pero solo el 12.5 por ciento de los niños negros viven en esos mismos vecindarios. Sesenta y nueve por ciento de los niños hispanos viven en vecindarios de Denver con oportunidades “bajas” o “muy bajas”.
Los investigadores enfocados en la brecha de oportunidades no quieren que nadie se felicite por notar puntajes relativamente positivos. Esta versión 2.0 incluye más detalles y es más amplia estadísticamente en comparación con la anterior. Los investigadores de Brandeis se sintieron alentados al ver que muchas ciudades utilizaron esa primera versión para promover políticas y programas relacionados con la equidad.
Por ejemplo, líderes dedicados a la salud pública en Chicago están usando los datos para explorar la correlación entre pocas oportunidades y los resultados de salud, Acevedo-Garcia dijo. El embarazo en la adolescencia y el envenenamiento con plomo están estrechamente relacionados en los vecindarios con pocas oportunidades; Chicago utilizará esa información para ayudar a dirigir programas de subsidios y otras iniciativas, incluso durante el proceso de solicitud de fondos para los vecindarios. Un centro médico en Boston está usando los índices de oportunidades para informar su trabajo de participación pública y beneficios comunitarios, agregó.
“Las personas suelen ser unidimensionales y estigmatizar a los vecindarios con una sola medida según el nivel de pobreza”, Acevedo-Garcia dijo. “Esta es una evaluación más compleja y refleja la distribución de oportunidades”, en lugar de solo la distribución de ingresos. Brandeis tiene planeado seguir mejorando y repitiendo los índices y espera que las comunidades usen los datos para monitorear los cambios en sus vecindarios con el paso del tiempo.
McComsey, Frazier y otros dijeron que seguirán buscando formas nuevas de ayudar a las familias que enfrentan tales brechas de oportunidades en Colorado Springs. McComsey dijo que las prioridades incluyen “más [educación] prescolar, más transporte, más puentes hacia la universidad”.
“Somos una ciudad mucho más conservadora en lo relativo a impuestos”, McComsey dijo. “Pero también estamos pasando por un periodo de gran crecimiento urbano. No creo que [Colorado Springs] tenga muchas herramientas en su poder para la planificación urbana”.