Una publicación de The Colorado Trust
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Amanda Birdsong en su guardería en Gunnison, Colorado. Fotografías de Luna Anna Archey / enviada especial de The Colorado Trust 

Alimentos

Un programa en Gunnison está proporcionando comida fresca, local y gratis a maestros

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Una vez al mes por la tarde, Amanda Birdsong abre la puerta principal de su hogar para encontrar una caja con frutas y verduras frescas. Birdsong administra Songbird School House, una guardería en su hogar en Gunnison para niños de uno a cinco años de edad.

Las cajas con frutas y verduras han sido de gran ayuda para la familia de Birdsong. Ha podido alimentar a sus dos hijos con frutas y verduras frescas (las cuales usualmente están agotadas en su supermercado cercano) y carne local (por lo general demasiado costosa en la tienda), y le encanta lo fácil que es que le entreguen los víveres justo en su puerta.

Las cajas de cartón con alimentos son una colaboración entre el Consejo para la Primera Infancia de Gunnison-Hinsdale (ECC, por sus siglas en inglés) y Mountain Roots Food Project, una organización sin fines de lucro para sistemas alimentarios en el área de Gunnison. El proyecto proporciona de forma gratuita alimentos saludables a maestros que viven en el área. (Mountain Roots es un exbeneficiario de The Colorado Trust.)

“Los maestros de la primera infancia desempeñan un papel muy crucial en el funcionamiento general de nuestra comunidad y apoyan el desarrollo de los niños pequeños, pero con frecuencia los dejamos olvidados en su papel”, dijo Lana Athey, la supervisora de servicios en la primera infancia del consejo. La fuerza laboral está enfrentando altos niveles de agotamiento y estrés después de más de dos años de un cambio total en el aprendizaje debido a la pandemia de COVID-19, y el consejo se dio cuenta de que el costo de los alimentos era una carga que podían aliviar.

“Si podemos proporcionar comida a nuestros maestros”, Athey dijo, “esto puede liberar fondos en ese hogar para otras cosas”.

Los maestros en Colorado indudablemente pueden usar apoyo financiero adicional: los salarios de los educadores en el estado figuran entre los más bajos en el país.

“Los salarios de los educadores de preescolar no son lo que deberían ser, así que aunque no están viviendo en el nivel de la pobreza, sus presupuestos igual son bastante justos”, explicó Holly Conn, directora ejecutiva de Mountain Roots. “Sentimos que es un apoyo proporcionar alimentos frescos y saludables a los maestros, les proporciona un beneficio—les dice: ‘A nosotros (el consejo, y quizás los dueños de los centros preescolares) nos importa tu bienestar y queremos invertir en él’, ya sea que se identifiquen o no como [personas con] inseguridad alimentaria”.

La inseguridad alimentaria sigue siendo una preocupación alrededor del estado y aparenta ser peor ahora que al principio de la pandemia. Según Hunger Free Colorado, uno de cada tres coloradenses enfrenta inseguridad alimentaria. Los datos proporcionados por la Despensa Alimentaria del Condado de Gunnison muestran que casi el 25 por ciento de los hogares en el área han solicitado ayuda del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés) desde 2019, y el 35 por ciento de los residentes cumple requisitos para recibir ayuda de la despensa.

“En 2022, menos personas usaron la despensa que en 2021, pero esas personas vinieron con más frecuencia”, dijo Jodi Payne, directora ejecutiva de la despensa. “Los hogares que históricamente nos habían visitado una vez al mes empezaron a venir dos o tres veces al mes”.

Ya sea que los maestros se identifiquen o no como inseguros con la comida, un salario bajo puede causarles desafíos para pagar las cuentas o comprar alimentos saludables. Eso puede afectar su habilidad de desempeñar su trabajo—y sus decisiones de continuar en la profesión.

Peyton Foley, director de seguridad alimentaria para Mountain Roots, entrega cajas con alimentos a maestros de la escuela primaria de Gunnison como parte de la labor que Mountain Roots realiza en la región.

“Los maestros, ahora más que nunca, están lidiando con más trabajo, salarios inadecuados y tiempo limitado, además de más experiencias dolorosas, pérdidas y dificultades económicas. Este estrés puede afectar sus relaciones con los niños y las familias con las que trabajan”, Conn dijo. “Mountain Roots quiere ayudar a eliminar los obstáculos que los maestros de preescolar tienen para obtener comida fresca y saludable, para que así sea más probable que coman bien en su hogar, [y] se mantengan más contentos y sanos”.

Desde octubre, los empleados y voluntarios de Mountain Roots han empacado y entregado sus cajas con alimentos a más de 80 educadores de preescolar en los condados de Gunnison y Hinsdale. Lo que se ofrece cada vez varía según lo que haya disponible, pero por lo general las cajas están llenas de verduras y frutas de la temporada, huevos, una proteína y panes de productores locales y regionales como Gunnison Gardens, Calder Farm y D3+ Eggs.

“Han sido maravillosos por muchas razones… Nos han proporcionado algunas cosas cuando ha habido escasez de comida, como de huevos”, Birdsong dijo. “Ayuda a que veas tu comida como algo más valioso y celebrado que solo, ‘tengo que alimentar a la gente con lo que haya a la mano’. [Es] algo que causa alegría”.

Agregó: “Realmente es una ayuda verdadera”.

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La mayoría de los programas que abordan la inseguridad alimentaria están conectados con las escuelas, como la iniciativa estatal Farm to Child bajo el programa de Alimentación Saludable y Vida Activa, y se enfocan en mejorar la nutrición y el acceso de los estudiantes a la comida. Esos programas pueden beneficiar a los educadores, quienes a veces se llevan comida extra a casa. Pero las iniciativas enfocadas específicamente en los maestros son pocas—y más necesarias que nunca.

Aún antes de la pandemia, los maestros enfrentaban niveles más altos de inseguridad alimentaria que la población en general, dijo Shreela V. Sharma, PhD, RDN, una profesora de epidemiología en la Facultad de Salud Pública de UTHealth Houston. Un estudio publicado a finales de 2020 encontró que los maestros de cuidados y educación en la primera infancia estaban enfrentando las tasas más altas de inseguridad alimentaria hasta la fecha, y casi la mitad de ellos enfrentaron inseguridad alimentaria los 12 meses anteriores.

“Muchas veces, nuestros maestros nos dicen: ‘tuve que reducir [lo que compro en el supermercado] porque necesitaba pagar el alquiler’, o ‘[el costo de] los servicios públicos ha aumentado’”, Sharma dijo. “Entras en este ciclo que se autoperpetúa de tener inseguridad alimentaria, así que quizás compras comida no saludable o practicas patrones de alimentación desordenada porque comes cuando puedes—y eso a su vez aumenta tu riesgo de desarrollar condiciones de salud como diabetes e hipertensión, y empiezas a gastar dinero para controlar esas condiciones de salud”.

Sharma también es cofundadora de Brighter Bites, una cooperativa alimentaria sin fines de lucro basada en las escuelas que distribuye bolsas con frutas y verduras frescas cada dos semanas a familias y maestros en instituciones en 10 ciudades de cinco estados. (La organización también proporciona educación nutricional.) El año pasado, el grupo atendió a más de 50,000 familias principalmente con bajos ingresos; aproximadamente el 8 por ciento, o 4,500, eran maestros.

UTHealth y Brighter Bites han realizado una encuesta entre educadores durante los últimos tres años para evaluar el impacto de COVID-19 en la salud de la fuerza laboral. A lo largo de ese período, Sharma dijo, “encontramos continuamente que más de un tercio de los maestros están reportando que enfrentan dificultades con la inseguridad alimentaria”. Aunque los datos no incluyen a Colorado, los resultados reflejan que la inseguridad alimentaria es “un problema constante y generalizado” que afecta áreas tanto rurales como urbanas, Sharma dijo.

En la misma encuesta, más de un tercio de los maestros también dijeron tener mala salud y poco bienestar, y más del 60 por ciento dijeron que estaban enfrentando altos niveles de estrés. Una encuesta diferente realizada en San Francisco antes de la pandemia encontró que los maestros estaban enfrentando niveles más altos de ansiedad financiera en comparación con el promedio nacional. Todo eso puede afectar su habilidad de proporcionar una educación de calidad.

“Muchos de nuestros educadores se ven afectados a través de su proximidad al acceso a la comida. Tienen pocos momentos para obtener alimentos y recursos fuera de su horario laboral… [y] obstáculos financieros para comprar comida de calidad”, dijo Britt Martens, la especialista de Farm to Colorado en el Departamento de Salud Pública y Medioambiente de Colorado.

Modificar algunos proyectos de acceso a la comida para enfocarse en los educadores es un “método equitativo” y uno que ayuda a modelar la alimentación sana para los niños, Martens dijo. “Es asegurar que los educadores reciban apoyo para que puedan permanecer en sus trabajos”.

Blaise Jaros, integrante del equipo de seguridad alimentaria y Americorps, y Grace Longendyke, educadora del programa de la granja a la escuela e integrante de Americorps, empacan comida para entregársela a educadores en el área de Gunnison.

Un pequeño número de esfuerzos para abordar este continuo problema han surgido en otras partes de Colorado. El Departamento de Salud del Condado de Weld, por ejemplo, el año pasado empezó a proporcionar cajas con comida directamente a proveedores y a personas que proporcionan cuidados infantiles y son parientes, amigos y vecinos (un concepto que se refiere a la atención proporcionada por parientes sin licencia u otros integrantes de la comunidad, usualmente en un hogar) hispanohablantes. En el Condado de La Plata, el cual incluye Durango, una organización sin fines de lucro llamada The Good Food Collective se asoció con el estado y La Plata Food Equity Coalition para conectar un puñado de educadores de la primera infancia con recursos alimentarios, como la entrega de cajas agrícolas subsidiadas y respaldadas por la comunidad. Y la despensa Giving Grocery de Denver South High School también está disponible para el personal.

Pero una colección incongruente de esfuerzos locales y entregas de cajas con alimentos probablemente no resuelva lo que ahora es un problema estatal de asequibilidad para los educadores, y las soluciones más amplias a largo plazo son pocas. Por ejemplo, a partir del año fiscal 2022, Colorado está ofreciendo un crédito tributario para los educadores de la primera infancia calificados. Distritos como las Escuelas de Cherry Creek y las Escuelas Públicas de Westminster anunciaron aumentos de sueldos. A nivel federal, la propuesta Ley de Maestros Estadounidenses establecería requisitos de salarios mínimos para maestros en las escuelas. Mientras tanto, algunos educadores de la primera infancia y aquellos al principio de su carrera con trabajo ganan lo suficiente para cubrir sus gastos.

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Birdsong, la maestra de Gunnison, no cree ser alguien que enfrenta inseguridad alimentaria. Sin embargo, a lo largo de su carrera de más de una década, dijo que muchos de sus colegas han estado al borde de la escasez alimentaria. Además, algunas de las familias a quienes atiende también lo están. Para algunos educadores, es un acto constante de balancear las cuentas de cada mes y la comida.

Las cajas con alimentos de Mountain Roots contienen, en promedio, $50 a $60 de víveres. La producción de cada una le cuesta $10 a la organización (cubriendo el tiempo del personal, el espacio para almacenarlas, las cajas y bolsas en sí, los vehículos y conductores que hacen las entregas y la administración).

“Cuando estás [viviendo] entre un cheque y el siguiente con tu salario de maestra, $50 a $100 ayudan bastante”, dijo Rachel, una exmaestra que ahora trabaja como guía bilingüe de asistencia alimentaria con Hunger Free Colorado. (Nos pidió que solo usáramos su nombre de pila para proteger su privacidad.) “Creo que es importante para las personas darse cuenta de que la crisis es tal que hasta eso ayuda—hasta solo esa cantidad”.

Las cajas mensuales también tienen beneficios adicionales: tanto los niños como los educadores están aprendiendo sobre verduras nuevas para ellos, como el bok choy y los champiñones melena de león. Y granjeros de la región reciben apoyo financiero durante una época tradicionalmente lenta del año, ya que Mountain Roots les paga directamente por los alimentos. La organización sin fines de lucro también ayuda a los granjeros al comprar alimentos en cantidades inexactas que si no se desperdiciarían; por ejemplo, un restaurante quizás no quiera comprar 18 piezas de coliflor, pero Mountain Roots puede usarlas.

Una típica caja con alimentos que Mountain Roots entrega a los educadores incluye frutas y verduras frescas, una proteína y pan.

Pero estas cajas solo son un beneficio a corto plazo. El programa recibe fondos a través de un programa estatal de subsidios creado por la legislatura del estado en 2021, y el dinero se acabará en mayo. El consejo está explorando opciones para mantener el programa, y Mountain Roots está dispuesto a seguir colaborando si se mantiene. Ambas organizaciones quieren que la iniciativa se expanda a otras comunidades y empleadores, como escuelas de kindergarten a 12º grado y hospitales.

“Los cambios de sistemas en el campo de la educación tardan mucho tiempo”, dijo Conn, la directora ejecutiva de Mountain Roots. “Nos gustaría poder continuar atendiendo a los educadores de la primera infancia siempre y cuando la necesidad exista y siempre y cuando sigan considerándolo un beneficio tangible y positivo”.

El Consejo para la Primera Infancia de Gunnison-Hinsdale está planeando completar una encuesta con maestros para evaluar el programa, pero Athey, la supervisora de sus servicios en la primera infancia, ya ha estado recibiendo comentarios positivos. Los educadores han disfrutado de la calidad de la comida y la conveniencia, lo que significa que algunos de ellos se están ahorrando 30 minutos o más de manejo para ir a un supermercado grande.

Según Athey, “el director de un centro dijo que vio a sus empleados más felices que nunca cuando las cajas llegaron por primera vez”.

Traducido por Alejandra X. Castañeda

Daliah Singer

Escritora y editora independiente
Denver, Colo.

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