Una publicación de The Colorado Trust
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Tiran Charles (izq.) ayuda a Ethan Glover con su soga para escalar en el gimnasio CityROCK durante un evento de Blackpackers en Colorado Springs el 25 de marzo de 2023. Fotografías de Parker Seibold / enviada especial de The Colorado Trust

Personas y lugares

Te presentamos a los coloradenses negros que están cambiando el rostro de las actividades al aire libre

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Un sábado por la tarde en marzo, Djanne Smith intentó por primera vez escalar la pared en la esquina del gimnasio CityROCK en Colorado Springs.

“¡Es más difícil de lo que parece!” dijo, antes de intentar otra vez.

Smith manejó al sur desde Denver para esto, a pesar de tenerle miedo a las alturas, a pesar de no conocer a nadie aquí y a pesar de que hay varios gimnasios para escalar cerca de donde vive. Estaba aquí para unirse a una excursión organizada por Blackpackers, una organización sin fines de lucro que trabaja para ampliar el acceso a las actividades recreativas al aire libre en Colorado.

Smith ha vivido en Colorado toda su vida pero “hay mucho del estado que no he visto”. Se describe a sí misma como una persona en su grupo de amigos que prueba cosas nuevas, y parte de su motivación para probar el alpinismo fue para inspirar a que otras personas la acompañen.

“Siempre me han interesado las actividades al aire libre, pero me ha tomado bastante tiempo encontrar otras personas de color para que vayan conmigo”, Smith dijo. “Para mí, puede ser intimidante venir a un espacio donde otras personas no se parecen a mí. Es lindo cuando puedes ser parte de una comunidad”.

Patricia Cameron, la fundadora de Blackpackers, dijo que la motivó un impulso similar cuando inició la organización. Después de divorciarse en 2012, Cameron quería poder darle a su hijo pequeño acceso a las mismas experiencias que otras familias de clase media en Colorado Springs. Los mayores obstáculos eran los primeros—obtener el equipo y las habilidades necesarias para viajar con mochila, acampar, esquiar y hacer otras actividades al aire libre.

Después de juntar dinero con su trabajo como una técnica de gestión de emergencias (EMT, en inglés) para comprar equipo para viajar con mochila y aprender sola lo que necesitaba saber, Cameron quiso que fuera más fácil para los demás. Blackpackers paga todos los costos para que las personas se unan a excursiones de esquí, alpinismo, senderismo y otras, compra el equipo para los recién llegados a las actividades recreativas al aire libre, y promueve oportunidades para que la gente de color consiga trabajo en esa industria. Recibe fondos y otro apoyo de organizaciones que incluyen Backpacking Light, REI, Arapahoe Basin y la Fundación de Salud de Colorado.

Cameron considera parte de su trabajo cambiar las percepciones de las personas sobre la recreación al aire libre como algo impulsado por la adrenalina y extremo, o solo para gente con un tipo específico de cuerpo.

“Las personas de color siempre han interactuado con la naturaleza”, Cameron dijo. “Quizás sea estando afuera y caminando con el perro. Para muchas personas de color, es salir y cocinar a la parrilla. Si lo tomas como perseguir adrenalina, te estás perdiendo mucho”.

* * *

Los coloradenses blancos tienen una historia de controlar el acceso a los espacios y las actividades recreativas al aire libre, a veces de manera brutal. Por décadas durante Jim Crow, los coloradense negros tenían prohibido el acceso a centros vacacionales y otros servicios que buscaban atraer a los turistas blancos. No les permitían el acceso a las albercas, o solo estaban disponibles únicamente un día a la semana antes que la alberca se limpiara.

A su vez, un legado de forzarlas a que trabajaran afuera—durante y después de la esclavitud—complicó las actitudes sobre los espacios al aire libre entre las comunidades negras.

La abuela de Cameron, por ejemplo, trabajó recogiendo algodón.

“Ella consideraba estar al aire libre como una conexión con la pobreza y criarse sin lo necesario”, Cameron dice. No entendía el impulso de su nieta de salir y ensuciarse. “Mi abuela sigue viva, y sigue preocupada”.

Pero, durante todo el tiempo que a los estadounidenses negros los han excluido de las actividades recreativas al aire, han hecho esfuerzos para recuperar el acceso a ellas. En Colorado, un centro vacacional llamado Lincoln Hills ofrecía servicios a afroestadounidenses de clase media, quienes buscaban pertenecer a una comunidad y relajarse en una época en la que enfrentaban discriminación sistémica y obvia en las ciudades. Un campamento de la YWCA ahí, Camp Nizhoni, era un lugar para que las niñas negras hicieran senderismo, nadaran y disfrutaran de las montañas. Cerró en 1946 después de que la YWCA integrara otro campamento cercano, el cual anteriormente había prohibido que las niñas negras asistieran.

Algunos de los participantes de Blackpackers mencionaron esta historia cuando hablaron sobre por qué estaban en el gimnasio para escalar esa tarde.

“Francamente, creo que hay mucho trauma que se ha heredado culturalmente”, dice Felicia Anzaldua, quien vive en Colorado Springs y había traído a su hija Zoë de seis años al gimnasio para escalar. El evento de Blackpackers ofreció seguridad debido a la cantidad de gente, Anzaldua dijo, y una forma empoderante de ganar habilidades y experiencia. “Quería exponer a mi hija [al alpinismo] de una forma culturalmente apropiada”.

Zoë Anzaldua escala una pared durante el evento de Blackpackers en Colorado Springs el 25 de marzo.

Los cinco hijos de Elizabeth Glover habían estado hablando de ir a escalar desde la última vez que asistieron a un evento de Blackpackers, un mes antes. Glover no participó—aunque no estuviera embarazada, dijo, no le interesaría—pero trajo una camioneta llena de niños al evento, incluidos los suyos. Su hijo Ethan escaló fácilmente hasta la cima de la pared, con el apoyo de un adolescente de 15 años que había recibido entrenamiento para controlar la soga.

Glover ha llevado a sus hijos a hacer senderismo y a remar en kayak desde que se mudó a Colorado Springs hace cinco años. Ambas de esas actividades “no son tradicionales en la cultura afroestadounidense”, dijo. “Creo realmente que es debido a una falta de acceso, históricamente”.

Para Glover, también, la idea de resistir esa historia es parte de la atracción.

“Entender estos obstáculos sociales me empodera a ayudar a mis hijos a superarlos”, dijo. Eso es bueno no solo para sus hijos, sino potencialmente también para otras personas en su círculo social que los ven abordando nuevos desafíos y se sienten animados por ellos, Glober dijo. “Para mí, es más como una responsabilidad social”.

* * *

En la actualidad, no es la discriminación obvia lo que constituye el principal obstáculo para los coloradenses negros que quieren estar al aire libre. Glover dijo que ella y su familia se han sentido bienvenidos en espacios al aire libre por todo Colorado. Pero eso no significa que no existan barreras reales.

Patience Kabwasa se crio en Utah, y ahora vive en Colorado Springs. Siempre ha vivido cerca de lugares para esquiar. Pero nunca había esquiado.

“Se sentía [como algo] tan inalcanzable de tantas maneras, no solo obviamente el precio, sino también los conocimientos y el equipo y todas esas cosas”, Kabwasa dijo. “Colorado está lleno de esquiadores veteranos, así que se siente raro pedir ayuda a personas que quizás no entiendan por qué no participaste antes”.

En febrero de 2021, Kabwasa encontró la manera perfecta de probar. Blackpackers pagó por el transporte, al alquiler de los esquís, las clases y los boletos para esquiar en Arapahoe Basin para un grupo de alrededor de 30 personas, la mayoría de las cuales nunca habían esquiado.

“Realmente aprecié tener ese espacio donde pude aprender entre compañeros con Blackpackers. Fue una experiencia realmente increíble”, Kabwasa dijo. A sus hijos también les encantó. “Todos terminamos exhaustos al final del día”.

Fue a esquiar otra vez después de eso—la siguiente vez como voluntaria en otro evento de Blackpackers. “Sentí como que obtuve memoria muscular que me ayudó la segunda vez que lo probé”, dijo.

A pesar de toda la alegría que ella y sus hijos sienten con Blackpackers, Kabwasa dijo que a veces quisiera que no hubiera necesidad de que la organización existiera.

“Es una señal de la desigualdad en riquezas”, dijo. Al observar a niños pequeños blancos bajar en sus esquís a toda velocidad por la montaña, pensó sobre cómo el privilegio permite el acceso a oportunidades que pueden dar lugar a la buena salud. “Para una familia de cuatro, con el equipo, los boletos para esquiar, son casi $1,000 por salida. Eso es por lo menos la mitad del alquiler. Hacer eso repetidamente durante la temporada sí demuestra privilegio”.

¿Qué necesita pasar para que las familias de color tengan el mismo acceso a las actividades recreativas al aire libre que las familias blancas?

“Igualdad económica. Definitivamente”, Kabwasa dijo. La brecha racial de riquezas en Colorado es inmensa, como lo es en el resto de Estados Unidos, e incluye desigualdades en el salario, las riquezas y quiénes son dueños de su vivienda.

“Hasta ahora, creo que cosas como Blackpackers ayudan a cubrir esa desigualdad”, dijo.

Jay Hardy controla la soga de alguien que escala durante el evento de Blackpackers en CityROCK.

Traducido por Alejandra X. Castañeda

Kristin Jones

Escritora y editora independiente
Denver, Colo.

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