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Gregorio Luna y su esposa Pilar en la comunidad de casas rodantes Country Meadows en Gunnison, Colorado en 2020. Fotografías de Luna Anna Archey

Vivienda

Su comunidad de casas rodantes se puso en venta. Luego el nuevo dueño aumentó el alquiler en un 70 por ciento.

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El 4 de mayo de 2022, Elizabeth McGee salió de su casa rodante en la antigua comunidad de casas rodantes Country Meadows, a dos millas hacia el norte de Gunnison, un poblado de casi 7,000 habitantes cerca del centro de esquí en Crested Butte, y vio un aviso, con fecha del 29 de abril, pegado al cerco.  

“Estamos escribiendo para informarles que Country Meadows Mobile Home Park se ha vendido y el nombre cambiará a ‘Ski Town Village’”. El aviso también incluía la noticia de que, a partir del 1o de julio, el alquiler por cada terreno aumentaría de $425 a $725, un aumento del 70 por ciento.   

McGee, de 42 años, ha vivido en Gunnison con algunas ausencias por más de 30 años. El pasado agosto, se mudó a la casa rodante de su primo en Country Meadows, haciéndose cargo de realizar los pagos de la casa: $450 al mes más los $425 mensuales para alquilar el terreno. Para McGee, quien trabaja como gerenta del departamento de mariscos en el supermercado local City Market, era una buena opción comparada con los $900 mensuales más costos por los servicios públicos que estaba pagando por un pequeño apartamento de dos habitaciones sin jardín.   

Tan pronto McGee leyó el aviso, llamó al número de teléfono incluido en el pedazo de papel. Nadie contestó. El nombre de la compañía en el buzón de voz, Cloud Peak Equity LLC, ni siquiera era igual al nombre de la compañía del nuevo propietario, Ski Town Village LLC, pero dejó un mensaje de todas formas, expresando que a los residentes de Country Meadow les gustaría conocer al nuevo dueño, John Romero, y compartir sus inquietudes.  

Dos días después, Romero le devolvió la llamada y repitió que el alquiler iba a aumentar. McGee recuerda que Romero le dijo: “Es como ir al supermercado. Ves el precio de la carne y puedes comprarla o seguir de largo”. (Romero no respondió a múltiples solicitudes para que diera sus comentarios.)

Alrededor del estado, el alza desmedida en los precios y alquileres de las viviendas también está causando que aumenten los precios en las aproximadamente 900 comunidades de casas rodantes en Colorado. Estas comunidades han albergado históricamente la mayor cantidad de viviendas asequibles no subsidiadas para más de 100,000 coloradenses. En medio de un floreciente mercado de bienes raíces en comunidades rurales montañosas como Gunnison, los residentes de Country Meadows intentaron organizarse y comprar la comunidad para sí mismos. La saga resultante fue un estudio de caso sobre lo que sucede cuando nuevos propietarios corporativos buscan sacar ganancias de comunidades de casas rodantes y lo que significa para las personas que viven ahí.   

La comunidad de casas rodantes Country Meadows en junio de 2022.

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Gregorio Luna vive en una casa rodante color durazno con una pequeña plataforma y un jardín sombreado en la última fila de Country Meadows. Luna es un hombre expresivo de 58 años con una barba candado color sal y pimienta. Terminó viviendo en Country Meadows porque era una de las pocas opciones para vivir en Gunnison que podía costear. Como trabajador de construcción que llegó a Estados Unidos de México hace 37 años, había pasado años construyendo de todo, desde Walmarts gigantes hasta edificios de condominios, pero cuando llegó a Gunnison en 2014, solo tenía $700 en efectivo. La crisis financiera de 2008 y las decenas de miles de dólares que había pagado en cargos migratorios por las tarjetas verdes de su esposa e hijos habían agotado sus ahorros.

Su hija vivía en Country Meadows y, por meses, ambos buscaron por todo Gunnison para encontrar un apartamento para Luna y su esposa, Pilar, pero no encontraron nada. Cuando Luna vio que una casa rodante se puso en venta por $20,000 justo enfrente de la casa de su hija, logró juntar lo suficiente para poner un enganche y, un año después, terminó pagando la casa por completo.  

A Luna le encanta Gunnison. El paisaje más allá del parque (los campos verdes, las colinas distantes), la ausencia de tráfico y el aire fresco de la montaña lo relajan. La gente lo salud en el supermercado y dejan sus llaves en el coche. Se siente seguro. Hasta los helados inviernos, aprendió, no son tan malos si tienes la ropa adecuada.

Sin embargo, la vida en Country Meadows ha tenido sus desafíos. El agua es tan poco fiable que los residentes mantienen reservas de agua embotellada debido a las frecuentes interrupciones sorpresa. Cuando el agua regresa, usualmente tiene un color marrón turbio. La mayoría de los residentes no confían en el agua lo suficientemente como para tomarla de la llave. Durante lluvias intensas, la calle que pasa por la comunidad con frecuencia se inunda. Todos los postes de luz esparcidos por la comunidad, menos uno, están rotos. A Luna le preocupan los árboles en particular, los cuales se mecen cuando hay vientos fuertes y amenazan con caerse en las casas rodantes de abajo. En medio de la pandemia por COVID-19, el dueño anterior, Jared Hemmert, aumentó el alquiler tres veces, diciéndoles a los residentes que se podían ir si tenían algún problema con el aumento, según Luna y otros residentes de la comunidad. 

Por mucho tiempo, estudios han demostrado que las personas negras, latinas e indígenas con bajos ingresos se ven desproporcionadamente afectadas por el acceso poco confiable al agua y otros peligros medioambientales, especialmente en comunidades de casas rodantes donde la mayoría de los residentes son dueños de la casa donde viven, pero no del terreno abajo de ella. Para muchos inquilinos, su casa rodante es su mayor inversión, pero con frecuencia es demasiado antigua o es costoso moverla, dando lugar a una audiencia prisionera: a diferencia de una persona que vive en un apartamento, el dueño de una casa rodante no puede solo empacar y mudarse. 

Luna y su yerno arreglan el techo del hogar de Luna en 2020 después de que le cayera encima un árbol durante una tormenta.

Esa era la situación en Country Meadows, donde muchas casas rodantes son de los años 1970 y demasiado frágiles para reubicarlas, dejando a los residentes con pocas alternativas. Para forzar a Hemmert a que arreglara los problemas de salud y seguridad en la comunidad, un grupo de 32 residentes presentó una queja ante la División de la Vivienda en el Departamento de Asuntos Locales de Colorado contra Hemmert y Adam Hamilton, administrador de la comunidad, por violar la Ley de Comunidades de Casas Rodantes.

Después de investigar, la división encontró a Hemmert culpable de seis violaciones, incluido por no mantener adecuadamente los cables de servicio, las calles y los árboles en la comunidad; por no avisar adecuadamente a los residentes antes de interrumpir el servicio de agua; y, por amenazar con desalojar a los residentes si no firmaban un nuevo contrato de alquiler. Según la División de la Vivienda, Hemmert debía más de $13,000 a los residentes de Country Meadows. Actualmente está apelando esas violaciones.  

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En junio de 2021, Country Meadows se puso en venta con una oferta pendiente de $2.9 millones. Aunque la ley estatal requiere que los propietarios avisen a los residentes cuando una comunidad de casas rodantes se pone en venta, McGee dijo que nunca recibió ningún aviso en papel. Se enteró, como la mayoría de las personas, en agosto, a través de una publicación en Facebook. (No logramos comunicarnos con Hemmert y su agente de bienes raíces, Brian Meegan, a pesar de varios intentos.)  

Las ventas de comunidades con casas rodantes se han popularizado más en años recientes a la par con el auge del mercado de bienes raíces en Colorado. Esto está transformando lo que en su época eran principalmente pequeñas empresas familiares en inversiones lucrativas para empresas de capital privado y otros propietarios corporativos. Frank Rolfe, un importante inversionista en comunidades de casas rodantes basado en Misuri, cofundó un sitio web llamado Mobile Home University donde se ofrecen cursos virtuales, manuales y otros recursos para comprar comunidades de casas rodantes.   

El sitio web se lee como una introducción para aprovecharse de los millones de personas con bajos ingresos que enfrentan desafíos para pagar por una vivienda. “Con más del 20 por ciento de los estadounidenses tratando de vivir con $20,000 al año o menos, la demanda de casas rodantes es más alta que nunca”, el sitio web dice. “Y los mayores ganadores son los propietarios de las comunidades de casas rodantes donde esos clientes viven”.

Un video promocional en el sitio web de Mobile Home University describe las múltiples ventajas de esta dinámica de poder: “A los clientes se los puede complacer con relativa facilidad. Solo están contentos de tener un techo sobre su cabeza”.   

Sin embargo, los residentes de Country Meadows no estaban tan complacidos. En años recientes, un nuevo modelo para comprar comunidades de casas rodantes surgió a través de ROC USA, una red nacional de organizaciones no lucrativas e instituciones financieras enfocadas en el desarrollo comunitario. El objetivo de este modelo es combatir la relación abusiva entre los dueños de comunidades de casas rodantes y sus residentes. Con un préstamo de ROC USA, los residentes de una comunidad de casas rodantes pueden adquirir su comunidad y administrarla como una cooperativa. Cuando el préstamo se liquida, las comunidades de ROC USA con frecuencia pueden disminuir el alquiler del terreno que los residentes pagan porque no están tratando de extraer ganancias de su inversión. Este método ha demostrado ser exitoso recientemente en comunidades de casas rodantes en el Condado de Boulder, Durango y otras partes del estado.

Para William Edwards, un abogado basado en Gunnison, el modelo de ROC USA tiene muchas ventajas para abordar la crisis de la vivienda asequible en Colorado. Decisivamente, no es un subsidio: los residentes compran su comunidad a través de un préstamo ya sea de un gobierno municipal o del condado o de una organización no lucrativa, y lo van pagando como una hipoteca.

“En comparación con otros esfuerzos de vivienda asequible, este coloca la mayor parte del control en las manos de los residentes y supone la menor cantidad de intervención gubernamental”, Edwards dijo.  

En agosto de 2021, Luna y varios otros residentes de Country Meadows empezaron a organizar reuniones comunitarias para platicar sobre sus opciones. Según la Ley de Comunidades de Casas Rodantes de Colorado, como se modificó en 2020, junto con leyes adicionales aprobadas el mismo año, tenían 90 días para presentar una contraoferta para comprar la comunidad. La ley también otorgó a una entidad del gobierno local o del condado el derecho de presentar una oferta en nombre de los residentes. Con la cuenta regresiva de 90 días, el grupo de residentes de Country Meadows se presentó ante la Comisión del Condado de Gunnison a principios de septiembre pidiendo ayuda con el financiamiento de una oferta para adquirir la comunidad.  

Los comisionados del condado se mostraron dispuestos a considerar la idea; la venta presentaba una amenaza contra un gran segmento de las pocas viviendas asequibles disponibles en el pueblo y más de 250 personas vivían en Country Meadows, incluidas muchas familias. Primero, los residentes de Country Meadows tendrían que formar una asociación oficial de propietarios que pudiera representar a una mayoría de los residentes en la comunidad para que el condado pudiera presentar una oferta en su nombre. El 10 de agosto, un grupo de siete residentes inició la Asociación de la O.N.E., las siglas de la Organización de Nuevas Esperanzas, donde aprobaron el reglamento, una mesa directiva y a Luna como presidente. 

Sin embargo, presentar una oferta realmente resultó ser más y más difícil. Hemmert nunca respondió a las solicitudes repetidas del condado para obtener información sobre la comunidad e insistió en que los comisionados se comunicaran únicamente por correo postal. Con solo 90 días para presentar una oferta, fue una forma conveniente de agotar el tiempo, dijo Liz Smith, una comisionada del Condado de Gunnison. “Enviamos cartas certificadas de entrega al día siguiente pero nunca recibimos una respuesta”, agregó. Sin la información necesaria, el condado no pudo presentar una oferta.   

Integrantes de la asociación de propietarios O.N.E. en Country Meadows se reúnen con la comisionada del Condado de Gunnison Liz Smith (atrás a la izq.) y el abogado William Edwards (segundo de atrás a la der.) para platicar sobre sus derechos como inquilinos de la comunidad. Junio de 2022.

O.N.E. siguió organizando reuniones comunitarias para los residentes de Country Meadows, pero pasaron meses y no recibieron noticia de si la venta de la comunidad seguía en negociaciones. En abril de 2022, la organización afiliada en Colorado de ROC USA, Thistle, una organización para la vivienda asequible sin fines de lucro con sede en Boulder, decidió presentar una oferta. Andy Kadlec, director de programas con Thistle, dijo que fijaría la oferta en $2.95 millones, igual a la oferta externa existente, y mantendría el alquiler alrededor de $495 por terreno (solo $45 más que el alquiler actual). 

O.N.E. organizó dos reuniones comunitarias diferentes para hablar con los residentes sobre la oferta planeada. McGee, quien recientemente había sido nominada como vicepresidenta de la mesa directiva de O.N.E., se sintió orgullosa escuchando hablar a los residentes con Kadlec, hacer preguntas y conectar entre sí. Todos los esfuerzos que O.N.E. había invertido en nombre de su comunidad, pensó, finalmente estaban rindiendo frutos.  

Pero antes que Thistle tuviera la oportunidad de finalizar la oferta, los residentes despertaron un día para enterarse de que la comunidad se había vendido. Luna y el resto de los integrantes de la mesa directiva de O.N.E. se reunieron con Kadlec, Annie Beall, especialista de programas con Thistle, y Ricardo Esqueda, un intérprete con la Ciudad de Gunnison, para platicar sobre las noticias. “Lo siento, Gregorio”, Beall le dijo a Luna.  

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Que no pudiera completarse la compra de Country Meadows reveló algunas de las limitaciones en la Ley de Comunidades de Casas Rodantes de 2020. Aunque la ley dio a los residentes de estas comunidades la oportunidad de presentar una oferta para adquirir la comunidad si el propietario piensa venderla o cambiar el uso del terreno, en práctica, ha sido difícil para los residentes aprovechar esta oportunidad. El período original de 90 días que los residentes tenían para presentar una oferta no es mucho tiempo para organizar una asociación de propietarios, encontrar un prestamista y crear una propuesta compleja de bienes raíces.  

“Es una tarea muy difícil para un grupo totalmente nuevo de residentes”, Kadlec dijo. No solo eso, los propietarios no tienen una obligación legal de aceptar la oferta de los residentes, ni siquiera de considerar de buena fe esa oferta.  

Al principio de este año, se aprobó una propuesta legislativa para fortalecer las protecciones de los residentes de comunidades de casas rodantes. La ley aborda algunas de las limitaciones de la versión anterior de la Ley de Comunidades de Casas Rodantes. Por ejemplo, extiende el período para presentar una oferta a 180 días y da el derecho a la primera opción de compra a los gobiernos locales u otra entidad pública interesados en comprar una comunidad de casas rodantes en nombre de los residentes.  

Defensores comunitarios también ejercieron presión para que se incluyera un componente de estabilización del alquiler que hubiera limitado los aumentos a un 3 por ciento o a la tasa de inflación (dependiendo del porcentaje más alto). Sin embargo, se reportó que el gobernador Jared Polis terminó diciéndoles a los patrocinadores de la propuesta legislativa que la vetaría si incluía el componente para estabilizar alquileres, así que los legisladores la omitieron.

Smith, la comisionada del condado, admitió que era una situación desafiante: prevenir que los propietarios aumenten demasiado el alquiler hasta el límite del mercado, al mismo tiempo que los propietarios que hayan mantenido un alquiler razonable tengan la capacidad de implementar mejoras necesarias en sus propiedades. Sin embargo, la noticia de que el nuevo propietario de Country Meadows había aumentado el alquiler en un 70 por ciento la perturbó: “¿De dónde van a obtener las personas $300 adicionales al mes?”  

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A finales de mayo, me senté en el soleado jardín afuera del hogar de McGee. Ella y su novio, Wes McGee (quienes habían estado casados anteriormente), estaban renovando su casa. Había lonas que cubrían la parte trasera de la casa y madera apilada en el jardín delantero. Cuando se enteraron del aumento en el alquiler, pensaron en irse de Country Meadows, ¿pero adónde irían? Los dos desarrollos de viviendas asequibles en Gunnison tienen listas de espera de años y, según Smith, ni las personas con vales de vivienda de la Sección 8 pueden encontrar un lugar para usarlos en el pueblo.   

Elizabeth McGee y su novio Wes McGee en su hogar en la comunidad de casas rodantes Country Meadows en junio de 2022.

Por lo menos ella y Wes tienen trabajo, pero a McGee le preocupa cómo los residentes de Country Meadows que viven con ingresos fijos podrán sobrellevar la situación. Su madre depende de pagos por discapacidad del Seguro Social y vive con la hermana de McGee en Country Meadows, lo cual ayuda a reducir los costos, pero otros no tienen ese apoyo familiar. McGee dijo que cinco personas ya pusieron sus casas rodantes en venta porque no pueden pagar el nuevo alquiler del terreno. Un hombre le dijo a McGee que vendió la suya por $9,000 y que tiene que irse del pueblo porque no hay ningún otro lugar que pueda costear en Gunnison.  

Para Luna, las noticias sobre el aumento del alquiler han causado una ansiedad similar. No ha podido trabajar por un año y su dolor de espalda, y ahora su cuello, no permiten que duerma más de tres a cuatro horas por noche. Intentó obtener seguro por discapacidad, pero le dijeron que, ya que su dolor es debido a una lesión en el trabajo, debe solicitar compensación para trabajadores. Pero su empleador se rehúsa a firmar el reclamo y dice que es una condición relacionada con su edad. Cuando intentó solicitar beneficios por desempleo, también se los negaron. Luna ayuda a su esposa Pilar a limpiar su iglesia cuando puede, con lo cual ganan alrededor de $520 al mes. Pilar también vende tamales y sus hijos los ayudan con lo que pueden.

A pesar de todo, Luna siente optimismo para el futuro. Gracias a los esfuerzos de O.N.E., ahora los residentes están organizados; están más unidos; y, tienen una forma de hacer que sus voces se escuchen. Lucharán contra el aumento del alquiler, dijo. El 30 de junio, O.N.E. demandó a Romero por no remediar los problemas de salud y seguridad en la comunidad, en violación de la Ley de Comunidades de Casas Rodantes. La demanda menciona que varios residentes no tuvieron agua corriente o solo tuvieron agua intermitentemente entre el 3 y el 10 de junio.

El pasado mes de mayo, McGee pudo finalmente comunicarse con Romero, el nuevo propietario, y le preguntó: ¿Por qué aumentó tanto el alquiler de los terrenos cuando la oferta de Thistle en nombre de los residentes hubiera resultado en un aumento de solo $45?

Según McGee, Romero dijo que la oferta de O.N.E. era para que los residentes pudieran adquirir la comunidad; no estaban buscando sacar provecho de la inversión. “Yo [me enfoco] en las ganancias”, dijo.

Traducido por Alejandra X. Castañeda

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