Una publicación de The Colorado Trust
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Los investigadores dicen que la educación preescolar ofrece beneficios esenciales, pero los niños de Colorado tiene acceso desigual a ella. Fotografía cortesía de Clayton Early Learning

Educación

Reporte: La brecha del logro empieza en preescolar

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Lorena Limón, residente de Ruby Hill, en el sudeste de Denver, superó todos los obstáculos para poder inscribir a su hijo más pequeño en un programa preescolar público cerca de su casa.

Un hijo más mayor había estado en una lista de espera por dos años y terminó yendo directamente a kindergarten. Algunos programas en su vecindario solo ofrecían enseñanza preescolar durante medio día y, como Limón no maneja, eso suponía caminar 20 minutos en cada dirección. Esto significaba que apenas tendría tiempo de estar en su casa antes de tener que ir a buscar a su hijo de nuevo.

Pero cuando suspendieron a su niño de cuatro años, Limón sacó a su hijo menor de la escuela. (El director de la escuela no pudo confirmar que tal incidente hubiera ocurrido, aunque dijo que normalmente la escuela no suspende a niños en edad preescolar.) Limón sintió que estaban discriminando a su hijo, ya que al niño anglosajón con el que se peleó no lo expulsaron, y eso fue lo que le hizo decir basta.

“¿Fue porque era hispano?”, se preguntaba.

El hijo de Limón ahora asiste a kindergarten en otra escuela, y ella es parte del grupo de padres líderes con la organización Padres & Jóvenes Unidos.

Esta organización, que históricamente se ha enfocado en los niños desde kindergarten hasta la preparatoria, ha empezado también a poner más atención en las brechas educativas que empiezan antes de kindergarten.

Los avances en el desarrollo y aprendizaje de los niños son gigantescos mucho antes de los cinco años. Por lo tanto, una educación preescolar de calidad puede marcar la diferencia entre un estudiante que empieza kindergarten listo y al mismo nivel que sus compañeros y un estudiante que jamás logrará estar en esa situación.

Sin embargo, mientras que las familias que viven en las zonas más prósperas de Denver, como los vecindarios de Cherry Creek, Congress Park o Cheesman Park, casi todas inscriben a sus hijos en programas preescolares, el porcentaje en vecindarios de menores ingresos es mucho más bajo: en Sun Valley, el porcentaje es del 16 por ciento y en Westwood, del 24 por ciento, según la Oficina de Asuntos Infantiles de Denver.

La semana pasada, Padres & Jóvenes Unidos publicó los resultados de una encuesta que realizó a más de 300 residentes del sudoeste de Denver que, o tenían experiencia directa y reciente inscribiendo a sus hijos a un programa preescolar, o cuyos hijos de tres o cuatro años de edad no estaban asistiendo a un programa. El 90 por ciento de las personas que respondieron la encuesta eran latinas, y la mayoría hablaban español.

Los resultados desmintieron el mito existente de que las familias latinas prefieren que sus hijos se queden en casa con parientes. Por lo contrario, el 45 por ciento de los que respondieron que no tenían niños inscritos en un programa preescolar dijeron que no había espacio en los centros de su zona, algunos tenían largas listas de espera y otros estaban simplemente llenos. Otro 26 por ciento dijo que los centros no están situados en una zona conveniente, mientras que el 19 por ciento mencionó la baja calidad como la razón por la que no llevan a sus niños a los centros preescolares del vecindario.

Solo ocho de las 134 personas encuestadas dijeron que no llevaban a sus niños a un programa preescolar porque preferían otras opciones para su cuidado.

“Esto es discriminación”, dijo Elodia Romero, madre y organizadora de Padres & Jóvenes Unidos, durante una presentación de los resultados de la encuesta que hizo la organización la semana pasada. “Así empieza la brecha del logro escolar”.

Susana Cordova, la superintendente interina de las Escuelas Públicas de Denver, asistió al evento para responder de manera oficial a Padres & Jóvenes Unidos. Cordova dijo que el informe daba validez al trabajo que el distrito ha estado haciendo para expandir las opciones preescolares en Denver, y que demostraba también que aún queda trabajo pendiente. Un impuesto que empezó a aplicar en 2012 ha estado apoyando la expansión de los programas preescolares en Denver, dijo Cordova, lo cual ha permitido que el distrito agregue 1,300 espacios para estudiantes de medio tiempo.

Aun así, dijo Cordova, alrededor del 38 por ciento de los niños que asisten a kindergarten en las Escuelas Públicas de Denver no asistieron a un programa preescolar.

Además de la disponibilidad y calidad, el costo también es un obstáculo para muchas familias. Mientras que el Programa Preescolar de Denver, el Programa Preescolar de Colorado, el Programa de Asistencia para el Cuidado de Niños y Head Start ofrecen apoyo financiero a algunas familias, todavía hay enormes diferencias entre el apoyo que proporcionan, lo cual causa que el costo anual promedio de $11,477 esté fuera del alcance de muchos.

La falta de apoyo lingüístico también desalienta a los padres hispanos, quienes dijeron que quieren que sus niños sean bilingües. Mencionaron sentirse desanimados al ver que las escuelas no tenían maestros que hablaban español o que enseñaban solo en inglés.

Padres & Jóvenes Unidos, una de las organizaciones que reciben apoyo financiero de The Colorado Trust, ha tenido éxito en su perseverancia con las Escuelas Públicas de Denver para que mejoren la manera como disciplinan a los estudiantes desde kindergarten hasta el 12º grado. La organización aboga por disminuir las expulsiones, suspensiones y llamadas a la policía por parte de la administración de la escuela para reducir la conocida “trayectoria de la escuela a la cárcel”.

Sin embargo, la organización ha descubierto que las medidas disciplinarias duras empiezan desde temprano. ¿Con qué frecuencia se envía a casa o se le dice que no regrese a un niño de tres o cuatro años? Es difícil saberlo. A diferencia de las escuelas primarias, secundarias y preparatorias de Colorado, los centros preescolares no están obligados a publicar datos sobre sus expulsiones o suspensiones.

La encuesta de Padres & Jóvenes Unidos reveló que el 41 por ciento de los encuestados dijo que su centro preescolar estaba utilizando prácticas disciplinarias rigurosas, como expulsiones y suspensiones, “ocasionalmente” o “frecuentemente”.

Mientras que el informe de Padres & Jóvenes Unidos se enfocó en Denver, las familias que viven fuera de la ciudad, especialmente en las zonas rurales de Colorado, se enfrentan a sus propios obstáculos para obtener acceso a un programa preescolar de calidad. Según los datos de Colorado Shines, un programa que evalúa a los proveedores de cuidados infantiles en aspectos como la enseñanza dentro del salón y la capacitación del personal, los centros preescolares de calidad no están distribuidos de manera proporcional en todo el estado, y hay escasez en ciertos vecindarios y pueblos.

Delta Head Start es un centro preescolar para familias con bajos recursos en la ciudad de Delta, en el Western Slope. Colorado Shines le ha otorgado una calificación alta por su calidad

Por el momento, el programa solo ofrece servicios durante medio día, y esto es un problema para las familias inscritas, según la directora del centro, Melinda Castillo. En sus planes está ofrecer un programa de día completo en otoño, lo cual seguramente aumentará la demanda.

En estos momentos, Delta Head Start tiene una lista de espera de nueve niños.

A 10 millas al sur de Delta, en el pueblo de Olathe, Marni Hernandez dice que este año su hijo de tres años, Kody, no calificó para ingresar al programa preescolar de la zona. Su cumpleaños en septiembre es tres días después de la fecha límite. El único otro centro en el pueblo ofrece servicios a los niños de trabajadores temporales, no a residentes de tiempo completo. Esto significa que Kody se quedará en casa hasta el otoño, e incluso entonces, el horario de tiempo parcial que ofrece el programa preescolar limitará las opciones de empleo de Hernández.

“No puedo conseguir un trabajo normal hasta que esté en primer grado”, dice.

Hasta entonces, Hernandez trabaja para educar a su hijo por su cuenta, lo que a menudo significa salir de Olathe para asistir a actividades, como las sesiones de cuentacuentos en la biblioteca de Montrose. También lo lleva al parque, a menos que el haya mucho frío. Su marido les habla a los dos niños en español y ella se esfuerza en reforzar su aprendizaje en ambos idiomas.

“Te dicen que desde el primer año y hasta los tres es la etapa más importante para que aprendan, y luego no hay ningún sitio donde ir”, agrega Hernandez. “No estoy pidiendo limosna, estoy pidiendo ayuda”.

Kristin Jones

Escritora y editora independiente
Denver, Colo.

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