Una publicación de The Colorado Trust
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Jóvenes se manifestaron afuera de la Corte Suprema en junio de 2019 en protesta contra el intento de la administración de Trump de incluir una pregunta de ciudadanía en el Censo de 2020. Fotografía de J. Scott Applewhite/ AP/ Shutterstock

Personas y lugares

¿Quién cuenta?

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Mientras que el Censo decenal no ocurre realmente hasta el año 2020, el esfuerzo constitucional necesario para contar a cada persona en Estados Unidos ya se inició.

Este esfuerzo afectará las decisiones sobre cómo se distribuirán $675 billones en fondos federales y cómo los distritos elegidos democráticamente se dividirán en cada nivel del gobierno.

El Censo está enfrentando un sinfín de desafíos, como preocupaciones sobre su privacidad, fraudes potenciales, campañas de desinformación e intentos establecidos para no contar completamente a las personas de color y mantener un poder político desproporcionado.

El reloj ya está en marcha para que funcione como debería.

“Las personas que no se cuentan totalmente terminan marginadas”, dijo Lily Griego, una coordinadora estatal con la Oficina del Censo de EE. UU., durante una presentación ante el Consejo de la Ciudad de Denver a finales de julio.

El objetivo central del Censo es contar a todas “las personas”, según la Constitución de EE. UU. Pero su implicación en batallas sobre la representación, la igualdad y el poder político durante los últimos dos siglos demuestra que el Censo nunca fue así de simple.

El reciente y fracasado intento de la administración de Trump de agregar una pregunta sobre ciudadanía en el Censo de 2020 es el esfuerzo más reciente en una larga historia de iniciativas para suprimir las respuestas de inmigrantes y personas de color, básicamente para triunfar políticamente.

“El verdadero objetivo, como los archivos del hombre que diseñó la estrategia comprueban, fue el deseo de preservar un electorado mayormente blanco al darles a los legisladores estatales republicanos las herramientas y los datos necesarios para eliminar a las personas sin ciudadanía y no blancas de la representación justa y de la distribución justa”, escribió Jamelle Bouie en el diario The New York Times.

“La teoría subyacente es la misma en ambos casos. Si eres blanco, tienes derecho a la igualdad política total. Si no lo eres, no lo tienes”.

Un recuento del poder político

La idea de un censo y de contar a los habitantes no es exclusivamente estadounidense. “Sin embargo, Estados Unidos fue el primer país en conectar directamente su censo con el poder político”, escribió Ariel Aberg-Riger en una historia visual para City Lab.

El primer Censo de EE. UU. se realizó en 1790. Incluyó seis preguntas y contó a 3.9 millones de personas, es decir, el equivalente aproximado de la población total en las áreas metropolitanas de Denver, Aurora, Colorado Springs y Boulder.

El Censo ha evolucionado para convertirse en una iniciativa expansiva de recolección de datos que se usa para informar y diseñar decisiones esenciales. Estas incluyen el diseño de distritos legislativos congresuales y estatales, distritos escolares y distritos electorales; la distribución de fondos federales entre los estados; la planificación de decisiones de gobiernos federales, tribales, estatales y locales; y, las decisiones organizativas de grupos comunitarios y organizaciones no lucrativas. Las empresas también usan el Censo de diversas formas, como para decidir dónde instalares y saber cuáles son las características de un mercado en particular, lo que podrían sugerir las tendencias demográficas sobre una comunidad, además de otra información útil.

“La Oficina del Censo siempre está ahí afuera, pero mucho no es visible”, dijo Kaye Kavanagh, directora del Censo para la Oficina de Derechos Humanos y Colaboraciones Comunitarias de Denver, durante la presentación ante el Consejo de la Ciudad en julio.

La Oficina del Censo implementa otros programas más frecuentes y suplementarios para reunir información, como la Encuesta Comunitaria Estadounidense (ACS, por sus siglas en inglés) que realiza cada año y el Censo Económico, cada cinco años. Sin embargo, el Censo decenal se hace cargo de contar a todas las personas y conformar distritos en todos los niveles del gobierno, al igual que de establecer el número de votos electorales para cada estado.

Cómo funciona el Censo

Durante la presentación del comité en julio, Lily Griego preguntó: “¿Cómo cubrimos las necesidades de nuestra comunidad y cuáles son las características de nuestra comunidad?” Los detalles técnicos de cómo se contesta esta pregunta son bastante complicados y el proceso del Censo de 2020 ya se puso en marcha.

Se distribuyeron cuestionarios de prueba en medio millón de hogares este verano y ya se empezaron a visitar vecindarios para determinar “quién está respondiendo y por qué y quién no está respondiendo y por qué”, Griego dijo.

Por primera vez, los cuestionarios del Censo de 2020 no solo estarán disponibles para contestar por correo postal y en persona, sino también por teléfono e internet. Las personas pueden enviar sus respuestas en inglés o en otros 12 idiomas más.

“Estamos orgullosos de ser [la agencia] número uno dedicada a reunir datos en el país”, Griego agregó. También señaló que hay estadounidenses que han compartido sus dudas sobre la privacidad de los datos. “Tomamos un juramento oficial, cualquier persona que trabaja para el Censo de EE. UU. toma un juramento de por vida de proteger esta información”.

“Mi mayor temor es que las personas no nos crean cuando explicamos [las medidas de privacidad] debido al entorno social”, dijo Rosemary Rodriguez en una entrevista. Rodriguez es directora ejecutiva de Together We Count, un proyecto de alcance comunitario que busca asegurar un conteo censal justo e igualitario de electorados difíciles de contactar.

La ley federal protege la confidencialidad de la información individual; el castigo por violar el juramento del Censo puede ser cinco años en la cárcel o una multa de $250,000. Además, a los datos les eliminan la información identificable, los suman y solo se comparten con otras agencias en un formato estadístico sin ningún tipo de dato personal. También se están implementando protecciones para identificar y combatir cualquier tipo de información falsa o fraude.

“Nos preocupan las campañas de información falsa, pero estamos tratando de prevenirlas proactivamente”, dijo Kavanagh durante la presentación ante el consejo. “Queremos asegurarnos de que si alguien está suplantando al Censo, que esos [formularios] no se completen y podamos descubrir lo que eso es”.

Una lucha por la representación

El Censo es (y, podría decirse, siempre lo ha sido) un campo de batalla en la lucha por el poder político y la marginación electoral de las personas afroamericanas debido a la esclavitud.

Según lo describió Common Cause, un grupo imparcial de vigilancia social, en un análisis sobre el conteo incompleto de las personas de color, el Censo se inició con un acuerdo inherentemente defectuoso en el cual los esclavos se contaban en los estados del sur como tres quintos de una persona para beneficiar los impuestos y la representación congresual. Sin embargo, no tenían el derecho a votar. El acuerdo exageró la representación política de los habitantes blancos en el sur del país.

A principios del Siglo XX, la migración urbana, los cambios demográficos y la llegada de inmigrantes alimentaron las reacciones xenófobas en los espacios con poder. El congresista estadounidense Edward Little (representante de Kansas) exclamó: “No es lo mejor para Estados Unidos que sus consejos estén dominados por colonias extranjeras semicivilizadas en Boston, Nueva York y Chicago”.

Un siglo después, el conteo incompleto sistémico de las personas consideradas no blancas continúa y socaba la representación política justa. Hasta en el Censo de 2010, no se contó al 2.1 por ciento de los estadounidenses negros y al 1.5 por ciento de los hispanos, lo que significa que se excluyó a 1.5 millones de personas de color, según los cálculos de la Oficina del Censo. Porcentajes similares de personas no se contaron en el año 2000.

Las consecuencias de no contar completamente a las personas de color empeoran con el sobreconteo periódico de las personas blancas, incluso alrededor del 0.8 por ciento en 2010, debido a varios factores como la duplicación de domicilios secundarios.

Según un análisis de la organización Funders Census Initiative, el conteo incompleto “empeora el problema de la desigualdad en el censo, porque las comunidades pudientes, en su mayoría blancas, reciben más de su porción justa de influencia y recursos, mientras que las áreas más pobres, no blancas, reciben menos de lo que deberían”.

Los críticos de la administración de Trump consideraron el intento de agregar al Censo de 2020 la pregunta sobre ciudadanía como una extensión de esa presión para conservar el poder político, un intento más de indirectamente no contar a todas las personas de color ni a los inmigrantes, todo esto con objetivos partidarios.

“Al pedir esta información”, Bouie escribió sobre la pregunta de ciudadanía para el Proyecto 1610 en The New York Times, “la administración reduciría la cantidad de inmigrantes que responderían, empeorando su representación en la Cámara de Representantes y el Colegio Electoral y reposicionando el poder en las áreas blancas rurales que respaldan al Presidente y al Partido Republicano”. (Un fallo de la Corte Suprema este verano hará que esa pregunta no se incluya en el Censo de 2020.)

Existen numerosos obstáculos para obtener respuestas de y contar a cada persona, como desafíos relacionados con el idioma y la alfabetización, el cambio frecuente de domicilio o la vivienda irregular, el miedo o la desconfianza debido a la situación migratoria o hasta temores de seguridad, ya sean percibidos o reales, que los enumeradores del Censo podrían enfrentar durante la campaña.

Históricamente, los prejuicios inherentes también han desempeñado un papel. Antes del Censo de 1960, las personas no elegían su propio grupo racial; por lo contrario, los enumeradores del Censo marcaban el grupo racial y étnico “según lo observado”. Y después de 1960, si no se completaban las respuestas de autoidentificación en los cuestionarios, los enumeradores “completaban los espacios vacíos según lo observado”.

La manera como el Censo considera a los prisioneros también empeora las brechas de representación. “Cada distrito envía a personas a sus prisiones, pero no todos los distritos tienen una prisión”, dijo la congresista de Colorado Kerry Tipper (representante demócrata del Condado de Jefferson) en una entrevista con el diario Colorado Independent. “Cuando hay personas a quienes se cuenta en el área en donde están encarceladas, ¿qué tan justo es exagerar los números con el objetivo de rediseñar los distritos, cuando estas personas no pueden votar?”

Un conteo completo en Colorado

Debido a la urgencia por asegurar un conteo justo y completo, Colorado y otros estados y comunidades están implementando varias iniciativas de alcance, educación y participación, con un enfoque especial en las áreas difíciles de contactar y en las comunidades históricamente marginadas.

“Nuestra ofensiva es que es importante, fácil y seguro”, dijo Natriece Bryant del Departamento de Asuntos Locales de Colorado durante la presentación ante el Consejo de la Ciudad de Denver en julio, “para que la gente entienda por qué lo estamos haciendo”.

“Nuestro trabajo es más desafiante esta vez debido a todos los esfuerzos a nivel nacional que están tratando de manejar este Censo de manera diferente que antes, al tratar de politizarlo”, dijo en una entrevista Deborah Ortega, integrante del Consejo de la Ciudad de Denver. “No es coincidencia que las redadas programadas del [Servicio de Inmigración y Control de Aduanas o ICE, por sus siglas en inglés] y la pregunta sobre ciudadanía sean parte de la discusión al mismo tiempo. Queremos mantenernos enfocados en educar a la comunidad sobre por qué [el Censo] es importante y que su información personal está protegida constitucionalmente”.

Lo que está en juego en el Censo de 2020 son aproximadamente $13 billones en fondos federales, según el Departamento de Asuntos Locales de Colorado. El presupuesto actual del estado es de alrededor de $30 billones, de los cuales un tercio son fondos federales. Estos incluyen fondos para escuelas bajo el Título I, servicios para ancianos a través de Medicare, servicios de salud con Medicaid, programas para veteranos de las fuerzas armadas, universidades técnicas, asistencia financiera para pagar colegiaturas, carreteras y transporte, bibliotecas públicas, servicios para niños y mujeres, asistencia alimentaria con SNAP, centros de salud, centros comunitarios y más.

Según un estudio del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad George Washington, tan solo contar un 1 por ciento menos de personas en Colorado es igual a perder $63 millones en fondos federales, con base en los datos censales de 2010.

“Queremos asegurarnos de que nuestra comunidad no reciba menos por no contarla totalmente”, Ortega dijo.

Y no solo son los adultos, ya que los niños figuran entre las poblaciones que históricamente no se han contado completamente. “Ese es un problema especialmente en Colorado, porque en 2010 no contamos a 18,000 niños”, Rodriguez dijo. “Esos son muchos niños que, durante los 10 primeros años o en cualquier punto en que no los contamos, sus comunidades no están recibiendo el apoyo ni la representación para realmente contribuir a la calidad de sus vidas”.

“Si logramos un conteo completo, eso significa que Colorado recibirá los recursos a los que tienen derecho nuestras comunidades”, Ortega dijo. “Por eso nuestras áreas rurales son igual de importantes que las áreas urbanas para obtener un conteo completo”.

El Censo no solo está relacionado con financiar las inversiones públicas. Debido al reciente crecimiento en la población, Colorado es uno de solo siete estados que se espera obtengan un puesto congresual adicional y otro voto electoral después del Censo de 2020.

“Mientras más preciso sea el conteo, más probable será que tengamos distritos con el tamaño apropiado”, Rodriguez dijo.

Ortega dijo que cree que “parte del impulso de la 45ª administración para incluir la pregunta sobre ciudadanía se relaciona con tratar de controlar y manipular los resultados de las elecciones en 2020, con rediseñar distritos congresuales, distritos legislativos, consejos locales y escolares y, en nuestro caso, los límites del RTD”.

Por todo esto Colorado está priorizando un conteo completo. Hay una Campaña del Conteo Completo en el estado trabajando para involucrar a varios socios comunitarios. Y en una demostración inusual de la importancia de lo que está en juego, la legislatura de Colorado aprobó $6 millones de fondos estatales para contactar a poblaciones difíciles de contar.

El éxito en parte depende de una coalición amplia y diversa de gobiernos locales, municipalidades, agencias públicas, organizaciones no lucrativas y grupos comunitarios, muchos de los cuales desempeñan el papel de “mensajeros comunitarios confiables”, como los denomina la Oficina del Censo. Su objetivo es asegurar que las personas sepan lo importante que es participar en y completar el Censo, al igual que para disminuir temores e inquietudes que las personas podrían tener sobre su privacidad y seguridad.

“Con comunidades de color [y comunidades de inmigrantes], existe una enorme desconfianza en el gobierno”, Bryant dijo, “así que hablamos con ellas sobre por qué el Censo es tan importante”.

“Estamos conectándonos con ellas en sus espacios”, Griego recalcó, al mencionar asociaciones de vecindarios, restaurantes, promotoras, grupos locales y otros socios dedicados al alcance comunitario.

Un análisis del Instituto Fiscal de Colorado (un beneficiario de The Colorado Trust) calcula que hay 1.5 millones de personas difíciles de contar en Colorado. Estas incluyen a personas de color, personas que viven en áreas rurales, personas que ganan ingresos más bajos y personas que hablan o entienden poco inglés.

“Si no tomamos una fotografía real de las características de todos nuestros vecinos… de las características de nuestras comunidades locales, eso te desempodera para tomar decisiones”, Griego dijo.

No contar completamente a ciertas personas y poblaciones a lo largo de décadas no sucedió accidentalmente. Cambiarlo tampoco sucederá por accidente y eso es precisamente de lo que se trata el movimiento del conteo completo.

“Es una manera de combinar lo político con lo práctico”, Rodriguez dijo. “Necesitamos saber cuántas personas hay en nuestras comunidades”.

“Todos conducimos en nuestras carreteras. Nuestros hijos y nietos y los hijos de nuestros vecinos todos se benefician de nuestros distritos escolares”, Ortega dijo. “Me emociona que podamos demostrar los esfuerzos si logramos un conteo completo; eso resultará en cosas positivas que volverán a nuestras comunidades”.

Scott Downes

Escritor y consultor en comunicaciones
Denver, Colo.

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