En el antiguo apartamento dúplex de Scarlett Nohr en un gran desarrollo de vivienda pública en el vecindario de Sun Valley en Denver, la ducha tenía una fuga de agua tan fuerte que moho negro se estaba apoderando lentamente de la pared del baño. Durante el invierno, el frío se colaba a través de las ventanas mal impermeabilizadas, y los veranos eran brutalmente calurosos porque no había aire acondicionado. Los edificios estaban en tal mal estado que las paredes se estaban literalmente derrumbando; Nohr se la pasaba constantemente barriendo los pedazos caídos.
Lo lindo era el río. El South Platte, el cual forma el límite este del vecindario ubicado justo al oeste del centro de Denver, era uno de los pocos espacios tipo parque accesible para los habitantes de Sun Valley. Sin embargo, los jardines del edificio donde Nohr, de 63 años, vivía con sus dos hijos estaban en mal estado. Algunos años después de que llegaron a vivir ahí, la Autoridad de Vivienda de Denver (DHA, por sus siglas en inglés) dejó de regar el pasto, el cual estaba cubierto de excremento de ganso. La DHA administra los fondos del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD, en inglés) de EE. UU. en el área de Denver.
“Se veía horrible”, Nohr dijo.
Durante décadas, Sun Valley ha figurado como uno de los vecindarios más pobres y marginados de la ciudad: el 80 por ciento de sus habitantes viven en la pobreza y la gran mayoría de ellos alquilan su vivienda en edificios de vivienda pública. Aislado del resto de la ciudad por autopistas, vías del tren y calles sin salida, por afuera Sun Valley era un ejemplo de cómo las áreas con pobreza concentrada reafirman los resultados negativos que muchos integrantes de la comunidad enfrentan, como una alta tasa de crimen, mala salud mental y física, bajos logros escolares e inhabilidad de salir de la pobreza.
Hace una década, la DHA lanzó un ambicioso plan de reurbanización en Sun Valley para no solo reconstruir los desarrollos de vivienda en ruinas, sino también para transformar el vecindario completo en una comunidad de ingresos mixtos. Con una inversión pública y privada total de aproximadamente $500 a $600 millones, el objetivo es mezclar unidades de vivienda subsidiada y a precio de mercado, mejorar la conectividad de la comunidad, construir más espacios verdes, mejorar el acceso a los alimentos y proporcionar nuevas oportunidades para el desarrollo económico y laboral.
La DHA tuvo que mover a la mayoría de los aproximadamente 1,000 residentes del antiguo complejo Sun Valley Homes para demoler y reconstruir la vivienda subsidiada. (Alrededor de 70 familias, incluida la familia de Nohr, pudieron quedarse en el vecindario durante la construcción.) En 2021, Nohr y sus dos hijos adultos se mudaron a uno de los primeros dos edificios de apartamentos construidos por la DHA que forman parte de la reurbanización de Sun Valley. Los edificios son una mezcla de apartamentos asequibles y a precio de mercado—indistinguibles los unos de los otros—con electrodomésticos modernos y grandes ventanas con amplios paisajes del cercano Empower Field, el estadio de los Broncos, y el centro de Denver.
Pero a pesar de todo lo que los residentes como Nohr han ganado, otros también sienten la pérdida de su antigua y estrecha comunidad, y tienen miedo de lo que la reemplazará. De cara a una crisis nacional de vivienda pública, las críticas encontradas ilustran los desafíos que enfrentan los desarrollos de vivienda pública en ciudades cada vez más gentrificadas.
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Construido en 1958, el desarrollo de Sun Valley Homes era uno de los proyectos de vivienda pública más antiguos en Denver, con 333 unidades organizadas en apartamentos tipo casa adosada de uno o dos pisos en calles curveadas que le daban al área un aire suburbano.
Era el antiguo diseño de vivienda pública que se usaba en la década de 1950 y 1960, dijo Jeanne Granville, presidenta de la Coalición Comunitaria de Sun Valley. El diseño era principalmente segregado y desconectado del entorno urbano, con pocos servicios y comodidades. El fracaso de ese modelo se ejemplificó en agosto de 2014 en Ferguson, Misuri, cuando la policía le disparó y mató a Michael Brown, un joven negro desarmado, desatando una ola de protestas. La muerte de Brown y los eventos sucesivos iluminaron las condiciones en Ferguson, donde los edificios de vivienda pública se construían en un área suburbana sin integrarlos a la ciudad en general. Los desarrollos de vivienda estaban segregados racialmente, con altas tasas de pobreza y desempleo, malos resultados entre los estudiantes y vigilancia policíaca opresiva.
El nuevo Sun Valley se diseñó para romper con ese diseño: un vecindario de usos e ingresos mixtos, más denso, más saludable y más verde orientado en torno al transporte público y conectado con el resto de la ciudad. La reurbanización también fue parte de un cambio a nivel federal para incorporar más del sector privado al desarrollo de la vivienda pública, gran parte de la cual está en malas condiciones ya que el Congreso ha fracasado por décadas en designar suficientes fondos para HUD. Cada año, alrededor de 10,000 apartamentos de vivienda pública por todo el país se pierden debido al deterioro y el resto necesita $45 billones en total (una suma que sigue aumentando) en reparaciones. (Mientras tanto, el gobierno federal otorgó $193 billones en deducciones y otros subsidios para propietarios de viviendas en 2020, según señala el sociólogo Matthew Desmond en su nuevo libro “Poverty, by America”.)
“Hay billones de dólares en deudas relacionadas con mantener la vivienda pública en estándares de calidad según los cuales nos evalúan a través de inspecciones físicas”, dijo David Nisivoccia, el director ejecutivo de la Autoridad de Vivienda de Denver. Nisivoccia agregó que gran parte de la vivienda pública en el país se construyó hace tanto tiempo que no ofrece servicios modernos como calefacción y aire acondicionado adecuados (o no ofrece aire acondicionado en absoluto).
Para abordar la falta de fondos, la DHA, como muchas otras autoridades de vivienda pública, ha dependido de lo que Nisivoccia llama “financiamiento lasaña” para mejorar la vivienda pública existente y construir nuevas unidades asequibles. Este método con múltiples capas incorpora varias herramientas financieras, como el Crédito Fiscal federal para Vivienda de Bajos Ingresos; bonos de vivienda; colaboraciones público-privadas como el programa de Demostración para la Asistencia con el Alquiler, el cual transfiere vivienda pública a administradores privados; y, varios programas de cupones que ofrecen subsidios para el alquiler de una unidad asequible específica o directamente a una persona o familia con base en sus ingresos y número de integrantes.
Los fondos para la reurbanización de Sun Valley tuvieron que provenir de una combinación similar de fuentes financieras, incluido el fondo de vivienda asequible de la Ciudad de Denver, la División de Vivienda de Colorado, la Autoridad de Vivienda y Finanzas de Colorado, cargos cobrados a las compañías constructoras y un programa de subsidios de HUD conocido como la Iniciativa de Vecindarios Elegidos. La DHA recibió su primer subsidio de Vecindarios Elegidos en 2013 para crear un ambicioso plan maestro para el vecindario de Sun Valley. El objetivo del programa no solo es mejorar la calidad de la vivienda pública sino también el empleo, la educación y los resultados de salud de los residentes. Para financiar las mejoras de infraestructura necesarias, como nuevas cuadrículas de las calles, los subsidios para Vecindarios Elegidos incentivan que se traigan compañías constructoras privadas para construir unidades de vivienda a precio de mercado junto con unidades asequibles.
Equipos de representantes de la DHA reunieron comentarios e ideas de los residentes de Sun Valley sobre las brechas y problemas existentes en el vecindario más allá de la vivienda de mala calidad, desde el ser un desierto alimentario hasta la falta de espacios verdes e instalaciones recreativas. El plan maestro resultante resumió un proyecto de reurbanización de seis fases valuado en $240 millones para Sun Valley Homes que reemplazará las 333 unidades actuales de vivienda pública y agregará más de 950 unidades nuevas de ingresos mixtos, además de un edificio de la DHA con 212 unidades destinadas para adultos mayores y personas con discapacidades, según dijo Annie Hancock, directora de conexiones residenciales y comunitarias en la DHA. Como parte del plan, la DHA venderá 10 millones de acres de sus terrenos a constructoras privadas para que desarrollen 800 unidades adicionales a precio de mercado.
En total, el modelo de financiamiento público-privado ayudó a la DHA a triplicar la cantidad de unidades asequibles en Sun Valley, y a marcar una pequeña diferencia en el déficit de 60,000 unidades asequibles en Denver—mucho más de las 350 unidades anuales que la DHA puede financiar para construir por sí sola. “Tienes que utilizar todo tipo de herramientas creativas para armar algo que aborde más la necesidad”, Nisivoccia dijo.
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Selena Ramirez tenía 10 años de edad cuando llegó a vivir a un apartamento de ladrillos rojos en el antiguo complejo de Sun Valley Homes con su madre y hermano menor. Durante los primeros dos años, la mamá de Ramirez no dejó que jugaran afuera—la actividad policíaca en el área parecía ocurrir con demasiada frecuencia, y los otros niños que vivían en el complejo parecían estar sin supervisión la mayor parte del tiempo.
Cansada de sentirse aislada, la mamá de Ramirez se unió al consejo de residentes locales, lo cual le permitió conectar con sus vecinos. Poco a poco, sus temores disminuyeron y permitió que Ramirez y su hermano jugaran afuera. Hicieron amigos y se sintieron conectados con la comunidad en general, la cual era ecléctica y diversa, con diferentes culturas y numerosos idiomas. Había fiestas de la cuadra y celebraciones comunales durante días festivos como el Año Nuevo Chino.
Ramirez y sus amigos se enteraron poco a poco sobre la reurbanización de Sun Valley a través de comentarios imprecisos. Escucharon que todos los edificios se iban a demoler, pero asumieron que solo eran rumores. Con el tiempo, se dieron cuenta de que las cosas estaban cambiando. Hubo reuniones comunitarias en las que los residentes podían ofrecer sus comentarios sobre varios diseños, desde sobre los apartamentos individuales hasta los edificios y el parque junto al río South Platte.
Originalmente, el plan de reurbanización prometió usar un método gradual, con varias fases de demolición y construcción para que los residentes con vivienda pública pudieran permanecer en el vecindario durante todo el proceso, ofreciendo así algo de estabilidad y continuidad. Es decir, los residentes de Sun Valley no tendrían que salirse del vecindario mientras la vivienda se reconstruía.
Pero en los años desde que el plan maestro original se creó, el mundo cambió e hizo que algunos elementos del plan se desviaran. La pandemia de COVID-19 causó faltas de trabajadores y problemas con la cadena de suministros, lo cual resultó en enormes aumentos en los costos de construcción. Para algunos edificios, los costos superaron los $20 millones más allá de lo pronosticado, dijo Hancock, quien agregó que solo para financiar la construcción del componente de vivienda de la reurbanización, la DHA ha tenido que “emplear la creatividad”. Retrasos para obtener permisos y desafíos imprevistos con la infraestructura también dieron lugar a que la DHA no pudiera cumplir con el plan de completar la mudanza de los residentes en fases en lugar de todos al mismo tiempo.
Esto significó que todas menos 70 de las familias que vivían en el complejo original de Sun Valley Homes tuvieron que irse a vivir fuera del vecindario durante la reurbanización.
Ramirez, quien ahora tiene 23 años, no quería salirse de Sun Valley, donde tenía a sus amigos y a su comunidad—donde conocía todo. En solo unos meses, Sun Valley cambió de ser un vecindario animado lleno de niños jugando y familias cocinando a la parrilla en sus jardines a ser una zona en construcción sin gente. En 2018, la DHA ayudó a Ramirez, su madre y hermano para que se mudaran a otro complejo de vivienda de la DHA a una milla y media hacia el este.
Hancock dice que a la larga, la DHA espera que el 50 por ciento de los residentes originales de Sun Valley Homes regresen cuando se complete la reurbanización, de manera similar a la reciente reurbanización de Mariposa District, donde se reemplazó la antigua vivienda pública de South Lincoln Park Homes. Hasta ahora, el 20 por ciento de los residentes originales de Sun Valley ya regresaron, con varios edificios más por completarse. Según Nisivoccia y Hancock, a nivel nacional, las tasas de residentes que regresan a vivienda pública reurbanizada varían entre el 15 y 20 por ciento.
Esta era y sigue siendo una tensión que a veces es difícil de aceptar, Hancock dijo: “Vas a rediseñar este lugar y muchas personas terminarán por no regresar”. Esa realidad despertó sentimientos encontrados en muchos de los residentes, incluida Ramirez, quien sabía que Sun Valley Homes estaba en mal estado y necesitaba mejoras, pero se sentía triste pensando en cómo el cambio afectaría a su comunidad.
“Aquí es donde te has criado toda tu vida y quieres aferrarte a eso”, dijo. “Todos estos cambios están sucediendo a tu alrededor, y ves que está pasando en otros vecindarios y se siente como gentrificación”.
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La Cocina y Centro Comunitario de Sun Valley ocupa un espacio iluminado parecido a una cafetería con una cocina industrial abierta en el corazón de Sun Valley. Un día entre semana a principios de marzo, algunas personas estaban trabajando en su computadora, incluido Glenn Harper, fundador del centro y uno de los pocos propietarios en el vecindario. El restaurante originalmente funcionaba también como centro comunitario, pero Harper tuvo que cerrar el restaurante durante la pandemia. Ahora Harper ofrece clases de cocina, comidas comunitarias, un banco de alimentos y otros programas para niños y familias en Sun Valley.
Harper reconoce las circunstancias desafortunadas que impidieron que la DHA cumpliera su plan inicial de reurbanización, pero se siente frustrado por su fracaso de cumplir la narrativa que prometió: un modelo nacional para la transformación de un vecindario con bajos ingresos. “La realidad es un gran desplazamiento de los residentes e iniciativas que nunca sucedieron”, dijo, como el centro para adolescentes y familias que ya no se construirá.
Cuando Ramirez, la residente por mucho tiempo de Sun Valley, y su familia tuvieron que salirse del vecindario, ella asumió que iban a poder regresar cuando se completara la construcción de los edificios de reemplazo. Pero Ramirez, su madre y hermano no han logrado cumplir los requisitos de las nuevas unidades en Sun Valley—sus ingresos individuales cumplirían los requisitos, pero como un hogar total, sus ingresos combinados son demasiado altos, lo cual decepciona a Ramirez. Como Harper, siente que, “lo que nos dijeron y lo que realmente sucedió fue diferente—como que hubo muchas cosas que ocurrieron de trasfondo”.
Hancock señaló que la DHA tuvo que adaptarse a cambios y obstáculos conforme surgieron en el proceso de reurbanización, y que la agencia sigue trabajando en el vecindario y buscando traer, en lo posible, más servicios y elementos del plan maestro original.
Esos desafíos y decepciones también son el producto de un modelo defectuoso de vivienda pública y su creciente dependencia en el sector privado, dijo Carrie Makarewicz, PhD, una profesora adjunta en la Universidad de Colorado en Denver y presidenta de su Departamento de Planificación Urbana y Regional. En el caso de Sun Valley, el subsidio federal de Vecindarios Elegidos permitió que la DHA diseñara un plan maestro sólido y ambicioso, pero no garantizó los fondos necesarios para que todos los aspectos del plan se completaran.
“Necesitamos dejar de implementar este modelo a nivel federal que pone a las autoridades de vivienda en estas situaciones difíciles”, dijo Makarewicz, quien también fue coautora de un estudio publicado en marzo de 2023 sobre la Iniciativa de Vecindarios Elegidos y la privatización de la reurbanización de Sun Valley.
La Iniciativa de Vecindarios Elegidos “desplaza a los residentes, aunque para que la vivienda se renueve, pero sin embargo las comunidades terminan fragmentadas, algunos residentes no regresan, y las unidades a precio de mercado se convierten en la vivienda dominante”, escribieron Makarewicz y los otros investigadores.
Makarewicz también se opuso a la narrativa sobre los vecindarios con bajos ingresos en la que se apoya la Iniciativa de Vecindarios Elegidos: que una cultura de pobreza engendra más pobreza, la cual puede “resolverse” al traer a residentes más adinerados. “El problema es que hemos desinvertido” en esos vecindarios, dijo.
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Cuando primero se enteró de la reurbanización, Nohr admitió que sus esperanzas eran reservadas. “Realmente estaba esperando tener un mejor lugar para vivir”, me dijo. Pero en los casi dos años en los que ha vivido en su nuevo hogar—un dúplex luminoso con un balcón—sus aspiraciones han aumentado. Quiere ayudar a restablecer la cohesión social y el sentido de comunidad que en su momento definiera a Sun Valley.
Adentro de la Cocina y Centro Comunitario de Sun Valley, Granville ofreció café y pastelillos caseros a Nohr y Anita Anderson, una nueva residente que llegó de otro edificio de apartamentos de vivienda pública en Denver. Las dos mujeres han formado un grupo al que llaman Sun Valley Inspirations, junto con otro residente de Sun Valley, Craig Allen (quien también es integrante del Consejo de Comisionados de la DHA), con el objetivo de reunir a los residentes.
En el verano, organizan un desayuno todos los jueves en el patio afuera de Decatur Fresh Market. Han organizado noches de bingo y visitado la cercana Meow Wolf, la muestra de arte experiencial que abrió sus nuevas instalaciones justo al nordeste del vecindario. Recientemente, ayudaron a organizar un “mercado nocturno” abajo del viaducto que separa a Sun Valley del amplio estacionamiento enfrente del estadio de los Broncos. El mercado incluye camiones de comida, música, juegos infantiles y cocineros locales que se capacitaron en la Cocina de Sun Valley.
Esas iniciativas lideradas por los residentes han hecho que Anderson y otros tengan sentimientos positivos. “Será una mejor comunidad”, dijo.
Conforme residentes con mayores ingresos llegan a vivir al vecindario en los próximos años para ocupar los apartamento a precio de mercado, Nohr y Anderson esperan que sus esfuerzos ayuden a contrarrestar las fuerzas de la gentrificación en la que los residentes más adinerados “como que toman el mando”, según Granville explicó después.
La vivienda de la DHA siempre será asequible, pero la gentrificación puede suceder de otras maneras, agregó, recordando a una persona que vivía en una unidad de vivienda asequible en The Hamptons, una comunidad adinerada en Long Island. La vivienda era hermosa, pero la persona tenía que manejar a tres vecindarios de distancia para ir al supermercado y no tenía suficiente dinero para comer en los restaurantes locales.
El desplazamiento psicológico, como Granville lo llama, es un desafío real que la reurbanización presenta: “¿Cómo sigue siendo Sun Valley un vecindario inclusivo donde todos pueden continuar participando en la economía?”
Con el tiempo, los sentimientos de Ramirez sobre la reurbanización se han suavizado ya que ha observado nuevos esfuerzos para fortalecer los lazos comunitarios. Aunque ahora vive afuera de Sun Valley, sigue estando conectada a su vecindario por su trabajo como gerenta de Decatur Fresh Market, un pequeño supermercado económico construido y administrado por la DHA como parte del objetivo de reurbanización para mejorar el acceso a los alimentos.
“Es diferente, pero me está gustando más”, dijo. “Obviamente, no es la misma comunidad que era antes”.
Traducido por Alejandra X. Castañeda