Una publicación de The Colorado Trust
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Terrance Roberts habla durante una manifestación en Aurora, Colorado, en julio de 2020. Roberts es el personaje central de un nuevo libro escrito por el periodista Julian Rubinstein. Fotografía de David Zalubowski/​AP/​Shutterstock

Vigilancia policíaca y encarcelamiento

Preguntas y respuestas: El autor Julian Rubinstein habla sobre el legado del racismo institucional en Denver

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Julian Rubinstein es el autor de un nuevo libro, “El Holly: cinco balas, una pistola y la lucha para salvar un vecindario norteamericano” (en inglés: The Holly: Five Bullets, One Gun, and the Struggle to Save an American Neighborhood), y mi colega en la Universidad de Denver. Rubinstein se crio en Denver y ha pasado los últimos años tratando de entender más el racismo sistémico e institucional en una ciudad y región donde se considera, por lo menos externamente, que no existen estos problemas profundos que tanto han agitado a nuestra nación. A pesar de la conexión de nuestra ciudad con el Ku Klux Klan en los años 1920, un historial de varias décadas de actos deliberados a manos de la policía y otras autoridades gubernamentales, y de los resultados de un juicio federal que encontró que las Escuelas Públicas de Denver estaban profundamente segregadas, por mucho tiempo los habitantes de Denver se han negado a abordar directamente las consecuencias de este pasado.

Usando una abundancia de estudios y extenso reportaje, Rubinstein detalla una historia de cambios demográficos y vecinales, activismo político y gobierno. Además, describe el comportamiento filantrópico que desestabilizó enormemente al vecindario, el cual había ocupado un lugar central en Denver y en las luchas contra la segregación en las escuelas del país durante los años 1960 y 1970.

El protagonista de la historia es Terrance Roberts, quien se destacó a nivel local y nacional como activista a favor de la paz después de pertenecer por años a la pandilla de los Bloods. Roberts pasó una década en prisión por varios crímenes graves y surgió de ese período como un líder antipandillas enfocado en la misma sección de Denver donde solía operar como un Blood. En 2013, Roberts le disparó al pandillero Hasan Jones momentos antes que empezara una manifestación a favor de la paz que Roberts había organizado.

La cobertura, el juicio y lo sucedido después del disparo se enfocaron en Holly, un antiguo centro comercial y sitio principal de reuniones comunitarias en el nordeste de Denver que estaba pasando por un período de reurbanización después de que un incendio lo destruyera. La incidencia de violencia en el vecindario a lo largo de los años reveló las raíces más profundas y la perpetuación continua del racismo en la ciudad.

Tom Romero: El subtítulo del libro sitúa los eventos y la historia en general en [el vecindario de] Park Hill en el nordeste de Denver. ¿Qué hace que esta historia y este vecindario sean especialmente estadounidenses?

Julian Rubinstein: Lo primero que se me ocurre probablemente no sea lo primero en lo que la gente piensa: Es el hecho de que la violencia entre pandillas y la guerra entre pandillas están sucediendo en casi todas nuestras ciudades estadounidenses, tanto en áreas urbanas como suburbanas.

En Estados Unidos, se acepta públicamente que la guerra más larga en la historia estadounidense es la guerra en Afganistán, pero tenemos más de cuatro décadas de una guerra que está sucediendo en nuestras propias calles, y es una guerra que no se conoce muy bien ni se entiende muy bien. Desgraciadamente, diría que es una de las cosas más estadounidenses de esta historia.

También diría que la violencia entre pandillas en Denver no es un problema de las zonas céntricas marginadas. El tema central del libro se desarrolla en el vecindario de Northeast Park Hill, un lugar exurbano prototípico. Mientras que el vecindario pasó por su “huida blanca” que empezó en los años 1960 y 70, en la última década hubo un cambio. Muchas personas blancas regresaron a las ciudades y vecindarios como Park Hill. Observamos estos patrones de desarrollo, reurbanización y gentrificación. Y entonces, con frecuencia, la comunidad minoritaria, ya sea negra o latina, está enfrentando mayores tasas de pobreza y menores ingresos, y también la sobrevigilancia policíaca de estos vecindarios. Juntos, estos factores están empujando a estas comunidades a otros suburbios como Aurora o Green Valley Ranch. ¿Y adivina qué? Ahí es donde la violencia entre pandillas está aumentando.

Sin embargo, las pandillas se están aferrando a estas áreas que tienen un significado, incluido Holly Square, que terminó por significar mucho para la primera pandilla de los Bloods en Denver. Existe este centro dentro de un vecindario que se está gentrificando mucho, y el resultado es que la población negra se redujo significativamente en la última década. Pero la violencia entre pandillas sigue existiendo ahí. Porque están tan conectadas, no quieren dejar ese tipo de patria para ellos. Esto es todo lo que se me ocurre cuando pienso en esto como una historia estadounidense.

TR: Las guerras de décadas entre pandillas que describes me hicieron pensar en el libro de Michelle Alexander, “El nuevo Jim Crow” (en inglés: The New Jim Crow), el cual identifica y centra la violencia actual permitida por el gobierno como algo directamente conectado con la guerra contra las drogas, la cual ocurre al mismo tiempo que el surgimiento de las pandillas en los años 1980 que describes. ¿Puedes hablar más sobre la conexión entre la guerra contra las drogas y la guerra entre pandillas, pero también ubicar esta historia y conexión en la actualidad?

JR: Mientras trabajé en este libro durante los últimos siete años, leí “El nuevo Jim Crow” y te diría que no solo se relaciona especialmente con todo lo que está en el libro de Michelle Alexander, sino también se relaciona particularmente con los vecindarios que acabo de mencionar, porque esos son los lugares donde el gobierno, las agencias de seguridad pública y todas las autoridades forman parte del complejo industrial de justicia penal.

En estos vecindarios, mucho antes que los Bloods y Crips surgieran en los años 1980, había pandillas en Denver. Pero a diferencia de las pandillas modernas, las primeras pandillas estaban realmente conectadas con el activismo. Por ejemplo, después de los motines en Watts en 1965 en [la ciudad de] Los Ángeles, muchos pandilleros dejaron sus pandillas y se unieron para formar parte del movimiento local y nacional a favor de los derechos civiles negros y del Poder Negro.

Lo que causó la caída del activismo político de exlíderes de pandillas fue el Programa de Contrainteligencia del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) bajo la dirección de J. Edgar Hoover y el acoso intencionado de líderes negros. En operaciones dirigidas por las agencias de seguridad pública, se mataron a estos líderes, a otros los acusaron de cargos falsos y los enviaron a prisión, otros se vencieron porque la policía los acosó, arrestó y acusó de cargos falsos, como Lauren Watson, el líder de las Panteras Negras en Denver. Su vida terminó destruida al enfrentar la carga emocional y comunitaria de la vigilancia y violencia policíaca.

En ese espacio surgió una nueva era de pandillas callejeras modernas, y en Los Ángeles uno de esos líderes jóvenes fue Raymond Washington, quien fundó a los Crips. Quería empezar una nueva pandilla parecida a las Panteras Negras. Pero también apareció en un momento en que las armas de fuego y las drogas habían llegado y los proveedores, particularmente de cocaína crack, tenían conexiones con el gobierno a través de la CIA.

Al mismo tiempo que [el presidente Ronald] Reagan empezó su guerra contra las drogas, la cocaína llegó a Los Ángeles, a sabiendas del gobierno de EE. UU. Esto llevó la situación a otro nivel, y de repente tuvimos toda una generación de personas que llenaban prisiones sentenciadas por ofensas bajo la guerra [contra las drogas].

Surgió una enorme industria nueva de vigilancia policíaca gubernamental y privada. El ejemplo más reciente, el cual ocupa un lugar central en mi libro, es el Proyecto de Vecindarios Seguros (en inglés: Project Safe Neighborhoods). Su reputación, sino su realidad, es como un programa superior “antipandillas” y “antipistolas” que se implementa en estos vecindarios.

Solo puedo decir anecdóticamente, pero probablemente no sea coincidencia, que este programa con frecuencia se implemente en vecindarios que están pasando por la gentrificación. Es una continuación de lo que Michelle Alexander escribió en El nuevo Jim Crow, es decir, el enfoque de los esfuerzos relacionados con la justicia penal en Estados Unidos siguen siendo los vecindarios y las comunidades como las que viven en Northeast Park Hill en Denver.

TR: Parte de la naturaleza estadounidense de la historia es el desafío con [los temas raciales]. Tú te criaste en Denver, te mudaste a Nueva York y luego regresaste y llegaste a conocer profundamente todas las partes de esta historia. En lo relacionado con la historia de los temas raciales en Denver y Colorado, ¿qué hace que esta narrativa o entendimiento sea diferente?

JR: Lo que es especialmente interesante para mí sobre este vecindario es que fue un lugar en 1947 donde el entonces alcalde Quigg Newton (quien había remplazado a Benjamin Stapleton, un integrante del Ku Klux Klan) se había referido a Park Hill como un lugar para la integración intencionada. Iba a ser un experimento audaz para demostrar lo vanguardista que Denver era. La promoción de la forma como el vecindario quería ser, en comparación con la realidad, era muy diferente.

Este es un vecindario que si revisas todos los materiales sobre su desarrollo en los años 1950, hay todas estas afirmaciones constantes y cartas de amor sobre cómo este lugar era tan progresista y liberal. Pero menos de una década después, Northeast Park Hill fue uno de los ejemplos más impresionantes en la historia de la huida blanca, convirtiéndose de un vecindario casi totalmente blanco a uno casi totalmente negro en 10 años. Al poco tiempo, el vecindario se vio afectado por todos los males sociales que hemos observado en otros vecindarios negros como resultado del racismo sistémico e institucional.

TR: El libro está estructurado como una serie de actos, y creo que estás presentando a propósito el argumento de que esta historia en Denver es similar a una tragedia de Shakespeare. Cuéntanos más sobre el héroe. ¿Cuáles son los eventos que contribuyeron a su caída? ¿Y qué características tiene la redención, desde una perspectiva tanto individual como de la sociedad en general?  

JR: Una de las cosas más interesantes para mí sobre esta historia son todos los giros dramáticos.  Conforme empecé mi investigación y a escribir el libro, casi se sintió como una de esas historias extrañas en las que hay una rasgadura en el tejido social y a este exlíder afroamericano de una pandilla lo aceptan como líder en la reurbanización de su vecindario.

Este es Terrance Roberts, el personaje principal de la historia, cuya abuela fue una de las primeras residentes negras de este vecindario, cuando se mudó en 1960. Roberts pasa de ser un estudiante con honores en la escuela media a convertirse en integrante de una pandilla en uno o dos años. Esto sucede a principios de los años 1990, cuando las pandillas modernas, como los Bloods, han ascendido realmente y se han convertido en una parte importante del vecindario.

Roberts se une a una pandilla y se involucra mucho. Termina pasando 10 años en prisión y parece tener un verdadero cambio en su manera de pensar. Es obviamente un hombre sumamente inteligente y capaz originario de este vecindario y quiere participar en la remodelación de Holly Square, particularmente a raíz de la destrucción de todo este centro comercial que los Crips destruyeron como resultado de la violencia entre pandillas. Esta parece ser una historia de redención.

Pero muy parecido a las ambiciones y la realidad de Park Hill, al poco tiempo surgen complicaciones. No es sorpresa que Roberts no sea el único interesado en remodelar el Holly. Existen muchos otros intereses poderosos en Denver que lo sacan tan pronto Roberts empieza a demostrar que quizás no está de acuerdo con todo lo que se propone, y es el tipo de persona que verdaderamente dirá lo que piensa. No pasó mucho tiempo y quedó fuera.

Todo esto proporciona el contexto básico para explicar lo que sucedió antes que Terrance Roberts terminara disparándole a un integrante joven de una pandilla en su propia manifestación a favor de la paz en 2013. El libro explica con detalles que por cerca de un año y medio antes del disparo, hubo una serie de eventos en los que Roberts claramente se había distanciado de las autoridades relacionadas con el Holly: de la Ciudad de Denver, The Denver Foundation y Anschutz Foundation, quienes eran los principales inversionistas en la remodelación de este sitio afroamericano histórico, del Boys & Girls Club, del Departamento de Policía de Denver (que tenía operaciones clandestinas en curso) y de la pandilla que estaba tratando de eliminar. [Nota del editor: The Denver Foundation recibe fondos de The Colorado Trust.]

Lo que es muy complicado pero importante tener en cuenta son las conexiones entre todos estos grupos y su conexión con la caída de Terrance Roberts. En cuestión de la redención, en particular desde una perspectiva social más amplia, obligaría a aquellos más comprometidos a Holly Square, las fundaciones en particular, a actuar de la forma en que dicen que van a actuar y apoyar lo que dicen que apoyan.

Yo diría que existe un poderoso complejo industrial sin fines de lucro que mantiene el poder al seguir atendiéndose entre sí, no necesariamente [atendiendo] a las comunidades que dicen que atienden.

TR: ¿Y cómo cambiarias eso?

JR: Creo que debe haber una manera de realmente unir a todas las partes interesadas, porque lo que sucedió, creo yo, en esta historia es que ciertas personas no tienen ninguna influencia verdadera en las decisiones que se toman. Necesitamos encontrar una forma de realmente darles una voz a todas las partes interesadas. El complejo industrial sin fines de lucro y las agencias gubernamentales y policíacas relacionadas no tienen grandes incentivos para cambiar.

Otra cosa específica, en relación con el Holly y con la historia estadounidense de la violencia entre pandillas en nuestras comunidades, es la cuestión del ámbito de los fondos para las agencias de seguridad pública. Por mucho tiempo, [estas agencias] han controlado la mayor parte de los fondos para las personas como Roberts que quieren implementar un bueno trabajo comunitario contra las pandillas. Cuando sus problemas realmente empezaron a empeorar fue cuando decidió tomar fondos del Proyecto de Vecindarios Seguros, lo cual hizo que Roberts estuviera en desacuerdo con cómo el dinero debería usarse. Yo sugeriría que las agencias de seguridad pública no tienen necesariamente las mismas metas que un esfuerzo independiente de servicio social, y eso debe abordarse. Las agencias de seguridad pública siempre están tratando de realizar este tipo de esfuerzos a nivel vecindario, pero a menos que separen la vigilancia policíaca de los servicios sociales, no creo que se ganen la confianza que buscan en la comunidad.

He presionado a la Ciudad y el Condado de Denver sobre el uso de integrantes activos de pandillas que están trabajando bajo la ciudad recibiendo fondos como activistas antipandillas. Realmente genera muchas preguntas. Una de las cosas más importantes que los activistas antipandillas deben ser es un ejemplo para los jóvenes vulnerables. Si en lugar de eso las personas que desempeñan esos papeles todavía son integrantes activos de una pandilla, y representan un estilo de vida criminal, los resultados no van a ser buenos y, de hecho, han sido terribles. Desde que la ciudad empezó a impulsar ese método en 2015, la violencia entre pandillas ha aumentado más y más, mientras que cuando Terrance Roberts dirigió un esfuerzo independiente en las calles del nordeste de Denver llamado el Colorado Camo Movement, la violencia entre pandillas de la ciudad se redujo a su nivel más bajo.

Hace que uno se pregunte si lo que estamos observando es parte del complejo industrial de justicia penal, algo como un complejo industrial de guerra urbana, que realmente no está interesado en eliminar la violencia entre pandillas. Abordar problemas como estos son algunas cosas con las que esperamos se identifiquen todos los intereses poderosos que de alguna forma se han estado saliendo con la suya.

Esta entrevista se editó ligeramente para su claridad y duración. Traducida por Alejandra X. Castañeda.

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