Una publicación de The Colorado Trust
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Casi todos los niños sienten miedo de que los separen de sus padres.

Este miedo es una característica tan común que los pediatras lo evalúan como una etapa clave en el desarrollo. Esta emoción es algo tan elemental que muchos de nosotros como adultos todavía podemos identificarnos con el terror de perder a un padre durante la infancia, aunque se hubiera manifestado durante una separación momentánea en un supermercado o parque.

La evidencia del daño que ocasiona separar a los niños de sus padres es igualmente confiable.

Una sólida colección de estudios científicos demuestra cada vez más que existe una conexión entre el estrés que sufren los niños y una gran variedad de efectos negativos en la salud, desde la obesidad hasta el asma y las enfermedades cardíacas. Hay estudios que también conectan el trauma durante la infancia con abandonar los estudios durante la preparatoria, o con la adicción en los adultos. Esto se conoce como “estrés tóxico”, y cambia permanentemente el funcionamiento cerebral, a veces de tal forma que altera totalmente la vida o hasta causa la muerte de una persona..

Este tipo de estrés puede ocurrir debido al abuso, la discriminación o la separación involuntaria de un padre, tal como ocurre durante el encarcelamiento. Casi con certeza está afectando a más de 2,000 niños a quienes han separado involuntariamente de sus padres en la frontera entre Estados Unidos y México desde el mes de abril.

La política migratoria de “tolerancia cero” anunciada esta primavera estableció que se debería procesar judicialmente a todas las personas aprehendidas cruzando la frontera. En práctica, esto significa que se ha separado a niños de sus padres y los han depositado en centros de detención.

Aunque una orden ejecutiva firmada el miércoles revirtió la política de separar a las familias en la frontera, no queda claro cuántos niños se reunirán con sus padres. Algunos padres están detenidos en un centro del departamento de Inmigración y Control de Aduanas en Aurora, y no saben cuándo podrán ver a sus hijos otra vez, según The Colorado Independent.

Tampoco queda claro qué pasará de ahora en adelante con las familias que se capturen en la frontera. Al revertir la política de separación de familias, los oficiales buscan detener indefinidamente a las familias juntas, en lugar de los 20 días que la ley permite actualmente.

Las consecuencias en la salud de estas medidas extremas quizás sean muy severas. Los niños directamente afectados probablemente sufran repercusiones físicas y mentales que durarán mucho más del tiempo que estén detenidos.

También es probable que existan consecuencias indirectas. Las organizaciones no lucrativas que ofrecen servicios a inmigrantes han notado que los cambios políticos están afectando tanto a familias documentadas como indocumentadas, en relación con el temor a verse acosados. Muchos niños en Colorado viven en familias en las que un integrante o más quizás sean indocumentados y podrían sufrir un tipo similar de estrés tóxico.

La salud no es un juego en el que unos ganan y los demás pierden. Si permitimos que nuestros vecinos se enfermen del estrés, eso no nos hace más sanos. Por lo contrario: el estrés es contagioso. Se propaga en nuestras escuelas, en nuestros lugares de trabajo y en nuestros vecindarios. Destruir a cualquier familia nos afecta negativamente a todos.

La reforma de políticas migratorias es muy compleja, y no existe un camino fácilmente identificable hacia adelante. Pero sin duda no debemos implementar medidas que promuevan resultados devastadores como los que hoy se están viviendo en nuestras fronteras.

Ned Calonge, MD, MPH

Presidente y director ejecutivo
Denver, Colo.

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