Una publicación de The Colorado Trust
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A finales del mes pasado, Clayton Early Learning, uno de los programas de cuidados infantiles de mejor nivel en el estado, dijo que cerrará uno de sus centros, el cual ofrece servicios en la comunidad de Green Valley Ranch en el nordeste lejano de Denver. A muchos de los niños que asisten a ese centro les ofrecieron un espacio en la sede principal de Clayton Early Learning en Martin Luther King, Jr. Boulevard. A algunos, no.

Aún antes de publicarse la noticia, era difícil, casi casi imposible, para muchas familias en Colorado encontrar una guardería o programa preescolar constante y de alta calidad para bebés y niños menores de 5 años. Como Chandra Thomas Whitfield reporta en nuestro sitio web, alrededor de la mitad de los habitantes de Colorado viven en lo que a veces llamamos “desiertos de cuidados infantiles”—vecindarios en donde no hay suficientes guarderías operando con licencia para cubrir las necesidades de las familias que ahí viven.

El nordeste lejano de Denver y las partes aledañas de Aurora constituyen uno de estos desiertos, y Whitfield cuenta la historia de Sheila Custard, una madre trabajadora de Green Valley Ranch que cada semana tiene que luchar para conseguir cuidados infantiles para su hija Jaelyn porque no hay una opción consistente que funcione. Whitfield correctamente se enfoca en el efecto que tienen los desiertos de cuidados infantiles en la salud de las familias con bajos recursos y la gente de color—quienes tienen mayor probabilidad de notar que sus bebés y niños pequeños no tienen un lugar donde ir, y mayor probabilidad de estar pasando por aprietos financieros y de otro tipo debido a las pocas opciones a su disposición.

Sin embargo, el excelente artículo del cierre del centro de Clayton publicado por Chalkbeat demuestra que no son solo las familias con bajos recursos las que sufren bajo nuestro desordenado sistema estatal para financiar los cuidados infantiles: también sufren las familias de clase media.

Fueron en su mayoría familias más acaudaladas pagando directamente las que recibieron la noticia por parte de Clayton Early Learning de que ya no podría ofrecerles servicios. A los niños de familias con ingresos menores que califican para recibir servicios de Early Head Start y Head Start se les ofreció espacio en el centro sede del programa (ubicado por lo menos a 20 minutos en automóvil a la parte más cercana de Green Valley Ranch).

Esto es debido a que el equipo administrativo de Clayton encontró que los fondos federales y de la ciudad combinados se podrían aprovechar para cubrir el costo de los servicios. Mientras tanto, las mensualidades privadas de $1,000 a $1,200, no son suficientes para cubrir los gastos del tipo de cuidados integrales y de alta calidad que Clayton proporciona, los cuales van más allá de lo que ofrecen la mayoría de las guarderías: Clayton contrata a educadores altamente calificados, tiene salones con una cantidad pequeña de estudiantes y ofrece servicios de salud y otros tipos de apoyo a los niños inscritos y sus familias.

La decisión de Clayton de dejar de aceptar a los estudiantes que están pagando una mensualidad significa que el centro se asemejará más a otras guarderías en el área metropolitana y el país: segregados.

Este es un resultado que nadie quiere, incluyendo el equipo administrativo de Clayton. “No creemos que sea la manera correcta de hacer las cosas al segregar a los niños con base en su grupo racial, nivel de ingresos o cualquier otra cosa”, Charlotte Brantley, presidente y directora ejecutiva de Clayton, le dijo a Chalkbeat.

La carga financiera que Clayton enfrenta no es única; no es coincidencia que muchas guarderías y programas preescolares en Estados Unidos sean monocromáticas, aunque la diversidad racial de nuestros hijos vaya en aumento. Un estudio reciente publicado por el Centro para la Educación y los Derechos Civiles analizó una gran cantidad de datos reunidos por el Departamento de Educación de EE.UU. y encontró que casi la mitad de todos los niños inscritos en escuelas públicas están en escuelas racialmente aisladas—en donde los niños son más del 90 por ciento de color o más del 90 blancos.

Entretanto, los niños y las familias con menores ingresos tienen mayor probabilidad de estar inscritos en programas preescolares de menor calidad.

A veces, las políticas bien intencionadas contribuyen a estas divisiones. El acceso a Head Start, por ejemplo, se ha reservado históricamente para niños cuyas familias están viviendo en la pobreza o cerca de estarlo, como una forma de ayudar a reducir la brecha del logro. Pero estudios han demostrado que los lugares con ingresos combinados ofrecen importantes beneficios hasta para los niños más pequeños. Para responder a las inquietudes relacionadas con la segregación, en septiembre los reguladores actuaron para hacer que los centros de Head Start sean más accesibles para las familias que pagan una mensualidad.

Cuando estaba tratando de encontrar una guardería para mi hijo, quien ahora tiene 3 años, la mayoría de las que vi parecían estar segregadas por grupo racial o nivel de ingresos. Muchas de las guarderías con espacios disponibles no aceptaban reembolsos del Programa de Asistencia de Cuidados Infantiles en Colorado, o CCCAP, el cual ayuda a las familias con bajos recursos. Otras sí aceptaban CCCAP, pero estaban llenas y tenían largas listas de espera. De cualquier forma, el aislamiento racial usualmente era aparente.

Sin embargo, cuando visité el centro de Clayton Early Learning en Cole, noté el personal cariñoso, al igual que las bellas instalaciones, el apoyo a las familias, y una gran cantidad de niños aparentemente contentos de muchos grupos raciales. Mi hijo ha estado en la lista de espera durante un año y medio. Y porque teníamos la intención de pagar las mensualidades, ya no tendrá la oportunidad de asistir.

Para familias que pueden pagar el costo completo de los cuidados infantiles, usualmente hay otras opciones buenas disponibles. Así fue para nosotros. Pero cuando privamos a nuestros niños de la oportunidad de asistir a guarderías y programas preescolares integrados y de alta calidad, aumentamos la probabilidad de que sus primeros amigos se parezcan a ellos. Estamos limitando su acceso a otros idiomas y otras culturas que pueden expandir sus mentes y convertirlos en adultos más curiosos y empáticos. Y estamos ayudando a asegurar que exista un sistema de educación desigual que dure vidas enteras.

Qué pérdida tan grande.

Historia relacionada: Casi la mitad de las personas en Colorado viven en ‘desiertos de cuidados infantiles’

Kristin Jones

Escritora y editora independiente
Denver, Colo.

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