Una publicación de The Colorado Trust
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Alex Esparza, de 12 años de edad, se considera un instructor y entrenador.

Mientras cursa el sexto grado en la Escuela Henry World, ubicada en el sudoeste de Denver, a él le gusta regresar frecuentemente a su escuela primaria en la misma zona para trabajar con niños más pequeños inscritos en America SCORES Denver, el programa sin fines de lucro que combina fútbol (soccer) y poesía y que transformó su vida.

Cuando Alex su unió a SCORES en Traylor Academy, una escuela cercana, “era un [niño] tímido y retraído” de ocho años que acababa de terminar tratamientos de quimioterapia para combatir la leucemia linfoblástica aguda, dijo su madre, Jessica Kirkpatrick.

“SCORES hizo que se abriera”, Kirkpatrick agregó. “Le dio la oportunidad de salir de su caparazón y liderar un equipo”.

Alex concuerda: “SCORES hizo que dejara de ser tímido”, dijo. “Cuando empecé a jugar fútbol, empecé a contestar preguntas y a participar en cosas”.

Si no fuera por SCORES, Alex, y su hermana menor Alayna, de 10 años, no hubieran tenido acceso a los deportes organizados. Kirkpatrick se describe como “una estudiante de medio tiempo, trabajadora de medio tiempo, madre de tiempo completo”. Su esposo trabaja tiempo completo, pero sus ingresos combinados son modestos, y todavía están pagando una montaña de facturas relacionadas con la enfermedad de Alex.

No hay forma de que puedan pagar los cientos de dólares por hijo para participar en programas en su YMCA local, menos aún los miles de dólares que cuesta participar en deportes competitivos y equipos que viajan a encuentros.

“Odio decirlo, pero si no fuera por SCORES, [Alex y Alayna] probablemente estarían enfocados en videojuegos”, Kirkpatrick dijo.

Las diferencias están aumentando
Y ahí es donde yace un problema enorme y creciente, en Colorado y en todo el país. A pesar de los grandes esfuerzos de varios programas como America SCORES, los niños de familias con bajos ingresos tienen acceso limitado a programas de deportes organizados debido a los costos altos y en constante aumento.

“Las diferencias (de la participación en deportes juveniles) definitivamente están aumentando”, dijo Risa Isard, integrante del personal del Programa de Deportes y Sociedad de The Aspen Institute. “Nunca antes los deportes juveniles habían sido tan lucrosos, y nunca antes habíamos tenido un porcentaje de participación más bajo de niños con bajos recursos”.

Isard señaló una estadística reveladora del informe Sport for All/Play for Life del Proyecto Play de The Aspen Institute: En 2015, solo el 38 por ciento de los niños en hogares estadounidenses con ingresos anuales de $25,000 o menos participaron en deportes de equipo, en comparación con el 67 por ciento de los niños con ingresos de por lo menos $100,000.

Numerosos estudios de investigación a lo largo de los años han mostrado que la participación en deportes juveniles ayuda a evitar la obesidad, promueve la salud física y mental de los niños en general, mejora el desempeño escolar y las tasas de graduación y reduce la incidencia de comportamientos riesgosos.

Es por eso que los expertos y promotores consideran tan problemáticos los obstáculos a los que se enfrentan los niños con bajos ingresos: empeoran las diferencias de salud y educación entre estos niños y sus compañeros más pudientes. Aunque varios factores contribuyen a estas diferencias, el acceso a oportunidades para practicar deportes estructurados es, sin duda, uno de ellos.

“La actividad debería ser un derecho de todos los niños”, dijo el Dr. Shale Wong, una pediatra y la directora de políticas y educación de salud infantil del Centro de Políticas de Salud Eugene S. Farley, Jr. en la Facultad de Medicina de la Universidad de Colorado. “Si podemos establecer desde temprano que practicar un deporte es normal, entonces se convierte en una costumbre arraigada en los niños y hace que quieran seguir practicando deportes cuando adultos”.

Sin embargo, los niños con bajos ingresos se enfrentan a lo que Wong llamó un “revés triple” que hace que participar en deportes sea menos probable. Primero, ella dijo, en algunas comunidades con bajos recursos, jugar afuera podría considerarse peligroso. Segundo, muchas comunidades de bajos recursos no tienen acceso a programas deportivos organizados.

Por último, y probablemente peor, “los niños que podrían ser extremadamente talentosos no pueden participar debido al precio. Y eso me rompe el corazón. Estamos cometiendo un enorme error social”, agregó.

Ese error produce ramificaciones importantes porque afecta no solo la salud física de los niños, sino también su salud mental y social, Wong dijo.

“Hay tanto en los deportes que enriquece el crecimiento y desarrollo de un niño para ser sano y feliz”, explicó. “Es por eso que los considero un derecho”.

La Fundación de Salud de Colorado encargó un estudio en 2016 que encontró muchas razones por las que las familias con bajos ingresos en Colorado no pueden inscribir a sus hijos en programas de deportes estructurados. Estas razones repitieron los mismos tres factores principales que Wong mencionó.

Aunque los cargos de inscripción y el costo del equipo fueron los obstáculos más grandes, los padres con bajos ingresos en todo el estado también mencionaron la falta de parques y centros recreativos cercanos, conflictos entre su horario de trabajo y su habilidad de llevar a sus hijos a partidos y entrenamientos, y la falta de información actualizada sobre oportunidades asequibles.

Algunos padres logran encontrar “sistemas de apoyo financiero” para que sus hijos participen en deportes, pero igual enfrentan problemas, dijo Daniel Finkelstein de la agencia Mathematica Policy Research, uno de los autores del estudio. “Los padres nos dijeron que estos sistemas no eran fáciles de navegar y que les pedían que proporcionaran información financiera privada”.

La especialización temprana empeora las diferencias
Profesionales dedicados a la salud y promotores de deportes juveniles señalan otra tendencia que ha hecho más difícil que los niños con bajos recursos tengan acceso a oportunidades deportivas: la especialización temprana. Desde 2008, el número promedio de deportes que juega un atleta juvenil ha bajado de 2.3 a 1.9, según el informe State of Play de The Aspen Institute.

Entrenadores y padres con frecuencia presionan a los niños a especializarse en un deporte a partir de la primaria “para desarrollar totalmente sus talentos y jugar a nivel universitario, profesional u otro nivel elite”, indica el informe. Pero “es un mito”. De hecho, una encuesta entre atletas olímpicos estadounidenses encontró que siete de 10 creció practicando múltiples deportes. Sin embargo, la tendencia persiste.

La especialización perjudica en particular a los niños con bajos recursos porque enfocarse en un solo deporte desde temprano encasilla a los atletas en clubes caros con equipos que viajan y lucrativos, el informe State of Play menciona:

“La urgencia de unirse a equipos que viajan (y a clubes lucrativos) disminuye las listas de jugadores y el número de equipos que pueden crearse. Los niños excluidos pueden percibir esto como que no son lo suficientemente buenos y dejar de interesarse en los deportes. Al final de la escuela primaria, en algunas áreas, las ligas locales de deportes como el fútbol y el baloncesto han perdido tantos participantes que ya no pueden subsistir. Esa es una gran pérdida, especialmente porque jugar a nivel local es la única opción asequible para muchas familias”.

Tom Robinson, presidente adjunto de la Asociación de Actividades Preparatorias en Colorado, ha observado en persona el impacto de la especialización deportiva. “Realmente, en algunos deportes, tiene que ver con los que tienen y con los que no”, Robinson dijo.

Aunque existen oportunidades para que los niños con bajos recursos practiquen deportes más populares como el fútbol americano y el baloncesto, las diferencias son mayores en los deportes menos populares, Robinson dijo: “El voleibol, por ejemplo, se practica mucho en clubes, así que, si no has estado participando en un club desde pequeño, probablemente no puedas jugar [en la preparatoria]”.

Si eres un padre con bajos ingresos, inscribir a tu hijo en un club usualmente queda fuera de tus posibilidades económicas. Brandon Blew, director ejecutivo de America SCORES Denver, lo sabe por experiencia personal.

Blew, quien jugó fútbol universitario, tiene dos hijos, de 10 y 12 años, que juegan en un club privado de fútbol. Cuando suma todos los cargos del club, los uniformes, el equipo y los viajes, el total es de $6,000 por hijo, por año.

“Es una locura”, dijo. Tomando en cuenta que administra una organización pequeña sin fines de lucro y su esposa es maestra en una escuela pública, “es una línea importante en nuestro presupuesto”.

Esfuerzos para disminuir las diferencias
Los programas como America SCORES Denver, que buscan ayudar a los niños con bajos recursos que quieren ser atletas, se han estado multiplicando por el estado en años recientes (consulta más adelante para ver información sobre varios de estos programas). Pero todos están operando al límite, y muchos de ellos tienen largas listas de espera.

“La demanda es mucho mayor que nuestra capacidad”, dijo Ryan Plourde, director de la oficina de Fútbol sin fronteras (Soccer Without Borders) en Greeley. Esta organización sin fines de lucro crea equipos de fútbol compuestos de niños refugiados provenientes de todo el mundo. “Nos preocupa abarca más de lo que podemos, pero, si tuvieramos la capacidad, podríamos fácilmente ofrecer servicios a dos o tres veces más de los 130 niños que tenemos ahora”.

En algunas áreas, colaboraciones entre organizaciones sin fines de lucro y gobiernos locales pueden ayudar a ofrecer oportunidades deportivas a familias con ingresos modestos. En Alamosa, el Boys & Girls Club del Valle de San Luis se asocia con el departamento de parques y actividades recreativas de la ciudad para ayudar a los niños a jugar en ligas de fútbol americano y baloncesto, dijo Chris Lopez, director ejecutivo del club.

El club de Lopez crea sus propios equipos de fútbol americano y baloncesto, y la ciudad y los negocios locales contribuyen y perdonan los cargos de inscripción para las familias que no pueden pagarlos. “Esta comunidad hace un buen trabajo apoyando a estos niños”, Lopez dijo. Cerca de 50 integrantes del Boys & Girls Club forman parte de los equipos, agregó.

El club también patrocina un equipo viajero más competitivo de fútbol para niños de 12 años para abajo. El club proporciona los uniformes y el equipo, y cubre todos los costos de alrededor de $500 por niño para varios niños que de lo contrario no podrían pagar por participar.

“Por cuestión de principios y filosofía, creemos que dar acceso a los niños a este tipo de oportunidades es algo bueno”, Lopez mencionó.

Los programas atléticos en las escuelas públicas también hacen lo que pueden para ayudar a los niños con bajos recursos que quieren ser atletas a participar en deportes competitivos. Las Escuelas Públicas de Aurora (APS, por sus siglas en inglés) sobresalen entre otros distritos escolares en Colorado porque financian las actividades deportivas para sus estudiantes en escuelas medias (middle schools) y preparatorias (high schools) completamente con su propio presupuesto. La mayoría de los otros distritos escolares con programas en escuelas medias recaudan fondos privados para ayudar a solventarlos.

Aurora ha financiado sus programas deportivos en escuelas medias durante muchos años porque la falta de acceso a deportes durante la infancia hace que los niños no estén preparados para jugar en equipos cuando ingresan a la preparatoria, dijo Mike Krueger, el director atlético del distrito.

La mesa directiva y el superintendente de APS “entienden y aprecian el papel que desempeñan las actividades deportivas en conectar a los niños”, Krueger dijo. El distrito ha descubierto que los niños en escuelas medias que participan en actividades deportivas obtienen una calificación promedio más alta, tienen mejor asistencia y menos problemas disciplinarios.

Los estudiantes en escuelas medias pagan $30 por temporada para jugar un deporte, pero el cargo no aplica para aquellos que no pueden pagarlo, Krueger explicó.

Krueger subrayó que parte del objetivo del programa deportivo en las escuelas medias de APS es permitir que niños, que de otra manera no hubieran tenido la oportunidad, compitan. Pero los beneficios van más allá de la oportunidad de competir.

“No es solo la competencia, sino también qué más ganan al participar en ella”, dijo. “Desarrollan habilidades de liderazgo, para trabajar en equipo, un sentido de cooperación y de servicio-liderazgo”.

Alex Esparza obtuvo muchos de esas habilidades durante sus años en America SCORES Denver. Ahora que está en sexto grado, su plan es mejorar como jugador de fútbol. Su papa encontró un equipo competitivo para que se integre, alcanzando así un objetivo a largo plazo.

“Ahora estoy obsesionado con el fútbol”, dijo.


Programas de deportes juveniles en Colorado

Aunque los hijos de familias con bajos recursos tienen mucha menor probabilidad que sus compañeros más pudientes de tener acceso a programas de deportes juveniles en Colorado, existen varias organizaciones que ofrecen oportunidades a niños que no podrían participar por su propia cuenta. Aquí hay algunos que sobresalen, pero por favor toma en cuenta que esta lista solo incluye una muestra de todas las organizaciones dedicadas a disminuir las diferencias mencionadas anteriormente.

America SCORES Denver: Esta sucursal local de una organización sin fines de lucro que ha existido por 23 años proporciona servicios a 300 estudiantes—mitad niñas, mitad niños—en 10 escuelas primarias ubicadas en el sudoeste de Denver. Ofrece “actividades físicas a través del fútbol y clases de alfabetismo a través de clases de escritura creativa todos los días después de la escuela. Se utilizan el fútbol, la poesía y las actividades de aprendizaje para el servicio como herramientas para enfatizar que se tomen buenas decisiones, la disciplina y la autoexpresión positiva”.

“El objetivo del programa es más desarrollar al niño entero que desarrollar al próximo jugador profesional de fútbol”, dice Brandon Blew, director ejecutivo.

Boys & Girls Club del Valle de San Luis: Entre sus muchos programas, este club con base en Alamosa ofrece a cerca de 50 niños con bajos recursos la oportunidad de participar en ligas de fútbol americano y baloncesto de la ciudad y hasta en un equipo viajero de fútbol.

“Estoy tan orgulloso de nuestros niños”, dice el director ejecutivo Chris Lopez. “Muchos de ellos nunca antes había participado en deportes competitivos. Algunas veces parecemos película cómica, pero tenemos un gimnasio lleno de padres entusiasmados. Nos gusta la cultura que esto crea”.

Fútbol sin fronteras: Esta organización internacional sin fines de lucro ha tenido una sucursal en Greeley desde 2011. Ofrece servicios a 130 niños refugiados (al igual que a niños cuyas familias han recibido asilo político en Estados Unidos), muchos de ellos de Somalia y Burma. Más de la mitad de los participantes son niñas. Las edades varían de 9 a 18 años. Las actividades de Fútbol sin fronteras se enfocan en los deportes, pero también incluyen apoyo educativo, participación cívica, trabajo en equipo e intercambio cultural.

“El fútbol es el factor unificador; realmente hace que la gente se reúna”, dice Ryan Plourde, director ejecutivo de la oficina en Colorado. Varios niños que han participado en Fútbol sin fronteras se han terminado convirtiendo en jugadores estrella en equipos de escuelas preparatorias del área de Greeley.

Playworks Colorado: Playworks es una organización nacional sin fines de lucro cuyo enfoque principal es estructurar más el tiempo de recreo en las escuelas para que sea “divertido y enérgico y seguro e inclusivo”. Las escuelas que participan en Playworks cuentan con entrenadores de tiempo completo como parte del personal.

Playworks se inició en Colorado en 2010. Su programa aquí incluye cinco componentes, uno de los cuales es una liga deportiva para estudiantes de cuarto y quinto grado. Administra equipos en 19 escuelas en los distritos escolares de Denver, Aurora, Adams 12 y Mapleton. Los estudiantes pueden participar sin costo en equipos de voleibol, fútbol americano de pañuelo (flag football) y hockey callejero, o en un equipo de baloncesto solo para niñas.

Muchos estudiantes en ligas de Playworks están jugando esos deportes por primera vez, y casi todos dicen en encuestas que les gustaría seguir jugando. Los equipos deportivos compiten, pero el programa no permite que se tome nota de los puntos, lo cual “es más difícil para los padres la noche del partido”, dice la directora ejecutiva Andrea Woolley.

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