Una publicación de The Colorado Trust
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Los crímenes dañan nuestra salud. Imagina a la víctima de una violación sexual que se distancia de sus amigos después de ser asaltada. O a un padre que trata de mantener su trabajo después de que asesinan a su hijo.

Los crímenes también afectan a las personas en EE. UU. de manera desigual. La gente pobre tiene una probabilidad dos veces mayor de sufrir un crimen violento. Más hombres jóvenes negros mueren por homicidio que por cualquier otra causa.

Por lo tanto, existe un motivo basado en la equidad para que los legisladores hagan lo posible para reducir el crimen.

¿Cuál es la mejor forma de lograr este objetivo? Un nuevo informe del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, el cual proporciona análisis al presidente, examinó la literatura económica actual y obtuvo resultados sorprendentes.

Lo que no funciona

  • Más encarcelamiento. Los economistas señalan que EE. UU. encarcela a sus residentes en un porcentaje mayor que todos los demás países del mundo excepto uno (las islas Seychelles, pero me desvío del tema) y a un ritmo cuatro veces más rápido que el promedio mundial. Citan investigaciones que indican que el encarcelamiento no es muy eficaz para reducir el crimen y que se vuelve menos eficaz mientras más personas encarceladas haya.
  • Condenas más largas. Cuanto más tiempo pasa una persona en la cárcel, mayor es la probabilidad de que vuelva a cometer un delito cuando salga en libertad. Además, según investigaciones citadas por los asesores del Presidente, aumentar la duración de las condenas no tiene un fuerte efecto disuasorio contra el crimen.

Especialmente cuando se consideran los efectos indirectos del encarcelamiento, en la pobreza, en la posibilidad de encontrar empleo y en la salud mental, la seguridad y el bienestar de los hijos de personas encarceladas, poner a gente en la cárcel no respalda un análisis entre los costos y los beneficios desde una perspectiva económica. Básicamente, los economistas descubrieron que este remedio es peor que la enfermedad.

Los que sí funciona

  • La educación. El argumento a favor de políticas que promueven la educación es muy fuerte, incluso desde una perspectiva puramente financiera. Los asesores presidenciales citaron estudios económicos (nueve en total) que implementan análisis entre los costos y beneficios. Incluyen este estudio publicado en 2014 que demuestra que los condados que permiten a los jóvenes salirse de la escuela antes tienen tasas más altas de delincuencia juvenil. Otros estudios que incluyen ilustran la rentabilidad de las inversiones en programas preescolares y en la primera infancia como una forma de reducir el crimen.
  • La vigilancia policial. ¿Se puede prevenir el crimen con más policías en las calles? Existe evidencia que sugiere que sí. Este estudio de 2013 fundado por la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas, por ejemplo, examina datos criminalísticos en ciudades de EE. UU. entre 1960 y 2010 y concluyó que la vigilancia policial reduce los crímenes violentos. Otro estudio encontró que combatir delitos menores, es decir, la teoría de vigilancia conocida como “las ventanas rotas”, realmente reduce la incidencia de delitos más graves.
  • Sin embargo, es importante señalar que pocos de estos estudios toman en cuenta el daño que puede causar la vigilancia policial incorrecta. El movimiento Black Lives Matter sacó a relucir el hecho de que la policía acosa a las personas de color, y estas sufren de violencia policial, desproporcionadamente. Esto puede aumentar la carga que enfrentan las comunidades más afectadas por el crimen.
  • Sueldos más altos. Este es, posiblemente, el aspecto más sorprendente del informe. El Consejo de Asesores Económicos comparó dos políticas: En la primera comparación, Estados Unidos aumentaría los gastos en el encarcelamiento en un 12 por ciento o $10 billones. Esto reduciría el índice de delincuencia entre 1 y 4 por ciento. En el mejor de los casos, la política nos beneficiaría al reducir el crimen en $1 billón; en el peor de los casos, nos costaría $8 billones.
  • En cambio, aumentar el sueldo mínimo federal de $7.25 a $12 por hora en 2020 reduciría el índice de delincuencia entre 3 y 5 por ciento y nos beneficiaría con ganancias de entre $8 y $17 billones. Según sus cálculos, mejorar la condición de los más desfavorecidos nos dejaría a todos con más dinero y seguridad.

Haz clic aquí para leer el informe completo en inglés.

Kristin Jones

Escritora y editora independiente
Denver, Colo.

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