Una publicación de The Colorado Trust
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Natalie Gentry aparece parada afuera de su condominio en el área central de Denver el 19 de dic. de 2024. Gentry logró comprar su vivienda a través del programa del Fondo Dearfield para la Riqueza Negra que ayuda a personas negras que están por comprar su primera vivienda con el enganche. Fotografía de Joe Mahoney / enviado especial de The Colorado Trust

Vivienda

“La riqueza genera riqueza”: programa combate las desigualdades raciales a través de la adquisición de una vivienda

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Natalie Gentry, una experiodista y trabajadora social que vive en Denver, se mudó ocho veces entre 2009 y 2022. Las mudanzas sucedieron a raíz de su divorcio en 2009, y forzaron que Gentry tuviera que empezar su vida otra vez. Eso significó reconstruir su negocio como masajista, del cual se había alejado mientras enfrentaba desafíos de fertilidad y problemas matrimoniales durante los años antes del divorcio.

Mientras Gentry reconstruía su negocio de masajes y empezaba a ahorrar dinero, con la esperanza de comprar un hogar en el área de Denver, los precios de la vivienda empezaron a aumentar rápidamente. Así que siguió alquilando. Mientras tanto, los alquileres también siguieron aumentando. Gentry se fue a vivir al lugar de una amiga y se quedó ahí por un año, y luego se mudó a otro lugar donde inmediatamente le cobraron $300 más al mes que al inquilino anterior. Después de un año, el propietario aumentó el alquiler otros $300.

El ciclo continuó. Ya sea porque el alquiler aumentó demasiado o porque el apartamento se vendió, Gentry tuvo que mudarse de un lugar a otro casi una vez al año. Finalmente, después de la octava mudanza, llegó a su límite. Quería enfocarse en su negocio, pero se preguntaba y preocupaba constantemente sobre dónde acabaría la próxima vez. Los costos financieros asociados con mudarse todo el tiempo también habían empezado a acumularse.

“Solo me di cuenta de que ya no podía hacerlo más”, dijo. “No podía seguir brincando por todos lados, porque es una enorme interrupción en la vida tener que mudarse una y otra vez”.

Fondos para ayudar a los coloradenses negros con la adquisición de una vivienda

En Estados Unidos, ser dueño de un hogar es la manera principal de acumular riquezas. Sin embargo, por generaciones, el racismo ha afectado drásticamente la habilidad de que muchos estadounidenses puedan hacerlo.

Para los coloradenses negros como Gentry, las posibilidades de comprar una vivienda son mucho más bajas, un resultado de una larga historia de esclavitud y prácticas racialmente discriminatorias en los préstamos hipotecarios y las políticas de vivienda de EE. UU. En Colorado, por ejemplo, solo el 30 por ciento de las personas negras tienen suficiente dinero para comprar un hogar, comparado con el 48 por ciento de las personas blancas (y el 32 por ciento de las personas latinas).

Gentry telefoneó a una amiga que trabajaba como agente de bienes raíces y empezó a mirar viviendas. Un lugar, un condominio de vivienda asequible con 400 pies cuadrados, costaba $205,000, pero Gentry no tenía suficientes ahorros para el enganche del 20 por ciento.

Al salir del edificio, Gentry escuchó que alguien mencionara una organización que ayuda a personas negras con el enganche de su primer hogar: el Fondo Dearfield para la Riqueza Negra, administrado a través de Gary Community Ventures, una fundación filantrópica basada en Denver. Gentry presentó su solicitud y se mudó a su nuevo condominio en 2022, una de las 219 viviendas adquiridas por compradores negros primerizos a través del fondo desde su lanzamiento en 2021.

El Fondo Dearfield se llamá así por la primera comunidad negra en un asentamiento rural en Colorado, establecida en 1910 cerca de Greeley. El fondo busca cerrar la brecha racial de la riquezas al permitir que más coloradenses negros compren su primera vivienda. El programa canaliza los valores del fundador de la comunidad, Oliver Toussaint Jackson, quien creía que ser dueñas de sus tierras era crucial para que las personas negras alcanzaran el Sueño Americano. The Colorado Trust dio $1 millón para apoyar al Fondo Dearfield en 2021.

En los tres años desde que el Fondo Dearfield empezó a funcionar, ha distribuido más de $8.2 millones en asistencia con el enganche, ayudando así a que las personas negras que adquieren una vivienda a través del fondo logren obtener un valor neto de aproximadamente $133,000 después de ser dueños de su hogar por 5 a 7 años.

“Si políticas de décadas atrás realmente fueron explícitas al negar la adquisición de una vivienda   con base en [un grupo racial], entonces creemos que la solución también debe realmente señalar [el aspecto racial] y diseñar productos que se enfoquen en las comunidades más necesitadas”, dijo Aisha Weeks, la directora gerencial del Fondo Dearfield Fund.

Cerrando la brecha racial de las riquezas

Motivada por el entendimiento de que para un problema específicamente racial se necesita una solución específicamente racial, Weeks señaló que la labor del Fondo Dearfield es más crucial que nunca. Alrededor del país, la brecha racial de riquezas sigue aumentando: las riquezas actuales medias en el hogar de una familia blanca son de $285,000, mientras que las de una familia negra son solo de $44,890. En otras palabras, por cada $100 de riquezas que los hogares blancos tienen, los hogares negros solo tienen $15.

Más desconcertante aún, en las últimas tres décadas, las riquezas medias de las familias negras en EE. UU. han disminuido en más del 50 por ciento después de modificarse por la inflación, en comparación con un aumento del 33 por ciento para el hogar medio blanco durante el mismo período. Según investigadores del Instituto para Estudios Políticos, si las tendencias actuales continúan, en 2053, las riquezas medias de los estadounidenses negros podrían llegar a cero.

Actualmente, comprar una vivienda en Colorado es difícil para cualquiera. En abril de 2024, el precio medio de venta en Colorado era de $621,800, un aumento del 7.4 por ciento en comparación con el año anterior, haciendo que fuera uno de los estados más costosos para vivir. Pero los obstáculos son aún mayores para las personas negras, especialmente aquellas que quieren adquirir por primera vez una vivienda como Gentry.

En 1933, en medio de la Gran Depresión, el gobierno federal creó la Corporación de Préstamos para Dueños de Viviendas con el objetivo de ayudar a la gente que estaba cayendo en incumplimiento en sus préstamos hipotecarios. Los banqueros diseñaron mapas que sombreaban vecindarios según su composición racial y el valor de las propiedades, y luego les negaban préstamos a las personas de color con bajos ingresos en esas áreas. Esa práctica, conocida como redlining, técnicamente duró hasta 1968, cuando la Ley de Vivienda Justa prohibió la discriminación racial en la industria de la vivienda.

Mientras tanto, la Administración Federal de la Vivienda estaba subsidiando a las compañías constructoras que producían a gran escala desarrollos residenciales para gente blanca—con el requisito de que ninguno de los hogares se vendiera a personas negras. Esas y otras políticas excluyentes en la vivienda, como las prácticas discriminatorias en los préstamos y la valuación de hogares, han excluido a las personas negras en el mercado de la vivienda por décadas, afectando no solo su habilidad de adquirir hoy un hogar, sino también creando desigualdades medioambientales a largo plazo y con amplias repercusiones, además de desigualdades en los ingresos.

En Colorado, las personas negras que solicitan un préstamo hipotecario son rechazadas con una frecuencia casi dos veces mayor que las personas blancas, según un análisis de Zillow en 2022. Un estudio de la Institución Brookings en 2018 encontró que en el área metropolitana promedio de EE. UU. los hogares en vecindarios donde la población es por lo menos un 50 por ciento negra son valuados en aproximadamente la mitad del precio de los hogares en comunidades donde no hay personas negras. En otras palabras, el racismo estructural reduce en un promedio de $48,000 por familia la riqueza basada en la vivienda de los propietarios negros.

Con el tiempo, el efecto acumulativo de estas prácticas ha causado que sea imposible para muchas familias negras reunir el tipo de riquezas intergeneracionales que les ayuda a poner un enganche para adquirir una vivienda. Según Gary Community Ventures, la entidad principal del Fondo Dearfield, cerca del 93 por ciento de las familias negras con las calificaciones de crédito y los ingresos para obtener un préstamo hipotecario no avanzan en la adquisición de una vivienda porque no tienen dinero suficiente para el enganche.

“La riqueza genera riqueza”, Weeks dijo. Señaló que durante la era del Nuevo Trato, el sistema de préstamos hipotecarios recientemente creado les dio a las familias blancas sin acceso a capital una forma de financiar una vivienda—pero no a las familias negras.

“Piensa sobre la oportunidad para esa generación, luego para la siguiente generación, quienes podían acudir a sus padres para [obtener] ayuda con la compra de un hogar en la forma de un enganche u otros activos, ¿cierto? Eso solo continúa de generación en generación”, dijo.

Al enfocarse en asistencia con el enganche, quienes financian el Fondo Dearfield buscaron corregir el legado de discriminación y la resultante brecha de riquezas que impide que las personas negras ingresen al mercado de la vivienda el día de hoy. Para distribuir información, representantes del Fondo Dearfield asisten a eventos comunitarios en el área metropolitana de Denver y ponen mesas en festivales de Juneteenth con mayor frecuencia que ponen anuncios en bancos, en parte porque estudios demuestran que algunas personas negras siguen sin confiar en los servicios financieros.

Las personas que quieran adquirir una vivienda deben cumplir primero con los requisitos para recibir un préstamo de un socio hipotecario del Fondo Dearfield. Luego, el fondo ofrece hasta el 15 por ciento del precio de compra de la vivienda en dinero en efectivo, con un máximo de $40,000, disminuyendo así el pago mensual de la hipoteca (mientras más dinero ponga como enganche una persona, más baja será la tasa de interés del préstamo hipotecario).

La asistencia con el enganche funciona como un préstamo, pero los propietarios no hacen pagos mensuales ni pagan interés. En lugar de eso, cuando un propietario vende su vivienda o hace un refinanciamiento, el propietario devuelve el enganche además de un 5 por ciento del aumento en el valor de la propiedad. Esto permite que el Fondo Dearfield ayude a más personas negras en la adquisición de una vivienda.

Se gana más que beneficios monetarios

Entre los más de 200 nuevos propietarios de viviendas que han trabajado con el Fondo Dearfield desde su lanzamiento, Weeks ha notado que los beneficios de ser dueño de una vivienda van más allá de la creación de riquezas. Las personas le dicen que han obtenido un nuevo sentimiento de paz y estabilidad que ha abierto oportunidades en sus vidas.

Está Myria Giles, por ejemplo. Durante gran parte de su vida adulta, sintió que no tenía nada que realmente le perteneciera. Giles se casó joven, y la carrera de su esposo en las fuerzas armadas causó que se mudaran cada dos o tres años.

“No era dueña de la cocina. No era dueña de los armarios. Tenía que obedecer no solo las reglas militares y de la vivienda militar, sino también las reglas de mi esposo”, Giles dijo en una entrevista para el Informe de Impacto 2024 del Fondo Dearfield. Después de divorciarse a los 60 años y sobrevivir cáncer, logró comprar un hogar a través del Fondo Dearfield.

Convertirse en dueña de su hogar cambió todo para Giles. Se sintió nuevamente autosuficiente e independiente—como que podía vivir la vida según sus propios términos.

“Cualquier decisión que tomo, la puedo tomar solo para mí”, dijo.

“Con frecuencia, solo pensamos sobre el beneficio monetario [de ser dueño de una vivienda]”, Weeks dijo. “Pero no pensamos sobre cómo afecta la salud emocional y hasta mental de una persona no [tener] que saltar de un lugar a otro”.

Como Giles, Nahjee Maybin se mudó cada dos o tres años mientras su padre estaba en las fuerzas armadas. Ahora como padre de tres niños pequeños, Maybin y su esposa, Neecie, están ansiosos de empezar a establecer un hogar estable y acumular riquezas que puedan pasarles a sus hijos. El año pasado, los Maybin compraron su primer hogar en Aurora.

“En lugar de estar en un lugar de inseguridad, nos permite pensar sobre lo que viene”, dijo Nahjee Maybin en una entrevista para el informe de impacto, y agregó que la seguridad de ser dueño de su hogar significa que puede administrar su negocio con más audacia. “Podemos probar algo y podemos tomar riesgos financieros que quizás resulten en crecimiento”.

“Una enorme exhalación”

Para Gentry, ser dueña de su hogar ha sido “una enorme exhalación”, dijo. “Sé cuánto será mi pago hipotecario. Sé cuáles serán mis cargos del HOA. Sé cuáles serán probablemente mis impuestos… y puedo sobrellevar eso”.

Aunque es un espacio pequeño, el hogar le ha permitido ampliar otras áreas de su vida, dándole un sentido de arraigo y comunidad que fue difícil construir en los años que pasó mudándose constantemente. Un mes después de que Gentry se mudara al condominio, escuchó música que sonaba afuera del edificio. Vio un desfile del otro lado de la calle, parte de una iniciativa en el vecindario llamada Festival de Artes Negras. Gentry se emocionó tanto que decidió que la próxima vez que pasara reuniría a un grupo de sus vecinos en el edificio para ver el desfile juntos.

Antes de comprar su condominio, hogar significaba solo tener un lugar donde tirar sus cosas, donde podía esperar hasta que tuviera que mudarse otra vez. Ahora, hogar significa establecer relaciones con los vecinos. Significa crear “un espacio que se siente como yo”, dijo.

Traducido por Alejandra X. Castañeda

Sarah Tory

Periodista
Carbondale, Colo.

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