Una publicación de The Colorado Trust
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Las cifras son abrumadoras.

Más de 300,000 homicidios en Estados Unidos han quedado sin resolver desde la década los 60, dejando a familias y comunidades traumatizadas y luchando por alcanzar la justicia que quizás nunca llegue. En Colorado, por lo menos 2,500 asesinatos han quedado impunes en las últimas cinco décadas.

Las personas estadounidenses negras que viven en áreas marginadas se ven afectadas en mayores cantidades que otros grupos debido a que son víctimas de más homicidios y menos arrestos en sus comunidades. Esto según un análisis del diario The Washington Post de homicidios durante la última década en áreas de alta violencia en ciudades grandes de EE. UU., incluida Denver.

La histórica comunidad de Five Points y las zonas adyacentes en el nordeste del centro de Denver, en su momento el núcleo de la comunidad negra, se destacaron en el análisis del Washington Post por tener el mayor número de homicidios y el menor número de casos resueltos entre 2010 y 2017. En este vecindario, doce personas murieron asesinadas durante ese periodo; ocho de las 12 eran personas de color. Nueve de los casos no se resolvieron.

Para los líderes comunitarios, las cantidades representan vidas destruidas, familias destrozadas y comunidades devastadas. Jeff Fard, el organizador comunitario y activista de Five Points conocido como Brother Jeff, dijo que el alto volumen de asesinatos y asesinatos no resueltos, “paraliza con miedo y desconfianza a una comunidad”.

“En cualquier momento que hay asesinatos sin resolver en una comunidad, eso te dice que hay asesinos caminando dentro de esa comunidad”, dijo Fard, fundador y director del Centro Cultural de Brother Jeff. “También te dice que las familias y comunidades no obtienen resolución”.

La falta de conclusión o resolución, en combinación con la pérdida trágica de un ser querido, complica y retrasa el proceso de luto y con frecuencia precipita efectos negativos a largo plazo en quienes sobreviven, según dicen los expertos en salud.

“La pérdida en sí ya es mala. La pérdida traumática es terrible. Pero la pérdida ambigua… es la sensación de que no puedes decir adiós”, dijo Sandra Bloom, una doctora en psiquiatría con sede en Filadelfia y experta en la violencia y el trauma reconocida a nivel nacional. “No puedes superar la pérdida porque el asesinato no se ha resuelto”.

Ese trauma y esa ambigüedad se pueden manifestar en una ansiedad extrema junto con síntomas físicos y mentales similares a los del trastorno de estrés postraumático (TEPT), Bloom dijo. Estos incluyen los problemas para comer y digerir los alimentos, dificultades para dormir, llanto frecuente, palpitaciones y recuerdos recurrentes que dejan a la persona reviviendo el pasado. Los efectos en la salud son similares sin importar el grupo racial, agregó.

“No es que las personas negras y blancas respondan de diferente forma”, Bloom dijo. “Depende de tu vecindario”. Para los residentes en vecindarios con mucha violencia, los recordatorios de la tragedia quizás sean frecuentes, dando lugar a recuerdos “continuos de esa pérdida”, dijo. En algunos lugares, “todavía hay manchas de sangre, se dejan flores pequeñas… quizás haya contornos corporales con tiza; es horrible”.

Los niños expuestos a la adversidad y el trauma de un homicidio sin resolver cuando sus cerebros todavía se están formando pueden desarrollar estrés continuo, conocido como estrés toxico, que podría resultar en problemas importantes en su salud y desarrollo, dijo Bloom, profesora adjunta en la Facultad de Salud Pública de la Universidad Drexel.

¿Quién y por qué?

Después de que asesinaran a su único hijo cerca del centro de Denver el 23 de agosto de 2005, Sam Hawkins no podía dormir, comer o reunir fuerzas para ir a trabajar.

A Samuel Cameron lo mataron a balazos en un callejón cerca de Bayaud Avenue y Pennsylvania Street, como a dos millas al sudeste del centro de Denver. Cameron tenía 25 años y dejó a una hija y a una esposa embarazada.

Casi 14 años después de su asesinato, no se ha encontrado al asesino, lo cual ha dejado a Hawkins y a otros parientes desconsolados y completamente decididos a buscar justicia para Samuel. “Era mi único hijo” dijo Hawkins, un agente de seguridad para las Escuelas Públicas del Condado de Jefferson. “Sigo enfermo emocionalmente. Es algo continuo”.

Cameron era “inteligente, afable y tenía un gran corazón”, Hawkins dijo. “Hablaba de querer convertirse en abogado algún día para ayudar a la gente”.

Pero Hawkins dijo que su hijo “empezó a salir con gente que no debía y terminó en la cárcel por tener drogas”. Eso fue un año antes de su asesinato, el cual la policía sospechó estuvo relacionado con pandillas.

Hawkins dijo que sus emociones se desatan con los recuerdos diarios de su hijo, saber que sus nietos no tienen padre y la desesperación constante de no saber quién acabó con la vida de su hijo y por qué. Hay otra emoción también: enojo. Hawkins no puede dejar de preguntarse si quizás la policía puso menos atención al caso de su hijo debido a su grupo racial.

“Mi hijo era un chico joven y un chico negro”, Hawkins dijo. “Que fuera negro y posiblemente en una categoría de algo riesgo, no sé si su caso recibió la atención que la policía pone en otros casos”.

Los parientes de víctimas cuyos asesinatos quedan sin resolver, como Hawkins, no solo comparten la pérdida de seres queridos, sino también la frustración y angustia de que los casos no se hayan resuelto después de meses o años, dijo N. Prabha Unnithan, PhD, criminólogo y profesor de sociología en la Universidad Estatal de Colorado.

Cuando casos de homicidio no se resuelven, eso “viola nuestro sentido fundamental de confianza, justicia e imparcialidad en nuestras comunidades y en nuestros sistemas de justicia penal”, dijo.

Robert Wells, director ejecutivo del grupo de defensa Familias de Víctimas de Homicidios y Personas Desaparecidas (FOHVAMP, por sus siglas en inglés) con sede en Colorado, conoce a Hawkins y empatiza con él y con todas las familias que están buscando justicia por un asesinato no resuelto. Familias de víctimas formaron FOHVAMP en 2001 porque creían que la policía no estaba haciendo lo suficiente para resolver los casos de sus seres queridos.

“El dolor se convierte en enojo, rabia e impotencia conforme pasa el tiempo y nada sucede”, Wells dijo. “La decepción en nuestro sistema de justicia, en las personas en las que dependemos para que nos ayuden, aumenta”.

Durante más de 35 años, Wells ha estado buscando justicia por el asesinato sin resolver de su hermano menor. Sid Wells fue asesinado en su condominio de Boulder, Colorado, el 1º de agosto de 1983. Otro hermano, Sam Wells, descubrió el cuerpo de Sid en un charco de sangre con un disparo de escopeta en la nuca.

El caso apareció en las noticias porque el estudiante de periodismo de 22 años estaba saliendo con la hija del actor Robert Redford. Se arrestó y liberó a un sospechoso, el compañero de vivienda de Sid, quien desapareció; la declaración del arresto indicó que la cocaína pudo haber sido un factor en el asesinato. El homicidio terminó en un archivo de casos sin resolver hasta 2010, cuando un nuevo fiscal lo revivió y presentó una orden judicial por asesinato premeditado para arrestar al mismo sospechoso.

Rob Wells dijo que el asesinato cambió totalmente la vida de su familia. Su padre había muerto un par de años antes en un accidente automovilístico que involucró a un conductor alcoholizado. Su madre, que sufría de cáncer, pasó sus años antes de morir trabajando para mantener vivo el caso del asesinato no resuelto de su hijo. Semanas después del homicidio, Sam Wells, todavía traumatizado, estaba manejando su automóvil cuando un conductor alcoholizado se estrelló contra él. Sufrió una lesión cerebral y lo diagnosticaron con TEPT.

“Me puse como loco”, Sam Wells dijo del momento cuando descubrió el cuerpo de su hermano. “Causó que cayera en una depresión grave. Intenté ir a terapia, pero no funcionó”. También trató de terminar la universidad y conseguir un trabajo estable, dijo, pero eso tampoco resultó.

“Intento dejar de pensar en eso… Aparece de repente en mi mente”, Sam Wells dijo sobre el momento hace más de tres décadas. Ahora vive solo en una casa rodante en Mead, Colorado, la cual dice que su hermano Rob compró para él. “Mi hermano me ayuda mucho”.

Rob Wells acaba llorando cuando habla de la terrible experiencia.

“La depresión a veces es un desafío”, dijo. “Mi salud ha sido un problema. Si esto no hubiera pasado, los horrores que las personas se causan entre ellas no consumirían la mayor parte de mi vida diaria, y no lloraría tanto como lo hago”.

Rob Wells dijo que, al interactuar con familias, aprendió que sin importar el grupo racial, la etnicidad o el vecindario, a los seres queridos de las víctimas de homicidios no resueltos “no los tratan de manera eficaz”.

“No reciben toda la información. No saben lo que está pasando. Quizás la policía no tenga ninguna pista lógica, pero nunca te lo dicen”, explicó.

Sam Hawkins está de acuerdo. Cada año desde que su hijo murió asesinado, Hawkins llama a la policía de Denver el día del cumpleaños de su hijo, el día del aniversario de su muerte y una o dos veces más.

“Les digo que estoy llamando debido al caso de mi hijo y que ha pasado tal cantidad de tiempo desde que lo mataron y que les agradecería una llamada de cortesía”, Hawkins dijo. “Sé que están ocupados, así que siempre insisto en que me llamen como cortesía, aunque no tengan ningún dato nuevo”.

“La mayoría de las veces no le devuelven la llamada”, agregó su esposa, Sharon Hawkins, la madrastra de Cameron.

Joe Montoya, jefe de la división de investigaciones para el Departamento de Policía de Denver, dijo que aunque a los detectives del departamento de homicidios “realmente les importan las familias, probablemente no haya contacto constante… especialmente si no hay nada con qué avanzar” en relación con cambios en el caso.

“Probablemente no sea mala idea tener a alguien que de vez en cuando se comunique con las familias, solo para decirles que no nos hemos olvidado de ellas”, Montoya dijo.

Una “crisis de casos sin resolver”

En todo el país, desde la pudiente comunidad de Palm Beach, California, hasta la sencilla Ovid, en Nueva York, y otros lugares entremedio, hay tantos asesinatos sin resolver acumulándose que algunos expertos están alarmados.

Aunque ha disminuido el número de homicidios a nivel nacional en décadas recientes, “la policía ha tenido menos éxito manteniendo tasas de esclarecimiento de homicidios”, dijo en un informe reciente la Oficina de Asistencia para la Justicia del Departamento de Justicia de EE. UU.

Cada homicidio criminal afecta a los parientes sobrevivientes y a un número innombrable de amistades; es decir, potencialmente millones de personas intentan sobrellevar la interminable incertidumbre de quién acabo con la vida de sus seres queridos y por qué.

Jim Adcock, PhD, médico forense y fundador de Mid-South Cold Case Initiative en Memphis, Tennessee, cree que “estamos en una crisis de casos sin resolver”.

“Si no lo abordamos, el problema solo empeorará”, Adcock dijo. “El costo de no hacer nada está aumentando y el agujero en el que estamos se está haciendo más y más profundo”.

La “tasa de esclarecimiento” nacional para homicidios en 2017 fue del 61.6 por ciento, según la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés), un porcentaje menor al 90 por ciento que existía en los años 1960. La tasa de esclarecimiento (clearance rate, en inglés) es terminología que el FBI usa para el porcentaje de casos que terminan con un arresto o por “medios excepcionales”, como en casos donde el criminal identificado ha muerto o no lo demandan. La tasa de esclarecimiento en general del 64.4 por ciento en 2017 en Denver significa que más de un tercio de los homicidios quedaron sin resolver.

“Dejar que más del 30 por ciento de los homicidios queden sin resolver es inaceptable”, Adcock dijo. “Necesitamos que (resolver los homicidios) sea una prioridad nacional y local”.

El asesinato de Cameron en 2005 fue uno de 16 homicidios en varias partes de Denver ese año cuyos culpables no se identificaron. La base de datos de casos sin resolver de la Oficina de Investigaciones de Colorado (CBI, por sus siglas en inglés) muestra más de 700 asesinatos no resueltos en Denver empezando en 1970.

En los vecindarios que The Washington Post analizó en las 50 ciudades más grandes del país, las cifras fueron igual de deprimentes. Cerca de la mitad de los más de 50,000 homicidios en el análisis no se habían resuelto. Y casi tres cuartos de las víctimas eran personas negras.

Charles Wellford, PhD, criminólogo en la Universidad de Maryland que durante décadas ha estudiado las tasas de esclarecimiento de homicidios, dijo que estudios de investigación no han encontrado una conexión entre el grupo racial al que pertenecen las víctimas y la cantidad de atención que las fuerzas de seguridad pública invierten en un caso de homicidio.

La realidad es que muchos de los homicidios que se agrupan en ciertas comunidades se relacionan con la violencia de pandillas, los tiroteos desde automóviles en movimiento, asesinatos entre personas desconocidas: “casos que son los más difíciles de resolver”, Wellford dijo.

Antes que la gentrificación aumentara, el vecindario histórico de Five Points incluía el Distrito de Arte River North, el Distrito Histórico San Rafael y áreas del Distrito Histórico de las calles Curtis-Champa; el análisis del Wahington Post delineó partes de estas áreas como aquellas en las que las tasas de homicidios eran altas y las de los arrestos, bajas. El vecindario de Whittier también se incluyó. Esta zona geográfica ahora incluye en su mayoría personas blancas, con una población hispana más numerosa que la población negra. Ciertas partes de la comunidad son vulnerables a actividades relacionadas con pandillas y drogas.

Muchos expertos dicen que arrestar a alguien puede prevenir que un asesino cometa más homicidios, y que no hacerlo perpetúa el ciclo de violencia. Las familias culpan a los departamentos apáticos de policía por no resolver los asesinatos. Wells cree que la policía prioriza los casos según qué tan fácil cree que se logrará una condena.

Entre las razones que explican las bajas tasas de esclarecimiento de homicidios, la policía señala la falta de recursos adecuados para hacer investigaciones y la reticencia de testigos potenciales para ayudar a identificar a los sospechosos.

Montoya dijo que el Departamento de Policía de Denver ha invertido “mucho trabajo” tratando de establecer mejores relaciones con la comunidad, especialmente en áreas en donde las relaciones entre la policía y los residentes son más difíciles.

“La confianza es [un factor] enorme. La confianza es lo que resolverá estos casos”, Montoya dijo.

Pero Wellford dijo que hay otros factores. “En lo relacionado con mejorar las investigaciones de homicidios, con frecuencia hablamos sobre la importancia de los factores externos, como la cooperación de los testigos, siendo un factor clave”, dijo. Pero las prácticas policíacas internas también son fundamentales.

“Uno de los mensajes clave de los estudios de investigación es que, si una agencia policíaca quiere priorizar la resolución de homicidios, necesita enfocarse internamente, no externamente”, Wellford dijo durante una presentación en 2017 en una conferencia sobre la investigación de homicidios. “Es decir, las cosas que la policía hace, cómo lleva a cabo sus investigaciones, los pasos que dio durante el proceso, la calidad de sus unidades de homicidios, esas cosas pueden marcar la diferencia entre las agencias que cierran sus casos y las que no”.

Abandonados para sobrevivir

Fard duda en culpar a la policía o cualquier otra agencia específica porque se hayan resuelto tan pocos homicidios en su comunidad de Five Points.

“Sí, existe una desconfianza histórica hacia la policía… pero no es la policía solamente”, dijo. “Tiene más que ver con el sistema en general diseñado para fallarle a ciertas personas, comunidades, códigos de área”.

La violencia, los asesinatos, los asesinatos sin resolver y tantas cosas más, Fard dijo, tienen que ver con “la distribución injusta de recursos”.

“Esto es un fracaso de la sociedad” que solo puede solucionarse trabajando juntos, dijo. Si las comunidades fueran jardines, “esperarías que floreciera el área que se riega. El área sin recursos se abandona para que sobreviva sola”.

Deborah Prothrow-Stith, MD, decana de la Facultad de Medicina en la Universidad Charles R. Drew en Los Ángeles, dijo que los asesinatos sin resolver representan fallas a lo largo del sistema. “Lo que los asesinatos sin resolver indican es que tu gobierno, tu fuerza policial, tu comunidad, tu sociedad y quienes te apoyan en momentos trágicos no pueden aceptar el reto”, dijo.

“Si a eso le agregas comunidades de color y gente que vive en la pobreza en áreas urbanas y rurales y comunidades abandonadas que ya no están recibiendo toda la atención, el apoyo y los recursos del gobierno y de la policía, se siente abrumador y enfurece a las personas”, dijo Prothrow-Stith, excomisionada del Departamento de Salud Pública de Massachusetts y una experta nacional en la prevención de la violencia y la diversidad.

Además de destruir comunidades, Prothrow-Stith dijo que los asesinatos y los asesinatos sin resolver pueden ser devastadores para las familias, especialmente si el trauma y el dolor interminables resultan en la pérdida de trabajo, el consumo de drogas y otros problemas.

“No solo existen enfermedades físicas, sino también divorcios, impactos económicos; todas esas cosas afectan la salud”, agregó.

Desde 2010, el equipo de evaluación de casos sin resolver en el CBI ha ayudado a la policía local a resolver solo cinco casos de homicidio. La oficina, la cual interviene en casos sin resolver solo cuando la policía local lo solicita, también ayudó a desarrollar nuevas pistas en varios casos adicionales, Audrey Simkins, analista de investigaciones para la CBI.

Mientras que el CBI cuenta con herramientas forenses y otras para ofrecer apoyo esencial en la resolución de casos de homicidios antiguos, no cuenta con fondos para invertir en investigadores de casos sin resolver.

“Hacemos lo que podemos para incluir estos casos sin resolver con los recursos limitados que tenemos”, Simkins dijo. Ya que formar parte del equipo de investigadores, patólogos forenses y otros expertos dedicados a evaluar casos sin resolver es estrictamente voluntario, los integrantes se reúnen solo dos a cuatro veces por año, agregó.

John Camper, director del CBI, dijo que su oficina podría hacer mucho más con investigadores pagados, especialmente en áreas rurales donde la policía tiene pocos recursos para investigar. Hasta ahora, la legislatura estatal ha rechazado solicitudes de fondos, dijo, y agregó: “Seguiremos intentando”.

“La oficina sabe que las familias y los seres queridos de las víctimas están enojadas, decepcionadas y frustradas; enojadas de que alguien haya podido matar a su ser querido, decepcionadas con el proceso y la investigación y frustradas porque las piezas no están encajando como deberían, particularmente con que los casos sin resolver siguen aumentando a pesar de que existen iniciativas para reducir sus cifras”, Camper le dijo a Hawkins y a otros parientes de víctimas durante una reunión de FOHVAMP en el otoño de 2018.

Mientras que los parientes de víctimas con casos de homicidios sin resolver intentan mantener la esperanza, la realidad es desalentadora. Mientras más tarda en resolverse un caso, menos probable es que se resuelva. “Conforme ocurren nuevos casos de homicidios, los más antiguos suelen perder su prioridad para que la policía haga algo y la fiscalía se interese”, Unnithan dijo.

Sin embargo, el tiempo puede ser un factor favorable en las investigaciones. Tecnologías nuevas pueden aumentar la utilidad de evidencia antigua, un par de ojos nuevos pueden descubrir pistas nuevas, o cambios en las relaciones entre los perpetradores y los testigos quizás den lugar a que los testigos digan algo, explicó.

“Se han logrado algunos éxitos espectaculares en la resolución de casos antiguos”, Unnithan dijo.

Hawkins se siente aliviado cuando escucha de ciertos arrestos en casos sin resolver por el país. “Cuando escucho de otros casos que se resuelven después de algún tiempo, definitivamente me da esperanza en el caso de mi hijo” Hawkins dijo.

Su esperanza revivió recientemente cuando un nuevo detective especializado en casos sin resolver en Denver le dijo que había surgido evidencia en el caso de su hijo y que la estaban examinando.

“Fue un shock. Nunca antes habían compartido algo sobre la evidencia del lugar del crimen”, Hawkins.

“Aunque conduzca a algo o alguien, no hará que mi hijo regrese. Pero es importante que se encuentre al responsable. Trece años es mucho tiempo”.

Julia C. Martinez

Escritora/Periodista
Denver, Colo.

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