Jesús agarró con fuerza la mano de su esposa. Es un hombre grande y fornido por los 45 años que lleva trabajando en campos agrícolas del Valle de Uncompahgre.
Pero ahora siente un miedo sin precedente. Se seca las lágrimas que caen de sus ojos y, a través de una intérprete, expresa sentir vergüenza por demostrar tantos sentimientos.
“Nunca lloro”, dijo al secarse los ojos con la servilleta que su esposa le había dado.
Sus lágrimas fueron como respuesta a la sollozante historia de su hija, quien compartió sus temores sobre la severa respuesta inmigratoria que actualmente se implementa en Colorado y alrededor del país.
Cristal, de 19 años, contó cómo trata de hacer que sus padres se queden en su hogar, una pequeña casa móvil ubicada junto a los campos de frijoles y cebada que su padre cuida. Ella va al supermercado y hace otras diligencias. Lleva a su hermano y hermana menor a la escuela y a citas médicas, haciendo todo esto mientras trabaja en dos lugares como empleada de una tienda y recepcionista en una oficina.

Cristal, de 19 años, aparece sentada en el hogar de la familia en el oeste de Colorado el 25 de ago. de 2025, mientras se seca las lágrimas al compartir sus temores de que deporten a sus padres. Fotografía de Luna Anna Archey / enviada especial de The Colorado Trust
La familia que vive en el área de Montrose ha estado en un tenso estado de supervivencia desde que el gobierno de Trump prometió detener y deportar a los inmigrantes indocumentados. El gobierno ha aumentado los fondos del departamento federal de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y ha establecido metas para el número de inmigrantes arrestados. Quienes trabajan a favor del derecho del inmigrante y otros grupos de apoyo dicen que las tácticas de la agencia—las cuales incluyen medidas más agresivas y públicas, además de la detención de personas cuando salen de tribunales y otros lugares—han infundido temor en las comunidades inmigrantes.
Cristal, su hermana de 12 años y su hermano de 9 no tienen miedo por su seguridad porque son ciudadanos estadounidenses. (Aunque la familia estuvo dispuesta a usar todos sus nombres para esta historia, algunos no se están publicando por razones de seguridad.) Los niños nacieron todos aquí, pero sus padres nunca obtuvieron la ciudadanía a pesar de haber estado mucho tiempo en este país. Eligieron no pagar miles de dólares a abogados ni notarios públicos—algunos de los cuales no son eficaces en el mejor de los casos, y algunos que son fraudulentos en el peor de los casos—para que los ayudaran con el complicado y largo proceso de obtener la ciudadanía estadounidense. Habían escuchado demasiadas historias de otros que perdieron sus ahorros sin recibir ayuda alguna.
Es un problema común entre los inmigrantes de México, Centro- y Sudamérica que no entienden las complejidades del sistema de inmigración en Estados Unidos y están desesperados por encontrar ayuda. Notarios de poca reputación están listos para aprovecharse de sus temores y aceptar su dinero.
La familia de Jesús espera sobrevivir un año y medio más hasta que Cristal cumpla 21 años y pueda patrocinar a sus padres para que obtengan la ciudadanía. Por ahora, su estatus inmigratorio los deja vulnerables a que los detengan en la calle o los campos, como ha sucedido en otros lugares del país. Los podrían deportar a otro país que no sea México, su país natal. Les podrían prohibir que se comuniquen con sus hijos.
Esa es la nueva realidad de muchos trabajadores agrícolas que, por décadas, han logrado quedarse en EE. UU., realizando una labor difícil que pocos estadounidenses están dispuestos a hacer. Han trabajado, se han mantenido alejados de problemas, y han creído en que Estados Unidos seguiría siendo su hogar porque sus contribuciones y falta de antecedentes penales se apreciarían.
Muchos de estos trabajadores vinieron a EE. UU. a trabajar en granjas después de que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, completamente aprobado en 1994, afectara negativamente la economía agrícola en México. Criaron familias en Estados Unidos y ahora tienen hijos que nunca han estado en México. La deportación de los padres podría significar que la frontera divida a una familia muy unida.

Jesús y su esposa sentados adentro de su hogar el 25 de ago. de 2025. Fotografía de Luna Anna Archey / enviada especial de The Colorado Trust
El sitio tranquilo en el que esta familia vive detrás de una hilera de equipo agrícola oxidado y olvidado parece estar muy distante de las redadas con ventanas rotas y gas lacrimógeno que están sucediendo en otros estados. Sin embargo, ha habido casos en el oeste de Colorado donde los agentes de ICE han detenido a personas en estacionamientos o carreteras.
El Proyecto de Asuntos Hispanos (HAP, por sus siglas en inglés, y un beneficiario actual de The Colorado Trust) con sede en Montrose ha recibido docenas de llamadas de personas nerviosas reportando haber visto a agentes de ICE. La organización ha organizado muchos cursos sobre “Conoce tus derechos” este año. HAP también les ha estado enseñando a personas inmigrantes y no inmigrantes qué hacer si ven que agentes de ICE están llevándose a personas.
Voces Unidas, un grupo de apoyo que opera en todo el estado, ha recibido llamadas de personas que dicen haber visto a agentes de ICE alrededor del estado. Recientemente confirmó actividad de ICE cerca de Craig, Buena Vista y Durango.
En el área de las Cuatro Esquinas, la organización Compañeros: Centro de Recursos para Inmigrantes en las Cuatro Esquinas (también un beneficiario actual de The Colorado Trust) ha estado monitoreando casos de inmigrantes detenidos camino al trabajo, a eventos escolares o a tribunales para asistir a audiencias programadas.
“Estas tácticas son feas”, le dijo Enrique Orozco-Perez, director ejecutivo de Compañeros, al diario Cortez Journal.
La Plaza, una organización con sede en Palisade que proporciona servicios de apoyo a trabajadores agrícolas, no ha documentado ninguna actividad de ICE en el área. Sin embargo, ha tomado medidas adicionales para compartir con los trabajadores en los viñedos y huertos lo mucho que los aprecian.
La Plaza ha organizado cenas y un juego de softball para reafirmar un sentido de comunidad entre los trabajadores. También organizó una muestra fotográfica con el retrato de 84 trabajadores agrícolas durante el Festival anual del Durazno de Palisade, y planea usar esas fotografías en otros eventos.
“Les dimos a los trabajadores tarjetas de ‘Conoce tus derechos’ este año”, dijo Iriana Medina, La directora ejecutiva de La Plaza. “Pero en general, el sentimiento por aquí fue tranquilo. No vimos redadas ni acoso de ICE”.
Esa tranquilidad, en un área donde la mayoría de los trabajadores tienen visas temporales, tuvo un contraste extremo con la tensión después de que un ayudante del Alguacil del Condado de Mesa parara a una estudiante latina de enfermería de Salt Lake City que estaba viajando en el oeste de Colorado por la carretera I-70.
Cuando el ayudante de alguacil notificó a agentes de ICE que la estudiante era indocumentada, violó las leyes estatales, según el Procurador General de Colorado. Ese ayudante de alguacil terminó renunciando a su trabajo, y el caso ha desatado demandas legales entre el estado y el condado.

Un trabajador agrícola cuida de un maizal en el oeste de Colorado el 25 de ago. de 2025. El trabajador, originario de México, pidió no ser identificado. Fotografía de Luna Anna Archey / enviada especial de The Colorado Trust
Ese caso altamente publicitado asustó a trabajadores de muchos años como Jesús, quien ahora se da cuenta de que no tener antecedentes criminales no le garantiza la protección.
Jesús y su familia han visto las noticias de ese caso y de los agentes de ICE persiguiendo a trabajadores por campos agrícolas en California. Temen que eso termine sucediendo en Colorado.
“Tengo amigos a cuyas familias se las llevaron”, Cristal dijo. “Sé que puede pasar”.
La Red de Respuesta Rápida de Colorado mantiene un recuento en su sitio web de interacciones reportadas con ICE en Colorado y Wyoming. Pocas han sido confirmadas en los campos agrícolas del Valle de Uncompahgre.
Un hombre de Montrose sin documentación, padre de cinco hijos, fue detenido en julio camino a su trabajo. Lo deportaron rápidamente sin tener una audiencia. Tenía tres ofensas menores de tránsito y estaba conduciendo sin una licencia.
Se ha reportado que una de las hijas del hombre, ciudadana estadounidense, tiene leucemia, y su padre la estaba llevando a y de Denver para que obtuviera tratamiento.
A 25 minutos al noroeste del hogar de la familia de Jesús, otra familia mexicana, en Estados Unidos desde que el tratado de libre comercio los empujara al norte, recientemente se reunió con Ricardo Perez, el director ejecutivo de HAP.
Durante su visita a su hogar rural, Perez le dijo a la pareja que mantuviera la calma. Perez les recuerda a los inmigrantes que mantengan su rutina diaria, pero que estén pendientes de su entorno. Les aconseja que no viajen o hagan cosas que llamen la atención.
El esposo y la esposa, quienes pidieron que no se publicaran sus nombres, viven en la antigua casa de una granja rodeada de campos con cebolla y maíz. Los desafíos de inmigración parecen distantes en su hogar bien ordenado, el cual la esposa ha decorado con macetas llenas de flores y suculentas.
Ella trabaja de 5 de la mañana hasta el mediodía separando cebollas durante la temporada de la cosecha, y lo ha estado haciendo por tres décadas. Su esposo realiza cualquier trabajo que se necesite en la granja, incluyendo manejar la maquinaría de alta tecnología que funciona con la ayuda de un sistema de posicionamiento global. Se salió de la escuela en el 6º grado en Veracruz, México, para ayudar en la granja de su familia, pero aprendió a leer los complicados manuales de operación para programar los tractores que ahora maneja.
Está orgulloso de ese logro, pero frustrado porque sus muchos años de trabajo arduo y una vida sana no cuentan para las autoridades de inmigración.
“Ahora mandamos a los niños a que hagan las compras”, dijo a través de una intérprete. “Ahora, solo por el color de nuestra piel, es difícil”.
Dos de sus tres hijos ya grandes son dueños de un negocio en Gunnison, y el otro planea estudiar en Colorado Mesa University. Como en la familia de Jesús, los hijos de esta familia todos nacieron en EE. UU. y los padres no han conseguido la ciudadanía, aún después de intentar hacerlo con notarios públicos y abogados que aceptaron su dinero sin acercarlos a obtener su residencia.
Dicen que la vida en su país adoptivo se ha convertido en algo tan temido que no les importaría regresar a México, donde parientes todavía cultivan aguacates y plantas de café en la parte sur del país.
El esposo dijo que ya no entiende el plan del gobierno para los trabajadores como él, quienes no han cometido crimen alguno y se consideran contribuidores al estilo de vida estadounidense al cultivar alimentos para otros y participar en la economía.
“En el pasado, los procesos del gobierno eran claros. Ahora, es totalmente diferente”, dijo. “Es difícil tener un plan cuando estás enfrentando un gobierno sin reglas claras”.
Jesús siente lo mismo. Con 45 años de experiencia, Jesús gana solo $17 por hora por la labor físicamente demandante que realiza. Señala con orgullo las líneas rectas de cultivos saludables desde la casa móvil de su familia.
Las paredes internas de ese hogar cuentan con detalles la historia de sus vidas en Estados Unidos. Están cubiertas de fotografías de la familia, con la más grande mostrando la graduación de Cristal y su ceremonia de quinceañera. Una rueda tradicional de dinero doblado que recibió en la ceremonia todavía cuelga en la pared. Cristal dijo que está ahorrando para el conocido “día lluvioso”.

Una pared cubierta con fotografías de la familia adentro del hogar de Jesús el 25 de ago. de 2025. Fotografía de Luna Anna Archey / enviada especial de The Colorado Trust
Los dibujos coloridos de la hija menor están colgados en todas las paredes de la cocina. Su hermano de 9 años sonríe tímidamente en varias fotografías escolares. A ambos les está yendo bien en la escuela, y el orgullo de la familia se demuestra.
Durante una reciente visita con Perez de HAP, la esposa de Jesús sonrío tímidamente cuando Perez alabó sus habilidades culinarias y los platillos populares que prepara en su pequeña cocina para las reuniones de HAP. Su flan para el postre es el manjar más solicitado.
La familia recientemente cargó con su comida casera y fue a un picnic organizado por HAP en un parque de Montrose para relajarse con otras familias inmigrantes que están pasando por circunstancias similares, junto con integrantes de la comunidad que apoyan su situación.
Pero eso no sucede con tanta frecuencia como antes, y la familia está tratando de minimizar su visibilidad. Jesús y su familia disfrutan de la compañía de sus amigos, y pasar tanto tiempo encerrados es difícil. Ha convertido lo que antes consideraban una vida acogedora y estable en confinamiento e impredecibilidad.
Jesús ya no puede ir a Las Vegas para reunirse con su hermano de California. Ya no puede llevar a los niños al acuario ni al zoológico de Denver. Ya no va al Sam’s Club en Grand Junction; la última vez que fue, sintió que otros clientes lo estaban mirando con ojos poco amistosos mientras llenaba su carrito con comida para alimentar a su familia.
Él y su familia han aprendido a estar atentos en todo momento.
Cuando recientemente se despidieron de unas visitas, la familia se reunió en el pórtico de su hogar, abrazándose los unos a los otros. Dijeron adiós con la mano antes de entrar al lugar más seguro que conocían—un lugar que ya no se siente tan seguro.

Un trabajador agrícola y su esposa aparecen parados junto a un maizal en el que él trabaja, el 25 de ago. de 2025. La pareja, ambos originarios de México, pidieron no ser identificados. Fotografía de Luna Anna Archey / enviada especial de The Colorado Trust.
Traducido por Alejandra X. Castañeda