Una publicación de The Colorado Trust
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RedSky Lang, una estudiante de primer grado, dibuja en el pizarrón durante un juego de vocabulario en el idioma ute liderado por Betty Howe, una anciana de la tribu Ute de la Montaña Ute y maestra del idioma ute. Fotografías de Shannon Mullane / enviada especial de The Colorado Trust

Educación

En la reserva Ute de la Montaña Ute, una nueva escuela busca preservar la cultura, el idioma y un sentido de comunidad

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A doce millas al sur de Cortez, en el rincón sudoeste de Colorado, doblar a la derecha en Mike Wash Road significa continuar tres millas arriba al pueblo de Towaoc en la reserva Ute de la Montaña Ute.

Towaoc se pronuncia toi-ok. El pueblo está ubicado al este de los barrancos que forman los “dedos de los pies” de la sagrada montaña Ute Dormida, un pico de 9,984 de altura con un perfil que se dice asemeja al jefe ute indio descansando en su espalda con sus brazos cruzados. Cerca de 1,200 personas viven en Towaoc. Está a 22 millas en línea recta del Monumento Nacional Cuatro Esquinas.

La tribu Ute de la Montaña Ute gestiona una granja y rancho de 7,700 acres. La tribu administra un casino, hotel y estación de gasolina y centro de servicios para el viajero junto a la carretera. Hay planes de construir un supermercado propiedad de la tribu. Towaoc tiene una prisión con 54 camas que la Oficina de Asuntos Indios gestiona, y una oficina del Correo Postal de EE. UU.

Y ahora, una escuela.

La Academia Comunitaria Kwiyagat (KCA, por sus siglas en inglés) se inauguró en septiembre de 2021 y es la primera escuela charter de Colorado ubicada en una reserva indígena. En el idioma ute, kwiyagat significa “oso”. La esperanza es que la escuela mantenga el idioma y la cultura ute vivos y que también fortalezca la comunidad de Towaoc. Towaoc está en el código postal más pobre en Colorado, según la Oficina del Censo de EE. UU.; el 37 por ciento de las familias viven por debajo de la línea de pobreza.

Los primeros 16 meses sugieren que la escuela está sembrando raíces, con la cantidad de estudiantes inscritos y el entusiasmo en la comunidad usándose como indicadores claves del éxito. La escuela es un centro animado de actividad en el borde sur de la pequeña plaza del pueblo.

Pero sigue habiendo desafíos. Hay niveles complicados de gobernanza: tribal, estatal, federal y del autorizador de la escuela, el Instituto de Escuelas Charter de Colorado. Existe el desafío de encontrar maestros certificados y calificados para trabajar en este rincón remoto de Colorado. (No es necesario que los maestros sean indígenas ni que hablen el idioma ute.)

Y también está la tarea de aumentar el desempeño de los estudiantes, un problema crónico estatal y nacional entre los estudiantes indígenas. El desafío de mejorar los resultados de las pruebas estatales viene acompañado por otra inquietud histórica: las ausencias.

Pero el estado de ánimo en general es optimista.

“Antes que la escuela abriera, sí siento como que nos tenían olvidados”, dice Nena Lopez, una maestra de kindergarten que vive Towaoc. “Y ahora, sabes, con una escuela charter que atrae a muchos representantes estatales aquí, ha sido realmente una revelación. No solo para el estado, sino también para la comunidad”.

Kimberly Wing y su hija Starlena, una estudiante de primer grado, se dirigen a casa después del día escolar en la Academia Comunitaria Kwiyagat.

A partir de kindergarten y hasta terminar high school, Dyllon Mills, un integrante de la tribu Ute de la Montaña Ute, realizó el traslado en autobús hacia el norte a las escuelas en Cortez. La distancia no era demasiado larga, dijo, pero tenía que preparar su mente todos los días para tratar de encajar.

Cuando los niños de Towaoc se bajaban del autobús escolar, dice, “sabíamos que teníamos que actuar de manera diferente. Había diferentes valores y pensamientos aceptables, los cuales no eran los mismos en donde vivíamos”.

Ahora, seis meses después de graduarse de Fort Lewis College en Durango, Mills es vicepresidente del consejo escolar de la KCA y está trabajando para el Centro de Educación de Salud en el Área del Sudoeste. El consejo escolar de la KCA incluye tres integrantes de la tribu Ute y dos integrantes que no son indígenas pero que han estado trabajando con estudiantes nativos en el sistema escolar de Cortez. El Concejo Tribal Ute de la Montaña Ute nombró a los integrantes del consejo escolar de la KCA.

Tina King-Washington, presidenta del consejo escolar de la KCA e integrante de la tribu Ute, dice que para los estudiantes el traslado diario a Cortez era “como estar yendo a otro país”.

La Academia Comunitaria Kwiyagat es pequeña. Durante el año escolar 2022-23, la escuela atendió a 48 estudiantes de kindergarten a segundo grado. Esa cantidad es tres estudiantes por encima de lo pronosticado. Los líderes de la escuela consideran esa cantidad mayor como un voto de confianza.

“Si examinas los números en el Condado de Montezuma, ha habido una reducción en la población en edad escolar”, dice Danny Porter, director de la KCA. “Así que creo que la voz se está corriendo. Creo que las personas están viendo lo que está pasando y creo que estamos aumentando la confianza con la comunidad”.

El próximo año, la KCA agregará el tercer grado. La escuela crecerá, en los dos años siguientes, para también ofrecerles servicios a estudiantes de cuarto y quinto grado. La escuela pública está abierta tanto para los niños que pertenecen a la tribu como a los que no; en este momento, todos los estudiantes son indígenas, aunque no todos son ute. Algunos de los estudiantes son navajo o integrantes de otras tribus.

El edificio actual de la KCA, un edificio prefabricado temporal que en su momento le perteneciera al ejército de EE. UU., será demasiado pequeño para la cantidad de estudiantes que se pronostica en los próximos años. Hay planes de traer una unidad prefabricada adjunta para albergar a los estudiantes de tercer a quinto grado. Ya hay pláticas con organizaciones sin fines de lucro y arquitectos para agregar una escuela media, pero el enfoque principal este año es asegurar que la escuela primaria prospere.

La visión de la escuela es simple. La Academia Comunitaria Kwiyagat quiere que sus graduados tengan una “base sólida de la cultura y el lenguaje nuchiu a la vez que incorporan perspectivas modernas como integrantes contribuidores de la comunidad ute de la Montaña Ute”.

En esencia, la KCA está usando un método opuesto al de los infames internados escolares indoamericanos que, bajo el auspicio del gobierno federal entre 1819 y la década de 1970, buscaron que los niños indígenas se asimilaran. En esos internados escolares, los nombres indígenas se reemplazaron con nombres occidentales. Se prohibieron los símbolos culturales. Se descubrió que muchas escuelas administradas por iglesias, gestionadas dentro del sistema federal, ignoraron el abuso físico y sexual en lugar de confrontarlo. Algunos estudiantes murieron.

En lugar de eso, la KCA se propone reafirmar los atributos culturales. Los estudiantes participan en 40 minutos de lecciones culturales al día, ya sea aprendiendo palabras o estudiando plantas esenciales en la cultura indígena. La existencia de la escuela en la comunidad y en propiedad tribal significa que es mucho más fácil invitar a integrantes de la comunidad para que hablen con los estudiantes sobre su trabajo o el papel que desempeñan en la tribu.

Ninguno de los estudiantes en la KCA cumpliría con los requisitos para recibir servicios como Estudiante del Idioma Inglés porque el inglés es el idioma principal en su hogar, Porter dice. Así que la escuela está trabajando para mantener vivo el idioma ute a la vez que asegura que las habilidades en inglés avancen.

“Estaba haciendo de [maestra] sustituta hace no tanto tiempo y dije: ‘bueno, empecemos a contar’”, dice King-Washington, la presidenta del consejo escolar y maestra por años. “Y [los estudiantes] empezaron a contar en ute y dije: ‘eso es bueno, pero también tienen que contar en inglés’”.

La escuela no tiene la intención de “proteger” a los estudiantes del mundo externo, Porter dice: “Los estudiantes tendrán que prosperar afuera de la tribu”. Porter ha ocupado varias puestos de director y otros trabajos relacionados con la educación en el sudoeste de Colorado. También trabajó por años en el Distrito Escolar de Montezuma-Cortez. Sus responsabilidades incluyeron un tiempo como oficial de expulsiones en el distrito y como lazo entre el distrito y los padres indígenas. Durante su trabajo con las escuelas de Cortez, estableció amistades con muchos estudiantes y familias de la reserva Ute de la Montaña Ute.

Danny Porter, director de la Academia Comunitaria Kwiyagat, y estudiantes de primer grado disfrutan de tiempo libre casi al final del día escolar.

La división cultural entre Towaoc y Cortez, Porter dijo, es real. Como ejemplo, Porter menciona casos en los que a estudiantes tribales que asistían a escuelas en Cortez les hacían burla por la tradición tribal de cortarse el cabello (tanto a los niños como a las niñas) después de una muerte en la familia. En la KCA, el cabello recién cortado quizás solo produzca una pregunta respetuosa como: “¿quién falleció?”

“No queremos decepcionar a esta comunidad”, Porter dijo, quien es blanco. “Y por eso todos estamos trabajando tan duro. Creo que mucha gente se da cuenta de la injusticia que se hizo. Hay un peligro real de una ‘trampa de equidad’, de pensar que vamos a ser la gran esperanza blanca—que vamos a salvar todo. Esto no tiene que ver con eso. Pero la mayoría de las personas pueden resolver sus problemas si les das las herramientas para hacerlo, realmente creo eso”.

La Academia Comunitaria Kwiyagat está autorizada por el Instituto de Escuelas Charter (CSI, por sus siglas en inglés) de Colorado. El Distrito Escolar de Montezuma-Cortez aceptó ceder su propia autoridad para aprobar escuelas charter adentro de sus límites y así permitir que la escuela trabajara con el CSI.

Terry Croy Lewis, PhD, directora ejecutiva del CSI, cree que enseñar la cultura ute puede funcionar como un complemento de la educación.

“No creo que sean mutuamente excluyentes”, Lewis dijo. “Creo que puedes tener éxito académico que cumple los requisitos estatales y además cumple su misión, la cual es asegurar que pasen por la escuela sabiendo sobre la cultura [ute] y que puedan hablar el idioma”.

Lewis acepta el variado sistema estatal de rendición de cuentas, pero también cree que se necesita una nueva herramienta para evaluar los objetivos “específicos de una misión” como los de la KCA.

Los resultados de las pruebas de estudiantes indígenas, y en particular de los estudiantes ute de la Montaña de Ute, indican que sus necesidades educativas históricamente no se han cubierto. De su propio “Informe sobre el progreso de estudiantes indoamericanos”, el distrito escolar de Cortez reportó en octubre de 2021 que el 12 por ciento de los estudiantes indígenas de tercer a quinto grado cumplen o superan los estándares estatales en artes del lenguaje. Eso se compara con el 41 por ciento de los estudiantes no afiliados a una tribu. En matemáticas (usando datos del año escolar 2018-19; la población estudiantil ute en 2019-20 era demasiado pequeña para separarla), el 3 por ciento de los estudiantes cumplieron o superaron los estándares estatales, comparado con el 23 por ciento de los estudiantes no afiliados a una tribu.

Para Porter, la buena enseñanza empieza con proporcionar el entorno correcto. La escuela abrió con un salón (kindergarten y primer grado) en medio de la pandemia de COVID-19. Esa configuración no fue buena para mantener un ambiente calmado. Los estudiantes de primer grado tenían muy poca experiencia yendo a la escuela, porque la pandemia los había mantenido en casa con aprendizaje virtual durante kindergarten.

Este año, la escuela cuenta con salones individuales para kindergarten, primer grado y segundo grado. El comportamiento ha mejorado y Porter dice que los estudiantes demostraron un “sólido” crecimiento académico durante el año escolar 2021-22.

Porter también menciona datos más subjetivos, como el “capital relacional” que la escuela está aumentando al convertirse en un recurso para la comunidad. “Se están acercando a nosotros personas que quieren que las cosas se realicen. Esta escuela está desarrollando ‘credibilidad en las calles’ al convertirse en aliada de quienes están tratando de fortalecer la comunidad”, Porter dice.

Lopez, la maestra de kindergarten, tiene una hija demasiado grande para la KCA y por eso va a las escuelas en Cortez. Pero su hijo está en segundo grado y asiste a la academia, y usa el idioma y frases ute. Lopez dice que tiene una buena relación con todos los padres de sus estudiantes, un hecho que es posible gracias a la proximidad y presencia regular de esos padres. “Eso es lo que fortalece más nuestros lazos”, dice.

Lopez y sus estudiantes de kindergarten.

Pero los estudiantes ausentes es un problema crónico, algo que Porter dice que es su “desafío más grande”. La escuela envió cartas a 32 estudiantes y sus familias que habían faltado más de cinco días de clase hasta la fecha este año. (Eso significa dos tercios de los estudiantes en total.) Una de las razones: cuando alguien en una familia ute muere o está enfermo, la escuela pasa a segundo plano detrás de las relaciones familiares.

“No podemos enseñarles a los niños cuando no están aquí”, Porter dice.

Mantener suficiente personal también es un desafío. Porter quiere una combinación de maestros ute y no ute en la escuela. Idealmente, el personal docente sería en su mayoría integrante de la tribu o de otra comunidad indígena; en la actualidad, uno de los tres maestros de tiempo completo en la KCA es nativo, como lo son los maestros sustitos y la mitad de los asistentes de maestros.

Lopez necesita una autorización de emergencia del Departamento de Educación de Colorado y está estudiante un título de enseñanza por internet a través de Western Governors University. Porter se comunicó con Lopez, quien es indígena, con la idea de que pensara en enseñar. Poder contratarla tardó tres meses para navegar por el proceso de autorización de emergencia de la licencia estatal y el proceso de documentación de la tribu. “Es bastante desafiante”, Porter dice.

Los desafíos a largo plazo de colocar personal estable y continuo en la escuela son preocupantes para Mark Wing, un gerente de programas en la oficina de salud conductual de la tribu. Wing, integrante de la tribu Ute que se crio en Towaoc y se graduó de high school en Cortez, apoya a la KCA y el hecho de que elimina el largo traslado a Cortez. Pero está nervioso de que la ubicación remota, además de los salarios módicos para los maestros que la escuela puede pagar, no será suficiente para atraer al talento necesario.

“Los maestros que están trabajando aquí ahora… ¿Cuánto tiempo se comprometen a estar aquí? ¿Tenemos un plan de respaldo para reemplazar a estas personas en caso de que algo suceda?” Wing dijo. “¿Encontraremos personal para cubrir estos edificios y estos salones? Porque, sabes, tendrás que pagar grandes sumas para conseguir a estas personas: maestros, consejeros, terapeutas, sabes, para atender las necesidades de todos estos niños”.

A Wing le gustaría que la comunidad desarrollara planes para capacitar a sus propios maestros y otro personal necesario, especialmente conforme la escuela vaya agregando grados o ampliándose para incluir una escuela media y high school.

A esta altura, en sus inicios, la KCA compra una variedad de servicios de apoyo a través de su contrato con el CSI. Además, consultores están ayudando a la KCA con gestión financiera, solicitando subsidios y planeación.

Los estudiantes de la Academia Comunitaria Kwiyagat se dirigen al área de juegos para disfrutar de tiempo libre.

Para Classia Hammond, una integrante de la tribu que vive en Towaoc, la facilidad de reunirse con los maestros es crucial. Hammond tiene hijos mayores en las escuelas de Cortez y también tiene la custodia de dos sobrinos, uno en kindergarten y otro en primer grado en la KCA.

“Los maestros son muy amables y puedo reunirme con ellos individualmente”, dijo.

Hammond dijo que está impresionada con los esfuerzos de los maestros de la KCA para conectar con sus sobrinos y que le gusta la escuela “porque pueden aprender sobre sus propias tradiciones, su idioma y su historia”.

Para Porter, eso es clave.

“Quiero que los estudiantes pueden pararse enfrente de una multitud y decir: ‘este soy quien soy, esto es lo que creo, y esta es [la razón] por la que lo creo’—y que puedan hacerlo por escrito o a través de la palabra hablada”, dice.

King-Washington, la presidenta del consejo, dice que simplemente que la KCA exista “cambia la dinámica, cambia el enfoque” de la comunidad.

Los padres “están ahí todos los días. Traen a sus hijos y vemos a los padres hablar con otros padres”, dice. “La escuela y la comunidad, ahora están entrelazadas”.

Traducido por Alejandra X. Castañeda

Mark Stevens

Escritor independiente
Mancos, Colo.

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