Una publicación de The Colorado Trust
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A pesar de recibir un salario bajo y tan pocas horas de trabajo que no pudo pagar por su propia vivienda durante un tiempo, Corletta Hithon-Davis dice que es un “privilegio” trabajar cuidando de personas ancianas en sus hogares. Fotografía de Joe Mahoney / enviado especial para The Colorado Trust

Economía

El nuevo desempleo

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Cuando Corletta Hithon-Davis habla sobre cómo ayuda a las personas ancianas a lavar sus platos, hacer sus camas o tomarse la medicina correcta en el momento correcto, suena más como alguien que describe una vocación en lugar de un trabajo.

“Tengo la oportunidad de hablar y cuidar de los ancianos”, dijo Hithon-Davis, quien trabaja para una agencia de cuidados en el hogar. “Tiene que ver con preservar sus vidas. Es un privilegio. Los ancianos son una maravillosa fuente, son nuestro mayor desperdicio”.

En los tres años que ha trabajado proporcionando cuidados a domicilio con su empleador actual, el salario por hora de Hithon-Davis ha subido a $11.93, gracias a un reciente aumento de 10 centavos por hora. Eso significa que, a pesar de sus años trabajando con la compañía, apenas está ganando un poco más de los aumentos obligados que fijan el salario mínimo actual a $10.20 por hora. Cuando empezó hacer tres años, ganaba $10.75 por hora.

Hithon-Davis no ha logrado avanzar a un puesto de tiempo completo. Y ni siquiera trabaja suficientes horas para llevarse a casa un salario que le alcance para vivir.

Por ahora, ve a dos clientes ancianos por semana, y trabaja un total de 18 horas o $193.50 a la semana antes de pagar impuestos. Por lo tanto, Hithon-Davis, quien se dedica a trabajar cuidando a personas y ayudándolas para que permanezcan en su hogar, vivió un tiempo sin tener casa propia.

“Estoy durmiendo de sofá en sofá”, Hithon-Davis dijo al principio de este año. “Mis pertenencias están en una bodega”. En el otoño, finalmente encontró un apartamento con un alquiler que podía pagar.

Con el auge económico, los números de personas desempleadas en Estados Unidos disminuyeron rápidamente. En Colorado, el desempleo tuvo un porcentaje del 2.8 en julio de 2018, y no ha rebasado el 3.0 por ciento desde el otoño de 2016. Esas buenas noticias ha causado que el país suspire aliviado y piense, por lo general, que nuestros problemas de desempleo quizás ya no existan.

Pero el lado oscuro, o ignorado, de esas buenas noticias son los niveles obstinadamente altos de algo que los economistas y activistas sociales llaman “empleo involuntario de medio tiempo”.

Los salarios típicos por hora son demasiado bajos para sacar a personas como Hithon-Davis, y mucho menos a una familia, de la pobreza. Además, la falta de seguro médico o días libres pagados por enfermedad, el empleo involuntario de medio tiempo es, para muchos de los aproximadamente 6.4 millones de trabajadores atrapados en ese tipo de empleo, su propia trampa de pobreza, según un estudio publicado en 2016 por el Instituto de Políticas Económicas (EPI, por sus siglas en inglés), un grupo de intelectuales independientes. En Colorado y a lo largo del país, el empleo involuntario de tiempo completo quizás sea el nuevo desempleo.

Cuando los economistas y activistas a favor de la justicia social hablan sobre el empleo involuntario de medio tiempo, no se refieren a los estudiantes de preparatoria trabajando para ahorrar dinero y gastarlo en su graduación o en la universidad. Están hablando de las personas como los profesionales desplazados involuntariamente, los padres que trabajan por temporadas en la industria de la construcción y de los veteranos de las fuerzas armadas, muchos de los cuales tienen títulos universitarios y hasta estudios de posgrado.

Muchos empleados involuntarios de medio tiempo son madres solteras como Candace Bateman.

Bateman trabaja cuidando a personas en sus hogares en la misma compañía que Hithon-Davis. Igual que a su colega, le gusta mucho su trabajo. “Creas una conexión humana con las personas que cuidas que va más allá del trabajo”, Bateman dijo.

Bateman solo quiere más del trabajo que le gusta. Dijo que su compañía sigue agregando empleados y que esos empleados nuevos con frecuencia reciben más horas. Ella sospecha que la razón es porque, como veterana trabajando tres años en la compañía, gana $11 por hora, mucho más, dice, que la mayoría de los empleados recién llegados.

Cuando contactamos a varias agencias para preguntarles sobre los salarios iniciales de empleados nuevos, las agencias que ofrecen cuidados y ayuda en el hogar para ancianos se negaron a divulgar esa información para este artículo. InnovAge, una de las agencias más grandes en el país, solo dijo que ofrece salarios y beneficios “competitivos”. (The Colorado Trust financió a dos organizaciones no lucrativas en 2015 y 2016 para representar los intereses públicos en la conversión del Programa de InnovAge de Cuidados Integrales para los Ancianos a una entidad lucrativa.)

Además de intentar cubrir sus necesidades con salarios bajos, los empleados de medio tiempo podrían enfrentarse a más problemas de salud que otras personas que trabajan un horario regular. Un estudio, publicado en 2016 en la Revista Médica Británica, analizó datos de más de 60 estudios diferentes y concluyó que los horarios cambiantes causan que los trabajadores sean más vulnerables a una serie de condiciones, como la obesidad, las enfermedades coronarias, la reducción en fertilidad y un riesgo 42 por ciento mayor a desarrollar diabetes tipo 2.

El número de empleados involuntarios de medio tiempo aumentó mucho durante la recesión hace una década, y llegó a su porcentaje máximo en 2010 cuando abarcó a casi el 25 por ciento de todos los trabajadores. Pero aunque la economía empezó a recuperarse y el desempleo en general bajó al 4.1 por ciento, la cantidad de trabajadores en Colorado atados a un empleo de medio tiempo disminuyó muy poco, a casi el 17 por ciento de todos los trabajadores en 2016. Esto es según datos del Centro de Colorado sobre Leyes y Políticas (CCLP, por sus siglas en inglés). (La organización es uno de los beneficiarios de The Colorado Trust.)

Las mujeres tienen una probabilidad ligeramente mayor de trabajar involuntariamente en un empleo de medio tiempo: el 5.1 por ciento de todas las mujeres que trabajan son empleadas involuntarias de medio tiempo, en comparación con el 4 por ciento de todos los hombres que trabajan. Sin embargo, las desigualdades con base en grupos raciales y étnicos son contrastantes. El EPI reportó que se calcula que 6.8 por ciento de las personas hispanas y 6.3 de las afroamericanas trabajan medio tiempo pero preferirían tener un empleo de tiempo completo, en comparación con 3.7 de las personas blancas.

Michael Baca apenas encaja en la descripción de alguien con dificultades para encontrar un empleo de tiempo completo. Pero el exmeteorólogo con los Marine Corps, quien cuenta con una maestría en educación, pasó los últimos cinco años preparando batidos en Jamba Juice, trabajando como cajero en tiendas de Staples y peinando perros en una peluquería para mascotas. Todos estos trabajos fueron de medio tiempo y todos pagaban salarios bajos por hora.

“Trabajaba por 37 o 38 horas, pero siempre se aseguraban de que no llegara a las 40. Y nunca recibí beneficios”, Baca dijo.

Sin importar cuántas horas Baca trabajara, en Denver y en Las Vegas, nunca fueron suficientes para que tuviera una lugar estable donde vivir y pagara sus facturas médicas: ninguno de sus empleadores ofrecía seguro médico.

Durante los últimos meses, Baca ha formado parte del personal en Colorado Working Families, una organización de defensa comunitaria sin fines de lucro. Trabajar alrededor de 60 horas por semana le da esperanza, Baca dijo, de que pronto podrá pagar por su propia vivienda.

Para Bateman, su empleo de medio tiempo en otra agencia de cuidados en el hogar le ofrece la flexibilidad que necesita como madre soltera de una niña de 10 años. “Puedo visitar a mis clientes y puedo llevar a mi hija a donde necesita ir”.

Sin embargo, Bateman, tiene una ventaja que no tienen muchos de sus colegas que también trabajan medio tiempo: un horario bastante regular. Igual que Hithon-Davis, tiene clientes regulares, gente que conoce y por quien se preocupa, y espera verlos semana tras semana casi siempre a la misma hora. Esto significa que puede programar actividades, citas y otros eventos para su hija y saber con cierta certeza que podrá llevarla.

Eso es algo que podría causar envidia entre muchos trabajadores de medio tiempo. El EPI encontró que cerca del 60 por ciento de trabajadores de medio tiempo en tiendas minoristas reciben su próximo horario laboral con menos de dos semanas de anticipación.

Ese mismo estudio de 2016 encontró que aunque los empleados de medio tiempo quisieran trabajar horas adicionales, prefieren aún más tener un horario de trabajo predecible. Quizás eso sea así porque, según dijo el estudio, los empleados que reciben su horario laboral con más de dos semanas de anticipación son más felices, tienen menos estrés y duermen mejor.

Es decir, la estabilidad y la continuidad trabajo-horario tienen mayor probabilidad de promover la salud. De hecho, solo 33 por ciento de los empleados de medio tiempo con horarios impredecibles dijeron que su salud era muy buena o excelente cuando los investigadores les preguntaron.

Tomando en cuenta que los horarios laborales impredecibles producen vidas impredecibles, especialmente para quienes tienen hijos, eso no es sorprendente. Los espacios en guarderías y programas después de la escuela se llenan semanas o meses antes; además, las personas que administran estos programas esperan un pago por adelantado. No saber de una semana a otra cuánto o cuándo trabajarán obliga a los padres con un empleo de medio tiempo a usar cuidados infantiles de último minuto y, potencialmente, de emergencia.

Por lo tanto, mientras que la hija de Bateman se beneficia con el horario de su mamá, quizás sea una excepción. Otro estudio del EPI publicado en 2015 encontró que los niños cuyos padres no tienen horarios laborales regulares, es decir, niños con padres que quizás no puedan ir a obras teatrales de la escuela o a eventos deportivos o cenar en familia, suelen tener más problemas de comportamiento.

Múltiples factores contribuyen a la alta concentración de empleados de medio tiempo. Las personas conservadoras, incluido el presidente Donald Trump, culpan en parte a la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA, por sus siglas en inglés). Dicen que los empleadores están disminuyendo las horas para sus empleados a fin de ahorrar en el costo del seguro médico que deben ofrecerles a los empleados de tiempo completo, como la ley lo establece. (Esta crítica de la ACA se ha desmentido en gran parte.)

La tecnología es parcialmente culpable. “Los avances tecnológicos han facilitado que los empleadores establezcan horarios laborales según la demanda”, dijo Julie Vogtman, directora de calidad laboral y abogada principal en el Centro Legal Nacional de la Mujer. El software más moderno permite, por ejemplo, que gerentes en restaurantes puedan agregar meseros a última hora cuando un equipo deportivo local llega a las finales, o disminuir horas con poca anticipación cuando esperan que los clientes se queden en casa debido a una tormenta de nieve.

Por último, los economistas y empleadores mencionan una falta de concordancia entre las habilidades que los empleadores necesitan y las habilidades que tienen los empleados de medio tiempo.

Mientras que la tasa de desempleo en Colorado continúa siendo más baja que el promedio nacional, el estado ocupa el lugar número 27 en el país por su capacidad de promover empleados de medio tiempo a empleos de tiempo completo, según dijo en un informe de 2017 la Oficina de Estadísticas Laborales. Ese mismo informe encontró que Colorado tenía 102,000 empleados de medio tiempo que estaban buscando empleos de tiempo completo, una cantidad mayor que el número de residentes desempleados que estaba buscando trabajo en general. La distinción la compartió únicamente un estado más: Hawái, reconocido por su industria turística y hotelera.

Durante el último año, por ejemplo, los trabajadores dedicados a la informática han descubierto que Denver es un verdadero buffet laboral: una gran cantidad de puestos apetitosos disponibles frente a ellos, con frecuencia acompañados de salarios altos, incentivos de contratación y beneficios generosos. The Denver Post reportó el año pasado que, en general, casi 6,000 trabajadores obtuvieron trabajos de informática en el área metropolitana de Denver en 2016, y el ritmo en la contratación de puestos en ese campo no parece estar disminuyendo.

Pero a Bateman no le interesa trabajar en informática. Ahora que ya tiene 50 y tantos años, es “demasiado vieja para regresar a estudiar”, dijo. Quiere trabajar más en lo que le gusta.

Si Bateman quisiera adquirir habilidades nuevas, u obtener un título, ella (como la mayoría de los empleados involuntarios de medio tiempo) tendría dificultades para hacerlo: si no sabes cuándo vas a trabajar, es difícil asistir a clases o cursos de capacitación, o saber con certeza si podrás pagar el costo de los estudios.

Para quienes como Vogtman que estudian este problema y promueven el cambio, hay una razón simple por la cual el número de empleados involuntarios de medio tiempo sigue siendo tan alto: las ganancias.

“Existe una tendencia en el sector minorista, restaurantero y otros sectores para que los empleadores maximicen las ganancias apoyándose en las espaldas de quienes trabajan para ellos”, dijo.

Thomas Jordan, vocero de la Federación Nacional de Minoristas (NRF, por sus siglas en inglés) se rehusó a que lo entrevistáramos. Pero sí señaló que la NRF publicó un blog en 2013 que cita datos de la Oficina de Estadísticas Labores mostrando que siete de cada 10 trabajadores en el sector son empleados de tiempo completo, y que entre quienes trabajan de medio tiempo, dos tercios lo hacen porque quieren.

“No todos necesitan, o quieren, un trabajo de tiempo completo”, la autora Allison Zeller escribió en ese blog. “La gente quizás elija trabajar de medio tiempo por muchas razones… dinero adicional durante las fiestas, otras quizás quieran suplementar el salario que están recibiendo en otra industria, y muchas necesitan trabajar cuando su horario familiar se los permite”.

Todo esto es verdad. Pero, Vogtman sostiene, tener que “trabajar cuando su horario familiar se los permite” no es siempre por decisión propia. Las personas, en su mayoría mujeres, que cuidan de su familia saben que sus responsabilidades cuidando de un hijo o esposo enfermo o de un padre anciano hacen que trabajar de tiempo completo sea casi imposible, agregó.

Los desafíos de las personas que trabajan involuntariamente de medio tiempo están en la mira de activistas y legisladores. La Ley federal de horarios que funcionan, la cual se presentó ante las dos cámaras del Congreso, probablemente no se apruebe antes de las elecciones generales. Pero Vogtman dijo que el objetivo de los activistas es mantenerla en la mira de los legisladores. Sus cláusulas clave, las cuales se aplicarían a compañías con 15 empleados o más, garantizarían el derecho de los empleados de pedir horarios más predecibles sin temer represalias. También obligarían a los empleadores para que aprueben horarios con base en dificultades de salud o de cuidados infantiles/de ancianos que tengan los trabajadores, o porque tienen otro trabajo o están cursando estudios o capacitándose.

Mientras tanto, varios estados, incluidos California, Connecticut, New Hampshire y Vermont, pasaron medidas estableciendo algún tipo de requisito para los horarios justos. En 2017, Oregón aprobó quizás los estándares para un horario justo más integrales, los cuales requieren que negocios minoristas, de hotelería y restaurantes ofrezcan a sus trabajadores nuevos cálculos honestos de cuántas horas esperan que trabajen, al igual que horarios con dos semanas de anticipación.

Nada parecido a eso se vislumbra en Colorado por el momento, dijo Jesus Loayza, un analista de políticas con CCLP.

Así que, por ahora, Hithon-Davis enfoca su enojo y energía en organizar a otros trabajadores dedicados a ofrecer servicios en el hogar para que demanden un mejor salario y una posición profesional que se obtenga con capacitación formal. “Hablo con colegas y les pregunto: ‘¿por qué no estamos ganando salarios justos?’” Cree que quienes trabajan en su profesión deberían recibir capacitación y se beneficiarían económicamente con ese requisito.

“Si necesitas una licencia para pintar uñas, ¿por qué yo no tengo una?” Hithon-Davis dijo.

Antes que pudiera entrar a los hogares de sus clientes ancianos y, con frecuencia, de salud frágil, Hithon-Davis tuvo que pasar un verificación de antecedentes criminales, pero no tuvo que tomar ninguna clase que demostrara sus habilidades para cuidar de personas enfermas o ancianas. Dice que aprendió a cuidar a las personas porque guió a su madre cuando estuvo enferma.

Hithon-Davis sabe que podría casi igualar su salario actual, y potencialmente recibir seguro médico, si trabajara en Starbucks o en alguna otra compañía minorista o de comida que actualmente están compitiendo en el mercado para contratar empleados de medio tiempo. Pero eso significaría dejar un trabajo en el que realmente siente que contribuye.

“Voy a aguantarme por ahora”, dijo. “Quiero mucho a mis clientes. Solo quiero que sus casos salgan bien”.

Karen Auge

Escritora
Denver, Colo.

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