Una publicación de The Colorado Trust
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Darius Lee Smith recibe su segunda dosis de la vacuna de Moderna contra COVID-19 durante un evento de vacunación organizado por los Servicios para la Salud y Familia India de Denver el 12 de marzo de 2021. Fotografías de Eli Imadali

Personas y lugares

Distribución de vacunas contra COVID-19 en comunidades indígenas se considera un modelo a seguir

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El Centro Indio de Denver en Morrison Road es un lugar para eventos comunitarios: almuerzos para gente mayor, clases, asambleas o pow wows. Hace un año, se cerró para las reuniones.

Eso empezó a cambiar en diciembre, después de que el personal de los Servicios para la Salud y la Familia India manejara a Albuquerque, Nuevo México, para recoger la primera ampolleta con la vacuna contra COVID-19 de Pfizer en el Centro para la Salud India de ahí. Ahora, todos los viernes, de 9 a.m. a 1 p.m., integrantes de la comunidad indígena urbana en Denver llegan a vacunarse.

Entre las comunidades indígenas tanto en reservas como en áreas urbanas, la vacuna contra COVID-19 está siendo distribuida por el Servicio Federal de Salud Indígena, un esfuerzo paralelo al de los estados. Hasta el 16 de marzo, el Servicio de Salud Indígena ya había distribuido 9,300 dosis de vacunas en Colorado en el Centro de Salud Ute de la Montaña Ute, el Centro de Salud Ute del Sur y los Servicios para la Salud y Familia India de Denver, según una declaración enviada por correo electrónico.

El proceso se está implementando rápidamente, lo cual permite que los proveedores amplíen la elegibilidad a un grupo mucho mayor del que normalmente tendría acceso a la vacuna.

En el sudoeste de Colorado, la tribu Ute de la Montaña Ute empezó a ofrecer vacunas contra COVID-19 a cualquier adulto, indígena o no, que pueda llegar a sus eventos de vacunación en Towaoc.

En un reciente viernes de marzo, los Servicios para la Salud y Familia India de Denver estaba ofreciendo vacunas a integrantes de la tribu de 18 años de edad en adelante, siempre y cuando tuvieran una condición de salud de alto riesgo. Algunas personas no indígenas que viven en el mismo hogar que integrantes de la tribu o que trabajan en organizaciones administradas por personas indígenas también han podido vacunarse.

Una campaña de los Servicios para la Salud y Familia India de Denver para promover la vacuna se ha enfocado en su importancia protegiendo a la gente mayor.

Adrianne Maddux, integrante de la Nación Hopi y directora ejecutiva de los Servicios para la Salud y Familia India de Denver, estaba en el evento.

El aspecto social es importante, Maddux empezó a decir. Y luego, como si lo hubieran acordado, Darius Lee Smith, quien dirige la Oficina de Denver Contra la Discriminación y es navajo, se salió de su lugar en la fila y se acercó a saludarla. Darius Lee Smith estaba ahí con su hija de 25 años de edad, Savannah. Ambos tenían una cita para recibir su segunda dosis de la vacuna de Moderna.

“¿Ves? Eso es lo que quiero decir sobre que es una reunión de la comunidad”, Maddux dijo. Amigos que no se han visto por meses se encuentran nuevamente aquí. Maddux ve a personas que publican su experiencia en las redes sociales.

Centro Indio de Denver

Las comunidades indígenas se han visto particularmente impactadas por COVID-19. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, desde que la pandemia empezó, ha sido dos veces más probable que las personas indígenas estadounidenses y nativas de Alaska hayan muerto por COVID-19 que los estadounidenses blancos.

Darius Lee Smith, de 53 años de edad, estuvo en el hospital con COVID-19 en noviembre. Es corredor y siempre se ha mantenido sano, así que no le preocupó mucho, dijo. Excepto durante un par de momentos malos, como cuando se estaba registrando en el hospital, por ejemplo, y le preguntaron quién tomaría las decisiones por él si tenían que conectarlo a un respirador.

Luego, un par de días después de que Darius Lee Smith saliera del hospital, a su madre la internaron.

“Estaba aterrado”, dijo. “Porque ella tiene 78 años de edad y porque me sentí culpable de haberla contagiado”.

Tanto su madre como él se han recuperado totalmente, dijo.

Savannah Lee Smith estaba a meses de graduarse con una maestría en salud pública, especializada en salud indoamericana, cuando COVID-19 causó el cierre de muchas cosas hace un año.

Trabajó en rastreo de contactos por un tiempo antes de conseguir un trabajo somo asistente de investigaciones en los Centros para la Salud [de personas] Indoamericanas y Nativas de Alaska en la Facultad de Salud Pública de Colorado. (En 2015, fondos donados por The Colorado Trust establecieron un puesto catedrático en los Centros.)

“Algunas personas de mi edad se sienten culpables” de vacunarse, Savannah Lee Smith dijo. “Pero creo que si tienes la oportunidad de vacunarte, definitivamente aprovéchala”.

Cerca de ahí, Shad Wright, integrante de la tribu Rosebud Sioux, también estaba recibiendo su segunda dosis. El Servicio de Salud India llamó al hombre de 43 años hace un par de semanas para preguntarle si quería vacunarse. Dijo que sí, y eso fue todo.

Los efectos secundarios de la primera vacuna no fueron tan severos, dijo: “Lo único que tuve fue un brazo muerto”.

El éxito de los esfuerzos para distribuir la vacuna es motivo de orgullo entre las comunidades indígenas, Darius Lee Smith dijo.

“[La manera] como están distribuyendo las vacunas es un ejercicio en soberanía tribal”, dijo.

Rachel Bryan-Auker, quien es kaigani haida y tlingit, es facilitadora tribal con el Departamento de Salud Pública y Medioambiente de Colorado. Dijo que la agencia de salud estatal trabaja estrechamente con las tribus en la distribución de las vacunas y está orgullosa de la colaboración que tienen.

“Las tribus, y los Programas Urbanos de Salud India, han demostrado un liderazgo increíble durante la respuesta”, Bryan-Auker dijo. (Los Programas Urbanos de Salud India son organizaciones no lucrativas, como los Servicios para la Salud y Familia India de Denver, que el Servicio de Salud India contrata para proporcionar cuidados de salud a integrantes de las tribus.) “Realmente los felicitamos por lo eficaces que han sido vacunando a las comunidades. Siempre estamos aprendiendo de ellos”.

Los Servicios para la Salud y Familia India organiza sus eventos de vacunación contra COVID-19 en el Centro Indio de Denver todos los viernes para personas con cita.vices operates their COVID-19 vaccine clinic at the Denver Indian Center every Friday for scheduled appointments.

Abordando la indecisión, una persona a la vez

Patrick Kills Crow, de 70 años de edad e integrante de la tribu Sioux de Sanding Rock, al principio estaba nervioso de vacunarse, cuando tuvo acceso a la vacuna en enero.

Kills Crow tiene buenas razones de desconfiar de cualquier cosa que huela a colonización. Sus padres lo enviaron a él y a su hermano a un internado católico desde el tercer grado hasta high school porque no tenían suficiente dinero para mantenerlos. Los maestros los golpeaban por hablar en sioux, y con frecuencia les cortaban el pelo para castigarlos y privarlos de su cultura.

Antes de que Kills Crow cumpliera 18 años de edad, ya estaba de combate en Vietnam, una experiencia que todavía lo acecha.

“No sé si debo confiar en el gobierno”, Kill Crow dijo.

Pero confió en otras personas de la comunidad indígena, incluidas aquellas con las que trabaja como consultor en el Centro de Recursos para Familias Indias de Denver, una organización no lucrativa. (El centro es un beneficiario reciente de The Colorado Trust.) Y había visto la devastación que la enfermedad estaba causando. Una sobrina que vivía en Lincoln, Nebraska, murió de COVID-19 y dejó a sus hijos solos; tenía 30 y pico de años.

Así que Kills Crow se vacunó.

Ahora, una gran parte de su trabajo es hablar con otras personas indígenas mayores sobre la vacuna contra COVID-19. Recientemente convenció a dos personas más para que lo dejaran llevarlas a un evento de vacunación.

“Aceptaron vacunarse porque quieren estar presentes por sus nietos”, dijo.

A pesar de la relativa facilidad de acceso que las personas indígenas en Denver tienen a las vacunas, sigue habiendo grandes obstáculos para algunos, como la cuñada de Kills Crow, quien no puede dejar su casa debido a problemas de salud.

Existe mucha información errónea, especialmente entre personas desconectadas de sus comunidades. Kills Crow ha vivido la falta de hogar y empatiza con las personas con quienes habla que no tienen un hogar. Ve la forma como la mala información se propaga sobre cómo la vacuna causa efectos secundarios terribles entre las personas con diabetes o interfiere con el ADN (no lo hace). “Todos son médicos”, Kills Crow dijo.

Su método para restablecer la confianza probablemente no lo promuevan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, pero funciona: “Los soborno con cigarrillos o McDonald’s”.

Tara McLain Manthey, integrante de la Nación Osage, es directora ejecutiva del Centro de Recursos para Familias Indias de Denver donde Kills Crow trabaja. Dijo que la habilidad de vacunar al personal que trabaja en el centro ha sido crucial para reanudar los servicios en persona que fue imposible ofrecer en el otoño.

Muchos de estos servicios son vitales. Entre las responsabilidades del centro se encuentra proporcionar servicios a familias indígenas que forman parte del sistema de bienestar de menores, incluidas las visitas supervisadas entre padres e hijos, además de clases de crianza y otros recursos.

Debido a la historia de EE. UU. de separar a las familias indígenas, es importante que este apoyo se ofrezca dentro de las comunidades indígenas. Pero durante el aumento de casos de COVID-19 en el otoño, el centro no pudo visitar hogares o invitar a las familias a que fueran al centro. Ahora, después de vacunarse, los empleados planean volver a supervisar visitas parentales en sus oficinas cerca de City Park.

Desde la perspectiva de Manthey, el trabajo de Kills Crow y otros ofrece un modelo de cómo distribuir las vacunas entre todos, especialmente conforme las vacunas estén disponibles más ampliamente.

Las organizaciones indígenas compartieron un enfoque firme en la vacunación, dijo, y usaron su recurso más disponible: su gente.

“[Kills Crow] lo está haciendo uno por uno”, Manthey dijo. “Ese es el futuro de los esfuerzos de vacunación”.

Un cartel colgado en una pared del Centro Indio de Denver, el 12 de marzo de 2021.

Traducido por Alejandra X. Castañeda

Kristin Jones

Escritora y editora independiente
Denver, Colo.

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