Desde 1990, la diversidad racial en Estados Unidos ha estado aumentando. Sin embargo, durante ese mismo período, la segregación racial residencial ha aumentado, según un análisis de varios años realizado por investigadores del Instituto de la Otredad y Pertenencia en la Universidad de California en Berkeley. En Colorado, dos ciudades figuran en dos extremos opuestos: Según el análisis, Denver está “altamente segregada”, mientras que Colorado Springs está “integrada”.
Titulado El proyecto de las raíces del racismo estructural (The Roots of Structural Racism Project, en inglés) el análisis revela que entre todas las regiones metropolitanas de Estados Unidos con más de 200,000 residentes, el 81 por ciento (169 de 209) estaban más segregadas en 2019 que lo estaban en 1990. Y entre las 113 ciudades más grandes que se analizaron, solo Colorado Springs y Port St. Lucie en Florida se clasificaron como “integradas”.
En el informe, las definiciones y diferencias entre una comunidad integrada vs. una comunidad segregada no eran muy claras, y dependieron de múltiples factores y cálculos. Además, el informe no examinó por qué la segregación ha aumentado en todo el país, o qué causa que ciertas ciudades estén segregadas y otras más integradas.
“Nuestra intención solo fue crear consciencia”, dijo Samir Gambhir, un autor del informe e investigador y gerente del programa Mapeo de Oportunidades en el Instituto de la Otredad y Pertenencia. “Quizás existan impactos locales, o razones locales, por las cuales la segregación está aumentando”.
Lo que es obvio son los efectos dañinos de la segregación, especialmente para las comunidades de color. “Donde vives determina cómo obtienes acceso a recursos”, Gambhir dijo, y “cuáles son los resultados de tu vida”.
Las tasas de pobreza en los vecindarios son del 21 por ciento en comunidades de color segregadas, en comparación con el 7 por ciento en vecindarios blancos segregados, según el informe. En comunidades de color altamente segregadas, solo el 46 por ciento de los residentes son dueños de su vivienda, en comparación con el 59 por ciento en vecindarios bien integrados y el 77 por ciento de los vecindarios blancos segregados. Además, los ingresos de los hogares y los valores de las viviendas en comunidades de color segregadas son cerca de la mitad de aquellos en los vecindarios blancos.
Por su lado, los niños negros y latinos criados en comunidades integradas terminan ganando más que los niños criados en comunidades de color segregadas. “Todos estos hallazgos realmente demuestran los beneficios de reducir la segregación y de la creación de políticas que verdaderamente promuevan la integración, Gambhir dijo.
El proyecto incluye un mapa interactivo de la segregación en Estados Unidos. El mapa muestra los niveles de segregación en cada región, ciudad y vecindario del país, según los determinó el estudio, y cómo estos niveles han cambiado con el tiempo. Al hacer una búsqueda de Denver, por ejemplo, notarás que ciertos vecindarios como Five Points se han vuelto algo más segregados racialmente desde 2010, mientras que Highlands se ha convertido en un vecindario más integrado en ese mismo período de tiempo. En general, la segregación racial residencial en Denver ha aumentado en la última década, según el estudio.
Los hallazgos en Denver no sorprendieron a nadie. Sin embargo, el análisis de Colorado Springs fue recibido con escepticismo local.
La clasificación de Denver como una ciudad altamente segregada “no me sorprende para nada”, dijo Rita Lewis, directora ejecutiva de Denver Metro Fair Housing, una organización no lucrativa que trabaja con residentes que se han sentido discriminados durante el proceso para alquilar o comprar una vivienda.
Lewis, quien es negra y nació y se crio en el vecindario de Park Hill, cree que los funcionarios municipales tienen en parte la culpa debido a las políticas históricas y continuas que resultaron en la gentrificación en vecindarios como Park Hill.
“Si la gentrificación no hubiera pasado al nivel en que pasó”, Lewis dijo, “es posible que muchos de los vecindarios se hubieran integrado y hubiéramos tenido vecindarios más diversos”.
Enterarse de que Colorado Springs se consideró integrado fue “realmente una sorpresa”, dijo Max Kronstadt, cofundador de Colorado Springs Pro-Housing Partnership, un grupo de defensa comunitaria formado dos años atrás como respuesta a la crisis de la vivienda asequible en la ciudad. (Kronstadt también trabaja como un organizador comunitario para The Colorado Trust.)
La clasificación de la ciudad como integrada “no refleja necesariamente las experiencias vividas de las personas en Colorado Springs”, Kronstadt dijo. Señaló varias políticas que llevan a la segregación y que la ciudad ha empleado a lo largo de su historia, incluidas leyes para la zonificación de viviendas unifamiliares, el redlining y la zonificación industrial en áreas con bajos ingresos.
En 1990, por ejemplo, Colorado Springs destruyó una comunidad mayormente latina para construir el parque America the Beautiful, Kronstadt dijo. “Si Colorado Springs está integrada”, dijo, “es por casualidad”.
Susan Bolduc, integrante de Colorado Springs Faith Table, estuvo de acuerdo. “Si vives en esta comunidad, no te da la impresión de que es una comunidad integrada”, Bolduc dijo. Colorado Springs Faith Table es una organización interreligiosa no partidaria que trabaja en asuntos relacionados con la dignidad humana, incluida la vivienda asequible.
Bolduc destacó la prevalencia de políticas de zonificación que permiten solo viviendas unifamiliares. Cerca del 83 por ciento de la zonificación residencial en Colorado Springs solo es para familias individuales, lo cual a su vez reduce la cantidad de viviendas disponibles, crea viviendas menos asequibles, segrega vecindarios con base en tu grupo racial y clase, y solidifica las disparidades educativas, Bolduc dijo. La ciudad actualmente está pasando por una evaluación integral de su código de zonificación, y Colorado Springs Pro-Housing Partnership ha estado abogando a favor de tipos más variados de viviendas en zonas donde actualmente solo se permiten viviendas unifamiliares.
¿Qué puede explicar la clasificación de Colorado Springs como integrada según el informe? Una posible razón, Gambhir dijo, es la existencia de las bases militares de la armada y fuerza aérea. Las fuerzas armadas son “nuestra institución más diversa”, dijo, y cuenta con “políticas más conscientes racialmente”. Los estadounidenses negros constituyen el 17 por ciento de las fuerzas armadas, en comparación con el 14 por ciento de la población del país en general. Tanto en las fuerzas armadas como en la población de EE. UU. la población latina constituye el 18 por ciento. En Colorado Springs, las fuerzas armadas aportan el 20 por ciento de la fuerza laboral.
Es más probable que los veteranos militares blancos vivan en vecindarios diversos que sus pares civiles. Y, los beneficios militares, como la asignación para cubrir los costos de vivienda y los préstamos hipotecarios sin pago inicial, ayudan a combatir los obstáculos para comprar una vivienda.
Pero conforme Colorado Springs se convierte en una ciudad menos asequible—en 2020, uno de cada tres hogares en el Condado de El Paso pagaba más del 30 por ciento de sus ingresos en la vivienda—“hay un riesgo de que la integración que sí existe no sobrevivirá”, Kronstadt dijo.
El proyecto de las raíces del racismo estructural no exploró las soluciones para aumentar la integración, pero Gambhir citó un informe anterior que él y sus colegas publicaron sobre la segregación en el Área de la Bahía de San Francisco y que destacó políticas que pueden promover la integración. Tales políticas incluyen implementar regulaciones para controlar los alquileres en áreas a punto de gentrificarse y eliminar las leyes de zonificación unifamiliar para ampliar las opciones de viviendas multifamiliares.
Mejorar la integración “no solo ayuda a las comunidades blancas o a las comunidades negras”, Gambhir dijo. “Ayuda a todos”.
Traducido por Alejandra X. Castañeda