Vidrios rotos brillan bajo el sol frente a una franja de terreno con hierbas entre una zanja y el puente de una carretera cerca del centro de Montrose en el oeste de Colorado.
Cuando Carlton Mason se para en medio de estos 15 acres sin ninguna cualidad especial, no ve un vacío. Lo que imagina es el siguiente gran paso en su intento de una década de hacer que la vida sea más fácil para los jóvenes que han pasado gran parte de su infancia en hogares temporales.
Mason señala hacia donde habrá 45 hogares, reunidos en tríos con pórticos al frente y senderos para caminar entre ellos. La mayoría de esos hogares serán para personas jóvenes de 18 a 24 años que están teniendo dificultades para iniciar la vida adulta después de vivir infancias inestables y, con frecuencia, traumáticas. Otras unidades entremezcladas serán para adultos mayores que no tienen vivienda estable. Tres unidades se apartarán para quienes estén pasando por una crisis de vivienda a corto plazo.
Un centro comunitario conectará los elementos del desarrollo. En la Avenida San Juan, se instalará una parada de autobuses para que haya acceso fácil al transporte público. Al norte, senderos recreativos atravesarán un pantano seco en ocho acres de la propiedad que estará ubicada en un terreno bajo permiso de conservación.
Mason es el director de los Defensores Especiales Nombrados por la Corte (en inglés: Court Appointed Special Advocates o CASA) del 7º distrito judicial. Nombrados por los jueces, los defensores están capacitados especialmente para representar a adolescentes y niños en casos judiciales de tribunales familiares y juveniles.
“No soy un terapeuta. No soy un trabajador social. Solo realmente disfruto tratando de resolver los problemas secundarios que no se están abordando cuando los niños salen del sistema de custodia temporal y no están listos para lo que viene”, dice Mason mientras observa el área donde la construcción está programada para iniciarse este mes de mayo. El desarrollo residencial será la primera comunidad intergeneracional de vivienda de apoyo en Colorado.
“Este es un concepto muy creativo basado en soluciones. Creo que es brillante”, dijo Jenny Bender, directora ejecutiva de Colorado CASA, la organización estatal que supervisa los 18 programas locales de CASA. “Ayudar a aquellos que se emancipan es una de nuestra principales necesidades en cada programa de CASA”.
La idea para el proyecto de vivienda combinada recientemente se movió del ámbito de lo deseado a la realidad cuando el Concejo de la Ciudad de Montrose aprobó formalmente los planes del desarrollo. Los fondos para el proyecto de $10 millones vienen de una combinación de 14 subsidios, préstamos y donaciones. Una colaboración local entre la Montrose Area Agency on Aging y CASA está ayudando a que el proyecto sea viable al proporcionar servicios para los residentes mayores en el desarrollo residencial.
“Esto tiene el potencial de ser una cosa realmente bella. La mayoría de estos jóvenes no han tenido personas mayores significativas en sus vidas. Y estos adultos mayores se han encontrado en pésimas situaciones”, dijo Eva Veitch, directora de Montrose Area Agency on Aging. “Soy optimista sobre lo que pueda suceder cuando estas personas estén juntas en un proyecto como este”.
La labor de Mason para realizar este proyecto quizás se relacione con el hecho de que trabajó en la industria de la construcción antes de cambiar a los servicios humanos. La vivienda estaba en su radar cuando aceptó el trabajo con CASA del 7º distrito judicial hace una década como coordinador de voluntarios. Durante los últimos nueve años, se ha desempeñado como el director ejecutivo de la organización.
La misión de CASA es apoyar a los niños que han sufrido abuso o negligencia y podrían beneficiarse de la orientación de voluntarios adultos conforme sus casos avanzan en el sistema judicial. La ayuda oficialmente termina cuando los casos se cierran en la corte o cuando los niños cumplen 18 años y salen del sistema de custodia temporal.
Bajo la dirección de Mason, el programa en el 7º distrito judicial ha expandido bastante esa misión central de CASA, tanto así que Montrose CASA agregó un título de nombre comercial: Servicios de Defensa para Jóvenes y Familias.
Cuando Mason se unió a la organización, Montrose CASA estaba apiñado en un espacio de 800 pies cuadrados y tenía dificultades para operar con un presupuesto anual de $180,000. Fue necesario obtener una línea de crédito para que la organización siguiera funcionando. La misión en ese entonces se apegaba estrictamente a la misión básica de CASA de proporcionar una voz en la corte para los niños que habían sufrido abuso o negligencia, y a supervisar las visitas entre los niños y sus padres de quienes los habían separado.
En la actualidad, Montrose CASA tiene un presupuesto de $1.4 millones y un menú completo de programas. La alegre oficina de CASA, de 10,000 pies cuadrados en una esquina del centro, ofrece sesiones con terapeutas visitantes, un espacio y personal para visitas supervisadas de las familias separadas, clases para padres, clases en español sobre la dinámica familiar, un espacio para pasar el rato, una barra de licuados donde la gente joven puede trabajar y practicar habilidades laborales, y un programa llamado “Vías al éxito” que ofrece ayuda con la administración de dinero, el empleo, la educación y la vivienda.
“Tenemos que ser muy resilientes con lo que ofrecemos”, dijo Aixa Powell, PhD, quien, en su papel como presidenta de investigaciones para Montrose CASA, da seguimiento a cómo los programas están funcionando y busca brechas en los servicios necesitados, incluida la vivienda.
Cuando CASA decidió abordar el problema de la vivienda hace cinco años, reunió una serie de subsidios, préstamos y donaciones para construir la primera vivienda propiedad de CASA, la cual tenía ocho unidades. Eso se logró después de que Mason se diera cuenta de que 10 personas jóvenes que habían llegado a la mayoría de edad y salido del sistema de custodia temporal estaban enfrentando una falta de vivienda a corto plazo o crónica. Esa vivienda se llenó rápidamente, y un segundo desarrollo residencial con seis unidades se construyó en Delta tres años después.
“Fue estresante. Estábamos haciendo algo que no sabíamos si iba a funcionar”, Mason dijo. “Ningún [programa de] CASA en Colorado había hecho esto en ese entonces”.
Ahora, los condados de Arapahoe y Jefferson tienen servicios de vivienda de apoyo, y varios condados más están considerando agregar vivienda basada en CASA, Bender dijo. Pero ninguno tiene el tipo de desarrollo residencial de edades combinadas que CASA tiene y que se conocerá como The Village en San Juan.
Mason concibe esa villa como un lugar que ofrece apoyo a los adultos jóvenes que quizás nunca hayan aprendido habilidades básicas, como establecer un presupuesto o preparar una cena saludable, y quienes de vez en cuando necesiten un tazón con sopa de pollo cuando estén enfermos. A su vez, los adolescentes y adultos jóvenes quizás cuenten con capacidades para reparar automóviles, o estén dispuestos a realizar diligencias o compartir habilidades de computación con sus vecinos mayores que no sepan de tecnología.
Powell, quien está certificada como psicoterapeuta además de tener un título de abogacía, espera que los residentes se apoyen los unos a los otros como sucedería en una familia multigeneracional—compartiendo habilidades, intercambiando artículos necesarios, preparando de vez en cuando comidas juntos y, quizás, haciendo que la época de fiestas sea menos solitaria.
“La soledad es un camino principal hacia los comportamientos depresivos”, dijo. “La socialización es muy importante. Si tienes a alguien en la puerta de al lado que puede ofrecerte una mano, eso es importante”.
Esa visión y The Village en San Juan surgieron de lecciones aprendidas con las dos primeras unidades de vivienda de apoyo de CASA en el 7º distrito judicial. “Al principio, pensábamos que si les dábamos un lindo lugar para vivir, los otros problemas desaparecerían”, Mason dijo.
No sucedió así. De hecho, Mason enfrentó un momento extremadamente doloroso cuando uno de los residentes jóvenes murió por suicidio en los seis primeros meses después de abrir el primer desarrollo residencial. La llamada que Mason recibió en medio de la noche todavía lo persigue, y lo impulsa a hacer más.
“Ese fue un momento crucial cuando nos dimos cuenta de que la vivienda era un componente esencial, pero no lo único que se necesitaba”, dijo. “Nos dimos cuenta de que tenemos que enfocarnos en estos niños para mantenerlos seguros y mantenerlos vivos, y hacerles saber que hay gente aquí a quienes les importa lo que están haciendo”.
Darse cuenta de eso los llevó a usar un método para “abordar todo problema” durante una época en la que Mason y su equipo reconocieron que era crucial para las personas jóvenes que cumplen la mayoría de edad y salen del sistema de custodia temporal sin una familia. Los niños y adolescentes en el sistema de custodia temporal tienen una probabilidad tres veces mayor de usar drogas y dos veces mayor de embarazarse antes de los 19 años, según estadísticas de CASA. Un tercio de ellos tienen problemas crónicos de salud y hasta un 80 por ciento tienen problemas de salud mental. Solo alrededor del 15 por ciento de las personas jóvenes que salen del sistema de custodia temporal tienen un empleo.
Lidiar con esos problemas y agregar una vivienda estable es “un esfuerzo que es pesado y complicado”, Mason dijo. “El éxito es difícil de definir. Nunca quiero que alguien piense que todo está muy bien. Es bello, pero no todo es lindo”.
Da ejemplos de residentes jóvenes que han trabajado en sus problemas de drogadicción solo para dar marcha atrás meses después. Una residente joven consiguió un trabajo estable y parecía estar yendo por un camino exitoso antes de embarazarse y acabar en una relación abusiva.
Sin embargo, también hay historias exitosas. Actualmente, hay cinco bebés que viven con sus padres en dos de las unidades de vivienda de apoyo. Y de los 18 adultos jóvenes que estaban viviendo en los desarrollos residenciales de Delta y Montrose el año pasado, el 93 por ciento ha mantenido su trabajo casi todo el año. Nadie estuvo involucrado con el sistema de justicia.
James McDonald, un joven de 19 años que aspira a ser músico, es uno de ellos. McDonald vivió en más hogares temporales de los que recuerda durante la década después de que su madre perdiera su custodia en Las Vegas. Ese ciclo disruptivo terminó en Montrose hace un año cuando superó el límite de edad en el sistema de custodia temporal sin una conexión fuerte con sus padres biológicos ni ninguna otra familia.
McDonald ahora trabaja como pasante en un negocio local donde se mezcla música—un trabajo que Mason le ayudó a conseguir. Vive por su cuenta en un pequeño apartamento en el complejo de CASA justo al este del centro de Montrose.
“Como que me agarró por sorpresa cuando salí del [sistema de custodia temporal], algunas de las cosas que me cayeron”, McDonald dijo. “No había estado haciendo mi propia documentación. No me enseñaron a comprar víveres en oferta, cosas así”.
Ahora, cuando McDonald no está en su departamento o en su trabajo, pasa parte del día en el amplio Centro de Acceso para Jóvenes (en inglés: Walk-in Youth Access Center) en el edificio de CASA. Ahí, puede pasar tiempo con amigos con los que se identifica; ellos también han estado en el sistema de custodia temporal.
En una tarde reciente entre semana, había una fiesta con pizza en un salón iluminado con repisas de piezas de arte creadas por jóvenes de CASA. Un pequeño escenario ocupaba una esquina para las noches de micrófono abierto y eventos diseñados para adolescentes y adultos jóvenes LGBTQIA+.
Winston’s Smoothie Bar ocupaba otra esquina, y estaba lleno de gente durante la fiesta. Rowan Miska (pronombre: elle) trabajaba rápidamente, mezclando licuados de fruta y repartiendo galletas que espontáneamente decidió hornear para la ocasión. El olor a canela y chocolate llenaba el centro y lo hacía más acogedor.
Miska, de 22 años, nació en Delta y dijo que ha estado periódicamente sin vivienda y sin trabajo después de enfrentar desafíos para encontrar su camino. Terminó en las instalaciones de Montrose CASA cuando una maestra en su escuela le recomendó ir ahí para buscar ayuda.
“Este es el mejor trabajo que he tenido en mi vida”, Miska dijo de su puesto en Winston’s. “También estoy trabajando en mi GED ahora”. Miska, quien es integrante de la tribu lakota, espera algún día ir a vivir a y trabajar en la reserva indígena de Pine Ridge.
McDonald siente el mismo entusiasmo por su futuro.
“Este lugar me ha cambiado en la persona que soy ahora”, dijo. “Ha sido tan bueno para mí”.
Aunque una vivienda estable, las sesiones de terapia y el licuado ocasional ayudan, Mason ha estado trabajando en otras iniciativas con más alcance. Se dio cuenta de que la riqueza intergeneracional—el tipo de infusión financiera de padres a hijos que ayuda a mucha gente joven a ir a la universidad, comprar un hogar y por lo general tener los pies sobre la tierra—no existían entre la mayoría de la gente joven en los programas de Montrose. Así que Mason y su junta directiva formularon una idea para abordar ese desafío a nivel estatal.
Mason llamó a sus funcionares locales, contrató a alguien para ejercer presión política y, a través de una iniciativa piloto, demostró cómo la ayuda financiera distribuida mediante un programa de ahorros con contribuciones del estado puede ayudar a igualar el campo de juego para los jóvenes sin recursos de familia. El Programa de Intercambio de Conocimientos Financieros (Financial Literacy Exchange Program o FLEX, en inglés) se aprobó como ley en Colorado el verano pasado, y la División de Vivienda de Colorado lo lanzó en enero.
El programa premia a los residentes en vivienda subsidiada que trabajan y pagan el 30 por ciento de sus ingresos en el alquiler. El programa FLEX está diseñado para ayudar a los participantes para que aumenten sus ingresos ganados, alcancen la estabilidad financiera y terminen reduciendo su dependencia en la asistencia gubernamental.
Mason dijo que un joven de 18 años que vive en vivienda de CASA y que abrió una cuenta FLEX como parte del programa piloto ya tiene $13,000 en ahorros. El residente logró hacerlo con la ayuda de un asesor financiero contratado por CASA. La asesoría financiera es un requisito para recibir los fondos que el estado contribuye.
El residente inscrito en el programa le dijo a Mason que ya calculó que él y su esposa podrán ahorrar $30,000 para cuando dejen el programa de apoyo si ambos siguen trabajando.
“Es increíble lo que ese tipo de ayuda hace para la gente joven”, Mason dijo.
Otro de los nuevos emprendimientos más nuevos de Mason fue contratar y capacitar a cuatro especialistas que ofrezcan apoyo a sus pares. Las personas que contrató son responsables de ayudar a sus pares en el desarrollo de habilidades para vivir. En sus primeros meses en el trabajo, los especialistas se han encargado de tareas que incluyen acompañar a un residente joven de CASA a la Universidad de Colorado en Mesa para guiarlo por el proceso de inscripción, llevar a otro a sus citas con su terapeuta y ayudar a otros con sus habilidades para entrevistas de trabajo.
Bender, del programa estatal de CASA, dice que la combinación de programas en Montrose es una “estrella ejemplar” en el estado y la nación porque cubre con creatividad las necesidades de los jóvenes bajo la supervisión de CASA o que están saliendo del programa.
Mason lo llama un trabajo en progreso. Dijo que constantemente vuelve a evaluar y modificar todos estos esfuerzos. Ha tenido la oportunidad de cambiar normas con base en comentarios e ideas de los jóvenes en varios programas. Dijo que sabe que habrá muchas más versiones en el futuro.
“No todo funciona”, Mason dijo. “Pero tenemos la libertad de intentar. Y sí lo intentamos”.
Traducido por Alejandra X. Castañeda