Las familias asignan un valor de alrededor de $1,000 anuales a sus visitas a los bancos de alimentos. Esta cantidad suma hasta casi $28 billones en ayuda para personas por todo el país, según encontraron investigadores en la Universidad de Cornell y el Departamento de Agricultura de EE. UU. en un estudio recientemente publicado sobre el uso de bancos de alimentos en el norte de Colorado.
Los economistas dependieron de una serie singular de datos de Food Bank for Larimer County para calcular por primera vez el valor que las personas asignan a la comida que reciben de este tipo de lugares. Los hallazgos cuantifican el valor de los productos secos, las frutas y verduras y la carne que los clientes reciben gratis. Esto es un criterio útil para que los gerentes de despensas de alimentos demuestren cómo sus instalaciones desempeñan un papel crucial para aliviar la creciente inseguridad alimentaria.
El estudio, disponible en inglés y titulado “¿Cuánto vale la comida gratis? Un método de tasación fuera del mercado para calcular los efectos en el bienestar de los servicios de despensas de alimentos”, se publicó en la Revista Estadounidense de Economía Agrícola en noviembre de 2022. Los resultados prometen ayudar a persuadir tanto a los legisladores como a los donantes de que las instalaciones de Food Bank for Larimer County valen el tiempo de sus voluntarios y las asignaciones monetarias, dijo Amy Pezzani, directora ejecutiva de la organización.
“Es bueno que se publique esto; hay un impacto [positivo] muy muy grande en las familias que pueden tener acceso a esta comida”, Pezzani dijo sobre el estudio. “Creo que es una historia que casi nunca se cuenta”.
También llega en un momento oportuno.
La demanda en las dos despensas de alimentos de esta organización sin fines de lucro con sede en Loveland aumentó en un 40 por ciento entre enero y octubre de 2022 a 11,532 personas no duplicadas. La organización les proporcionó a esos clientes entre el 75 y 95 por ciento de sus alimentos del mes, según sesiones para escucharlos que Pezzani realizó el verano pasado.
Esta cantidad aumentó significativamente en años recientes: antes de la pandemia por COVID-19, las familias le dijeron a Pezzani que obtenían aproximadamente un tercio de su comida del mes en la despensa de Food Bank for Larimer County.
Bancos de alimentos alrededor de Estados Unidos también dijeron que la demanda por sus servicios marcó un récord cuando la inflación alcanzó su nivel más alto en cuatro décadas y los cheques del estímulo y otra asistencia federal debido a la pandemia dejaron de ofrecerse. Una de cada seis personas en EE. UU. dependió de ayuda alimentaria de caridad en 2021 para poner comida en su mesa, según la organización sin fines de lucro Feeding America.
Algunas de estas cifras se recolectaron antes que se dejaran de ofrecer los beneficios adicionales del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés), dependiendo de dónde viven los participantes. La ampliación del Crédito Tributario por Hijos y del Crédito por Ingreso del Trabajo que el gobierno federal estaba ofreciendo también dejó de estar disponible a finales de 2021.
Los economistas han enfrentado dificultades históricas para calcular el valor de la asistencia alimentaria que las despensas de alimentos proporcionan porque los productos se ofrecen sin costo. Para superar este obstáculo, los investigadores les preguntaron a quienes visitan estas instalaciones a qué estarían dispuestos a renunciar a cambio de obtener comida, dijo David Just, PhD, autor conjunto del estudio y profesor de negocios en la Universidad de Cornell.
“No vemos la cantidad de dinero a la que estarían dispuestos a renunciar”, agregó. “Sí vemos cuánto esfuerzo invierten en llegar ahí; cuesta cierta cantidad de dinero trasladarse”.
Usando datos recolectados por Food Bank for Larimer County del 10 por ciento de los residentes en el condado que visitaron sus centros en Fort Collins y Loveland entre 2005 y 2017, los investigadores calcularon esa “disponibilidad de pagar” por la comida al tomar en cuenta la distancia, duración y frecuencia del traslado de los clientes. (Este método para calcular el valor que las personas asignan a una actividad también se ha usado en otras ocasiones para calcular las visitas a parques nacionales.)
La serie de datos incluyó millones de visitas a las despensas de 45,000 hogares racial y étnicamente diversos que dijeron tener ingresos más bajos que el condado en general. Just dijo que “la serie extremadamente singular de datos”, la cual muchos bancos de comida no mantienen, también fue valiosa para los investigadores debido a la ausencia de muchas despensas de alimentos en las región.
“Food Bank for Larimer County tenía datos sólidos, pero también tenía un entorno particularmente favorable para el estudio”, Anne Byrne, PhD, una economista agrícola investigadora con el Servicio de Investigaciones Económicas del Departamento de Agricultura de EE. UU., escribió en un mensaje electrónico. “En ese entonces, estaban distribuyendo principalmente mediante dos centros grandes de alimentos que estaban abiertos con frecuencia y permitían que los hogares visitaran repetidamente”.
Estos factores permitieron que los investigadores dijeran que “realmente estaban observando la demanda”, agregó, al poder ver cuántas visitas los clientes hicieron al mes. Byrne dijo que el hallazgo que más resalta es que una sola visita a la despensa de alimentos vale, en promedio, entre $40 y $60 para un hogar cliente.
Esta cantidad de dinero varía dependiendo de la ubicación de la despensa y las características demográficas de sus usuarios, Just dijo.
El estudio resalta el papel crucial que las despensas de alimentos desempeñan en esfuerzos nacionales para ayudar a la creciente cantidad de personas que no tienen acceso adecuado a la comida que necesitan, dijo Craig Gundersen, PhD, un profesor de economía en la Universidad de Baylor especializado en la inseguridad alimentaria y la evaluación de los programas de asistencia alimentaria.
“Siempre que los precios aumentan, hay un aumento en la inseguridad alimentaria”, dijo Gundersen, quien no participó en el estudio. “Las contribuciones caritativas no han estado aumentado durante el período de tiempo en el que posiblemente la necesidad es aún mayor de lo que era durante COVID”.
En sus propias investigaciones, Gundersen dijo que encontró que un beneficiario promedio de asistencia alimentaria caritativa obtuvo 200 comidas al año en una despensa. El nuevo estudio que usó datos del Condado de Larimer asigna una cifra monetaria a tales comidas y les ofrece a los bancos de alimentos una nueva manera de hablar sobre el impacto positivo de sus servicios, agregó.
“La manera como yo lo diría es: ‘Mira, somos la segunda fuente más importante de comida para las personas en nuestra comunidad después de SNAP’”, Gundersen dijo. Estos conocimientos son cruciales para el 35 por ciento de los hogares en EE. UU. que no cumplen con los requisitos para recibir SNAP—ya sea, por ejemplo, debido a su estatus migratorio, situación de vivienda o ingresos—y que dependen de los bancos de alimentos para obtener ayuda.
Ya que los investigadores usaron datos previos a la pandemia de COVID-19, Just de la Universidad de Cornell dijo que los resultados del estudio probablemente subestiman el valor que las familias asignan a los alimentos que obtienen de las despensas actualmente.
“Los precios de los alimentos aumentan con la inflación”, agregó. “Debemos pensar que estas cifras están desactualizadas”.
Traducido por Alejandra X. Castañeda
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