Tan pronto como tiró le primera trompada, Angel Martinez supo que había cometido un error con consecuencias que podrían alterar su vida.
Un atleta dedicado a varios deportes en Lake County High School en Leadville, Colorado, Martinez se dejó llevar por su enojo en los últimos minutos de un partido de fútbol difícil en septiembre contra el equipo de Jefferson High School, y su puño derecho dio a parar fuertemente en la mandíbula de su oponente.
Martinez, quien quiere ir a la universidad el próximo año para estudiar medicina quiropráctica, psicología del deporte o entrenamiento atlético, vio todas esas esperanzas pasar ante sus ojos mientras se echaba hacia atrás para evitar el amontonamiento que se estaba formando.
“Pensé que me iban a expulsar del equipo o de seguro suspender”, Martinez dijo, recordando lo que había sucedido seis semanas atrás. “Era un partido físico y todos nos estábamos enojando, pero yo fui el que tiró el primer puñetazo”.
No ayudó que ese momento y la pelea que le siguió se grabó en video, el cual terminó en un noticiero de TV del área de Denver la noche del 7 de septiembre. A Martinez, un estudiante delgado en su último año de preparatoria con cabello oscuro acentuado con una raya oxigenada, se le ve claramente en el video.
Martinez regresó a la escuela la mañana siguiente temiendo el castigo anticipado. En los años anteriores, podría haber esperado que lo expulsaran de la escuela por varios días, y del equipo. También podría haber esperado repercusiones en el futuro, cuando tuviera que presentar su historial escolar para las solicitudes universitarias.
Pero esta vez no hubo una suspensión, no hubo palabras de recriminación.
Por el contrario, a él y a sus compañeros de equipo se los llamó a una reunión para hablar sobre lo ocurrido, y para tomar responsabilidad por la debacle. Su entrenador fue el mediador de la sesión, junto con el director de Lake County High School, Ben Cairns, y otros maestros como parte del nuevo método de justicia restaurativa de la escuela para lidiar con problemas disciplinarios.
Durante esa reunión, el equipo decidió que no era suficiente que Martinez y otros involucrados se disculparan con sus compañeros de equipo y su escuela. El equipo entero decidió hablar con los estudiantes de Jefferson High School y hacer las paces con ellos también.
Un par de días después, el equipo de fútbol de Lake County High School se amontonó en un autobús escolar para el trayecto montañoso de 90 minutos a Lakewood, un suburbio de Denver. Aunque Martinez y sus compañeros de equipo estaban nerviosos por la reunión, sus preocupaciones resultaron innecesarias.
“Nos dimos cuenta rápidamente cuando empezamos a hablar que teníamos mucho en común. Somos escuelas similares, con un gran número de estudiantes latinos”, Martinez dijo.
Durante la reunión, Martinez se disculpó por instigar la pelea y aceptó responsabilidad por sus acciones. Sus compañeros de equipo y los jugadores de Jefferson también se disculparon por el papel que desempeñaron.
Resultó tener un muy buen resultado, Martinez agregó. “Todos nos abrimos, admitimos nuestros errores”. Ambas partes se despidieron sintiéndose reconciliados, hasta amigables, la una con la otra.
“Hasta soy amigo de uno de ellos en Facebook”, Martinez dijo.
La manera en que los educadores y estudiantes del Distrito Escolar de Lake County lidiaron con la pelea ejemplifica el método evolutivo que el distrito está empleando para abordar la disciplina. El pasado mes de agosto, Padres y Jóvenes Unidos, un grupo de promoción comunitaria con base en Denver y un beneficiario de The Colorado Trust, publicó un informe de calificaciones sobre la disciplina en las escuelas. Este informe encontró que las prácticas disciplinarias en Lake County habían resultado en unos de los porcentajes más altos de suspensiones (fuera de la escuela) en el estado, especialmente entre su alto número de estudiantes de origen latino.
Los datos más recientes muestran que durante el año escolar 2014.-2015, las escuelas en Lake County dieron suspensiones fuera de la escuela a 11.7 estudiantes de cada 100. Este es el décimo porcentaje más alto en los 179 distritos escolares de Colorado.
Y los números son ligeramente peores cuando examinamos las suspensiones de estudiantes de color: 12.7 por cada 100, también el décimo porcentaje más alto en Colorado.
Wendy Wyman está en su quinto año como superintendente de las escuelas en Lake County. Durante el tiempo que ha tenido el cargo, ha liderado un proceso de cambio a gran escala en las escuelas del distrito, las cuales estaban fracasando bajo el sistema estatal de responsabilidad y necesitaban cambios mayores.
Las escuelas que se mantienen durante cinco años consecutivos en dos de las categorías más bajas con respecto a su calificación, mejora prioritaria y cambio radical, están sujetas a la posible intervención del estado según los términos de una ley establecida en 2009 que reformó el sistema de responsabilidades del estado para evaluar a los distritos y las escuelas. Lake County ha demostrado mejorar continuamente, pero estaba en su quinto año “en el reloj” en 2014-15 cuando un cambio en los exámenes estatales pausó el reloj por un año. Los funcionarios del distrito mantienen el optimismo de que dejarán de estar bajo el reloj cuando vuelva a empezar a contar el próximo año.
“Mi esperanza que podamos continuar mejorando e identifiquemos mejor en qué aspecto necesitan los niños apoyos para el comportamiento”, Wyman dijo. Cambiar las prácticas disciplinarias “es una parte importante de nuestro camino hacia la reforma”.
Leadville es una comunidad de obreros en las montañas, conocida por su gran altitud (10,152 pies por encima del nivel del mar) y vistas espectaculares de las montañas más altas en el estado. Durante gran parte de su historia, el pueblo dependió de la minería como base económica, pero ahora está más enfocado en el turismo y las industrias del servicio.
La vivienda en Leadville es económicamente asequible en comparación con los precios de las comunidades turísticas vecinas. Como resultado, durante los últimos 20 años, cientos de personas que trabajan en las pistas de esquí cercanas en Summit County y Vail Valley se han mudado a Leadville, a pesar de la travesía usualmente espeluznante sobre los pases montañosos. Muchos de esos trabajadores con inmigrantes latinos que hablan poco o nada de inglés.
En la actualidad, la comunidad estudiantil de Lake County High School (del 7o al 12o grado) es 72 por ciento latina. Además, el 75 por ciento de los estudiantes de la escuela provienen de familias con ingresos lo suficientemente bajos como para calificar para recibir almuerzos subsidiados por el gobierno federal. Sin embargo, el equipo de maestros es 96 por ciento blanco.
Aún antes de que Padres y Jóvenes Unidos publicara su informe disciplinario, los funcionarios del distrito se dieron cuenta de que existía un problema con su política de disciplina, el cual necesitaban tratar. Los orígenes del problema no estaban relacionados con los estudiantes, dijeron los líderes del distrito, sino que con las políticas poco concordantes y a veces draconianas que se aplicaban desigualmente y hasta al azar.
Esto, junto con los prejuicios existentes, pero no reconocidos, entre el personal del distrito, resultó en porcentajes altos de suspensiones. Esto hizo que los problemas disciplinarios de resolvieran a corto plazo, pero tuvo efectos mucho más serios a largo plazo para los estudiantes.
“Las suspensiones terminan dando malos resultados y llevando a comportamientos riesgosos’, dijo Cairns, un director escolar en su primer año en el puesto quien vino a Leadville después de dirigir una escuela preparatoria charter en el nordeste de Denver.
“Si no estás en la escuela, probablemente no estás haciendo nada bueno”.
Las preocupaciones de Cairns están respaldadas por una declaración política publicada en 2003 por la Academia Americana de Pediatría. Esa declaración concluyó que las suspensiones que mantenían a los estudiantes fuera de la escuela “empeoran el deterioro académico, y cuando los estudiantes no tienen una alternativa educativa inmediata, esto puede llevar a la alienación, delincuencia, crimen y abuso de drogas en los estudiantes”.
Entre sus nueve recomendaciones, la declaración política de la Academia urgió a las escuelas a que limitaran las suspensiones fuera de la escuela a “las circunstancias más indignantes”.
Para las suspensiones en el hogar o expulsiones, la escuela debe demostrar cómo la asistencia en las instalaciones de la escuela, aun en un ambiente alternativo con una proporción baja de empleados altamente capacitados a estudiantes, sería inadecuada para prevenir que un estudiante se cause daño a sí mismo o a otros.
Según un informe del Instituto de Justicia Política, las políticas duras, de “cero tolerancia” implementadas por los distritos escolares a partir de los años 90 aumentaron dramáticamente los porcentajes de suspensiones, especialmente entre los estudiantes de color, y entre los estudiantes afroamericanos varones en particular.
“Especialmente para los estudiantes mayores, los problemas en la escuela pueden resultar en su primer contacto con el sistema criminal de justicia. Y, en muchos casos, las escuelas mismas son las que están empujando a los estudiantes hacie el sistema de justicia juvenil, usualmente al hacer que se arresten a los estudiantes en la escuela”, el estudio mencionó.
Cuando a Cairns le ofrecieron el trabajo de director en Lake County High School la primavera pasada, inmediatamente se dedicó a cambiar la cultura escolar hacia una en donde las expectativas de comportamiento son explícitas, con consecuencias claras por violar esas expectativas y con castigos proporcionales a la infracción.
En años anteriores, los estudiantes podían recibir varios días con detenciones después de la escuela por haber llegado tarde a una clase. Pero esas políticas se aplicaban de vez en cuando y los estudiantes siempre encontraban alguna manera de evadirlas. “Si iban a llegar tarde, con frecuencia dejaban la escuela por el resto del día”, Cairns dijo.
Así que cuando llegó, Cairns decidió establecer reglas claras y sencillas. La combinación de reglas más estrictas, consecuencias claras y un método más suave de justicia restaurativa ayudan a cambiar la cultura de una escuela, agregó.
Ahora, los estudiantes saben cuáles son las reglas, y que se aplicarán. Si llegas tarde a clase, recibes una detención durante el almuerzo. Si dices una mala palabra, recibes una detención en el almuerzo. Si tratas de utilizar tu teléfono móvil en clase, detención en el almuerzo.
“Esas son las tres pequeñas reglas que todos conocen”, Martinez dijo. “Todos las aprendimos bastante rápido. El primer día de clase, mi amigo estaba utilizando su teléfono y el Sr. Cairns se lo quitó y le dijo que se lo regresaría al final del día.
“Al principio, con ese tipo de cosas, hubo un montón de gritos ahogados, muchos “¿qué? ¡eso no se vale!” Pero ahora entendemos que este es un ambiente profesional. Estamos aquí para aprender. No es un centro comercial, es una escuela”.
Los maestros encontraron que la combinación de pautas claras, aplicarla estrictamente e intervenir con compasión fue un cambio bien recibido.
“Poder aplicar consecuencias a infracciones sin reaccionar de más es maravilloso”, dijo Scott Carroll, el director de música y teatro de la preparatoria. “Y los niños entienden que la detención durante el almuerzo es más una oportunidad para aprender que un castigo”.
Como resultado, el comportamiento de los estudiantes ha mejorado, Carroll dijo. “Al principio del año, teníamos entre 35 y 40 niños en detención durante el almuerzo la mayoría de los días. Ahora ha bajado a ocho o 10”, agregó.
Pero para lo que Cairns define como “cosas más sutiles”, por ejemplo, si un estudiante dice que un maestro no está siendo justo, o si un maestro siente que un estudiante no está siendo respetuoso, ambos participan en un proceso de justicia restaurativa. Si dos o más estudiantes están involucrados en un conflicto continuo, también participan en la justicia restaurativa.
Aunque al principio el concepto les pareció foráneo a los estudiantes, están empezando a aceptarlo conforme el semestre Avanza. Arianna Hermosillo, una estudiante de 7o grado, y su amiga Brittany empezaron a propagar rumores sobre otra niña, Lucy (estos no son sus nombres reales por razones de privacidad), con quien se habían peleado. Lucy estaba herida y triste, y su hermana mayor había amenazado con golpear al par de chismosas si seguían atormentando a su hermana.
“Nuestro maestro nos reunió a las tres y nos hizo hablar sobre cómo hablar mal de otras personas nos puede afectar, cómo nos afectan los rumores”, Hermosillo dijo. “Éramos solo nosotras tres en la conversación. Lucy nos explicó cómo se sentía, que casi había decidido dejar de venir a la escuela”.
Hermosillo y Brittany aceptaron responsabilidad por lo que habían dicho y acordaron que necesitaban “arreglar las cosas”. El primero paso, concordaron, era empezar a almorzar juntas otra vez.
Hermosillo dijo que se sintió bien después de hablar con Lucy. “Digo, estamos en séptimo grado. Necesitamos aprender a lidiar con nuestros propios conflictos”, añadió.
Aunque esto suene como un evento dramático entre adolescentes que ocurre un sinnúmero de veces durante el día en pasillos y patios de recreo por todo el país, pensemos en lo que podría haber sucedido sin la intervención. Lucy podría haber dejado de venir a la escuela, lo cual hubiera puesto sus calificaciones y hasta su salud en riesgo. La hermana mayor de Lucy podría haber confrontado físicamente a las atormentadoras de Lucy, lo que hubiera causado que la suspendieran de la escuela.
Por lo contrario, se resolvió el conflicto y nadie tuvo que faltar a la escuela o recibir un castigo severo.
Wyman, la superintendente de Lake County, dijo que quiere asegurar que todos los maestros y el personal administrativo de las escuelas reciban capacitación para que “tengan las habilidades necesarias para ayudar a los niños a superar los conflictos”.
Cairns señala rápidamente que las suspensiones fuera de la escuela a veces son necesarias. “Si tiene que ver con la seguridad de la escuela y necesitamos un día o dos para planear algo, lo hacemos”, dijo. Su preferencia en relación con las suspensiones es que sean cortas, de menos de un día entero.
“Si dos varones se pelean, es mejor enviarlos a casa por el resto del día para que se tranquilicen y piensen en lo ocurrido”, agregó. Así, solo faltan a un par de clases. Cuando regresan, pasan por el proceso de justicia restaurativa.
Wyman dijo que el distrito en general necesita entender mejor el objetivo de las suspensiones fuera de la escuela. “¿Es una pausa o es algo que debe suceder porque el daño ya ha sido lo suficientemente grande?” añadió.
El cambio en las prácticas disciplinarias solo empezó este otoño, así que es demasiado temprano para que cambien los datos relacionados con las suspensiones que el estado reúne. Cairns dijo que lo que falta en los datos estatales de suspensiones es la duración de las suspensiones, lo cual, según él, importa más que el simple hecho de la suspensión. A un estudiante que se le envía a casa para que se tranquilice por medio día podría beneficiarse tomando el descanso, mientras que una suspensión fuera de la escuela por varios días (o más) puede tener efectos dañinos.
El siguiente paso que Lake County está tomando para reducir suspensiones es “ayudar a nuestro personal a entender su propia cultura y experiencias pasadas”, Wyman dijo. “Todos tenemos que pensar sobre nuestros prejuicios. Cómo y cuándo se aparecen. Y las personas necesitan sentirse seguras hablando de ellos”.
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