La desigualdad racial en Estados Unidos—un país con una larga y profunda historia de racismo—no es algo nuevo.
Dos informes nuevos destacan formas en las que la diferencia entre los estadounidenses blancos y no blancos ha aumentado en años recientes, y lo que esto significan para el futuro del país.
Las organizaciones Prosperity Now y el Instituto para el Estudio de Políticas, con tendencias izquierdistas, publicaron el informe “El camino hacia cero riqueza: Cómo la división racial de bienes está socavando a la clase media en EE. UU.” (The Road to Zero Wealth: How the Racial Wealth Divide is Hollowing Out America’s Middle Class). En él, los autores examinaron el hecho de que las personas blancas son dueñas de una parte desproporcionada de los bienes de nuestra nación—un fenómeno conocido como “la división racial de bienes”—y qué intervenciones políticas podrían revertir esta tendencia.
Intentando reconsiderar lo que significa pertenecer a la clase media, el informe analizó datos sobre bienes (riqueza) en lugar de ingresos durante 30 años.
“Los bienes es lo que permite que un hogar sobrelleve con o sin éxito las altas y bajas de la economía, y que aproveche las oportunidades económicas”, dijo Dedrick Asante-Muhammad, coautor del estudio y becario principal en Prosperity Now. Los ingresos, por otro lado, revelan solo una pequeña parte de un panorama socioeconómico usualmente complejo, agregó.
Los resultados demostraron que en 2013 el valor medio de los bienes de los hogares de personas blancas era de $134,000, casi 10 veces más que el valor medio de los bienes en hogares de personas latinas ($14,000) y 12 veces más que el valor medio de los bienes en hogares de personas negras ($11,000). Es una diferencia que ha seguido aumentando a través de las décadas: entre 1983 y 2013, el valor medio de los bienes de hogares negros y latinos disminuyó el 75 por ciento y 50 por ciento, respectivamente, mientras que el de los hogares blancos aumentó un 14 por ciento.
El informe encontró que, si se definiera a la clase media con base en sus bienes en lugar de sus ingresos, las familias negras y latinas en el quintil de ingresos medios necesitarían ganar dos o tres veces más que las familias blancas para ingresar a la clase media.
“Estamos observando la física de ventajas y desventajas”, dijo Chuck Collins, coautor del estudio y director del Programa sobre desigualdad en el Instituto para el Estudio de Políticas. “Aquellos que ya tienen acceso a bienes pueden impulsar a sus propios hijos hacia adelante, pero lo opuesto igual sucede para los rezagados”.
Estas circunstancias pueden aumentar la desigualdad sistémica.
“La base de la desigualdad racial es la desigualdad racial económica, y la base de esta es la desigualdad racial de los bienes”, Asante-Muhammad explicó.
Al aumentar el porcentaje de la gente de color en este país, la inestabilidad económica que se ha concentrado en las comunidades negras y latinas pronto representará una mayor parte de la población estadounidense. Esto, a su vez, resultará en la inseguridad para, y la erosión de, la clase media en EE. UU., los investigadores dijeron. Sin un cambio importante, el informe alertó, el país se está precipitando hacia “un estado de segregación racial y económica”.
Otro informe, que llevó a cabo el instituto nacional PolicyLink dedicado a las investigaciones y la promoción (advocacy), se enfocó en estos cambios demográficos subyacentes. En “Disminuir la brecha racial entre generaciones es clave para el futuro económico de EE. UU.” (Bridging the Racial Generation Gap Is Key to America’s Economic Future), los autores examinaron la diferencia racial creciente entre las generaciones más jóvenes y las mayores. Esta diferencia se conoce como “la brecha racial entre generaciones”.
El informe encontró que, en 1975, el 13 por ciento de los ancianos eran personas de color, en comparación con el 25 por ciento de los jóvenes. A lo largo de las cuatro décadas siguientes, la diversidad en general aumentó, pero el cambio ocurrió mucho más rápidamente entre los jóvenes. En 2015, el 22 por ciento de los ancianos eran personas de color, en comparación con el 49 por ciento de los jóvenes.
El problema con esta creciente brecha, dijo Manuel Pastor, PhD, coautor del estudio y profesor de Sociología y de Estudios y Etnicidad Estadounidenses en la Universidad del Sur de California, es que crea “una polarización que nace de la generación mayor viendo a la generación más joven y no viéndose a sí misma”. (Pastor es ex ponente de la Serie de aprendizaje sobre la equidad en salud de The Trust.)
Esta desconexión afecta a las políticas públicas y a un determinante social de la salud importante: los condados con una brecha racial más grande entre generaciones suelen gastar menos por estudiante en la educación de kindergarten al 12º grado.
Pero le diferencia no afecta solo a la educación, Pastor dijo. También resulta en una actitud en la cual “la generación mayor quiere subir los puentes levadizos justo cuando está llegando la generación nueva”, explicó, citando el hecho de que, a nivel nacional, existe “apoyo suficiente para proteger Medicare y la seguridad social, pero no tanto para la educación y los cuidados médicos de los jóvenes”.
Ya que el futuro del país depende de la vitalidad y productividad de una fuerza laboral joven, Pastor agregó, la brecha es “muy preocupante”.
“Si no abordamos rápidamente este problema, la división y polarización que ha definido cada vez más a EE. UU. crecerá”, agregó. “Es bastante claro que está llevando a la disfunción. Las hemos evadido, y espero que eso cambie”.
Tanto para la brecha racial entre generaciones como para la división racial de bienes, las soluciones comienzan al reconocer y hablar sobre los problemas.
“Nos incomoda mucho hablar sobre temas raciales en EE. UU.”, Pastor dijo. “Algunas personas creen que la manera de abordar las diferencias raciales es no hablar de ellas sino enfocarse en problemas comunes y trabajar juntos para olvidarse de estas cosas”.
Sin embargo, un método más útil, Pastor explicó, es “elevar las dimensiones de la raza y de la edad”. Esto significa ayudar a los estadounidenses mayores a “pensar más cuidadosamente sobre quiénes somos juntos”, al mismo tiempo que también alentamos a la generación más joven a “considerar las dimensiones de la edad al pensar sobre la hostilidad racial y cómo lidiar con ella”.
Más allá de eso, es cuestión de cambiar las políticas públicas. Pastor y los coautores del informe sobre la brecha entre generaciones recomendaron conectar las políticas públicas para fomentar más el contacto intergeneracional. Algunos ejemplos de esto incluyen crear mejores condiciones laborales para los trabajadores más jóvenes, con frecuencia inmigrantes, que cuidan de los ancianos; o, desarrollar programas escolares en los que los integrantes mayores de la comunidad sirven de mentores para que los estudiantes desarrollen sus habilidades. También piensan que sería prometedor implementar políticas de financiamiento escolar a nivel estatal para enfocarse mejor en quienes necesitan ayuda.
Para combatir la división racial de bienes, Prosperity Now insta a los legisladores a cambiar el código nacional impositivo para beneficiar a las familias de color con pocos bienes, en lugar de subsidiar a quienes ya los tienen. Esto podría incluir la reforma de la deducción de intereses hipotecarios, expandir el impuesto estatal federal y agregar impuestos en el valor neto de fortunas multimillonarias. (Con certeza, esto es poco probable en el ambiente político actual; el Congreso está debatiendo actualmente un plan ambicioso de reforma impositiva que disminuiría significativamente los impuestos para las personas pudientes y las corporaciones.)
“Esto no es imposible”, dijo Collins (del Instituto para el Estudio de Políticas) sobre la división racial de bienes. “La trayectoria es un poco siniestra, pero podríamos modificarla rápidamente”.