Una publicación de The Colorado Trust
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Yessenia Reyes, de 17 años, se para debajo de un árbol y posa para una fotografía en la tarde del viernes, 9 de mayo de 2025, junto al lago Berkeley en Denver, Colo., cerca de su hogar. Fotografía de Armando Geneyro / enviado especial de The Colorado Trust

Vigilancia policíaca y encarcelamiento

Ayudándolos a sanar: cómo evitar que los jóvenes terminen en el sistema penal

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En el otoño de 2023, Yessenia Reyes, de 15 años en ese entonces, estaba sentada en su clase de videoproducción en North High School en Denver cuando un policía se apareció en la puerta y la llamó de nombre.

El policía le dijo a Reyes que estaba bajo arresto. Le puso las esposas y la llevó caminando a la oficina del director.

Unos días antes, Reyes se había peleado con otra niña en la escuela y publicó las cortadas y raspadas resultantes que sufrió en su cuenta de Instagram.

“Estaba hablando de [la pelea], explicando mi versión”, dijo Reyes, ahora de 17 años y en su penúltimo año de high school. No entendió por qué el policía tuvo que arrestarla en su salón de clases enfrente de sus compañeros en lugar de en la oficina del director. Se sintió avergonzada, dijo, caminando por toda la escuela esposada con todos los estudiantes mirándola fijamente.

Un par de semanas después de que arrestaron a Reyes, se presentó ante los tribunales para jóvenes en Denver donde el juez le dijo que, como era primera vez que cometía un delito, tenía dos opciones: podía pasar por el proceso municipal penal, el cual incluye un juicio frente a un juez, o podía completar un programa alternativo (también conocido como programa de rehabilitación). Reyes eligió la segunda opción, y decidió participar en Generaciones Sanadoras (en inglés: Healing Generations), una organización comunitaria.

En Colorado, los programas alternativos existen a nivel del tribunal distrital, el cual se encarga de los casos juveniles más graves, y a nivel del tribunal municipal, el cual se encarga de delitos menores en una ciudad o pueblo. Los programas alternativos buscan rehabilitar a los jóvenes y conectarlos con recursos en lugar de cargarlos con antecedentes penales.

Pero para los abogados defensores públicos y promotores comunitarios que trabajan en el sistema penal juvenil en Denver, la experiencia de Reyes es un reflejo de cómo hasta los programas alternativos forman parte de un método para la justicia juvenil que no funciona—que depende demasiado de las citaciones y otras prácticas punitivas para abordar los delitos menores, especialmente aquellos relacionados con niños de color. Argumentan en contra del sistema actual y dicen que los adolescentes que cometen un delito menor son mejor atendidos afuera del sistema penal con alternativas comunitarias y reparadoras, las cuales dicen casi ya no se ofrecen como una opción alternativa en Denver.

Un informe publicado en enero de 2025 por el Centro Nacional para Leyes Juveniles describe con detalles cómo la ciudad de Lakewood ha sobrepenalizado enormemente a los estudiantes a través de un sistema penal municipal al hacer que agentes escolares armados den citaciones por infracciones menores en sus escuelas—hallazgos que el gobierno municipal disputa.

Según el informe, la policía de Lakewood y representantes escolares presentaron más de 8,000 cargos penales municipales contra menores entre 2016 a 2022, con más de la mitad de las citaciones emitidas por una variedad de delitos menores, como hurto de cosas de poco valor (ratería), desorden público (pelear en público) y posesión o consumo de marihuana.

En una declaración escrita de la ciudad, funcionarios de Lakewood dijeron que el informe de 2025 usó datos antiguos. Alegaron que los casos juveniles en el tribunal municipal, los cuales representan las personas que recibieron cargos, sumaron 4,243 en ese período (la cantidad de casos se combinó incorrectamente con la cantidad de cargos por lo menos un par de veces en el informe). Los hallazgos del informe tampoco representan los cambios implementados en 2023 para minimizar las interacciones de los jóvenes con el sistema penal, según dijo la ciudad.

Sin embargo, quienes abogan a favor de cambios, siguen creyendo que el sistema en general necesita renovarse basado en muchos factores, incluyendo la gran dependencia de los distritos escolares en emitir citaciones y, para los jóvenes involucrados, la falta de acceso a asesoría legal y las consecuencias graves de involucrarse con el sistema penal municipal. Hong Le, una abogada principal con el Centro Nacional para Leyes Juveniles, dijo que la mayoría de los delitos mencionados en el informe debieron haberse resuelto de una forma más apropiada para el desarrollo de los estudiantes en las escuelas. Y aunque los funcionarios judiciales reducen o dispensan cargos según la necesidad financiera en casi todos los casos penales, igual se imponen, Le señaló.

“En lugar de eso, estamos encauzando [a los adolescentes] a un sistema penal donde tienen que pagar infracciones y cargos, y la amenaza de tener un antecedente penal duradero y la posible detención si no cumple con los términos del tribunal”, dijo.

La Red de Generaciones Sanadoras de Denver (en inglés: Denver Healing Generations Network), una organización sin fines de lucro en el norte de Denver que atiende a personas jóvenes que enfrentan desafíos en la escuela o han tenido contacto con el sistema judicial, busca proporcionar una alternativa. Ahora en su tercer año funcionando, la organización usa prácticas ceremoniales y enseñanzas indígenas náhuatl para fomentar la responsabilidad, sanación y reparación, en lugar del castigo. Reyes siguió inscribiéndose voluntariamente en los programas de la organización, aún después de completar los requisitos del programa alternativo.

Yessenia Reyes se marca en la tarde del lunes, 12 de mayo de 2025, antes de una reunión en la Red de Generaciones Sanadoras de Denver adentro del edificio de El Centro del Barrio en el norte de Denver, Colo. Marcarse es una práctica común entre las personas indígenas, usada como una forma de limpieza espiritual, sanación y bendición. Reyes la describió como “medicina”. Fotografía de Armando Geneyro / enviado especial de The Colorado Trust

“La mayoría de las cosas por las que te metes en problemas en la juventud—fumar marihuana, por ejemplo—el sistema te pone en clases por drogas y alcohol o para controlar tu enojo”, dijo JoJo Padilla, uno de los fundadores de Generaciones Sanadoras que solía trabajar en el sistema penal para jóvenes. “Nosotros decimos: ‘No, hay una mejor manera de sanar a nuestra gente joven’”.

¿Qué constituye un programa alternativo?

Un creciente consenso entre los expertos en la justicia juvenil es que empoderar a organizaciones comunitarias como Generaciones Sanadoras, al igual que a las escuelas y familias, es más eficaz para abordar los malos comportamientos de la gente joven que a través del sistema penal.

Los programas alternativos están diseñados para ofrecer alternativas al encarcelamiento, particularmente por delitos menores o no violentos, y también están diseñados para abordar las causas originales del mal comportamiento y reducir la reincidencia. Quienes apoyan este método dicen que los programas dan buenos resultados sin costar mucho y permiten que la gente joven permanezca en sus comunidades.

Pero quienes apoyan los programas alternativos basados en la comunidad argumentan que, con demasiada frecuencia, los programas típicos administrados por los tribunales terminan pareciéndose al mismo sistema que supuestamente están contrarrestando.

Muchos programas alternativos, incluyendo el de Denver, conllevan la amenaza de un futuro enjuiciamiento si los jóvenes no cumplen con el programa.

“El estado esencialmente está diciendo: ‘Si te equivocas en esto, podemos traerte de vuelta, y podrías enfrentar las consecuencias originales que estabas enfrentando antes’”, dijo Nicole Duncan, una abogada pública que defiende a jóvenes en Denver.

Duncan dijo que en el momento que los niños tienen contacto con la policía—aunque solo reciban una infracción en lugar de que los arresten—sus posibilidades de que los vuelvan a traer al sistema aumentan significativamente. Las desigualdades raciales son marcadas: los jóvenes negros tienen una posibilidad 11 veces mayor de que los arresten antes de los 20 años de edad si tuvieron un contacto inicial con alguna agencia de seguridad pública en su adolescencia temprana, en comparación con los jóvenes negros que no tuvieron ese primer contacto, según un estudio de 2022. Duncan también señaló que en 2024, el 26 por ciento de todos los cargos relacionados con la escuela en Denver se presentaron contra las niñas negras, quienes constituyen menos del 14 por ciento de los estudiantes inscritos en las Escuelas Públicas de Denver.

En un ensayo publicado en línea en marzo, Padilla explicó los desafíos por los que las familias deben guiarse. Los niños citados con frecuencia faltan a la escuela (y sus padres con frecuencia faltan al trabajo) para presentarse en los tribunales, donde les ofrecen la opción de programas alternativos a cambio de no tener antecedentes. Estos programas con frecuencia obligan a los jóvenes a participar en clases costosas que sus familias deben pagar y que están diseñadas para corregir el comportamiento criminal de personas adultas.

La Fiscalía de la Ciudad de Denver también impone con regularidad obligaciones rigurosas de servicio comunitario que pueden incluir docenas de horas laborales. Según Duncan, con frecuencia es difícil para los jóvenes encontrar organizaciones dispuestas a aceptarlos ya que muchas requieren tener mínimo 16 o 18 años de edad para trabajar sin la supervisión de un padre o tutor debido a temores de asumir responsabilidades. Duncan dijo que está observando a más niños que donan sangre para cumplir con sus requisitos de servicio comunitario.

“Solo porque lo llamas ‘alternativo’ no significa que sea alternativo’”, Duncan dijo.

Alessandra Chavira (con la camiseta verde) lidera la conversación de un grupo de estudiantes y artistas en el edificio de El Centro del Barrio, el cual alberga la organización sin fines de lucro Generaciones Sanadoras, el lunes, 12 de mayo de 2025, en el norte de Denver, Colo. Los estudiantes y artistas están trabajando en parejas para crear obras de arte basadas en las historias personales de los estudiantes. El arte se mostrará el 7 de junio como parte de una exhibición que Generaciones Sanadoras organizará en su edificio. Fotografía de Armando Geneyro / enviado especial de The Colorado Trust

En respuestas escritas a preguntas, Kevin Lwango, gerente de programas de los Servicios Alternativos de Denver, dijo que el programa está diseñado para ser holístico, individualizado y sensible a las necesidades específicas de cada persona joven, y que incluye colaborar con organizaciones comunitarias.

Padilla y Duncan ponen en duda esa aseveración, y alegan que casi todas las colaboraciones entre el programa alternativo y las organizaciones comunitarias, incluyendo Generaciones Sanadoras, han sido recortadas en meses recientes.

Lwango también escribió que la unidad alternativa de Denver ayuda a retrasar o cubrir los costos de las clases para los jóvenes y familias que no pueden pagarlas.

“Siempre buscamos proporcionar oportunidades que sean culturalmente sensibles, informadas por el trauma y basadas en el desarrollo positivo de los jóvenes”, Lwango escribió.

Señaló que más del 85 por ciento de los jóvenes que participan en el Programa Alternativo de Denver lo completan, pero dijo que el sistema no tiene datos sobre los participantes después de que dejan el programa, principalmente porque los tribunales borran sus antecedentes 45 después de que lo completan.

“Aunque este es un paso positivo para apoyar a los jóvenes al darles un borrón y cuenta nueva, también crea dificultades para dar seguimiento sistemático a la reincidencia o los resultados a largo plazo”, dijo.

Una historia de violencia

Padilla se crio durante los años 1970 y 1980 con su madre blanca y padre latino en los suburbios de Denver, asistiendo a escuelas con estudiantes mayormente blancos. Como uno de los pocos estudiantes latinos, con frecuencia se sentía avergonzado de su origen mexicano. En high school, su padre le dio una copia del “Chicano Manifesto” de Armando Rendón, un libro que Padilla dice lo ayudó a ver la belleza de su cultura que su padre, un policía, nunca había reconocido totalmente.

Después de high school, Padilla se inscribió a la Universidad Estatal Metropolitana, obtuvo un título en estudios chicanos y se involucró en esfuerzos de defensa/promoción de la comunidad chicana en Denver. Eran los primeros años de la década de 1990, y el aumento en la violencia pandillera dominaba los titulares, culminando en 1993 con el notorio “Verano de violencia”, una serie de crímenes juveniles violentos que recibieron una atención desmesurada en la prensa. (Las tasas de crimen realmente fueron más bajas comparado con el verano anterior.) Docenas de adolescentes, la mayoría jóvenes de color, fueron encarcelados y recibieron cadena perpetua.

Como respuesta, Denver pasó una ley de toque de queda. Los niños a quienes encontraban afuera después del toque de queda podían participar en un programa alternativo, permitiéndoles evitar antecedentes penales al completar requisitos específicos, como tratamiento o servicio comunitario, en lugar de enjuiciamiento. El programa fue aplicable en particular para aquellos que habían cometido un delito menor o por primera vez. Al poco tiempo, el tribunal municipal de menores en Denver empezó a preguntar si otros niños también podían participar en el programa alternativo.

Para Padilla, el cambio al programa alternativo sonó como algo positivo para su comunidad. Empezó a trabajar como agente juvenil alternativo en 1999 para la Ciudad de Denver. El primer día de trabajo, su jefe tiró una pila de 150 casos sobre su escritorio y le pidió que se encargara de ellos.

Casi todos los días, Padilla veía largas filas extendiéndose por la acera afuera del tribunal de menores con niños y sus familias esperando a que sus casos se escucharan. Estos eran niños que habían recibido citaciones por cosas como peleas con comida en el comedor escolar, Padilla dijo. Uno de sus casos era de un niño de 10 años que le había tirado un lápiz a otro niño.

Como agente del programa alternativo, Padilla tuvo que llevar a un niño aterrorizado a una sombría sala de interrogaciones en el edificio de libertad condicional juvenil en West Colfax Avenue y recitar una letanía de preguntas.

“La única cosa que este niño entendió es que es un niño malo, que presentaron cargos [en su contra]”, Padilla dijo.

Padilla se desilusionó del sistema alternativo. Dijo que aparentaba ser benevolente por fuera pero no abordaba los problemas subyacentes que muchos niños involucrados con el sistema enfrentaban, como desafíos por traumas en la infancia o de salud mental.

Su propia experiencia le enseñó a Padilla que sentirse conectado con su comunidad e identidad puede ayudar a borrar el aislamiento y la vergüenza que sintió cuando era joven—un carácter distintivo que observó en un programa ofrecido por la Red Nacional Compadres (en inglés: National Compadres Network) con sede en California.

El plan de estudios Joven Noble de la organización es un curso de 12 semanas para hombres jóvenes que ofrece un método diferente a los programas alternativos tradicionales. En lugar de clases sobre drogas o para controlar el enojo, el curso incorpora una ceremonia con un rito de iniciación inspirado por las tradiciones indígenas y otras prácticas culturalmente relevantes para abordar las causas originales del abuso de sustancias y de la violencia.

Desde su comienzo en 1996, Joven Noble ha sido implementado por todo Estados Unidos en escuelas, entornos de libertad condicional y programas de justicia alternativa. Un estudio de casos en 2023 indica que el plan de estudios mejora las habilidades de liderazgo, fortalece los conocimientos culturales la autoidentidad, aumenta la estima cultural y reduce los casos de violencia en las relaciones entre los participantes.

En 2013, el activista comunitario de Denver Francisco Gallardo trajo los cursos de Joven Noble al programa juvenil alternativo de Denver con Padilla como uno de los facilitadores. El objetivo, Padilla dijo, era “reconectar a nuestra gente joven con una manera de existir juntos en una comunidad que sea saludable”.

A pesar del éxito del curso, Padilla terminó frustrándose con lo que él describe fue una resistencia de los funcionarios de la justicia juvenil hacia los programas culturales alternativos. Se jubiló en 2022. Ese año, Padilla y dos personas más de Denver establecieron la Red de Generaciones Sanadoras de Denver como una organización sin fines de lucro y empezaron a facilitar los cursos de Joven Noble por toda el área metropolitana.

Más tarde, agregaron Girasol, un programa compañero para mujeres jóvenes y un programa de liderazgo juvenil y promoción llamado Guerreros Huitzilin (en inglés: Huitzilin Warrios; “huitzilin” significa colibrí o picaflor en el idioma náhuatl). Ahora en su tercer año de operaciones, Padilla dijo que más de 200 jóvenes han completado los programas de Generaciones Sanadoras, y el 84 por ciento ha completado exitosamente sus cursos distintivos de Joven Noble y Girasol.

Conectando los puntos

Generaciones Sanadoras opera en una antigua mueblería en el norte de Denver. La amplia sala interna está casi vacía, excepto por una serie de cactus y suculentas acomodadas debajo de las ventanas.

A las 5 p. m. un lunes a principios de marzo, jóvenes empezaron a entrar por la puerta para la reunión semanal de Huitzilin, saludando a Padilla y agarrando platos con comida (Generaciones Saludables ofrece cena gratis para los participantes en cada reunión). El enfoque de la reunión de ese día era hablar sobre el próximo número de la revista que Generaciones Sanadoras ayuda a que los niños publiquen, con sus historias personales, entrevistas, fotografías y arte.

La idea de los Guerreros Huitzilin es que los jóvenes se conviertan en mensajeros de su propia historia, Padilla dijo, ayudándolos así a conectar los puntos entre el trauma que han pasado en sus vidas personales y los daños que han vivido por el sistema penal.

Al poco tiempo, todos estaban sentados en un círculo para la ceremonia inicial de palabra. La “palabra” representa el concepto de comportarse con integridad, un principio que cada programa de Generaciones Sanadoras intenta enseñar. Mientras el bastón de la palabra se va pasando por el círculo, cada participante comparte su “carga” y su “bendición”.

Yessenia Reyes comparte algunos pensamientos personales al principio de la reunión semanal de las Generaciones Sanadoras de Denver cuando es su turno de agarrar el bastón el lunes, 12 de mayo de 2025, en el norte de Denver, Colo. Fotografía de Armando Geneyro / enviado especial de The Colorado Trust

Esta era la segunda vez que Reyes participa en el programa de Huitzilin. Despues de completar Joven Noble (en ese entonces era mixto) para cumplir con los requisitos de su programa alternativo, completó dos programas de Girasol y uno de Huitzilin. Siguió regresando, dijo, porque le gustó sentirse conectada con algo.

Mientras sostenía el bastón, habló sobre su carga: una ruptura reciente. También habló sobre su bendición—gracias al dinero que ganó a través de sus trabajos en un salón de uñas y una florería, esperaba salirse del apartamento de abuela y encontrar su propio lugar, el cual compartirá con tres amigos.

Junto a Reyes, Galilea Cano, una estudiante de high school, agarró el bastón de la palabra. Su carga era el caso de los lunes. Cano estaba retrasada con su tarea y tenía mucho que hacer para ponerse al día, pero también se sentía esperanzada, dijo.

“No estoy dejando que muchas cosas me molesten”.

Una manera de avanzar

Para Reyes, su arresto se sintió casi inevitable. En su infancia, había visto que le sucediera a personas a su alrededor.

Cuando Reyes era más pequeña, su madre trabajaba un trabajo tras otro, dejando a Yessenia sola con sus hermanos menores. Luego, su mamá se volvió adicta a las drogas. Estuvo en y fuera de la cárcel por años y luego en prisión. A Reyes la abusaron hasta que cumplió 5 años, la misma edad en la que su hermana menor murió por abuso. A sus hermanos menores los mandaron a vivir con una tía, mientras que a Reyes la mandaron a vivir con su abuela en el vecindario de Elyria-Swansea.

Yessenia Reyes camina con su abuela Mitzi Reyes, con quien vive, y su tío Carlos Reyes, a quien considera una figura paterna, el viernes, 9 de mayo de 2025, cerca del lago Berkeley en Denver, Colo. Fotografía de Armando Geneyro / enviado especial de The Colorado Trust

La separación duró años y causó un daño emocional para Reyes. Empezó a tener peleas y faltar a la escuela para beber y fumar. Cuando a Reyes la arrestaron, dijo, no estaba aprobando sus clases y se sentía enojada todo el tiempo, como que estaba guardando mucho por dentro.

Estudios demuestran que la mayoría de los jóvenes que cometen lo que se conoce como “ofensas de estatus”—incluyendo comportamientos como ausentismo escolar, hurto de cosas de poco valor y peleas en público—no necesitan medidas punitivas, las cuales suelen transmitir un mensaje de que son personas malas. Los que los niños necesitan, Duncan dijo, “es saber que son una parte importante de esta comunidad”.

La artista Hannah Lucero y Yessenia Reyes se ríen juntas el lunes, 12 de mayo de 2025, en El Centro del Barrio en el norte de Denver, mientras Lucero le muestra a Reyes un borrador de una obra de arte. Las dos han formado pareja para crear una obra de arte que ayude a Reyes a contar su historia personal que se exhibirá en junio. Fotografía de Armando Geneyro / enviado especial de The Colorado Trust

Ahora, muchos expertos en la justicia juvenil están poniendo presión para un método de “desviación” que desvíe a los niños del sistema de justicia a organizaciones comunitarias antes de que cualquier infracción o cargo se considere. A principios de este año, Padilla testificó ante el Comité Judiciario del Senado de Colorado para apoyar una propuesta legislativa de $10 millones para la desviación que hubiera codificado estas normas, pero la propuesta falleció en otro comité.

Padilla menciona a Longmont, la cual ofrece un programa de desviación llamado REWiND, como un ejemplo del éxito. Desde que el programa se implementó en 2017, el 86 por ciento de los jóvenes derivados a REWiND han completado exitosamente el programa.

En su mensaje electrónico, Lwango dijo que Denver tiene un programa de “alternativa a la citación” que se desarrolló en colaboración con la Oficina de Seguridad Vecinal, el Departamento de Policía de Denver y las Escuelas Públicas de Denver para conectar a los jóvenes en riesgo con servicios comunitarios sin obligarlos a presentarse ante el tribunal o interactuar formalmente con el sistema penal.

Duncan, sin embargo, dijo que el programa es una medida voluntaria—depende de la decisión de cada escuela y los policías si citan a un estudiante o le ofrecen una alternativa a la citación.

Reyes no duda sobre dónde cree que hubiera terminado sin Generaciones Sanadoras: “encarcelada”, dijo. Pero al pasar por el programa comunitario, se dio cuenta de que podía ser una persona diferente. Fumar y beber en las casas de sus amigos después de la escuela era en parte un producto de no tener dónde ir ni nada que hacer después de la escuela. Necesitaba una comunidad donde se sintiera apoyada—un lugar donde pudiera ser ella.

Cuando Reyes imagina su futuro, se ve graduándose de la universidad o una escuela técnica y gestionando un negocio. Con el tiempo, quiere abrir su propia tienda combinada con un salón de uñas y florería en Dakota del Sur donde su tía abuela vive. Reyes siempre la ha admirado.

“Ella siempre me dijo que sabía que yo triunfaría algún día”, dijo. “Ahora, lo creo”.

Yessenia Reyes se ríe mientras agarra un diente de león de un pedazo de pasto el viernes, 9 de mayo de 2025, cercado del lago Berkeley en Denver, Colo. Fotografía de Armando Geneyro / enviado especial de The Colorado Trust

Traducido por Alejandra X. Castañeda

Sarah Tory

Periodista
Carbondale, Colo.

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